Sergio Morresi es uno de los autores del libro Está entre nosotros. ¿De dónde sale y hasta dónde puede llegar la extrema derecha que no vimos venir?, pero contra lo que afirma el subtítulo del libro coordinado por Pablo Semán podría decirse que él observó el fenómeno mucho antes de las elecciones que consagraron presidente a Javier Milei, ya que se especializa en el estudio del liberalismo, el neoliberalismo y las formaciones políticas de derecha en Argentina. Como parte del objeto de estudio y entre otras cuestiones sigue el desarrollo de La Libertad Avanza en Santa Fe desde sus orígenes y advierte que las próximas elecciones podrían plasmar el crecimiento de esa fuerza e incrementar su poder.
Doctor en Ciencia Política por la Universidad de San Pablo, investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) de Argentina y docente en la Universidad Nacional del Litoral, Morresi es autor de libros (entre ellos, La nueva derecha argentina y la democracia sin política, publicado en 2008; Saber lo que se hace: expertos y política en Argentina, en 2011 y junto con Gabriel Vommaro). Entre otros artículos de análisis sociopolítico, en “Apuntes sobre el desarrollo de la derecha radical en Argentina”, coescrito con Hugo Ramos, abordó el suceso de La Libertad Avanza en Santa Fe a partir de las elecciones de 2019 y de las figuras de Romina Diez, Nicolás Mayoraz y Juan Argañaraz.

Morresi codirige el proyecto de investigación “Actores, liderazgos y prácticas políticas en la Región Centro. La reconfiguración de un ethos socio político en democracia”, radicado en la Universidad Nacional del Litoral y dirigido por Gabriel Obradovich. Algunas de sus últimas publicaciones en la red X pueden leerse como microlecturas sobre el estado de la oposición al gobierno de Milei: “Obviedad y tautología: la derecha es de derecha; cuando está en el gobierno, la derecha hace cosas de derecha. El problema no es ese, sino cuando quien dice oponerse no se opone”; “El problema no son los otros que hacen cosas horripilantes. El problema son los de este lado que se miran el ombligo y se rascan”, y más directamente, “Si @CFKArgentina, @mauriciomacri y @GugaLusto tienen vocación de seguir haciendo política democrática podrían reunirse (aunque sea por interpósita persona) este fin de semana y planificar el rechazo a los jueces nombrados por decreto. Si no, ¿pa’que están?”.
Si @CFKArgentina, @mauriciomacri y @GugaLusto tienen vocación de seguir haciendo política democrática podrían reunirse (aunque sea por interpósita persona) este fin de semana y planificar el rechazo a los jueces nombrados por decreto. Si no, ¿pa'que están?
— Sergio Morresi (@sdmorresi) February 28, 2025
—Desde el discurso del presidente Javier Milei en Davos hasta el escándalo cripto la situación política del país parece acelerada. ¿Cómo analizás el escenario y la situación del gobierno nacional?
—Se abre una nueva etapa. Es un año complejo, con vencimientos de deuda, y si el préstamo del FMI no se acuerda pronto los propios problemas de la economía van a hacer que un escándalo como el de la criptomoneda, que por sí mismo no provoca nada, se convierta en un tema. Digo que el escándalo de la criptomoneda no provoca nada porque, según los datos que tenemos, no impactó fuertemente dentro de los votantes de Milei y de las personas que lo apoyan. Obviamente indigna a aquellos que no votaron por Milei y que ahora tienen más razones para oponerse, pero eso no le cambia nada al gobierno. Es un año de desafíos en el terreno económico. Milei prometió hace unos días que el préstamo del FMI va a estar, pero todavía no está claro, y también prometió que va a levantar el cepo en el transcurso del año, lo que depende mucho de la cantidad de reservas que tenga el Banco Central. Podría haber un problema político si la economía empieza a mostrar síntomas de agotamiento.
—¿Cómo se inscribe el pedido de renuncia al gobernador Axel Kicillof en ese marco?
—Más allá de que hay una cuestión ideológica, personal, que Milei tiene desde su oposición a Keynes, claramente se trata de incidir en la interna opositora. Una interna que todavía no está resuelta y que, aun si se resolviera, no queda muy claro si va a implicar el liderazgo nacional del espacio peronista. Milei hace una jugada política propia de cualquier oficialismo que es tratar de fragmentar a una oposición que ya está muy fragmentada, que tiene grandes problemas y que en particular tiene dificultades para encontrar una narrativa que le permita posicionarse como alternativa. La mitad del país, claramente, no está conforme con el gobierno; el asunto es que toda esa gente tiene diferentes perspectivas y no está siendo cabalmente representada por una fuerza o por un liderazgo opositor.
