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Política

Medio gabinete en duda por los cambios que anunció Perotti para este fin de año

Medio gabinete en duda por los cambios que anunció Perotti para este fin de año



Redacción Suma Política


La explicación es un error bien vestido.

Con los años, es probable que Omar Perotti haya olvidado esa frase que Julio Cortázar escribió en Rayuela, pero que vale para entender el anuncio que hizo desde las escalinatas del Palacio de Justicia de que hará cambios en su gabinete. Lo más atractivo del tema no es saber quiénes se van, sino observar el amplio juego de dudas que esa posibilidad abrió. “Todos pueden ser titulares o ir al banco”, fue la mejor definición para graficar la situación, a la que el gobernador de la provincia justificó diciendo que había preparado un equipo sin considerar la pandemia.

“El virus no es excusa. Yo saco agua de entre las piedras y estoy en la misma situación de todos”, respondió uno de los ministros que se sienten seguros, desnudando que la explicación del gobernador fue casi un cumplido. Pero está claro que no todos los ministros se adaptaron, no sólo a sortear el obstáculo inesperado del covid, sino a la dinámica de un gobierno que pretende acelerar su ritmo. Quizás el armado de un equipo con integrantes que hacía mucho tiempo habían pasado por la función pública iba tener estas lógicas consecuencias.

Es probable que los cambios sean varios, incluido algún enroque, pero antes de eso es interesante centrarse en el abanico de dudas que se cierne sobre la mayoría de los ministros.

Bastó que el técnico anticipe los cambios para que más de la mitad de los jugadores miren con desconcierto hacia el banco. No sólo la incertidumbre es general. También la opinión de que no hacía falta este mal trago. “Si quería hacer cambios, los podría haber hecho de una vez y no exponer tanto a todos”, reprocha uno de los que resultaría afectado.

Sorprende saber que no hubo atenuaciones del gobernador después de su anuncio. No llamó individualmente a nadie para explicarle nada. Y tampoco existe un chat que agrupe al gobernador y a los ministros. Sí funciona un grupo de WhatsApp de los ministros, que se usa más para cuestiones generales y de gestión. Tampoco ahí nadie escribió nada sobre el tema, salvo cuando se programó una reunión y uno de ellos dijo: “hagámosla, total el que no esté, no irá”.

Hasta el presidente de la Corte, Rafael Gutiérrez, volvió a su despacho sorprendido. “¿Saben que anunció cambios en el gabinete?”, les contó a sus pares, que minutos antes habían recibido al gobernador. Fue al salir de ese encuentro que Perotti respondió a la pregunta clave evitando los lugares comunes que podría haber usado. “Lo voy a evaluar más adelante” o “no he pensado en eso” hubieran sido las respuestas políticamente correctas para evitar tanto revuelo.

Pero eligió ir al grano. “Sí, habrá cambios”, dijo. Curiosamente, el único ministro que escuchó en vivo y en directo esa respuesta es uno que se irá seguro: el abogado rosarino Esteban Borgonovo, a cargo de una devaluada cartera de Gobierno.

“No dio con el perfil”, o “no entró en sintonía”, son otra vez las explicaciones que dibujan otra cosa. Nadie menciona por ahora que pueda pasar a otro cargo, aunque no le sentaría mal encargarse de algún tipo de articulación con la Justicia. “Son decisiones que toma el gobernador”, atinó a decir cuando fue consultado. Justo al día siguiente del anuncio de Perotti tenía una actividad pública.

Otros dos ministros que iban a estar en esa reunión con la Corte se salvaron de escucharlo a Perotti. El de Hacienda, Walter Agosto, uno de los inamovibles, se retiró antes, y el de Gestión Pública, Rubén Michlig, no pudo asistir. Este último es otro de los que dejarían el gabinete también con la excusa de que “no encontró su lugar”, en una cartera que partió con problemas de origen, porque debería ser un ordenador interno del gobierno, pero que tampoco es el clásico Jefe de Gabinete o ministro coordinador.

En su caso venía amagando con dejar el cargo, y es el cambio menos traumático. Incluso ya se sabe quien lo va a reemplazar: el rafaelino Marcos Corach, que es hombre de confianza del gobernador a quien rescató de la jefatura de Gabinete de la Municipalidad de Rafaela. Se sumó al gabinete en julio pasado, al frente de un área nueva dentro del ministerio que ahora pasará a manejar.

El problema con Borgonovo es que debiera ser reemplazado por otro rosarino, y no aparece nadie con chances por fuera del gobierno. Tal vez por eso crecieron las menciones a otro ministro, el de Trabajo, Roberto Sukerman, que podría mudarse de despacho después de haber hecho los deberes al conseguir la demorada sanción de la ley de ART. Otra opción que se menciona es que pase a ocupar ese lugar el actual secretario de Integración y Fortalecimiento Institucional, José Luis Freyre, aunque a medida que se menciona esa chance pierde impulso.

