Connect with us

Hi, what are you looking for?

Paraná Extremo. Fotografía: Celina Mutti Lovera
Paraná Extremo. Fotografía: Celina Mutti Lovera

Sociedad

“Paraná extremo”, una investigación periodística que enlaza voces de alerta

“La crisis ecológica amenaza la identidad del gran río sudamericano”. Sobre esta percepción surgió la investigación periodística “Paraná Extremo”, que enhebra los aspectos más comprometidos, por los que se vienen levantando voces de alerta desde hace tiempo. Que “la mano humana no solo ha cambiado lo visible de la naturaleza del Paraná, sino también lo que no se ve”, es uno de los ejes del trabajo, y el otro es igual de inquietante: ¿puede el río sostener sus ciclos naturales en un escenario marcado por tantas intervenciones antrópicas y bajo la presión permanente de un planeta que se calienta? Esto escucharon y reflexionaron los asistentes a la presentación que se realizó en la sede de la Universidad Nacional de Rosario y que está disponible en paranaextremo.ar/.

Allí expuso el equipo liderado por Jorgelina Hiba, periodista dedicada a temas ambientales, junto a Celina Mutti Lovera, fotoperiodista a cargo de las fotografías y videos, Guillermo Montero (ingeniero agrónomo UNR, que trabaja sobre el impacto de las quemas), Julián Aguilar (pescador) y Jorge Bártoli (ONG El Paraná No se Toca). La investigación, con su multiplicidad de lenguajes narrativos, “es una reivindicación del trabajo periodístico, que se valora cada vez menos. La mayoría de los empresarios creen que se puede hace periodismo sin periodistas”, enfatizó Hiba en la presentación, recibió los primeros aplausos y puso a disposición el trabajo como herramienta de información. 

“Extremo porque como raza humana estamos ejerciendo una presión como nunca se vio sobre el equilibrio del sistema y que lo está llevando a comportamientos cada vez más extremos, como fue la bajante más prolongada desde que hay registro y las quemas más grandes; entonces la idea del extremo es eso, un ecosistema llevado a su límite por la presión antrópica (producido o modificado por la actividad humana), que si bien no está roto, empieza en el horizonte ese grito de alerta”, explicó Hiba a Suma Política. 

Los cuatro capítulos que vertebran el informe: El color del río, La era de la multifragmentación, La nueva normalidad, Identidad y resistencia, despliegan en profundidad un texto sobre las identidades del río amenazadas: pesca, geomorfología, ecosistema, las voces del territorio, nuevo clima, bajante y fuego, y la inquietante y escamoteada Hidrovía. Las fotografías y video de Mutti Lovera, junto a las ilustraciones de Saskia van Drunen, traen al presente momentos de sol y agua, de canoas y redes, árboles y murmullos isleños, y por supuesto, las voces de quienes se asumen hombres y mujeres del río. Además de imágenes bravas de fuego y batallas, y de cauce inerme, sin peces y sin agua. Sin vida.


Ilustración: Saskia van Drunen

El olor, la luz y el agua 


“Mi relación con el río nació en la infancia, mis padres se conocieron en un club de río, y desde que éramos chiquitos, junto a mis hermanos nos llevaban al río y a la isla, desde que tengo memoria ando por ahí”, explica Hiba y hace una síntesis sensorial de ese vínculo: “Lo que más me gusta del río es el olor, me parece hermoso, me recuerda todo el tiempo la infancia, los colores también son muy variables si hay viento, nublado o sol”. Y dice que esa esencia la encuentra en la poesía de Juan L. Ortiz, la narrativa de Juan José Saer, que describe la isla, la vegetación, el movimiento del agua, la luz y a nivel música, la “Canción del remanso” de Fandermole; “me parece el himno del río”, dice Hiba que en su kayak, toda vez que puede, navega. 

“Hace poco más de un año vino un historiador argentino, Ernesto Semán, que vive en Europa, y con sus charlas nació la idea de hacer un trabajo que sintetizara o enhebrara de alguna forma todo el trabajo periodístico que vengo haciendo sobre el río y el ecosistema”, comenta. 

¿Qué sintetizó, con voz de alerta? “Las externalidades, los impactos generados por el hombre, entrelazados con lo lindo del paisaje a través de voces de académicos y de la gente que vive en el lugar, ese fue el desafío, poder contar desde un montón de lugares lo que pasa en este ecosistema con el que nos referenciamos viviendo acá”.

Hiba destacó además las posibilidades de circulación de la investigación realizada, tal como permite su formato de herramienta digital. “Ojalá circule, es lo que permite lo digital, viajar, llegar a lugares que uno ni sospecha, la idea es una reivindicación del trabajo periodístico y busca compartir información, difundir esto que nos está pasando ahora acá, esa es la aspiración y ojalá sea un aporte para enriquecer y mejorar el debate público sobre el estado ambiental del río”.


Heráclito tenía razón


Para Mutti Lovera, reconocida fotoperiodista de la ciudad, la convocatoria para narrar desde lo visual tiene como antecedente trabajos realizados con Hiba sobre medio ambiente. “Nos conocíamos, sabíamos cada una de la mirada de la otra, lo que hace mucho más fácil un trabajo, me convocó y me encantó, me pareció maravilloso poder hacerlo”, comentó. En la práctica eso implicó horas de navegación y recorridas costeras. “Hicimos mucho territorio, además incorporamos las imágenes de la bajante del 2020/2021, que tomamos en aquel momento; una cosa es hablar de la bajante y otra cosa es verla, ver ese monstruo que es el río Paraná, sin agua, es impresionante”, describió.