—La fragmentación del peronismo se notó por ejemplo en el Senado, donde La Libertad Avanza tuvo votos de senadores que responden a gobernadores o el de Marcelo Lewandowski para la sanción de la ley antimafia y la ley de reiterancia.
—Muchas veces los gobernadores le piden a los senadores, en medio de negociaciones con el Estado nacional, ya sea por fondos, por promesas de obras o por transferencias directas, apoyar determinadas medidas aun si eso implica un alineamiento con el gobierno. Pero es cierto también que, en muchos casos, hay claramente una cercanía al menos táctica, no sé si también ideológica, de sectores del peronismo, obviamente de grandes sectores de la Unión Cívica Radical y de una parte importantísima del PRO. Si no hay grandes problemas económicos y las elecciones de este año son como aparentemente van a ser, aunque el gobierno las pierda, aunque no salga primero a nivel nacional, van a significar que el gobierno tenga más senadores, más diputados y por lo tanto más fuerza para implementar su plan, a menos que la oposición encuentre alguna fórmula o algún proyecto claro del futuro, independientemente de la persona que lo represente.
—¿La oposición sería el peronismo?
—Me refiero a todos los sectores, que los hay en el peronismo, en el socialismo, en la izquierda claramente, pero también incluso en una parte de lo que era el PRO, una parte del radicalismo. Son senadores, diputados, intendentes, concejales, gente que no se siente muy cómoda con el gobierno, pero que no tiene ningún proyecto alternativo. Lo que tenés es un apoyo concentrado hacia el gobierno y una oposición absolutamente dispersa por el país que cada uno imagina como alternativa al que ofrece La Libertad Avanza. El gobierno solamente trastabilla cuando comete errores, no porque tenga enfrente una oposición consolidada alrededor de un proyecto.
—¿Cómo ves el desarrollo de La Libertad Avanza en Santa Fe?
—Lo que vemos en nuestras investigaciones, sobre todo en ciudades medianas y en algunas pequeñas, es que aun si no hay una representación (de La Libertad Avanza) representantes de diferentes espacios hablan como si hablara el gobierno. En ese punto, aun sin una propuesta nacional clara, La Libertad Avanza tiene muy buenas chances de hacer una muy buena elección en Santa Fe, aun si no estuviera el nombre de Milei en la boleta. De hecho están tratando de ver cómo traspasar este apoyo que hay en Santa Fe a Milei en un apoyo a sus candidatos, si es por medio del color o por medio de la simbología de la boleta. La concentración de los esfuerzos de Karina Milei en Buenos Aires deja a muchos representantes de La Libertad Avanza de distintos lugares del país, y que son varios en Santa Fe, libres para pugnar por su lugar. En Santa Fe tenés problemas adicionales, como por ejemplo el desacople con la reforma constitucional, y ahí el mileísmo no tiene una posición tomada, salvo en oponerse al gobernador. En ese punto no queda claro cómo va a jugar ahora.
—¿A qué atribuís las grandes posibilidades de La Libertad Avanza en las elecciones provinciales?
—No solo por lo que dicen las encuestas respecto a que el gobierno todavía goza de una enorme popularidad en la provincia sino también por el trabajo más cualitativo que hacemos con las entrevistas a personas en diferentes lugares. Cuando uno escucha las palabras de estas personas escucha el discurso oficialista, aun si no están diciendo “voy a jugar para Milei”. Incluso en personas que no tienen tras de sí una trayectoria cercana al liberalismo. Eso muestra la enorme pregnancia que tiene la perspectiva del oficialismo. Sumado eso a una cierta tradición tanto del peronismo como del no peronismo de la provincia de Santa Fe, nos da una perspectiva en la cual, no necesariamente en las elecciones provinciales pero sí en las nacionales, La Libertad Avanza tiene chances de que le vaya muy bien. Por otro lado, aun si no le va bien, como lo que se está renovando en el Congreso nacional son las elecciones de hace cuatro años, la ganancia va a ser clarísima para La Libertad Avanza en cualquier escenario.

—¿Cómo observás los movimientos del gobernador Maximiliano Pullaro y de Amalia Granata en el escenario electoral? Pullaro suele elogiar a Bullrich y manifiesta respeto por Milei, Granata tiene un tono más de confrontación, ¿estos posicionamientos funcionan como estrategias electorales?
