Su equipo registra cada día todos los medios por los que sale. Pero casi nunca se preguntan por lo que dijo, tal vez porque ya tienen muy claro que por más que lo intenten, ninguna pregunta podrá desviar a Horacio Rodríguez Larreta de lo que se propone decir. No improvisa ni se altera en su diálogo cada vez más frecuente con la prensa de todo el país. Ni los repetidos piquetes por el centro de Caba logran moverlo de su eje. Tampoco sus rivales y las tensiones internas: “No peleo, no contesto, no me engancho”, suele decir. En los reportajes, cuesta sacarle un título para placa roja.
Con ese estilo se pasea por todos los temas: el armado de un frente electoral en Santa Fe, los candidatos de su sector político y cómo se definen, las chances de ganar, menciona sin que se lo pregunten varios nombres propios de dirigentes santafesinos y explica su relación con los principales referentes en la provincia. Habla también de su proyecto nacional, del plan contra la inseguridad que aplica en la Ciudad de Buenos Aires y que puede servirle a Rosario, y las recetas que propone para el país, que incluyen derrotar a la inflación, pero no como una medida aislada y única. “No hay magia”, repite. Sostiene que sólo será posible estabilizar la economía con un plan integral, profundo y rápido, que implica grandes reformas y un fuerte respaldo político para mantenerse en el tiempo.
Rodríguez Larreta cumplió el 29 de octubre 57 años y reparte su tiempo entre sus funciones como jefe de gobierno porteño con sus recorridas por el país como candidato a presidente de la Nación, una postulación todavía no declarada formalmente para evitar el desgaste. Los jueves visita alguna localidad del conurbano bonaerense y los viernes y sábados, cada quince días, ciudades de las restantes provincias. En agosto vino a Rosario y Santa Fe y esta semana la agenda lo llevó a Reconquista y Rafaela.
A pesar de cumplir una agenda cargada desde la primera hora de la mañana, llega puntual y solo en un auto con chofer a la entrevista exclusiva que concedió a Suma Política el miércoles a la tarde en Buenos Aires. Pactó la cita en uno de los salones de exposición de uno de sus chiches, el Centro Cultural Recoleta, ubicado al lado de la iglesia del Pilar. Desde esa terraza se pueden ver la Facultad de Derecho y el Museo de Bellas Artes. Se trata de un espacio que en su fachada cambia de fisonomía permanentemente, y con el que el jefe de Gobierno porteño se propone interesar a los jóvenes en la cultura. Hay salas de coworking con wifi gratis para el público, mesas de dibujo, coloridas pintadas, muestras sobre temáticas ambientales, un patio con un aljibe donde se ensayan bailes de hip hop, una capilla y un denominado “patio de naranjos” en el que por error se plantaron pomelos.
A su estilo, en la charla, abundó en definiciones:
—¿Ya es formalmente candidato a presidente?
—Falta para las candidaturas. Estoy trabajando mucho en tener un plan de desarrollo para sacar a Argentina adelante. Quiero ser parte de la generación del 23, la generación que empiece un proceso de desarrollo de por lo menos treinta o cuarenta años. Así como la generación del 83 fue la que consolidó la democracia en la Argentina, la del 2023, de la que sueño ser parte, debiera ser la que consolide el desarrollo.
—Volviendo a su candidatura, ¿no se dijo después de la reunión cumbre de Juntos por el Cambio que ya hay tres postulantes a presidente de la Nación en ese sector?
—No. Fue un comentario que hizo Cristian Ritondo, pero nunca hablamos de eso en la reunión. Para mí, además de ser un momento de enorme responsabilidad en la Ciudad de Buenos Aires, este es un momento de aprender, de estudiar, de conocer. Cuando estuve en Rosario visité una de las industrias biotecnológicas en las afueras de la ciudad y me maravilló el trabajo que están haciendo. Estuve también en uno de los puertos más grandes de soja sobre la hidrovía. Hoy es aprender, mirar, escuchar. Y pregunté, ¿cómo podríamos exportar más soja? La infraestructura necesita un determinado calado de la hidrovía.
“Se puede ganar la batalla contra las mafias y los narcos”
—Cuando fue a Rosario en agosto ¿qué escuchó, que pudo percibir?
—Escuché, por un lado, el potencial que tienen. Fui a hablar con la gente, que está llena de entusiasmo. La contracara de eso es el pánico que tienen de contar todos los días casos y casos, con una tasa de crímenes altísima. En Rosario la gente tiene miedo de salir a la calle. Pero también les dije a los rosarinos que se puede ganar la batalla contra los narcos y contra las mafias. Nosotros en la ciudad de Buenos Aires con un plan a seis años, porque nunca es de un día para el otro, llegamos a la tasa de delitos más baja de la historia, que hace de Buenos Aires la capital más segura de toda Latinoamérica. Logramos hacerlo. Que los rosarinos no bajen los brazos. Se puede.
