El acto por el Día de las Mujeres, Lesbianas, Bisexuales, Trans y No binaries Trabajadorxs promete ser masivo en Rosario, capital combativa del movimiento en la Argentina. Y no sólo porque se trata del primer 8M con Javier Milei presidente —cuya motosierra cargó contra reparticiones específicas, programas de atención y “todo lo referente a la perspectiva de género” en la administración pública nacional (Adorni dixit)—, sino por la creciente participación que desde hace semanas nutre las reuniones preparatorias en el marco de la Asamblea Lesbotransfeminista.
Esta polifacética red nuclea a partidos, sindicatos, organizaciones barriales, comunidades originarias, colegios profesionales. También a independientes sin filiación a un espacio en particular, ya que la concurrencia es abierta y libre. En los últimos encuentros llegó a 350 la cantidad de personas planificando la próxima marcha al Monumento a la Bandera, cuenta la dirigente Liliana Leyes. Si acaso se registró algún reflujo de la movilización tras el pico que implicó el tratamiento de la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) en 2020, pandemia mediante, este 8 de marzo los feminismos buscan ocupar las calles para pelear por sus derechos “en un escenario de restauración patriarcal, con crisis económica y social a causa del aumento de la desocupación, la inflación y el hambre”, sintetiza otra militante histórica del espacio, Lucrecia Aranda. En diálogo con Suma Política, las referentas adelantan los ejes de sus reclamos y discusiones, donde hace eco la palabra “resistencia”.
En los últimos años la Asamblea solía congregarse con un mes de anticipación a tres hitos emblemáticos del calendario feminista (8M, 3J y 25N). Lo hacían para coordinar detalles de los actos, el contenido de la proclama y las intervenciones artísticas. Sin embargo, desde las elecciones primarias nacionales de 2023 el espacio quedó funcionando regularmente todos los lunes, en reuniones que transcurren en sedes de sindicatos o en el centro cultural La Toma.
“Hay una presencia permanente (de activistas), con participación en las comisiones, asumiendo tareas; una necesidad de reencontrarse, de reforzar conquistas y posiciones vulneradas por este gobierno autoritario que nos puso en un lugar de enemigues, tal como hace la derecha extrema en otros lugares del mundo”, describe Aranda, integrante de la Campaña nacional por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito. “La Asamblea está muy movilizada y muy unida”, acota.
“Para llegar a la foto de la multitud en el Monumento antes existe un proceso previo, que es lo más interesante. Las asambleas semanales, lo que las organizaciones van gestando, la articulación con el Estado y en los barrios, con otras organizaciones, vecinos y vecinas”, refuerza Leyes, al frente de las Secretarías de géneros y diversidad de ATE Rosario y de Derechos Humanos en la regional local de la CTA. “Además intentamos unificar las consignas con otras provincias, donde se dan discusiones similares. En Rosario tenemos una identidad de lucha muy fuerte y organizamos la agenda feminista en unidad a pesar de las diferencias”, agrega, sin desconocer las discrepancias.
De esa historia de luchas, “con compañeres y referentes muy importantes para el movimiento obrero argentino, algunos de los cuales han dado la vida, aprendimos que existía un objetivo común y lo tuvimos claro: el machismo, el patriarcado. Hoy son las políticas de Milei”.
Por eso el 8M planean una movilización “pacífica y contundente, donde se ponga de relieve el contenido político del movimiento frente al ajuste salvaje, un ajuste contra el país en su conjunto y contra nuestro colectivo en particular”, continúa Aranda, y revela que el viernes le darán jerarquía a la lectura colectiva del documento en el escenario montado en el Parque a la Bandera. Allí denunciarán desde la pérdida de programas clave como el Acompañar, que deja desguarnecidas a las víctimas de violencia de género, hasta la merma en la cantidad y calidad de las viandas que ofrecen merenderos y comedores comunitarios, entre otros puntos.
La movida comenzará al mediodía en la plaza San Martín, con una feria de economía popular. La convocatoria a las organizaciones es a las 17 y a las 18 sale la marcha, cuyo recorrido ya fue informado a las autoridades municipales, como es usual, para el ordenamiento del tránsito. Esta vez también hubo conversaciones con la provincia, pues preocupa que recientemente la policía haya detenido en un inusitado operativo a jóvenes activistas que pintaban una consigna contra la ley ómnibus en la vereda de la plaza 25 de mayo. Por decisión del Concejo Municipal —al igual que en ediciones anteriores— el transporte urbano será gratuito desde las 12 a las 24, lo que contribuye a garantizar el traslado de les manifestantes desde los barrios al centro y viceversa.
