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Política

Jubilaciones: una ola en el Congreso que el oficialismo parece dispuesto a chocar de frente

La reforma de la ecuación para el cálculo de las actualizaciones jubilatorias pasó por el Senado con impetuosa autoridad numérica y política. Los legisladores calificados de “degenerados fiscales” por el presidente Milei se multiplican; el Congreso ya es un antro de degenerados que convirtieron en ley una mejora previsional discreta, y que en la mejor hipótesis podría dar resultados más sólidos recién para los próximos años, a partir de 2025. A diferencia de Diputados, donde el conglomerado opositor consiguió el 4 de junio pasado una media sanción con 160 votos (73 en contra y 7 abstenciones), dos tercios estrictos sobre el total de presentes, este jueves en el Senado el voto a favor de mejorarle la vida a los jubilados arrasó 61 a 8. Incluso, en los dos artículos más resistidos, el 2° y el 4°, que no fueron acompañados por los senadores del PRO, también ganaron la votación por goleada 49 a 20.

La votación en el Senado estuvo muy por encima de los dos tercios, el número que, de repetirse, y si hubiera insistencia legislativa tras el anunciado veto presidencial, dejarían desairada a la Casa Rosada. Una situación que no recuerda antecedentes en la historia parlamentaria.

La reforma del cálculo de las jubilaciones, convertida en ley este jueves, enviada al Poder Ejecutivo para su reglamentación, sería vetada, “veto total” dijo el propio Milei, que otra vez va a la guerra contra el Congreso aunque cada vez con armas políticas más endebles. El gobierno se apresta a chocar de frente la ola creciente a favor de una mejora previsional y ya avisa que, si el Congreso insiste tras el veto, y pierde ante la oposición con los dos tercios, no descarta ir en queja a la justicia para que lo saque del enredo, o en todo caso, profundice la confusión.

El plan de la Casa Rosada, que hasta acá fracasó, era enmascarar el recorte de ingresos reales de los jubilados (que cayeron entre 30 y 45 por ciento desde 2017 a hoy) con una salida hacia adelante de aumento por inflación (contemplado también en la ley votada), luego de la caída sin precedentes del verano (por caso, la inflación de enero fue del 20,6 por ciento y recién en abril el gobierno morigeró esa pérdida otorgando un 12,5). 

Pero la ley votada, además de recuperar de manera retroactiva los 8,1 puntos perdidos, también asocia la mejora de los ingresos a una hipotética mejora de salarios. Si los sueldos de los activos registrados le ganaran a la inflación, ese diferencial (por caso, inflación de 4 puntos en determinado mes, y aumentos salariales del 6 para el mismo mes, generando una mejora real de 2 puntos), a los jubilados se le gatilla una mejora de un punto (la mitad), por encima de la inflación.

A pesar de la votación arrasadora, este concepto no fue convalidado por el PRO ni, desde ya, por La Libertada Avanza. 

Tampoco convalidó el núcleo oficialista más duro la cláusula de la ley que garantiza un mínimo de 1,09 de la canasta básica de un adulto que publica el Indec, mensualmente. La “canasta básica” no refiere a los gastos que requiere un adulto para llevar adelante una vida cómoda, ni contabiliza los muchos rubros de gastos que implica una vida urbana. Canasta básica es: un conjunto de alimentos (los más baratos del mercado) que garanticen las calorías mínimas para que la persona no muera de hambre, ese monto, multiplicado por el coeficiente 2,2. En julio, ese valor rondó los 321 mil pesos. 

Este concepto tampoco fue avalado, ni en Diputados ni en el Senado, por LLA y el PRO.

Las reuniones de urgencia de Milei con Mauricio Macri, el respaldo del ex presidente “al veto” que anunció el presidente, y la posterior respuesta de los propios senadores del PRO (a Macri) en el sentido de aclarar que no habían votado con el kirchnerismo (y los radicales, y bloques provinciales), fue una saga previsible, pero que no tranquiliza al gobierno. El impactante voto “en general” en el Senado 61 a 8 (donde sí están los votos favorables del PRO) fue una gambeta para eludir el costo político de oponerse y, de todas maneras, perder. El núcleo de la ley votada está, justamente, en los artículos 2° y 4°. 

Y sobre esos puntos se desatará una cacería de votos para las próximas semanas. 

Aumentar de acá para adelante las jubilaciones sólo por inflación no es un problema para el gobierno que ejecutó el ajuste más grande de la historia en el menor tiempo. Mientras el programa económico no se estrelle, con la actividad económica en baja, la inflación irá también a la baja.

Ante la mirada por ahora pasiva de la población mayoritaria, el conflicto político en el Congreso augura escalar a niveles desconocidos. Milei va perdiendo las riendas de un armado de mayorías parlamentarias que lo sostuvo hasta acá. 

Los sectores “amigables” del gobierno se corren, al menos en el tema jubilaciones, aunque no está claro con cuál plan de acumulación política. El presidente, golpeado, sin embargo, continúa en el centro de la escena, y del lado opositor, no asoma todavía una representación política que puede recoger la decepción creciente de los votantes de noviembre de 2023.

El cambio de tendencia que se avizora en el Congreso no estaría en correlato con el clima callejero, donde un sufrido adormecimiento, por ahora, le pone el tono a un invierno inolvidable.


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