No sólo se trata de nombres. Los cambios en el gabinete que el gobernador Omar Perotti planea para cerrar el año incluirían no sólo la designación de dos mujeres en lugares de primera línea, sino también una reforma más audaz con el armado de una mesa política de la gestión. Se unificarán ahí los espacios que hoy están repartidos en las carteras de Gobierno y Gestión Pública y que pasarán a depender del actual ministro Marcos Corach.
Convencido de que a esta parte de su gobierno le faltó política, Perotti se propone realizar este nuevo armado, que si se concreta sólo dejaría fuera de esa mesa las áreas de Justicia y Derechos Humanos, que quedarían dentro del ministerio de Gobierno. Ya se anunció que el Servicio Penitenciario pasará al organigrama de la cartera de Seguridad.
Con ese esquema más despejado asumirá el cargo de ministra de Gobierno Celia Arena, actualmente al frente de un ministerio nuevo, el de Igualdad, Género y Diversidad. Para sucederla en sus actuales funciones le ofrecerán sumarse al gabinete provincial de Perotti a la senadora nacional María de los Angeles Sacnun, que termina su mandato en el Congreso.
También habrá cambios al frente de la secretaría de Comunicación Social, actualmente a cargo de Miguel Altamirano, donde podría desembarcar el ex diputado Carlos Bermúdez, que mudaría a la Casa Gris su despacho de la secretaría administrativa del Senado provincial. Aunque este cambio y el de Sacnun recién podrán confirmarse la semana que viene. “No hay nada definido aún”, es la respuesta oficial ante las versiones.
Altamirano formará parte de ese nuevo armado político que es un tema pendiente de la actual gestión provincial.
Las pistas de los cambios
Como hace un año, Omar Perotti volvió a sembrar de pistas los cambios que hará en su gabinete. Confirmó que habrá varios, dijo que serán antes de fin de año y si bien ya se conocen al menos dos posibles nuevas ministras y un secretario, más algún enroque, en sus declaraciones públicas el gobernador prefirió bajarle el perfil a la expectativa por los nombres y habló más de “cambios de funcionamiento para la optimización de las acciones del Estado”.
Cuando terminaron las elecciones internas, el propio Perotti anunció que, como a los contadores, le gusta hacer balances a fin de año, por lo que recién entonces iba a revisar el funcionamiento de las distintas áreas de su gobierno.
Al explicar la situación, prometió evaluar “si realmente todas las áreas están alineadas para conseguir el mejor objetivo”, y consideró que “hay algunas dependencias que pueden dar más y otras que están trabajando forzadas y necesitan refuerzos”.
Esa explicación y la que brindó antes, permiten abrir el juego a muchas posibilidades de cambios. Ya había dicho que una renovación del gabinete se justificaba por la irrupción de la pandemia, ya que las designaciones iniciales fueron pensadas para un proceso normal, que se vio alterado por un fenómeno que pasa una vez cada cien años. Eso le permitiría pensar ahora en otros nombres para lidiar con el rebote post pandemia y ocupar el lugar de aquellos que se desgastaron con la lucha contra el Covid.
Pero los anuncios finalmente parece que se centrarán en las carteras más políticas del Gobierno, no serán tantos como se pensó, ni afectarán a tantas áreas, aunque el gobernador se tomará unos cuantos días más para las definiciones que faltan. Y siempre que pasa esto, las sorpresas pueden aparecer.
Las segundas líneas
Las primeras pistas de lo que hará Perotti pueden buscarse en sus propios anteriores cambios de gabinete. En sus preferencias iniciales el actual gobernador buscó gente que “conociera donde estaba la botonera del gobierno”, después de un peronismo con doce años fuera del poder.
Y cada vez que tuvo que hacer modificaciones, acudió a los que ya estaban dentro de los equipos y ocupaban funciones en las segundas líneas.