—Habló de falta de decisión política en Santa Fe…
—Acá la estrategia fue decisión política más plan. La decisión política sola, es voluntarismo. Si hacés sólo un plan, pero no lo operás políticamente, el plan queda en algo técnico. Un plan al detalle, el plan no es una sola medida. Es tener un buen sistema de reclutamiento, muy estricto para los nuevos efectivos, inversión en su capacitación durante dos años, tener equipamiento, chalecos antibalas, todas las armas necesarias. La tecnología es clave. En la Ciudad de Buenos Aires tenemos hoy un sistema de cámaras de primer nivel mundial, con un sistema de reconocimiento facial para identificar delincuentes que anden por la calle, una lectora de patentes. Por darte un ejemplo, en la Ciudad de Buenos Aires el robo de autos bajó el 80 por ciento. No se pueden hacer más de dos o tres cuadras sin que te agarre una cámara lectora de patente. Te enganchan siempre. Y además tenemos un mapa del delito que nos permite saber en cada esquina de la ciudad qué tipo de delitos hubo, cuándo, cómo. La suma de todo ese plan hace que hoy tengamos el delito más bajo de toda Latinoamérica.
—A su favor tiene la gestión que puede mostrar esos resultados, ¿pero no teme que le juegue en contra su estilo más calmado en comparación con otros discursos más eufóricos sobre cómo combatir la inseguridad?
—Yo combato la inseguridad todos los días. Hoy la inseguridad es la más baja en la historia de la ciudad. Yo gobierno, tengo que responder con hechos, no con discursos eufóricos desde la tribuna, encendidos y que no solucionan la vida de nadie. Acá la seguridad se bajó laburando, laburando y laburando. Yo trabajo para resolver el problema. Y este tema de la inseguridad, que es muy sensible para muchísimos argentinos, en la Ciudad de Buenos Aires mejoró. Y en Rosario definitivamente podría aplicarse un plan similar. Habría que evaluar seriamente si Rosario no tiene el tamaño de ciudad como para tener una policía propia, como Buenos Aires. Habría que estudiarlo, no voy desde acá a decirles a los rosarinos lo que tienen que hacer. En todo caso pongo a disposición nuestra experiencia. Justamente en Santa Fe tenemos gente como Gabriel Chumpitaz, que está muy especializado en el tema de seguridad. Tenemos un muy buen equipo del Pro en Santa Fe: está Anita Martínez, Gisela Scaglia.
—¿Está trabajando en un plan de seguridad específico para zonas como Rosario, que debe ser el lugar más caliente de la Argentina?
—Está trabajando nuestro equipo de Santa Fe, con Gabriel Chumpitaz al frente de seguridad. Nosotros desde Capital le ponemos a disposición nuestra experiencia. Algunas cosas las toman, otras habrá que adaptarlas. No soy de la idea de ir a decirles lo que tienen que hacer. Sí les muestro cuál es nuestro sistema de cámaras, esta es la tecnología que usamos, está funcionando muy bien, piénsenlo, vean si puede llegar a servir. Rosario es una ciudad muy grande, parecida a Buenos Aires. Toda la experiencia, todo el equipamiento, toda la tecnología que tenemos en Capital está a disposición de los rosarinos, de todos los santafesinos para ayudar.
“No voy a decirles quién tiene que ser el candidato”
—Sobre el nuevo frente político de la oposición en Santa Fe para las próximas elecciones, ¿cómo piensa que hay que armarlo, desde dónde y cuáles son los límites?
—Lo arman los santafesinos. Quienes definen el armado electoral en la provincia son los dirigentes de Santa Fe. Creo en el país federal. El ejemplo empieza en casa. Estuve hace poco en la provincia y voy este viernes (por ayer) a Rafaela y Reconquista. Pero no voy a ir a Santa Fe a decirles quién tiene que ser el candidato ni con quién tienen que hacer un acuerdo. Hay algunos criterios generales, que esta semana reafirmamos en la reunión de Juntos por el Cambio, como por ejemplo la unidad, que está fuera de toda discusión. Hay que llegar preparados, prepararnos para gobernar. Todos los equipos, los de Santa Fe provincia, y Rosario en particular están trabajando en un plan, pero no les voy a decir si tienen que juntarse con uno o con otro. Como criterio general, nosotros creemos en la ampliación, como proyecto de gobierno. Estamos convencidos que vamos a ganar la provincia de Santa Fe, como la ganamos en la última elección intermedia.
