El relato oficial en la Argentina indica que la inflación desaceleró, la actividad económica se recuperó y la pobreza bajó, según los indicadores socioeconómicos que se difundieron en los últimos días. Sin embargo, estos datos conviven con un deterioro del consumo, el cierre de empresas, un aumento del desempleo y la destrucción de más de 170 mil puestos de trabajo asalariado registrado, la mayoría en el sector privado.
Explicar estas contradicciones no sólo requiere un ejercicio teórico, sino también un abordaje político, que exige poner el ojo sobre un modelo económico que arrancó con una licuación de ingresos y ahora “avanza con la destrucción del empleo y la precarización”, según definió el economista y ex director del Banco Nación, Claudio Lozano esta semana cuando visitó Rosario.
Para darle sentido a semejante disociación se pueden encontrar varias respuestas, algunas de tipo metodológicas —como la anacrónica canasta con la que se mide la pobreza— y otras en los diferentes ritmos a los cuales se mueven los indicadores macroeconómicos.
“La actividad económica se recuperó luego de la crisis de 2024 pero no lo hicieron ni el empleo ni el nivel de ingresos, es decir no se logró recomponer la cantidad de puestos de trabajo que se destruyeron y aquellos que aún los conservan, tienen menos ingresos”, explicó Emanuel Alvarez Agis, titular de la consultora PxQ, para tratar de explicar “lo que se ve en la calle” a diario.
Un dato muestra con claridad este punto: la totalidad de las personas que se encuentran buscando empleo, ya sea porque están desocupadas, subocupadas o son ocupados demandantes (buscan otro trabajo), creció un 8,8 % entre el cuarto trimestre de 2023 y el mismo período de 2024, indicó un informe del Centro de Economía Política (Cepa) en base a los últimos datos oficiales de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Indec.
Esta fuerte presión sobre el mercado de trabajo explica cómo, a pesar de conservar el trabajo, cada vez más argentinos no pueden llegar a fin de mes con el ingreso que perciben.
“La parcial recuperación del salario privado se frenó en los últimos meses y se consolidó un nuevo nivel, más bajo de salario real”, indicó el último informe de coyuntura del Mirador de la Actualidad del Trabajo y la Economía (Mate) que conduce Sergio Arelovich. De esta manera, “desde que gobierna Milei, cada trabajador registrado en el sector privado perdió, en promedio, casi dos millones de pesos”, agregó.
En el sector público la realidad fue mucho más crítica. “El salario de los estatales, en el contexto del fuerte ajuste fiscal, nunca se recuperó de la licuación de los primeros meses de gobierno y hoy es 22 % inferior al del fin del mandato de Alberto Fernández”, aseveró el informe de Mate, con lo cual, “desde que gobierna Milei, cada estatal acumula una pérdida de más de 5 millones de pesos”.
Para el equipo de Mate —que además conforman los economistas Diego Kofman, Lavih Abraham, Marco Kofman y Natalia Pérez Barreda—, “ante la actual fragilidad cambiaria se pone en duda la sustentabilidad del principal logro del gobierno que es la baja de la inflación”, que se vería alterada por una modificación en el tipo de cambio. Pero estimaron además que “incluso si las expectativas cambian los precios van a anticiparse a la devaluación”.


Inflación con ancla
Desde que asumió y tras la fuerte devaluación de diciembre de 2023 donde la inflación tocó el 25,5 % mensual, el gobierno de Milei logró bajar el índice al 2,4 % en febrero de este año. Un dato que ya no sería tan alentador este mes, según estimaron los analistas de mercado que participan del relevamiento del Banco Central (REM).
Ese descenso fue a costa de pisar el dólar y erosionar los salarios, los dos elementos que el gobierno eligió como ancla inflacionaria y que también explican el deterioro en los niveles de consumo de la población. La consultora Scentia, que sigue de cerca estos indicadores, señaló que en febrero las ventas de los supermercados y autoservicios registraron una caída del 9,8 %, la decimoquinta consecutiva.
También el consumo de leche está en los niveles más bajos de los últimos 34 años, indicó un informe del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyP) mientras que el de carne vacuna registró una caída récord del 18,5% respecto a 2023, y está en el mínimo en tres décadas.
