“Si bien damos guarismos positivos, el nivel de ventas sigue siendo negativo comparado con 2022 y 2023 y todavía no alcanza a despegar el consumo”, asevera Ricardo Diab, flamante presidente de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), la entidad nacional que tiene bajo su paraguas a federaciones de todo el país de los rubros más variados.
Pero, así como planta bandera para apuntar el vaso medio vacío, el primer rosarino en llegar a presidir esta organización, también apela al diálogo y los consensos como una forma de salir por arriba de los inconvenientes. “Vengo un poco a pacificar”, dice mientras agrega que aunque la palabra pueda ser exagerada intenta resumir su intención de saldar las grietas internas a las que les encuentra poco sentido, e incluso, considera un obstáculo para la idea fundante de “ayudar a las pymes a ser cada vez más competitivas”.
Comerciante de pura cepa, Diab llegó a la presidencia de CAME luego de dirigir por varios períodos la Asociación Empresaria de Rosario (AER), pero también tras un largo camino en el cual hizo del consenso una marca de su gestión, en cualquiera de los lugares que le tocó ocupar como dirigente empresarial.
Así como a los 12 años se quedó al frente de un local de muebles de su padre y luego armó con un grupo de amigos una empresa dedicada al entretenimiento (armaban y proveían equipos de iluminación), combinó el trabajo con sus estudios de ingeniería electrónica en la Universidad Tecnológica Nacional. En 1984 dio un salto de rubro y fundó su propia fábrica de pastas tras hacerse un conocedor del negocio y esa actividad lo llevó a participar de la AER, donde comenzó a integrar la comisión directiva desde muy joven.
Inquieto por naturaleza Diab trajo a Rosario todo el conocimiento de la forma de hacer negocios en Brasil, al que conoce en profundidad desde el tiempo en que, con las pastas, hizo pie en ese destino. Así, se transformó en el gestor de una idea que ubicó a la ciudad en el calendario de muestras latinoamericanas con la Feria Internacional de la Alimentación (FIAR) nacida durante la intendencia de Hermes Binner.
Incansable organizador de ferias comerciales, especialmente entre empresarios argentinos y brasileños, cónsul honorario de Brasil en Rosario e integrante de la comisión directiva de la Federación Industrial de Santa Fe, Diab empezó a conducir desde fines de marzo a la única entidad del país que representa a 1.491 federaciones, cámaras, centros y uniones de los distintos sectores productivos de todas las provincias de la Argentina.
—Sos el primer rosarino electo presidente de la CAME, una entidad de alcance nacional en materia empresarial. ¿Cómo fue ese proceso?
—Fue un crecimiento paulatino, tanto a nivel local como también fuera de la Argentina, en el vínculo con países vecinos. Un poco sin darme cuenta fui ocupando distintos lugares y alguien observó que yo podía representar a las empresas. De ese modo, todos los representantes de CAME definieron que podía ser el presidente para este próximo período, que es muy complejo, muy difícil. Estamos hablando de una entidad que representa casi 1.500 federaciones, cámaras que van desde Jujuy a Tierra del Fuego. Es un orgullo, pero también un desafío y lo haré trabajando como lo hice todos los días por el desarrollo de las pequeñas y medianas empresas.
—CAME es la unión de muchas federaciones que trabajan en conjunto y tu historia también al frente de la Asociación Empresaria de Rosario tuvo una construcción similar, orientada a que todas las cámaras locales se junten con un objetivo común ¿Esa va a ser la impronta de tu gestión? o ¿qué otras metas te proponés?
—Una de mis palabras cuando asumí fueron: “Vengo un poco a pacificar”. Y cuando digo eso, tal vez algo exageradamente, la palabra remite a las discordancias, enojos y distintos pareceres que siempre hay, y que se fueron hacia los extremos. Eso no tiene sentido y menos en esta situación del país. Por lo cual, aquellas que sin agredir sean partidarias de un intercambio de ideas, serán bienvenidas y trataremos de amalgamar todo.
—¿A qué te referís con la situación actual del país?
—Digo todo esto teniendo en cuenta la característica de este gobierno, que cuando apunta hacia un objetivo, por más que llevemos propuestas diferentes, quejas y protestas, no cambia de rumbo. Entonces, sin dejar de insistir, preferimos abocarnos a ver cómo encarar las consecuencias no deseadas que puedan tener algunas cuestiones. Y me refiero específicamente al tema de capacitación. (n.d.r: El gobierno nacional eliminó la cuota que abonan los comercios en concepto de capacitaciones a los institutos y organismos de las entidades empresariales). El objetivo de capacitar es la competitividad. Porque hoy la apertura del mercado, la libertad de acción, la baja de la inflación, etcétera, nos indican que debemos ser cada vez más competitivos y muy minuciosos en la producción y en los costos para poder seguir con nuestra empresa. Debemos trabajar mucho sobre eso, fundamentalmente para la pequeña y microempresa, que es la que menos acceso tiene a este tipo de acciones.