—En la provincia hay sectores que escapan al armado nacional, que son expresiones más importantes de la provincia de Santa Fe, como Pablo Javkin y el socialismo. ¿Sería deseable que estuvieran en ese nuevo frente?
—Con Pablo Javkin tengo relación justamente porque somos colegas, intendentes, estuvo acá en la Cumbre sobre cambio climático y en una de las reuniones previas que hicimos con más de 150 intendentes del país. Fue la reunión de alcaldes más importante del mundo, vinieron de las principales capitales del mundo.
—¿Se está haciendo algo concreto con eso?
—Sí, se presentó un plan de reducción de la emisión de carbono, y en Buenos Aires planteamos el objetivo de hacer carbón neutral para 2050, que es muy auspicioso. Es una de las tareas y medidas que tenemos que ir tomando para llegar a eso. Fuimos elegidos como sede también por el reconocimiento al plan que venimos llevando de no emisión. Como anfitriones decidimos invitar a 150 ciudades argentinas, Rosario incluida, que participaron del C40. Sirve la experiencia para intendentes de todo el país de poder estar en contacto, intercambiando experiencias con los alcaldes de las ciudades más importantes del mundo. Trato de aprender, uno siempre puede aprender cosas nuevas. El rol de intendente es clave. Cada vez que veo alguna ciudad en el interior, le ofrezco la experiencia nuestra, pero eso es ida y vuelta.
—¿De Rosario qué aprendió?
—Mirá, no sé en particular, la vida cultural, la gente. No te diría un detalle. En el medio de mi mandato hubo un cambio de jefe de gobierno, pero estoy para aprender. A Pablo Javkin siempre le digo, alguna idea que podamos llevar adelante en Buenos Aires…
—Bueno, nos fuimos del armado político. Socialismo y Javkin, ¿los ve adentro? ¿Le gustaría?
—Lo decide nuestro equipo de Santa Fe. Además del Pro, el radicalismo, Maxi Pullaro, Carolina Losada, la Coalición Cívica…
—¿La ve de vice a Carolina Losada?
—¿De vice?
—De compañera de fórmula.
—No estamos hablando de candidaturas.
—Pero como hipótesis…
—Es una dirigente que hizo una gran elección en una provincia muy importante. Hay que ver qué es lo que quiere hacer ella, si algo en la provincia o no. Tiene mucha presencia en el Senado. Como dije, sucede en Santa Fe, lo tienen que definir los santafesinos. El criterio nuestro general es buscar ampliar, eso sí. Con quién ampliar, dónde, candidaturas, todo eso lo definen los santafesinos.
—Pero en algunas cuestiones ha marcado límites, como cuando dice que con el kirchnerismo no.
—Ese es un criterio electoral para todo el país. Porque no vamos a coincidir después en el país o en la provincia que queremos. El kirchnerismo en Santa Fe fue a expropiar una empresa: Vicentin. No tenemos que expropiar, tenemos que defender la propiedad privada. Ese es un ejemplo. El kirchnerismo en Santa Fe no está apoyando en serio la lucha contra las mafias en Rosario, teniendo fuerzas federales. Para qué están las fuerzas federales si no para casos extremos como el de Rosario. O no están participando o lo hacen de una manera muy liviana y no están solucionando el problema.
—¿Qué piensa que está pasando, porque el gobierno de Santa Fe es del mismo signo político del gobierno nacional, y en teoría se están resolviendo los pedidos de la provincia, pero no terminan de encontrarse soluciones?
—No sé cómo se maneja esa relación. Voy a los resultados: los niveles de delito en la provincia son los más altos. No se está resolviendo el problema. Claramente en esto el gobierno nacional debiera tener un rol, si no para qué hay fuerzas federales.
—¿Qué tendría que hacer?
—Tener una presencia más fuerte, con la Gendarmería, con un plan. No es solamente mandar gente, hay que tener un plan, sostenido en el tiempo, a dónde se manda, cómo se interactúa con la Justicia de la provincia. Un abordaje integral. En la Ciudad de Buenos Aires mejoró mucho, identificamos las zonas más calientes, en general alrededor de los barrios vulnerables, e hicimos una intervención específica. A nivel nacional es lo mismo. En Rosario también, con un plan que identifique qué pasa en las calles, que pasa en las cárceles.
El reparto de recursos
—Hablando de planes, ¿se puede hablar de cosas concretas que haría un gobierno de Juntos por el Cambio, del candidato que fuere, que le dé más certeza a la gente que viene de frustraciones seguidas? Para mostrar un ejemplo, en la anterior gestión de Mauricio Macri la obra más importante del gobierno nacional en Rosario fue una refacción al Monumento a la Bandera, que no se terminó. Como que los gobiernos nacionales están en falta con Rosario. ¿Cómo se hace para entusiasmar otra vez en un plan si después no se pueden hacer realidad?