Para Lozano “hay una suerte de ficción, donde la desaceleración en la evolución de precios en pesos esconde una Argentina que vio aparecer y desarrollarse una inflación en dólares” que “desacomoda todo el conjunto de la actividad económica, genera sustitución de producción local por importada, aumenta la salida de divisas por servicios —básicamente turismo— y acelera la demanda de importados”.
Pobreza con dudas
De esta manera, inflación y nivel de actividad caminan por una cuerda floja ya que tienen como contrapeso un deterioro en la calidad de vida, que se contradice con los últimos números oficiales que hablan de una reducción de la pobreza, del 52,9 % al 38,1 % entre julio y diciembre de 2024.
Sin embargo, para el titular del Observatorio de la Deuda Social de la UCA, Agustín Salvia, “se está sobrestimando la caída de la pobreza en un contexto de cambios significativos en el sistema de precios”, dijo, y aseguró que en cambio “no hubo una recuperación real en la capacidad de consumo corriente de los hogares, sino todo lo contrario”.
El conjunto de la academia económica coincidió en que por un lado “los ingresos relevados llegan con retraso respecto a los precios, especialmente en trabajadores independientes e informales y jubilaciones”, como explicó Lozano, y por otro lado la canasta básica lleva casi 20 años sin actualización real y por eso están subestimados los gastos esenciales como la vivienda, servicios y transporte.
“El peso de los servicios y el transporte en la estructura de consumo de los hogares está muy por debajo de su peso real actual ya que en los últimos meses estos rubros han tenido incrementos muy superiores a los de los alimentos, pero este cambio no se refleja adecuadamente en el coeficiente que determina la Canasta Básica Total (CBT)”, advirtió por su parte, entre otros reparos metodológicos, un informe de Cepa.
Como consecuencia, “una mayor cantidad de hogares aparece por encima de la línea de pobreza, incluso cuando sus ingresos no han tenido un crecimiento significativo en términos reales”, agregó.
Para los economistas del IPyP, si se utilizaran los indicadores que se aproximan al consumo masivo, “la pobreza real al cuarto trimestre 2024 estaría cerca del 46,8 por ciento, muy por encima del dato oficial y por arriba de la situación que heredó Milei”.
Empleo con gusto a poco
En el caso del empleo, también los diferentes centros de estudio coinciden en remarcar la fuerte pérdida de puestos de trabajo formales durante el gobierno libertario. Cepa habla de 169.859 y el IPyP de 178.000 desde diciembre de 2023 a diciembre de 2024, mientras que PxQ hace otro recorte y señala que desde noviembre 2023 hasta fines de 2024 se destruyeron 124.000 en todo el país ,y acota además que Santa Fe es la tercera provincia más afectada por la pérdida de empleo, algo que se explica en buena parte por la incidencia que tiene en este punto el sector industrial, con fuerte presencia en este territorio.
Ante esta situación el atajo que tomaron los argentinos fue buscar una segunda ocupación (pluriempleo), adelantar la entrada al mercado laboral (jóvenes y estudiantes) y un aumento de las jornadas laborales (precarización).
Por otra parte, los últimos números del Indec muestran que la tasa de desocupación en el conjunto de 31 aglomerados del país subió de 5,7 % a 6,4 % y la de subocupación, de 10,5 % a 11,3 % en el cuarto trimestre de 2024 respecto de igual período del año anterior.
Pero, además, la tasa de actividad creció 0,6 puntos porcentuales, mientras que la tasa de empleo lo hizo sólo 0,2 puntos, lo cual indica que el mercado de trabajo no alcanzó a absorber toda la mano de obra disponible.
La ilusión del rebote
Mientras tanto, la actividad económica, que se recuperó en 2024 y alentó al presidente Javier Milei a vaticinar un rebote en V, empezó a mostrar grietas.
“Hoy esa V de la que hablaba Milei se está transformando en un estancamiento”, dijo Alvarez Agis, y señaló que esto ocurre porque “los sectores que venían empujando empiezan a dejar de tener dinamismo”. Citó como ejemplo el campo, que si bien espera una buena cosecha se enfrenta a precios internacionales que no lo son y a la industria que “se enfrenta a una economía con una carga tributaria muy alta pero mucho más abierta”, dijo, que genera un proceso inverso que llamó “desustitución de importaciones” que en medio de una guerra comercial como la que desató el gobierno de Estados Unidos con los aranceles, le dará un duro golpe a la estructura productiva de la Argentina, lo que en palabras de Lozano es “el cuarto industricidio”.
