El debate sobre la eliminación de las PASO, su eventual incidencia en los resultados de las elecciones presidenciales y a quiénes beneficia —o en todo caso, perjudica— se hizo un lugar en la agenda política. Lo que comenzó como una movida aislada de algunos gobernadores fue tomando vuelo propio, con apoyos y rechazos. Si en este momento el oficialismo le puso el freno de mano a la iniciativa, es porque además de complicar la interna de Juntos por el Cambio (JxC) nadie puede asegurar cuál será el efecto en el Frente de Todos. .
En su encuesta nacional de octubre, la consultora Zuban Córdoba y Asociados preguntó, entre otras cosas, por las PASO. Y de sus resultados se puede deducir que su sostenimiento no son precisamente un clamor popular. Ante la consulta si deberían dejar de ser financiadas por el Estado, el 67,1 % se mostró de acuerdo y el 25 % en desacuerdo; asimismo, el 57,4 % estuvo a favor de que dejen de ser obligatorias. Además, el 60,6 % de los consultados respondió afirmativamente a la pregunta: “¿el oficialismo quiere suspender las PASO porque le conviene políticamente?”.
Si bien la mayoría consideró que las PASO son importantes para la democracia y deben mantenerse (51,8 % contra el 40,8 % que no lo cree así), un porcentaje similar (50,9 %) cree que sólo deberían realizarse en aquellos partidos que tienen competencia interna.
El trabajo también preguntó si deberían reemplazarse con internas partidarias en las que solo voten afiliados e independientes. En este caso, el 46 % estuvo de acuerdo y el 42,5 % en desacuerdo.
En definitiva, el resultado más contundente que arrojó la encuesta es que la mayoría cree que las PASO deberían dejar de ser financiadas por el Estado y que el oficialismo obtendría réditos políticos de su eliminación.
Ninguna de las dos conclusiones en la práctica es así de categórica. Si se eliminan las PASO, el Estado deberá afrontar el costo del sistema electoral que se implemente para definir candidaturas partidarias, cualquiera sea el que se establezca. Y la conveniencia del oficialismo, en parte real, también abre interrogantes.
Estado de situación
En este momento el objetivo de eliminar las PASO entró en boxes. Eso es así porque el Frente de Todos tiene su tormenta perfecta. Si no pudo ponerse de acuerdo para organizar un acto de unidad por el 17 de Octubre, cobrarle Ganancias a los jueces o en el porcentaje de aumento de las prepagas, mucho más complejo le resultará conseguir consenso interno para avanzar con una reforma electoral.
A grandes rasgos, se puede decir que a favor de la eliminación están los gobernadores y La Cámpora; en contra el Movimiento Evita, el sector interno del PJ más cercano al presidente Alberto Fernández.
Hace pocos días comenzó a tallar una nueva opción, que llegó de la mano de Máximo Kirchner: posponer la fecha de realización de las PASO, de manera de achicar el lapso entre su realización y las elecciones generales. En principio, tanto en la Casa Rosada como en la oposición, la idea no cayó para nada mal. Actualmente el lapso entre ambas es de 80 días, que todos consideran excesivo y, además, un riesgo para la gobernabilidad. Si hay acuerdo, ese tiempo podría pasar a ser de cuatro semanas.
Sin embargo, sobre el cierre de la semana, otro referente de La Cámpora, el ministro Wado de Pedro, retomó el plan original de la suspensión. “Todos los gobernadores del Frente de Todos están a favor; el único que se opone es el presidente Alberto Fernández. Estamos intentando convencerlo”, sostuvo.

En el Congreso
Así las cosas, el Frente de Todos necesita 129 votos en Diputados para lograr la eliminación de las PASO y tiene un bloque propio de 118. A esos 118, la dirigencia del PJ estima que hay que restarle unos 12 legisladores que hoy no acompañan el proyecto. Y sumarle los de eventuales aliados, como los cordobeses que responden a Juan Schiaretti (3 votos), que ya se pronunció en contra y de hecho en su provincia no se aplican.
Pero no se trata únicamente de una cuestión de números. En el oficialismo tienen dos conclusiones en las que -esta vez sí- coinciden la mayoría de los sectores internos: la primera es que la eliminación de las PASO complicaría muchísimo las candidaturas de Juntos por el Cambio, incluso con riesgo de ruptura. Y la segunda es que en este contexto interno que todo el tiempo pone a prueba la unidad en el Frente de Todos, con Alberto F. por un lado y Cristina Fernández-Sergio Massa por el otro, nadie puede asegurar que se llegue a listas de consenso. El discurso del presidente en el Coloquio de Idea, dónde disparó contra el kirchnerismo, instaló la sensación de que aspira a ir por la reelección; de ser así, el único camino que tiene son las PASO. Ni el kirchnerismo ni el massismo lo van a apoyar. Para Alberto F. es PASO o nada.
Pasando en limpio. La eliminación de las PASO es una jugada política de final incierto. Es real que le sumaría un problema de difícil resolución a la interna de JxC; tan real como que podría hacer naufragar la unidad del Frente de Todos; que hace agua y amenaza con irse a pique, pero por ahora se mantiene a flote.

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Periodista. Cofundador y editor de Suma Política. Ex secretario de Redacción del diario La Capital. En Twitter: @rpetunchi