Tensiones en el seno de la Asamblea, que en otros tiempos se expresaron en la redacción de dos proclamas o en marchas paralelas, quedaron atrás. Este año los consensos llegaron temprano y ahora el desafío pasa por lograr capacidad de síntesis para que el documento a compartir con la multitud no resulte demasiado extenso. Un pilar de ese pronunciamiento es la situación de la mujer en tanto trabajadora, ya que la jornada internacional del 8 de marzo conmemora a las obreras norteamericanas que a principios del siglo XX protestaban para conseguir mejores condiciones laborales y murieron cuando su empleador provocó un incendio.
“Trabajadoras formales e informales, en relación de dependencia y precarizadas, que realizan el trabajo productivo y el reproductivo a causa de la división sexual del trabajo: cuando estamos asalariadas tenemos los sueldos más bajos y cuando no, nos ocupamos en su mayoría de las tareas de cuidado”, aclara Leyes, que en la Asamblea integra la comisión de Sindicatos y Territorios.
“Discutir que el acompañamiento y la atención a los niños y a los adultos mayores, en los comedores y en el ámbito doméstico, es trabajo, y que quienes lo hacen tienen derechos, no es menor”, plantea Lucrecia Aranda. “Este debate que el feminismo puso sobre el tapete acerca del uso del tiempo y la reproducción de la fuerza de trabajo impacta en la economía y los grupos económicos intentan disputarla. Les molesta a los grandes capitales”, apunta quien ficha desde hace tres décadas en este colectivo heterogéneo y en permanente transformación, cuyas divergencias no devienen grietas y mucho menos abismos.
“Nos llevó años estar todas juntas en una asamblea, no es magia. Trabajamos para ello, hemos organizado mesas para que participen los sindicatos; creemos que cuantas más organizaciones se sumen es mejor”, sostiene Leyes. “Las discusiones luego las plasmamos como propuestas de políticas públicas. De las Madres (de Plaza de Mayo) aprendimos la importancia de las rondas: en las asambleas nos ponemos en ronda para mirarnos, somos horizontales, muy dinámicas”, insiste.
Aranda coincide y lo expresa con estas palabras: “El movimiento de mujeres de Rosario, hoy lesbotransfeminista, tuvo la inteligencia de ser amplio y sostener el diálogo entre espacios que se sientan en una misma mesa a debatir con confianza. Entre nosotres, con las autoridades. Así logramos acuerdos, participamos de consejos asesores, armamos agendas, promovemos normativa, algo que en otros lugares del país no se ve. Siempre hubo articulación con las organizaciones y con los territorios. Hay una pertenencia muy fuerte de las activistas, incluso algunas son funcionarias de los Ejecutivos o en las legislaturas y luego vuelven a sentarse a una asamblea”. Ella misma integró equipos de gestión en el municipio y fue diputada. “Ese recorrido por los distintos niveles del Estado nos da un conocimiento, una experiencia, que después se comparte. Nos valoramos mucho entre nosotras, nos respetamos. La asamblea es un espacio de aprendizaje”.
Frente a la fuerte embestida mileista, se multiplica el compromiso entre mujeres y diversidades de variadas edades y generaciones. “Decimos que no nos callamos más, que a algunos lugares no vamos a volver. La salida es colectiva y no estamos solas, incluso organismos internacionales nos respaldan”, advierte Liliana Leyes, como quien enciende una esperanza. “Nuestros avances fueron muchísimos y quieren aplastarlos. De hecho en distintos lugares del mundo la experiencia argentina se valora en términos de la lucha que dimos por la IVE, por los derechos humanos. Vamos a defenderlos y a resistir que el capital esté sobre lo humano”, propone.
“Las mujeres y disidencias sexogenéricas pusimos en agenda las vulnerabilidades que el sistema crea y nos quieren castigar porque trajimos mayores libertades, inclusión y derechos, porque instalamos demandas que se concretaron, como el casamiento entre personas del mismo sexo, transitar en libertad, pedir anticonceptivos en los centros de salud, que las mujeres se planten contra un marido que las violenta”, concuerda Aranda.
Renglón seguido enumera razones para ser parte de la marea este 8 de marzo: “Defender la vida, la empatía, el respeto por las otras y les otres; recuperar los valores que la sociedad necesita para pensarse a sí misma —que somos todos iguales, que debemos acceder a los mismos derechos, que ser diferente no implica humillación, como pasa con las consideraciones hacia la discapacidad, que no haya discriminación—; rodear con solidaridad lo que está siendo demonizado, contra toda crueldad y violencia discursiva”.