—¿Es complejo el escenario actual en términos de actividad económica real y niveles de consumo?
—Sí. Además, decirle a alguien que tiene que capacitarse o modificar su conducta empresarial en medio de una situación como la que estamos hoy no es fácil. Si bien damos guarismos positivos, el nivel de ventas sigue siendo negativo comparado con 2022 y 2023 y todavía no alcanza a despegar el consumo. Algunas empresas no lo ven como prioridad y no entienden que es un momento donde hay que barajar y dar de nuevo. Hay que re analizar el negocio, la empresa, para ver cómo seguir en el futuro. Nosotros vamos a estar trabajando mucho en ese aspecto. Por ejemplo, en Brasil está el Sebrae (Servicio Brasileño de Apoyo a las Micro y Pequeñas Empresas) que funciona muy bien y estamos emulando eso. Hicimos un acuerdo con el gobierno nacional y vamos a abrir distintos puntos pymes en el país con el mismo objetivo que tiene el Sebrae, la subsistencia de la micro empresa, y tratando de generar un ambiente de negocios. Igualmente, ese ambiente tiene mucho que ver también con cómo se maneja el Estado municipal o provincial en cuanto a las bondades o los beneficios que le da a un emprendedor cuando quiere establecerse.
—¿Qué expectativas tienen para la próxima misión comercial de empresas argentinas, y muchas santafesinas, en ExpoApras, la feria supermercadista más grande del sur del Brasil que se realizará a fines de abril en Curitiba?
—Muchas expectativas. Ya realizamos una primera actividad en Rosario esta última semana, una ronda de negocios locales que organiza Came y a Brasil este año viajan 78 empresas de 13 provincias diferentes, para participar de la feria en Curitiba, un estado muy proclive para el intercambio comercial con Argentina. Eso muestra la intención de CAME de ayudar a las pymes a encontrar posibles mercados.
—Mencionabas la decisión del gobierno nacional de sacar el aporte que se hacía para capacitación a las entidades empresarias ¿Cómo los está afectando esta decisión?
—Lamentablemente eso nos está afectando la posibilidad de poder desarrollar una tarea de asistencia. Este objetivo de quitar la obligatoriedad, sabiendo que, en Argentina por nuestra propia idiosincrasia, lo que no es obligatorio casi no se cumple, afecta fundamentalmente a aquellas pequeñas cámaras del interior que necesitaban mucho de un sostenimiento institucional mayor, porque no tienen recursos propios. Si no existe una cámara con recursos en una ciudad significa que hay un libre albedrío de las autoridades o de quien fuere, para poder imponerse ante las necesidades. Esto se va a empezar a notar si prospera, esperemos que no llegue a ese límite. En CAME junto a la Cámara Argentina de Comercio (CAC) hemos hecho ocho millones de capacitaciones desde 2008. Por lo tanto, es una falacia decir que por culpa nuestra hay gente que no está capacitada, es lo mismo que decir que la escuela no sirve porque hay analfabetos. Si no existiéramos sería mucho peor.
—¿Cómo está el diálogo con el gobierno? ¿Hay interlocución, vienen trabajando en conjunto en estos y otros temas?
—Tengo que reconocer que el primero que pidió visitarme fue Fernando Blanco Muiño, que es subsecretario de Defensa del Consumidor, y Marco Ayerra (secretario Pyme) va a estar viajando con nosotros a Brasil. Con él tenemos en marcha el proyecto Pyme, el programa Capacitar, que estamos desarrollando en todo el país. O sea, por fuera de quien tiene la motosierra en la mano en forma directa, tenemos buen diálogo. Pero eso no significa que se cumplan las cosas que necesitamos y pedimos. Exhortamos, llevamos propuestas, el diálogo es bueno, pero hay puntos de inflexión como el que mencionamos antes en los cuales el gobierno tiene un rumbo marcado y no cede. Esa es la parte que nos complica. También hay cosas que sí podemos hacer. Por ejemplo, en junio se vence el programa 3 y 6 cuotas mediante el cual vendíamos sin intereses. Más allá de que es una acción entre el sistema bancario y los privados, y el Estado nunca puso dinero en este plan, sí abogó para instar a que se sumen los bancos. Ahora a fines de mayo nos vamos a reunir con el gobierno para instar a los bancos a hacer llegar a algún acuerdo similar a ese plan, porque es indispensable para seguir manteniendo el consumo. También vamos a desarrollar con ellos el expertise que tenemos de rondas de negocios en todo el país. El 11 de junio seguramente lo estaremos presentando en un Congreso de Ministros de la Producción que hace la Nación en Catamarca. Hay innumerable cantidad de cosas que hacemos en una oficina para sumar y desde otra oficina nos quieren sacar los recursos. Son cosas que ocurren.

