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Exclusiva Suma Política

Avivadas y traiciones: la trama rosarina de la causa millonaria que tiene imputado al canciller Werthein

En Rosario el canciller argentino tiene abierta y en curso una causa penal por una estafa multimillonaria. Gerardo Werthein está imputado porque a una sociedad familiar que integra le atribuyen maniobras para no devolver un préstamo que hoy, con intereses, supera los 100 millones de dólares. El monto inicial había sido cedido por un empresario rosarino que murió en 2016 pero que había iniciado una demanda para cobrar su deuda. Con su deceso sus dos hijos continuaron en el caso. Pero de una manera bizarra un buen día los dos aparecieron, de la nada, renunciando a recibir esa montaña de plata.

Hace dos semanas en una nota en Suma Política (ver aquí) fue consignado este largo pleito que involucra al jefe de la diplomacia argentina y que ahora, tras un archivo sin fundamento, acaba de ser reabierto. Lo que queda más allá de los detalles de un complejo litigio es la historia entre deudores y acreedores. Una historia de proximidad afectiva y familiar que estalló por los aires. Con una pintoresca pelea con abogados rosarinos en el medio, felonías, deslealtades y compras de activos, terrenos y pisos en la torre Aqualina tras las traiciones.



La amistad y la estancia


En 1988 el empresario rosarino León Saúl Grinschpun prestó a la familia Werthein un acervo de bienes, inmuebles y dinero que incluyó los terrenos de la fábrica de yerba mate Cachamai en Villa Gobernador Gálvez. Ambas familias se conocían hacía décadas por el vínculo estrecho entre los emigrantes que fueron los fundadores de ambos grupos empresarios. Las dos familias habían tenido un recorrido económico de gran éxito construido de la nada, pertenecen a la colectividad judía y mantenían un fuerte lazo de amistad. Pasaban juntos celebraciones comunitarias en una estancia inmensa en la localidad de Batavia, provincia de San Luis, donde los Werthein son criadores de ganado. También en Punta del Este donde el canciller tiene su último domicilio. Algunos miembros de las familias, fuertes jugadores, se cruzaban también en el Casino del Conrad (actual Enjoy).   

Esa proximidad tan estrecha impulsó a Leo Grinschpun a prestar sin dudar el monto que le solicitaban sus históricos amigos. Pero como los Werthein demoraron el pago el primero pidió hacer números porque la deuda para entonces, decía él, rozaba los 100 millones de dólares. El 9 de julio de 2012 las partes firmaron un compromiso de pago. Daniel Werthein reconoció formas de pago por 84 millones de dólares ante la escribanía Marquine Villar en Uruguay. Lo hizo en nombre de Los W SA, de la que Gerardo Werthein era directivo, lo que genera su compromiso en el caso.

Nunca pagaron los Werthein. Por lo que en 2015 se inició una demanda en un juzgado civil de Rosario. Los Grinschpun querían cobrar. Pero esa intención se convirtió, para los hijos del acreedor, en una pesadilla. A los pocos meses Daniel Werthein presentó una denuncia contra Grinschpun en Comodoro Py, en la fiscalía de Carlos Stornelli, para llevar el caso a Buenos Aires. Decía que el antiguo amigo de los W había firmado un contradocumento que decía que no se le debía nada.  


Los abogados rosarinos


Leo Grinschpun murió en Punta del Este durante una cena en 2016. Para ese momento dos abogados rosarinos representaban a los hermanos Samantha y Marcelo Grinschpun. Son Matías Scalona y Leopoldo Hernández. Ambos letrados serán muy importantes en el caso y terminarán imputados junto a los Werthein. ¿Motivo? La denuncia de que traicionaron a sus clientes que pasaron de ser acreedores de una deuda millonaria a renunciar, de la nada, a cobrar un solo peso y quedar ellos con la obligación de pagar un fangote por las costas del juicio que habían iniciado, precisamente, para cobrar.

Primero, siguiendo el mandato, Scalona y Hernández denuncian a los Werthein. Repasando: los W habían dicho ante Stornelli que tenían un contradocumento firmado por Leo Grinschpun donde este decía que la deuda era simulada y que lo había firmado para que los W acreditaran solvencia en EEUU para tomar un crédito. Scalona replica que eso era una mentira descomunal, que no tenía lógica desistir de ninguna deuda, que había una falsedad de firma de Grinschpun. Subrayaba que para pagar la deuda los Werthein habían ofrecido una estancia que se llama Gloria a Dios, de 22 mil hectáreas, valuado en 90 millones de dólares. El campo era el de Batavia, San Luis, precisamente donde ambas familias compartían celebraciones en tiempos amables. 

