El frente de partidos que gobierna la provincia dedicó solo unos minutos a la posibilidad de que se sumen más fuerzas políticas al oficialismo, tras las expresiones de la vicegobernadora Gisela Scaglia (Pro-JxC) de pensar en la chance de que La Libertad Avanza sea parte de Unidos para Cambiar Santa Fe.
En el renovado Salón de Actos “Dr. Raúl Ricardo Alfonsín” del Comité Provincial del radicalismo, en la capital provincial, el tema fue “periférico” según la definición de geopolítica de los 70 que usó un encumbrado dirigente de uno de los tres partidos socios principales de la coalición, en la que además de radicales hay macristas y socialistas. Y otros socios menores del demoprogresismo y de Fuerza Republicana que vienen del peronismo.
“Se habló pero no hay nada en concreto”, apuntó otro de los participantes. “Hoy tampoco tenés interlocutores que puedan ser parte de un proyecto así”, agregó otro.
En definitiva, los partidos de Unidos que fueron en un inicio catalogados como el “no peronismo” hoy tienen un signo positivo en el que prácticamente no les falta nada: tienen el gobierno provincial, el de la sciudades de Rosario y Santa Fe, administran la enorme mayoría de las demás ciudades y no menos del 80 por ciento de la población en las urbes más grandes, dos tercios de las bancas de la Cámara de Senadores y la mayoría de 28 sobre los 50 diputados… mucho perdería de jugar a un quiebre interno o a complicarle su capacidad de negociación y de diálogo con la Nación al gobernador radical Maximiliano Pullaro y a los intendentes Pablo Javkin y Juan Pablo Poletti.
Está claro que los socialistas son quienes mostrarán más rechazo a la idea de buscar coincidencias o una estrategia de construcción política en común con el partido de Javier Milei que, dicho sea de paso, no tiene existencia formal (al menos por ahora) en la provincia aunque cuenta con militantes que buscan firmas en las peatonales rosarinas y santafesinas.
Obviamente, quienes se sienten más cercanos a esa idea de incorporaciones por derecha (o por ultra derecha si se prefiere) son los integrantes del macrismo y sólo de una parte de los radicales que tuvieron una activa participación durante aquel gobierno, no de todos. De ellos proviene una definición noventosa como los tiempos que corren de reivindicar a Carlos Menem en la Rosada: “la Alianza Santafesina tenía al PDP de Natale, que era por supuesto de derecha”.
Más allá de las chicanas que se dicen por lo bajo, no en la mesa de Unidos, nadie en el frente de frentes considera que el asunto sea suficientemente importante (al menos por ahora) como para generar alguna tensión interna. La realidad de 2024 no lo justifica. En 2025 habrá que ver.
Todos coinciden en que sobre el tema la moderación fue la regla en el encuentro del miércoles 29 de mayo. Y esa prudencia devela que tanto se ha cuidado de no embarcarse en una discusión interna que para nadie sería conveniente, como para dejar a salvo de cualquier auto lesión al deseado puente entre el gobierno provincial y la Nación, para que —por fin— llegue alguna obra o recursos del Estado Nacional a Santa Fe.
Fue escaso entonces el tiempo en que se trató el tema, sin que nadie levantara la voz. Casi todo el cónclave, indican todos los relatos, se dedicó a la marcha del gobierno provincial con informes de los ministros de Economía, Pablo Olivares; de Educación, José Goity, y de Gobierno e Innovación Pública, Fabián Bastia. El discurso principal, obviamente, fue de Pullaro y del presidente del radicalismo, Felipe Michlig.
“Hay sumas que restan”, advirtió en algún momento el ex gobernador Antonio Bonfatti en una fórmula que bien puede ser dada vuelta, porque en política las matemáticas operan de otro modo: hay restas que suman, se pudo interpretar también. En cualquier caso, la aritmética del socialista fue un pedido directo a Scaglia: no hacer públicas posiciones sobre otros partidos hasta tanto no se discutan dentro de Unidos.
La mención de LLA como un eventual invitado a formar filas en el oficialismo provincial en boca de la vicegobenadora debe leerse en el marco de un partido en franca debilidad y rupturas a nivel nacional. Indudablemente, buscó marcar su liderazgo puertas adentro del Pro como la santafesina de esa fuerza nacional no solo con el cargo más alto del macrismo en Santa Fe, sino también de los titulares más jugosos.
En cuanto al socialismo, también hay líneas internas que se observaron con claridad en las Paso de 2023. Allí Bonfatti pudo revalidar su posición interna frente a la elección para diputados provinciales, pero ganó Clara García. Y luego se impuso en las generales. El sector de la presidenta de la Cámara de Diputados tiene el control del PS. En ese segmento la definición de quienes hablan con los radicales es “no nos metamos en un debate que no nos sirve”, a propósito de LLA y el partido de gobierno de Santa Fe. Por lo demás, basta revisar las posiciones de todos los legisladores nacionales del PS y los dirigentes locales para entender que resultaría difícil digerir una incorporación libertaria o anarco capitalista.
Años atrás para los socialistas el límite era Macri (como lo era para los radicales antes de la Convención de Gualeguaychú) y por eso se tejen especulaciones más allá de lo real o de lo inmediato.
Cuando en 2023 se acercaba el cierre de listas un alto dirigente radical observó mientras esperaba que el PS se sumara al acuerdo entre radicales y macristas para la provincia: “Nadie querrá quedar a la intemperie, se vienen las elecciones”. Y así fue. Hoy ensaya otras opciones de más largo alcance sin perder de vista que lo importante sucede con el gobierno, “al calor que da el poder”.
