Flashback. Un pez dorado sobre una mesa que es casi de su mismo tamaño. Una silla roja y un florero espiralado que se extiende hasta una ventana desde donde se ven árboles, un tapial anaranjado y una casa. Eso pintó el artista Pablo Boffelli sobre uno de los paneles móviles del Centro de Expresiones Contemporáneas. El mural era parte de uno de los quince estands de galerías que el 12 de marzo de 2020 inauguraron la cuarta edición de MicroFeria de Arte Rosario, un evento del que participan espacios de arte de la ciudad y del país para exhibir pero, principalmente, para vender producciones artísticas.
Dos horas después de abrir sus puertas, MicroFeria tuvo que ser suspendida para evitar la propagación de un virus del que, en ese momento, no se sabía demasiado. Los artistas y galeristas que habían viajado desde Buenos Aires, La Plata, Santa Fe, Rafaela, Unquillo, Mar del Plata, San Juan y Catamarca, embalaron cuadros y esculturas, adelantaron pasajes de colectivo y la contratación de fletes y volvieron a sus casas. El CEC cerró sus puertas y el dorado de Boffelli quedó ahí adentro, encerrado, esperando.

Déjà vu. El jueves 21 de octubre de 2021 inauguró la quinta edición de MicroFeria de Arte Rosario, un evento del que participan espacios de arte de la ciudad y del país para exhibir pero, principalmente, para vender producciones artísticas. Pero esta vez eso pasó.
Durante tres días en el Centro de Expresiones Contemporáneas treinta galerías en 15 estands exhibieron y vendieron obras de artistas de distintas trayectorias y latitudes. Después de casi dos años de quietud y virtualidad, circularon mil personas por día para ver obras, conocer artistas, participar en performances, lecturas en vivo y proyecciones audiovisuales. MicroFeria, que este año se hizo en el marco de la cuarta Quincena del Arte bajo el eje curatorial Tiempo suspendido, volvió al encuentro cara a cara con la misma propuesta que quedó pendiente en 2020 pero con las modificaciones o actualizaciones que trae una pandemia: galerías que ya no están o mutaron a otro tipo de proyectos, galeristas y artistas que emigraron a otros países, nuevas invitaciones y deseo recargado.
En este 2021 que sigue padeciendo a su predecesor (a los avatares que albergó su predecesor) vamos a recuperar lo que no pudo ser: repetir —en este caso, seguramente tampoco en otros— no es volver a lo anterior (atrás en tiempo y espacio) sino dar tiempo y espacio a lo que no lo pudo tener, la 4MFAR2020, escribe Roberto Echen, curador de MicroFeria. Ante esa propuesta, veintitrés de las galerías seleccionadas en 2020 volvieron a montar sus estands para concretar lo que quedó pendiente y siete nuevos espacios se sumaron por invitación de los seleccionados para completar las treinta propuestas que se pudieron recorrer hasta el sábado 23 de octubre.

Ese asunto de las ferias
Las ferias de arte son eventos culturales, sociales y económicos que se realizan periódicamente en un lugar y por un tiempo determinado para exhibir y vender obras. Las primeras experiencias se remontan a finales de los sesenta con Art Cologne en Alemania y a comienzos de los setenta con Art Basel en Suiza, dos ferias internacionales que continúan al día de hoy.
En el país la feria más conocida, por su escala y su trayectoria, es ArteBA que, desde su fundación en 1991 se organiza anualmente en la ciudad autónoma de Buenos Aires. En 2021, en su 30° aniversario, ArteBA inaugura el 3 de noviembre en un nuevo espacio físico: Arenas Studios en el Barrio La Boca y participarán sesenta galerías de Argentina y Latinoamérica.
La fundación ArteBA es una organización no gubernamental sin fines de lucro que se presenta como generadora de un centro de negocios. Estar ahí es, para galerías y artistas, estar en una red y en un espacio de visibilidad central del campo del arte. Para participar las galerías aplican en una convocatoria abierta, son seleccionadas por un comité de expertos y una vez elegidas deben completar una serie de requerimientos que garantizan su participación; la feria gestiona los estands, sistemas eléctricos y de iluminación y demás elementos de montaje que se pagan por metro cuadrado y por unidad.
En su artículo “La feria comercial de arte como espacio de redistribución de capital simbólico”, Leonardo Santana Viloria escribe: La posibilidad de crear una red es potestad de la feria, mientras que el objetivo de la galería es la inserción en ella. La capacidad de insertarse en la red, así como su ubicación y papel dentro de ella, depende del posicionamiento. Artistas, galerías y ferias compiten por conquistar una posición dentro del campo del circuito del arte. En ese sentido, las ferias operan como un nodo de encuentro y distribución de capital simbólico que puede ser convertido, con el tiempo, en capital económico. Estar ahí cuesta, vale y se percibe como el equivalente a estar en todos lados.
Paralelamente, en los últimos años y en distintas regiones del país, junto con algunas experiencias autogestivas empezaron a producirse iniciativas feriales de carácter híbrido, donde la gestión pública y privada confluyen e invierten en el crecimiento del mercado del arte.
Uno de esos casos se da en el noreste del país, donde desde 2019 el Instituto de Cultura de Corrientes organiza ArteCo, una feria que este año se realizó en el mes de mayo combinando virtualidad y presencialidad. En su tercera edición, ArteCo extendió su convocatoria a galerías que representan artistas de la región del NEA: Misiones, Formosa, Chaco, Corrientes y Paraguay, y ofreció un programa especial de exhibiciones virtuales, conversatorios sobre arte contemporáneo, cultura popular, artesanía y tradición, junto con capacitaciones en torno a la identidad del artista y su obra, el mercado del arte y herramientas de comunicación.
Otro caso particular se da en la Región Centro del país, donde se organiza FACba, Feria de Arte Córdoba —que tiene como antecedente al Mercado de Arte Contemporáneo de Córdoba que se llevó adelante desde 2013 hasta 2019—. FACba es organizada por la Subsecretaría de Cultura de la Municipalidad de Córdoba y tuvo su primera edición en la virtualidad en 2020.
Este año la propuesta de FACba fue mixta en todo sentido: virtual-presencial y público-privada. En la virtualidad 66 galerías podían recorrerse en una plataforma web en la que se podían ver las obras disponibles, hacer consultas y comprar. En la presencialidad, coorganizado con Faro —Asociación Civil de Galerías de Arte de Córdoba—, propuso seis circuitos por las galerías de Córdoba, Unquillo, Mendiolaza y Colonia Caroya, que recibían la propuesta de otras galerías del país para compartir sus espacios. Las alianzas y encuentros fueron de lo más diverso, la Ruta Faro articuló 40 proyectos nacionales y locales que exhibieron sus propuestas de manera conjunta y colaborativa.
Esa propuesta de invitaciones tiene como antecedente al eje curatorial de MicroFeria 2020, en la que las galerías seleccionadas oficiaban de anfitrionas de una galería huésped y se invitaba a un trabajo conjunto. En la convocatoria Echen escribe: La hospitalidad como modo expositivo no tiene por qué ser incompatible con el comercio de arte. Invitar es un gesto que habla no solamente de generosidad sino de encuentro, sobre todo de compartir problemáticas, de situarse junto a alguien más, de colaboración y, seguramente, de amistad.