Así fueron los cinco principales cambios que ya hizo: en Salud (Sonia Martorano asumió en lugar de Carlos Parola), Trabajo (Juan Manuel Pusineri sucedió a Roberto Sukerman), Gobierno (Sukerman por Esteban Borgonovo), Gestión Pública (Marcos Corach reemplazó a Rubén Michlig) y Seguridad (Jorge Lagna a Marcelo Sain).
En esa misma sintonía, ahora habría nuevos enroques: como el de Celia Arena, actualmente y desde que se creó al frente del ministerio de Igualdad, Género y Diversidad, quien pasará a Gobierno; y el de Miguel Altamirano, de estrecha relación con el gobernador desde hace años, que tendrá funciones dentro del armado de una mesa política de la gestión.
Para reemplazar a Sukerman en la cartera de Gobierno primero se mencionó al electo y ya asumido diputado nacional Roberto Mirabella, pero desde que hace una semana Celia Arena acompañó al gobernador en la reunión con las fuerzas políticas representadas en la Legislatura, su nombre se dio por bendecido.
Ni siquiera le hizo mella una divulgación de las últimas horas que resaltó que la actual ministra se había tomado unos días de vacaciones en la previa al anuncio de su designación, un detalle probablemente surgido de las filas que no ven con simpatía sus nuevas funciones.
¿Y Sukerman?
Resta saber el destino de quien ocupa el ministerio de Gobierno, Roberto Sukerman, que pasó de ser designado en reemplazo de Esteban Borgonovo para integrar una “dupla de defensores” que funcionara como un escudo para el gobernador, a quedar casi sin juego.
“El gobernador tiene una forma de gestionar que no es compatible con lo que un ministro de Gobierno tiene que hacer”, comentan quienes vieron cómo ya se desgastaron dos dirigentes rosarinos en el mismo sillón.
Preservar a Sukerman en otro lugar del gabinete no es hasta el momento una posibilidad, ni siquiera teniendo en cuenta que es uno de los dirigentes peronistas con votos en Rosario.
Al desgaste político que tuvo desde las elecciones internas para acá, donde sus funciones se fueron debilitando a pesar suyo, ahora hay que sumarle que en el Gobierno todos esperan que presente su renuncia indeclinable y se demora en hacerlo (aunque él afirma que ya lo hizo en noviembre), con lo que traba se traban el resto del armado.
A pesar de que en la última semana el propio gobernador confirmó abiertamente que uno de los cambios que hará será en la cartera de Gobierno y empezó a trascender el nombre de Celia Arena, Sukerman siguió como si nada o, según dice, a la espera de que le acepten la renuncia que nunca reveló había presentado.
Incluso sumó desconcierto cuando firmó en los últimos días un convenio para realizar un censo entre el personal del Servicio Penitenciario, área que el gobernador ya formalizó que no va a seguir dependiendo de Gobierno, sino que volvió a la cartera de Seguridad.
Otros nombres en danza
Cuando comenzó el run-run de nombres del gabinete, había otros dos ministros en la bandeja de salida. Uno de ellos es el de Cultura, Jorge Llonch, por haber quedado cruzado en la interna política en el sector donde fue candidata su esposa, la vicegobernadora Alejandra Rodenas.
Pero las versiones más recientes indican que no resultaría afectado por estos cambios, aunque podrían exigirle mejores resultados en el área que maneja y tal vez tendría que encarar modificaciones en sus equipos de trabajo.
El otro funcionario de primer nivel que no tenía asegurado terminar el mandato era el ministro de Desarrollo Social, el ex senador provincial Danilo Capitani, especialmente después de su interpelación en el Senado tras ser acusado de reparto discriminatorio de alimentos. Pero su nombre dejó de ser mencionado, aunque para el detalle completo de cambios habrá que esperar todavía algunos días.
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Periodista. Licenciado en Comunicación Social de la UNR. Ex jefe de Redacción de La Capital. Twitter: @DanielAbba_
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