¿Qué tipo de sujeto es el río para el ojo de una fotoperiodista? “Es algo interminable, uno nunca vuelve hacer la misma foto; cuando dicen nunca es el mismo río, tienen razón, es el devenir, es amoroso por momentos y también se pone bravo, y hay olas, y hay que sostenerse y dejar de hacer fotos porque hay que estar atenta a no caerse, todo eso es nuestro río Paraná”, describió. 

“Ojalá puedan todos navegar la página paranaextremo.ar/, como navegamos nosotros el Paraná, y a través de las imágenes puedan tener un poco más de conciencia sobre su cuidado”, enfatizó. Y el video que inició la charla, con el oleaje marrón, el balanceo de los camalotes, el murmullo de los pájaros y la isleña contando el espanto de los carpinchos que se tiraban al agua por el fuego, aportan en mucho a gestar esa conciencia. 



Los hombres del río


“Me conocen en el río como Julián El Negro Aguilar”, dice a modo de presentación el pescador que en 1976 tuvo que dejar la escuela secundaria y buscar trabajo en redes y canoas. Nació en la isla Puerto Las Cuevas, Diamante, Entre Ríos, y a los 64 años afirma que dedicó su vida a la pesca. “Imagínese”, dice englobando pasión, penurias y hasta injusticias con vedas, en las aguas marrones, que en Rosario navega desde 1966, cuando llegó para vivir en la costa, en La Florida. Un mundo de río y amaneceres simbolizado en el “idioma que tenemos los hombres del río”.

“Viví de la pesca; como todas las profesiones tuvo altibajos, tiempos buenos y malos, pero como ahora no, estamos sin agua, sin peces y con una situación jurídica bastante desastrosa en cuanto a lo legal”, refiere. Y evoca la bajante de 2019, cuando comenzó a descender la cota de 3.50 metros, hasta que dos años atrás llegó a menos 0,65. “El río tiene sus ciclos, bajantes hubo muchas pero no que perduran en el tiempo”, dice sobre el impacto de la bajante en la actividad que realizó en sus primeras canoas que se llamaron “Flipper”, con versiones del cero al tres. 

Ahora su bote se llama “Tormentoso”. “Cómo se va a llamar”, bromea y dice que aparte de la pesca “me gusta mucho esto de andar viendo y acompañando la actividad científica y de los ambientalistas en el río, un bote da más comodidad”, explica y sostiene esa expansión de intereses: “Soy parte del río, nosotros los pescadores tenemos un idioma en común, gestualidad y palabras, que es muy nuestro”. Claro que eso implica una pertenencia que está lejos de otro tipo de explotación pesquera. “Con la apertura de las exportaciones de pescado de río, en los años de 1990, vinieron al río a extraer pescados, otra cosa es ser pescador”, enfatiza. 

“Nosotros lo sentimos mucho a eso”, dice y relata su oficio: pescar, entregar las piezas a una pescadería y también comerciarlas a sus propios clientes. Casi una artesanía con sábalos, boga y dorados, “digo esto y aclaro que en la provincia de Santa Fe está prohibida su pesca”. De joven salía a las 16 y regresaba a las 5 de la mañana, antes de que cambiara la dinámica de pesca, los acopiadores llegaban a esa hora y llevaban el pescado fresco, a partir del año 2000 invirtió el horario, salía a las 5 hasta las 16. El amanecer en el río, la luz que comenzaba a cambiar, el murmullo del agua y los primeros revoloteos de pájaros, es algo que “no se puede poner en palabras, felicidad y sentirse bien”, como cuando escucha una chamarrita o un chamamé”. 


Julián El Negro Aguilar. Fotografía: Celina Mutti Lovera

Las voces que claman


“Nos convocaron para ser la voz del rol de las organizaciones ambientalistas que venimos trabajando estos temas, para nosotros es un orgullo, una responsabilidad y hemos tratado de estar a la altura del trabajo que, una vez que uno lo ve terminado, se da cuenta de la importancia profesional que tiene”, aseguró el portavoz de la organización ambientalista El Paraná No se Toca, Jorge Bártoli.

“La problemática es tan variada y compleja que nosotros intervenimos abordando distintos aspectos de la problemática del Paraná, en particular nuestra parte en el trabajo está focalizada en el rol de las organizaciones ambientales durante los últimos años y la proyección a futuro”, detalló. Y lo consideró como “un entramado de gente que hacen foco en un mismo tema desde distintos aspectos”.

A la hora de enumerar los ejes sobre los que trabajan como organización señaló: el avance de la frontera inmobiliaria sobre los territorios de humedales y el avance de la frontera agropecuaria. “Se agrega un condimento más, y tiene que ver con una intervención muy grande sobre el mismo a raíz de la problemática de la Hidrovía, cuestión en danza en estos momentos”, aseguró. 

“El nivel de intervención humana es fuerte, es bravo, quedan muchas preguntas abiertas respecto a su recuperación”, sintetiza el trabajo que tiene como objetivo ser una piedra de toque, como las que se arrojan al agua y despliegan círculos cada vez mayores. El griego Heráclito tenía razón, nadie se baña dos veces en el mismo río. 


Paraná Extremo. Fotografía: Celina Mutti Lovera

Facebook comentarios

Autor

Click to comment

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

También te puede interesar