En medio de la conmoción por el intento de magnicidio contra la vicepresidenta Cristina Fernández, el ministro de Economía, Sergio Massa, finalmente anunció los nuevos términos para la liquidación de exportaciones del complejo sojero. Esta vez, la medida, que establece un tipo de cambio extraordinario de 200 pesos durante todo setiembre, se parece más a un “dólar soja”.
El marco del anuncio procuró mostrar el respaldo de los integrantes del Consejo Agroindustrial Argentino. Se busca ingresar mil millones de dólares en los próximos días y acumular 5 mil hasta el vencimiento de la disposición, a fines de setiembre. Esto implica más que duplicar el promedio mensual de los últimos años.
El Banco Central adquirirá los dólares del sector agroexportador a 200 pesos, para luego ofrecerlos a los importadores a 140. Esa diferencia deberá ser cubierta mediante alguna fuente. Probablemente sea abordada con mayor emisión monetaria, para luego ser esterilizada.
La medida hará equilibrio sobre el filo de la devaluación. Por un lado, implica un potencial refuerzo de las reservas. Por el otro, incita presiones inflacionarias y exigirá nuevas erogaciones para el pago de intereses, lo que retroalimenta la dinámica de emisión e inflación. Lo que se arregla de un lado, puede descompensarse del otro.
Las turbinas de la recuperación
Sin embargo, la mayor preocupación por estos días no está ligada a un factor monetario, sino netamente productivo. La distancia entre un fin de año controlado o la profundización de la crisis es de 40 milímetros. Sin lluvias en 20 días, la cosecha de trigo corre riesgo de pérdidas totales y la situación económica puede desmejorar significativamente de cara al final del año.
En la campaña 2021/2022 se llevan anotados mediante el sistema de Declaraciones Juradas un total de 72 millones de toneladas, unos 22 millones menos que las anotadas para igual fecha en la campaña anterior. La decisión de Massa de brindar un mecanismo inmediato y claro es una respuesta activa para lograr un acuerdo básico después del fracaso de iniciativas inspiradas más en deducciones teóricas que en la constatación elemental de las necesidades de los actores.
La distancia entre un fin de año controlado o la profundización de la crisis es de 40 milímetros. Sin lluvias en 20 días, la cosecha de trigo corre riesgo
En lo que va del año, los principales agroexportadores son Cargill y COFCO. Es una síntesis de cómo y dónde la geopolítica juega un papel en la vida económica nacional. En el caso que haya pérdidas, el gobierno ni siquiera podría devolverles a los exportadores el anticipo que permitió conformar al FMI en la última revisión. De esa manera la deuda en dólares se incrementaría y correría peligro el abastecimiento interno de trigo.
Los 22 mil millones de dólares que el sector de cereales y oleaginosas volcó al mercado de cambios implican un récord histórico para el primer semestre y explican la mitad de los dólares ingresados a la Argentina. Si se suman todos los sectores que integran el área de Agricultura, Ganadería, Alimentos, Tabaco y Bebidas, se alcanza un 65 por ciento de los dólares obtenidos por exportaciones. Mientras se perfilan sectores exportadores como la minería, los hidrocarburos o la economía del conocimiento, con más de 150 países como destino, el agro argentino es la turbina fundamental para salir de la urgencia.

Más broncas que verdades
Las exportaciones en dólares de los principales complejos del agro llegaron a un nivel 13 por ciento superior a los de 2013, el año con mejor desempeño del comercio exterior de la última década. En los primeros seis meses, en aquella oportunidad se exportaron 38 millones de toneladas. En 2022, el volumen exportado llegó a los 53 millones de toneladas. Un impulso de cantidades más que de precios.
Los problemas de retracción en las ventas se comprenden mejor con la variable de la sequía y la inestabilidad macroeconómica antes que por factores emocionales o temperamentales de los actores de la cadena. Con la sociedad desconcertada por otro episodio inesperado y un clima signado por la resignación, la irritabilidad y el hastío, cualquier llamado a la prudencia de las dirigencias cae en el vacío sin contemplar los factores materiales de la desesperanza nacional.
El agro representa apenas el 7,7 por ciento de las importaciones. Las principales son fertilizantes, bienes de capital y soja para las fábricas nacionales. En 2021, el total de importaciones del agro había llegado a 9,4 por ciento. El aporte de los cereales y oleaginosas alcanzó los 20 mil millones de dólares en seis meses. Es lo que permite financiar las importaciones netas del sector automotriz y las industrias químicas, de electricidad, metales, insumos y maquinaria.
La crisis que impacta sobre el estado de ánimo comienza con un poder adquisitivo que se deteriora y se come la posibilidad de consumo cotidiano, y la falta de respuestas integrales que hacen que cualquier conflicto derive en emergencia. Abandonar la lógica que solo ve una puja por el reparto del botín y fundar una perspectiva de asignación de recursos para el desarrollo nacional, también es una forma de desescalar la violencia. Es necesario que el odio deje de ser siempre propiedad del otro. Y que la angurria del opositor explique cualquier fracaso propio.

Autor
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Hace periodismo desde los 16 años. Fue redactor del periódico agrario SURsuelo y trabajó en diversos medios regionales y nacionales. En Instagram: @lpaulinovich.
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