—La relación de Pullaro con Milei es tensa. Por un lado, hay efectivamente una cierta búsqueda de cooperación pero al mismo tiempo buena parte del activismo relacionado con el presidente ve en Pullaro un claro enemigo y así lo hace notar en las redes sociales, independientemente de lo que Milei haga en sus gestos como presidente. Hay claramente una situación de impasse, y aunque no tengo datos fidedignos para respaldar esta creencia me da la impresión de que una cosa van a ser las elecciones provinciales y otra distinta después, cuando lo que se esté jugando sean las elecciones legislativas nacionales. Me parece que va a ser distinta la estrategia del gobierno nacional para la provincia. Por otro lado, en cuanto a los posicionamientos de distintos actores, vos mencionás a Amalia Granata, la diferenciación del gobierno nacional puede ser más eficaz para el primer momento que para el segundo, pero siempre y cuando, como decía al principio, la economía no sufra un cimbronazo fuerte durante el año. Con los datos que tenemos hoy, una cosa es cómo La Libertad Avanza va a jugar frente a las elecciones provinciales y otra cómo va a jugar frente a las elecciones nacionales, donde la confrontación con actores como Granata va a ser más clara a menos que haya un reacomodamiento.
—Al presentar los candidatos, donde sobresalen otra vez los outsiders y en particular los periodistas tanto para Rosario como para Santa Fe, Romina Diez habló de la casta y lo refirió a un supuesto acuerdo de Pullaro con los senadores por detrás de la reforma de la Constitución provincial. ¿Todavía es creíble el discurso sobre la casta?
—Después de lo que sucedió en los últimos años hay una especie de tradición santafesina con la incorporación de periodistas como outsiders en todos los partidos y frentes electorales. Ahí no veo una enorme novedad. Si eso es ya una tradición entonces son cada vez menos outsiders. Por ahora el lenguaje antiestablishment, anti político y anti casta que utiliza el gobierno sigue funcionando. Eso es lo que vemos en las entrevistas que hacemos. Ese discurso sigue funcionando, lo que no significa necesariamente que siga siendo así todo este año. Perdoname que sea repetitivo, pero como decía antes: si la economía se mantiene, estas cuestiones de la lucha contra la casta van a funcionar perfectamente porque para una parte del electorado de Milei muy importante, esa lucha se está llevando efectivamente a cabo. Si bien desde otra visión política se dice que el ajuste lo están pagando los jubilados, los empleados públicos, los ciudadanos que no ven obras realizadas, para otra parte del electorado el despido de empleados públicos es parte de la lucha contra la casta. Pero un outsider no encarna mejor o peor la lucha contra la casta; no funciona así, no es tan obvio a menos que sea una figura que efectivamente descuelle.
—Si ya es una tradición en Santa Fe, ¿qué incidencia ha tenido la incorporación de outsiders a la política, en qué la modificó?
—La incorporación de outsiders por un lado permite una representación menos mediada del elector con sus representantes, pero también la llegada a lugares de decisión y a resortes de poder de personas con menor conocimiento del aparato estatal, de las políticas públicas y también de la gimnasia necesaria para llevar adelante la política, que muchas veces implica acercamiento de posiciones y negociaciones. El outsider viene en general con su perspectiva de aportar lo que él sabe de otro mundo a la política, entonces le cuesta efectivamente el mundo propio de la política, lo que a veces se aprende más rápido o más despacio. El impacto de una gran cantidad de outsiders en estos lugares de decisión en general, cuando sucede en gran escala o muy rápido, no es lo más indicado para que el Estado sea eficiente. Dicho esto, como afirma el presidente Milei, para una parte importante de los que se suman la tarea no es hacer más eficiente al Estado sino minarlo desde adentro. Ese rasgo sería entonces positivo y no negativo desde ese punto de vista. Por otro lado, como decíamos, el outsider permite representar de un modo genuino a una parte importante del electorado, sobre todo en una situación donde la clase política no ha sabido dar respuestas.
—El peronismo va a las elecciones de Santa Fe en varias listas y el ex gobernador Omar Perotti se abstiene. ¿Hay una reconfiguración del peronismo o todavía no asimiló la derrota de la última elección?
—Aclaro que no soy especialista en el peronismo santafesino. Mi impresión es que el peronismo de Santa Fe ya se había empezado a reconfigurar antes de ser derrotado en las últimas elecciones; no es que no haya asimilado la derrota. Hay de parte del peronismo santafesino un largo trayecto de reconfiguraciones vinculadas con cuestiones puramente internas de la provincia, no solamente disputas de liderazgo, y también con el alineamiento (o no alineamiento) con los liderazgos nacionales. Los juegos de diferentes líderes del peronismo provincial con el gobierno nacional también van a ir cambiando, en la medida en que más adelante en el año lo que estará en disputa serán lugares en el Congreso.

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