Ese reconocimiento de deuda es simulado, dicen los W. “Nosotros se los firmamos para que acrediten solvencia en EEUU y saquen plata con un crédito. Tenemos el contradocumento”. Llevan el contradocumento diciendo “esta es nuestra defensa”. Scalona replica que ese contradocumento es mentira, que a Grinshpun lo deben haber inducido en confianza a firmar en blanco en algún anexo del acuerdo inicial de cobro de 2012, y luego para completar el embuste remarcaron que esa firma era auténtica con una pericia privada. Si fuera simulado no estarían pagando la deuda. Y fíjense que para pagar la deuda le ofrecieron un campo que se llama Gloria a Dios, son 22 mil hectáreas valuado en 90 millones de dólares. Batavia San Luis. 


Los herederos firman 


En marzo de 2022 Marcelo y Samantha le ceden a Scalona sus derechos litigiosos en un 40 % de lo que debía cobrar su padre: en caso de que se cobrara, un delirio de dinero. En mayo los Werthein amplían una denuncia contra los hijos de Grinschpun y contra el propio Scalona. A este lo consideran el ingeniero de la estafa por el reconocimiento de una deuda que, dicen los W, no existía.

Scalona es un abogado rosarino que había sido tutelado por el viejo empresario Grinschpun y a quienes sus hijos consideraban “casi un hermano”. Le creían con fervor. Scalona y Hernández les indican a los hijos de Grinschpun que deben dar mandato a abogados en Buenos Aires para la defensa por la denuncia ante Stornelli. Le recomiendan contratar a Nicolás D’Albora y Santiago Vergezzi. Le entregan a Scalona 200 mil dólares para pagarle a los letrados y éste firma un recibo cuya firma reconoce.

Pero los abogados porteños declaran jamás haber recibido un centavo de Scalona. Tampoco reconocen haber recibido el mandato de llevar los derechos litigiosos de los hermanos Grinschpun. 

¿Qué hicieron Scalona y Hernández? Según sus clientes, los traicionaron. Primero les sacaron dinero. Después les hicieron firmar bajo engaño un documento por el cual los hicieron desistir del cobro de la deuda con lo cual cometieron una defraudación. Ante la comprobación de ese desistimiento el juez civil y comercial Marcelo Quiroga cerró la causa. No había deuda. Y les cargó las costas multimillonarias a los hijos de Grinschpun.

¿Qué pasó para que de repente los Werthein y Scalona, que estaban en una guerra recíproca, dejaran de denunciarse? Según la fiscalía de Delitos Económicos de Rosario hubo un acuerdo para que los Werthein dejaran de tener una deuda descomunal, mediante un fraude a los acreedores que fue canalizado por los abogados de estos. Por esta razón están imputados cuatro miembros de la familia Werthein, entre ellos el canciller, y los abogados Scalona y Hernández.

Desde el patrocinio de los hermanos Grinschpun deslizan que sus abogados, tras la traición denunciada, mostraron una más que interesante evolución patrimonial. Scalona y Hernández desisten de denunciar a los Werthein el 8 de marzo de 2017 y piden el archivo de la causa entendiendo que “el señor Daniel Werthein nada adeudaba a Leo Grinschpun ni a sus herederos por ningún concepto”. De manera simultánea Daniel Werthein desiste de su denuncia penal en Comodoro Py.



Juntos en el Conrad


¿Qué se verifica en esta dinámica extraña? Que Scalona y Hernández desde esa fecha, según los nuevos abogados de los Grinschpun, empiezan a mover importantes cantidades de dinero. Ingresan en actos de blanqueo con inmuebles, compran terrenos en la empresa Aldic que explota Tierra de Sueños, exhiben gastos exuberantes en tarjetas de crédito. Hernández adquiere un departamento en la Torre Aqualina y luego una segunda unidad en el piso de arriba. Lo allanan por orden de la Unidad de Delitos Económicos de Rosario. A Hernández, según fuentes del caso, le encuentran documentación relacionada a la causa y un escrito donde él prepara su defensa para el caso de ser denunciado por los herederos de Grinschpun, vale decir, los clientes que lo acusan de traición. 

Hernández presenta un escrito señalando que los hermanos Grinschpun, sus clientes, habían arreglado con Werthein y que le deben honorarios. Pero aduce que sigue teniendo amistad con ellos y que incluso ha viajado con ellos. Para justificar este dicho último, Hernández presenta en el juzgado como testigo a un matrimonio que dice haberlo visto a él junto a Marcelo Grinschpun en una fiesta en el Conrad en Punta del Este. 

