La sequía comienza a disiparse, pero la perspectiva alentadora no termina de alinearse. En la previa a la campaña de trigo, las importadoras de fertilizantes detuvieron ventas por una disposición de AFIP que busca recaudar casi mil millones de pesos. A nivel internacional, Cargill y Viterra anunciaron su retiro de Rusia y agregan un factor con efectos en los mercados internacionales.
Fue un anticipo de los posibles efectos sobre importaciones del nuevo régimen cambiario a partir del dólar Agro, un tipo de cambio diferencial como el dólar Soja, pero que incorpora nuevos sectores y plazos de vigencia. Para la cadena de la oleaginosa durará hasta finales de mayo, para las economías regionales, hasta fines de agosto.
La medida estará acompañada de un marco de emergencia que consiste en la suspensión de ejecuciones fiscales y bancarias, y las percepciones de adelanto o anticipo de impuestos que cobra el Estado.
En las horas previas hubo pujas en torno al precio que tendría el nuevo dólar, que finalmente se estableció en 300 pesos. El ministro de Economía Sergio Massa aseguró que existen 3.700 millones de dólares que restan liquidar. Para quienes no lo realicen, se aplicará la suspensión de CUIT.
De esta manera, el gobierno intenta despejar los rumores de devaluación brusca, generando un goteo que permita mejorar los ingresos fiscales en un escenario donde la pérdida de reservas no se estabilizó ni siquiera con el anunció de reducción de la meta con el FMI.
De acuerdo al exsubsecretario de Mercados Agropecuarios, Javier Preciado Patiño, la caída de ingresos durante el primer trimestre sería de alrededor del 64 por ciento interanual, la peor en 16 años. Eso implica una pérdida de recaudación por derechos de exportación del 34 por ciento de la masa fiscal.
La Región Centro
Si la cosecha gruesa está perdida, toda la esperanza oficial está en la fina. El problema es que las divisas por ventas de trigo ingresarán recién para fin de año. El 2023 electoral el gobierno lo afrontará con medidas de estabilización cambiaria transitoria.
El lanzamiento del plan Argentina Productiva 2030 que realizó el secretario de Desarrollo Productivo, Ignacio De Mendiguren, junto con el titular del CEP XXI y coordinador de la iniciativa, Daniel Schteingart, habla de un futuro optimista para la Argentina. El drama es el corto plazo.
El objetivo es llevar las exportaciones hasta 180 mil millones de dólares, generar 3,5 millones de puestos de trabajo y un crecimiento per cápita del 30 por ciento, reducir el desempleo al 5 por ciento y crear más de 100 mil empresas hasta el 2030. El obstáculo es la inestabilidad política, manifiesta en las demoras y parálisis legislativas.
El plan detalla las acciones necesarias para que ese horizonte sea posible. Sin embargo, requiere de acuerdos políticos que viabilicen los marcos regulatorios necesarios para hacer funcionar las relaciones entre sectores productivos y que adquieran estabilidad y solidez.
La Región Centro tendrá un rol fundamental para que cada una de esas iniciativas cobre volumen. La semana pasada se realizó la XVI Reunión Institucional de Región Centro bajo el lema “Primeros 25 de años de Integración Regional: Federalismo para el desarrollo productivo y la inserción internacional”. El problema es que la potencia económica no se corresponde con la incidencia política.
Esa región que agrupa a Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos tiene un candidato a presidente al que todos elogian pero casi nadie acompaña. El modelo Córdoba es exaltado en cuanto foro discurre sobre los beneficios de apostar a la producción regional a largo plazo. Pero los sondeos arrojan intenciones de voto bajísimas para Juan Schiaretti.
El resurgimiento
La fuerza centrípeta de la grieta arrasa con cualquier alternativa. Y el impacto también es parlamentario. Las leyes de electromovilidad, de hidrógeno, de GNL, de hidrocarburos, agroindustrial y de grandes inversiones son un plano donde deberá germinar la reactivación.
La Guía Estratégica para el Agro indicó a principios de marzo que 1 de cada 4,6 lotes de soja sembrados no serían cosechados. Llegan a 1 millón las hectáreas perdidas y el rendimiento promedio cayó de 24 quintales por hectárea a 18,2 quintales. La anterior campaña con el mayor nivel de perdidas fue la 2016/17 con casi 400.000 hectáreas.
La Zona Núcleo Pampeana fue la más afectada por la larga sequía. Y dentro de ella, Santa Fe. En marzo la Sociedad Rural de Rosario calculó un detrimento de más de 3.400 millones de dólares para la provincia. Los departamentos con mayores pérdidas son General López con 864 millones de dólares, Castellanos con 437 millones, San Martín con 278 millones, Las Colonias con 258 millones y Caseros con 200 millones.
La producción de maíz se proyecta en 36 millones de toneladas, una disminución de volumen interanual del 31 por ciento, y la de soja, 25 millones de toneladas, un 44 por ciento inferior al promedio de los últimos cinco años. Con las recientes lluvias, toda la fe recae en el trigo y la liquidación de noviembre y diciembre.
El anuncio de un nuevo dólar Agro llega en el contexto de erosión de reservas y dificultades crecientes para financiar la meta de déficit que el FMI no retocó. Con el respaldo de un nuevo desembolso, Massa intentará llevar algo de certidumbre en las vísperas de una campaña electoral que amenaza la más mínima estabilidad obtenida.
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Hace periodismo desde los 16 años. Fue redactor del periódico agrario SURsuelo y trabajó en diversos medios regionales y nacionales. En Instagram: @lpaulinovich.
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