Paradójicamente, otro ministro intocable es el que en una encuesta pública que pregunte a quien habría que sacar, la gente votaría por mayoría: el de Seguridad, Marcelo Sain. Pero su batalla contra el delito ahora con los tres proyectos de reforma policial en la Legislatura debieran ocuparlo los próximos años, aunque con sus repetidas e insólitas declaraciones nunca se sabe. “Por las dudas ya preparé mis bártulos”, respondió con la seguridad de los que se quedan.

Hay un tercer sector de ministros a los que llaman “los quejosos”, que podrían tener una charla con el gobernador antes de los anuncios. Uno de ellos es el de Producción, Daniel Costamagna, que a raíz de los entredichos por el tema Vicentin ya estuvo renunciado del gabinete unos días y es probable que haya quedado resentido para continuar. Por ahora mantiene un extraño bajo perfil.

En el mismo grupo está la ministra de Educación, Adriana Cantero, quien tuvo que lidiar con el problema adicional de la pandemia pero se muestra activa haciendo planes para el reinicio de clases del año próximo. Salvo que plantee cansancio, es probable que siga. Fue una de las últimas en ser designada y se mencionaba que no quería seguir los cuatro años.

En situación parecida se encuentra la ministra de Salud, Sonia Martorano. Está desde hace meses en la primera línea de la trinchera pero le tocó hacerse cargo de un área que ya sufrió la baja de un ministro designado, Carlos Parola. Un segundo cambio en el primer año de gestión en la misma área sería mal visto, aunque también podría justificarse porque se trata de la cartera más afectada por la pandemia. Cuando se contagió de Covid confió que tenía ganas de irse, pero después volvió más entusiasmada, aunque con algunas trabas en el funcionamiento interno del ministerio. Entre las decisiones que anuncie Perotti podría estar un refuerzo de la estructura de ese ministerio, tal vez sumando a algún referente que se enfoque más en la gestión política.

Otro que tuvo que lidiar con situaciones más difíciles de las que imaginaba es el encargado de Desarrollo Social, el ex senador provincial Danilo Capitani. Es otro de los que aparecen en la línea del delicado equilibrio, pero su cambio implicaría romper un acuerdo político con el sector de María Eugenia Bielsa, al que pertenece. Aunque están los que aseguran que “eso después se compensa por otro lado”. Como la mayoría, no tiene indicios puede pasar.

De la titular de Infraestructura, Silvina Frana, no se habla; aunque al principio de la gestión estaba con algunos desacuerdos por el manejo de su ministerio, esa etapa parece haber sido superada.

El ministerio de Medio Ambiente da para hacer lo que quiera el gobernador. Podría argumentar que a su titular, Erika Gonnet, al igual que las áreas mencionadas antes, le tocó lidiar con un problema mayúsculo, en este caso el de los incendios en las islas. También podría criticar que pese a sus gestiones no logró una solución para ese problema. Depende de cómo se lo mire. La mirada del técnico del equipo es la que vale.

Igual consideración le cabe al ministro de Cultura, Jorge Llonch, cuya cartera no pudo arrancar casi. Eso puede ser justificado por la pandemia o reprochado porque no se las ingenió para mostrar igual alguna visibilidad con las cuestiones de su área. Que sea el esposo de la vicegobernadora Alejandra Rodenas le da probablemente un resguardo político que no tiene el resto de sus pares en las mismas condiciones.

Entre los cambios de fin de año también podría anunciarse el alejamiento del vocero del gobernador, el periodista Leo Ricciardino.



Lo que queda claro es que ninguno de los criterios que se utilicen para explicar las modificaciones será creíble. Que el gabinete fue pensado para otro momento no resiste demasiado análisis. “¿Los ministros nuevos vendrán con alcohol en gel?”, se preguntaba irónico uno de los que no sabe si será afectado por los cambios.

Que algunos asumieron para una primera etapa y que la idea era formar cuadros que den continuidad para después irse, no cierra en todos los casos. Agosto es de los más antiguos y seguirá, y también sufrió el covid. Hay dos ministerios que parecen tener secretarios en las segundas líneas con cierta visibilidad: Trabajo, con Juan Manuel Pusineri; y Salud, con Jorge Prieto.

Algo que no resulta conveniente es que los cambios aguanten a diciembre como planea el gobernador. Después de su anuncio, todo entró en incertidumbre y lo mejor sería disiparlo cuanto antes.



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