El gobierno de Maximiliano Pullaro y el presidente de la Corte de Justicia de Santa Fe, Rafael Gutiérrez, ya no tienen más nada para decirse. O tal vez sí. El conflicto desatado para cambiar a los integrantes del Supremo Tribunal que superan los 75 años volvió a escalar esta semana y abre nuevos interrogantes.
¿Dará el gobierno un paso que hasta ahora pretendió evitar y sacará por fin un decreto pidiendo el cese de funciones de los tres cortesanos que quedan? ¿Irá por el camino más largo de pedirles el juicio político? ¿Ganará la pulseada el titular de la Corte y presidirá el tribunal en 2025? ¿Sumará el gobierno de forma provisoria más integrantes de los siete que van a quedar para hacer una Corte dentro de la Corte y aislar mientras tanto a los que no se quieren ir?
“Se sienten vitalicios y se creen perennes”, respondió el ministro de Gobierno Fabián Bastia a Canal 3 en Santa Fe cuando le preguntaron sobre una frase que ya había dicho y que repitió un rato antes Gutiérrez: “Tengo 49 años en la justicia, nunca tuve ni un sumario, y me voy a ir el día que yo quiera. No lo tengo decidido todavía”. Sonó a desafío, a quemar las últimas naves o a fortalecer ese respaldo que el santafesino tiene puertas adentro y que hace unos días se manifestó con un contundente aplauso de empleados judiciales que, dijo, le provocó “sorpresa y satisfacción”.
No por nada recordó en una entrevista con Radio Eme de Santa Fe sus luchas por mejoras laborales en favor de empleados, magistrados y funcionarios del Poder Judicial, que incluyeron el logro de la equiparación con los sueldos de los empleados nacionales. Repasó que fue presidente del Colegio de Magistrados, aludió a su trayectoria en la Federación Argentina de la Magistratura y, ya siendo cortesano, a los ocho años que presidió la Junta Federal de Cortes. “He recorrido todo el país”, dijo en lo que pareció una amenaza sobre la posibilidad de darle escala nacional al conflicto que mantiene en la provincia.
Vicentin y después
Un día antes, el gobernador Pullaro cortó una pausa en el conflicto que arrastra casi desde que asumió su gestión para reiterar que sigue pendiente renovar la Corte. Ese mismo día en su acordada semanal los cortesanos votaron 5 a 1 una resolución (técnicamente es la apertura de un recurso de queja a solicitud de un solo acreedor) en el largo concurso que lleva adelante la empresa Vicentin, una medida que no cayó bien en el gobierno.
Esa resolución de la Corte abrió las puertas para que, por primera vez desde el inicio del concurso, esa empresa decida una medida de acción directa que afectará a sus trabajadores: anunció que va a iniciar un procedimiento preventivo de crisis.
Sin que hubieran trascendido los motivos por los que pareció enojado ese día, Pullaro reafirmó que aunque arriesga capital político, está dispuesto a dar los debates que tenga que dar para cambiar esquemas arraigados en la provincia.
“A lo mejor quieren poner algunos amigos en la Corte”, chicaneó Gutiérrez al ser consultado sobre las nuevas declaraciones del gobernador.
Al rato, Bastia rechazó esos dichos: “No queremos cambiar la Corte para poner amigos”, y contraatacó fuerte: “Eso habla más de ellos que de nosotros: uno ingresó porque era primo y amigo de Reutemann, el otro el abogado personal del entonces gobernador y el otro porque se encargó de la ley de lemas y entrar a la Corte fue el premio que le dieron”.
Se refería en orden de mención al propio Gutiérrez, a Eduardo Spuler y a Roberto Falistocco, justo los tres que superan los 75 años y no manifestaron todavía intenciones de retirarse.
Mientras se espera el próximo capítulo de esta riña, cada una de las partes tiene planes inmediatos: el gobierno se prepara para celebrar antes de fin de año el aumento a siete del número de integrantes de la Corte. Con ese cambio y las dos renuncias ya anunciadas —Mario Netri y María Angélica Gastaldi— sumaría tres vacantes para empezar a rodear a los rebeldes.
Si al bloque de los tres nuevos, cuyos pliegos todavía no mandó, a pesar de que el primero se va el 30 de noviembre, se suma Daniel Erbetta, un crítico de los procedimientos actuales, el gobierno tendría más afinidad con esa nueva Corte de cuatro.
Por el lado de los cortesanos, las nuevas refriegas con el gobierno podrían dar lugar a un cambio en los planes anteriores. Gastaldi anunció que deja el tribunal el 2 de abril de 2025, y como un gesto —y porque le correspondía en la rotación norte-sur—, iba a ser consagrada como presidenta de la Corte para el primer trimestre del año. Dos presidentes en un año pintaba para ser toda una novedad.
No aparecer en el medio de estas repetidas refriegas la harían reconsiderar la posibilidad de aceptar ese cargo. Con lo que la presidencia en el 2025 podría recaer en alguno de los dos ministros rosarinos (Erbetta o Falistocco), o tal vez, a raíz del liderazgo que asumió en la pelea con el gobierno, la poltrona sea cedida al propio Gutiérrez, que ya presidió 13 veces el tribunal, incluido este año. Dependerá de cómo siga la contienda.
Finalmente, no parece entusiasmar la otra posibilidad que se barajó en el gobierno: la de elevar transitoriamente el número de miembros de la Corte para designar así cinco nuevos cortesanos ahora y después no cubrir las vacantes de Gutiérrez, Falistocco y Spuler cuando finalmente se vayan. La Corte quedaría entonces, al final de esa estrategia, con siete miembros, uno más que ahora.
“¿Cambiar, para qué? Tengo cero expedientes a fallo”, se preguntó Gutiérrez. Y remató su embestida con una seguridad: “La única forma que tienen (de sacarme) sería pedir un juicio político, pero no hay motivo”. Se verá.
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Periodista. Licenciado en Comunicación Social de la UNR. Ex jefe de Redacción de La Capital. Twitter: @DanielAbba_
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