El diferencial MicroFeria
MicroFeria de Arte Rosario forma parte de las líneas de acompañamiento a la producción, promoción y circulación de arte, así como también al desarrollo de galerías de arte locales que lleva adelante la Secretaría de Cultura y Educación de la Municipalidad de Rosario. Este evento, de proyección nacional, aporta a la profesionalización del sector artístico, ofreciendo espacio gratuito para hacer circular propuestas estéticas de artistas emergentes, generar oportunidades de ventas concretas e intercambios que propicien futuras oportunidades de trabajo.
Así se presenta MicroFeria de Arte Rosario, la feria pública de arte de la ciudad que tuvo su primera edición en 2017. Desde entonces fue encontrando su modo de hacer, cambiando y reforzando su propuesta pero sosteniendo lo que la caracteriza, lo que la hace particular.
Uno de los diferenciales de MicroFeria es la propuesta expositiva; es una feria donde hay curaduría y hay espacio para hacerla notar. En los galpones del Centro de Expresiones Contemporáneas, las galerías seleccionadas por convocatoria abierta reciben el espacio y la asistencia de montaje e iluminación de manera gratuita. Todos los espacios disponen de los mismos metros cuadrados —24 metros cuadrados de superficie en planta y aproximadamente 11 metros lineales en panelería— para diseñar sus propuestas curatoriales: colgar pinturas desde el techo, pintar los paneles con barro del Paraná o invitar a un artista a que haga un mural de un dorado gigante. Es una feria en la que lo expuesto se encuentra con el visitante a través de las decisiones espaciales de los expositores. Y esto es posible porque no es una feria convencional.
Otra característica de la propuesta expositiva es que en MicroFeria los estands no son cajas cerradas. Todas las galerías están en diálogo a partir de la separación de los muros de trastienda, que hacen un pasillo infinito desde donde todos los espacios pueden verse en simultáneo. Ese diálogo es lo que potencia las posibilidades expositivas de la feria, manteniendo una escala que hace transitable, abarcable y disfrutable el tiempo de permanencia. “No queremos ampliar la feria. Estamos seguros de que el modo micro marca un diferencial rosarino que está vinculado a estas formas de relación con el otro”, remarca Echen en cada oportunidad.

Cuando inauguró MicroFeria 2021, la primera feria 100 por ciento presencial post-pandemia, el dorado de Boffelli estaba ahí. Pero esta vez la feria concretó no sólo su apertura, permanencia y circulación de miles de visitantes, colectivos de coleccionistas de Buenos Aires y Córdoba, compradores locales, comités de adquisición de museos, periodistas, críticos y artistas, sino que también concretó ventas.
El primer día de la feria comenzaron a venderse pinturas y esculturas de artistas de Rosario y Santa Fe, el segundo día se organizó en el marco de MicroFeria y de Quincena del Arte la Noche de Galerías Abiertas, donde las galerías locales continuaron vendiendo producciones en sus espacios. El tercer y último día además de las adquisiciones en la feria se llevó adelante La Fugaz, la ya tradicional subasta de Quincena del Arte en la que se vendieron trece de las veinte obras que salieron a la venta. Entre la feria, la venta en las galerías, talleres de artistas y la subasta se estima un volumen de venta que supera los tres millones de pesos.
Flashback y déjà vu fueron las expresiones que usaban quienes estuvieron este año en MicroFeria. Fue una revancha, un deseo concretado y la apertura a más redes de producción, circulación y consumo de arte local con proyección nacional. Aunque siempre quede mucho por hacer.