Marcelo Grinshpun estalló diciendo que eso era una nueva mentira. Era un fuerte cliente del Conrad y el hotel lo invitaba. No puede negar haberse cruzado porque lo desconoce pero sí dice que jamás viajó con él y que lo que desea más que compartir una fiesta con el abogado que lo enterró es partirle la quijada. 

Desde el entorno de Scalona y Hernández sonríen ante estos argumentos. Aducen que demostraron que Hernández viajó aquella vez a Punta del Este en el mismo avión que Marcelo Grischpun, que se alojaron en el mismo hotel, que los vieron juntos. También indican que Hernández invierte en bienes inmobiliarios que se detallan antes de que se llegue al acuerdo de desistimiento recíproco de demandas. Que por ejemplo a Alberto Di Carlo, el pastor evangélico dueño de Aldic, le recibe terrenos en Tierra de Sueños a cambio de honorarios profesionales. 

Hay algo más que es sugestivo: cuando de golpe Scalona deja de denunciar a Werthein y estos a Scalona, se verifica un intenso intercambio de llamadas entre Scalona y Gustavo Isaac, que es el abogado rosarino de los Werthein. Tras esos febriles e intensos contactos los hermanos Grischpun, según dicen bajo estafa, desisten judicialmente de cobrar la plata fabulosa que le debían a su padre. 

Los Werthein están acusados en esto porque la sociedad que integraban, entre ellos el canciller, se benefició con el reconocimiento judicial, inducido por maniobras, de la extinción de una deuda que empezó siendo de 84 millones pero con intereses de décadas superó los 100 millones de dólares. 

Según un analista agudo de la causa los Werthein podrían tener un muy buen argumento defensivo. “Han mentido porque presentaron un contradocumento falopa para decir que a Grinschpun no le deben nada. Pero ellos podrían decir que arreglaron una deuda mediante apoderados, firmando los papeles que debían, pero que si estos se quedaron con dinero que no le rindieron a sus clientes los que deben responder son los apoderados”. Pero no pueden hacerlo. ¿Motivo conjetural? Porque el arreglo fue en negro. “Si ellos reconocen que arreglaron van a tener que decir por cuánto y todo fue por zurda”. 


El descargo 


El abogado Oscar Romera, que representa a Scalona y Hernández, prefiere no hablar. En 2019 Romera declaró en un informe del periodista Hernán Funes en Canal 3 que sus clientes eran ajenos a cualquier delito. “Los hijos de Leo Grinschpun cambiaron la estrategia y el estudio de abogados. El punto de conflicto es en definitiva una diferencia de honorarios que tienen mis defendidos contra los sucesores del señor Grinschpun. Ellos, al cambiar, deben abonar sus acreencias”, dijo entonces.

Lo momentáneo es que Scalona y Hernández están imputados por defraudación en una causa ahora reabierta que también implica al canciller argentino por generar “un indebido beneficio a la sociedad Los W SA que usted integraba como director”. Los delitos que le atribuyen son suscripción engañosa de documento como partícipe primario y estafa procesal en carácter de coautor.

“La relación entre los Grinshpun y los Werthein la conocen solo ellos”, indican asesores cercanos a Scalona y Hernández. “La causa por el reconocimiento de deuda no tiene solvencia. No hay proyección de certeza y no hay caso. No hay motivo indicado del origen de deuda que es lo que vale para que haya cobro. Ese reconocimiento de la deuda de los Werthein es poco serio porque se habla de 100 millones de dólares por asesoramiento financiero. Es una deuda de dudosa entidad”, indican.

Según esas fuentes, todo lo que se empiojó llegó tras la muerte de Leo Grinshpun. “Aparecen las desinteligencias de sus hijos con los abogados. Hay un estudio jurídico, el de Casanova, Salvatierra y Mattos, que empuja muy fuerte la idea de que los herederos de Grinschpun desistieron la causa por engaño. Pero no pueden demostrar los herederos que no entendieron lo que firmaban porque eso es imposible. Esto no funcionaría sin una red fuerte de influencias que hace que la causa esté viva. Y porque esa deuda de origen incomprobable son cien millones de buenas razones. Razones verdes”.

Hay medidas ordenadas y pendientes, la causa sigue, sin vaticinios sobre su destino. Los apoderados de los Grinschpun dicen que les sobra evidencia para demostrar que Scalona y Hernández tienen que ser acusados en trámite de juicio. Lo mismo que Daniel, Darío, Adrián y Gerardo Werthein.


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