—Es que las obras en Santa Fe debieran hacerlas los santafesinos, no reclamarle al gobierno nacional. Eso supone uno de los pilares que la Argentina debiera tener, que es recuperar el federalismo. Argentina hoy es un país unitario, con una Constitución que dice que debiéramos ser federales, replicando el sueño de las Bases de Alberdi. Hoy somos unitarios. El gobierno de Santa Fe o de Rosario tienen que venir a pedir las obras al gobierno nacional. No existe que el gobierno nacional tenga que mantener el Monumento, uno de los más importantes del país, pero no deja de ser un monumento de la ciudad. Para hacerlo tiene que tener los recursos, y hoy hay mucha concentración de recursos en el gobierno nacional. Debiéramos dar respuestas a las provincias y también responsabilidades. No puede ser que las obras en Santa Fe tengan que venir a hablarlas a Buenos Aires con funcionarios que a veces ni siquiera conocen la provincia. No puede ser que haya que hacer lo mismo para mejorar la hidrovía, porque hoy hay barcos que salen a la mitad de su capacidad porque el calado es más bajo. Estamos perdiendo la mitad de la capacidad en las barcazas que van por la hidrovía, sería el doble de granos que podríamos estar vendiendo. Llegué por un camino de tierra, de ripio a la planta de tratamiento de soja que está en un puerto, que es la más grande del mundo, recibe el 35 por ciento de las exportaciones de soja. Las obras de infraestructura las tienen que definir los santafesinos.
“La bomba de la economía ya está hoy en el súper”
—¿Dijo que le va a quedar una bomba económica al próximo gobierno?
—No sabemos qué va a pasar el año que viene. Ya hoy es una bomba para la gente ir al supermercado. El pan sale 500 pesos, eso es una bomba, la leche 230, 240, eso hoy ya es una bomba. Veinte asesinatos cada cien mil habitantes en Rosario es una bomba. No es que va a quedar, ya es una bomba hoy; cuarenta por ciento de pobreza, esa es la Argentina que ya vivimos hoy, que angustia a la gente, que en muchos lugares tiene miedo de salir a la calle por la inseguridad.
—¿Cómo se resuelve la inflación?
—Se resuelve, pero hay que enmarcarla en un plan de desarrollo, que diga cómo la Argentina va a crecer, qué va a producir, a quién se lo vamos a vender, qué infraestructura necesitamos para aumentar la producción y el consumo. Porque si sólo atacás la inflación, y la Argentina no crece, dentro de algunos años tenés inflación de vuelta. Ese es el problema recurrente de nuestro país. Tiene que haber un plan de desarrollo que se sostenga en el tiempo, que se sostenga veinte años. Dentro de ese plan, hay un capítulo importante que es la estabilización, la lucha contra la inflación. Sin una visión integral, de producir más, va a volver el problema recurrentemente. Eso requiere un montón de cosas, invertir en infraestructura y no gastar más de lo que se tiene.
—Lo que hay que hacer para resolver los problemas graves de la Argentina, ¿implica qué reformas profundas y cómo se pueden hacer?
—Con un acuerdo político que no es con todos, con el oficialismo olvidate, no nos vamos a poner de acuerdo para avanzar con un cambio profundo, rápido, pero que sea integral, que significa que no es sólo la inflación. Hay que reformar todo. Podés hacer un plan de desarrollo muy ambicioso, arrancás bien, producís más, pero si el sistema educativo no te acompaña generando la capacidad y los técnicos necesarios para ir alimentando ese aumento de la producción, en cinco años te quedás sin nafta. Por eso insisto que tiene que ser integral, sino puede ser un plan fantasma. Si en Rosario siguen matando gente todos los días, nadie va a invertir en Rosario, por más plan económico que tengas. Hay que hacer un plan duradero, que se mantenga en el tiempo. Si realizamos un cambio, el cambio se sostiene. Si en cada cambio, a los cuatro años vuelve a cambiar, y a los otros cuatro vuelve a cambiar, no vamos a ningún lado.
—Suena interesante, ¿se puede hacer eso en la Argentina de la grieta?
—Para empezar hay que terminar con la grieta, que sólo sirvió para ganar elecciones, pero nunca para gobernar y resolver los problemas.
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Periodista. Licenciado en Comunicación Social de la UNR. Ex jefe de Redacción de La Capital. Twitter: @DanielAbba_
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