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Política

Para el jefe de Parques hay una mano política atrás del “anfiteatro de fuego y humo” en Rosario

A veces, conceptos como “fenómenos complejos” o “multicausalidad” se usan para evitar dar precisiones, para esquivar responsabilidades. No es el caso de Daniel Somma, el presidente de la Administración de Parques Nacionales (APN), que define a los incendios masivos en las islas como una “retroalimentación” de distintas causas y no elude detallar cada una de ellas. Dice, por ejemplo, que existe “especulación inmobiliaria para quedarse con tierras” detrás de las llamas intencionales en el humedal. También señala “motivaciones políticas para generar caos” en un hecho concreto: “Prenden para que el humo vaya hacia Rosario, que es como un anfiteatro del fuego”.

Somma asegura que todo eso es posible porque el Estado se retiró del Delta del Paraná. Si la relación de los distintos entes de gobierno con las islas ya era históricamente frágil, el titular de Parques recuerda que en los últimos cuatro años se rompieron los vínculos con los pescadores y productores. Se desfinanció también al Inta Delta y a la Secretaría de Agricultura Familiar. La expresión “tierra de nadie” esconde algo peor: la conquista del más fuerte; eso se oculta detrás del humo incensante en el riñón verde argentino. Su plan para recuperar la zona de desastre ambiental es justamente la contracara de eso: aumentar la presencia en el territorio para preservar flora y fauna, además de generar una construcción sólida con los pobladores.

En diálogo con Suma Política, el ingeniero agrónomo y doctor en Ciencias Ambientales habla de un despliegue inédito de Parques en la región, cuenta por qué cree que la ley de humedales no es tan importante y cuál es la apuesta con los Faros de Conservación, que esta semana sumaron un nuevo sitio en Santa Fe.


Daniel Somma, presidente de la Administración de Parques Nacionales (APN)

Causas visibles y ocultas


Somma tiene más de 20 años de trabajo en Parques y los últimos diez en Inta, con más de seis en el Delta del Paraná. Conoce la historia del fuego como herramienta ganadera y entiende que el ecocidio excede por largo a esa mecánica. “No hay una explicación única para los incendios. Puede haber fuego accidental, con un sol intenso que hace lupa con una lata o vidrio abandonado, o por desidia (un asado mal apagado). Están los productores que pueden quemar sobre todo en esta época, al cierre del invierno, para evitar la acumulación de materia seca y provocar un rebrote. Pero también hay intencionales”, introduce.

El presidente del directorio de Parques resume el origen del problema en tres ejes. En primer lugar, el fenómeno productivo potenciado por el natural: bajante del río Paraná y sequía. El segundo punto identifica a especuladores inmobiliarios que quieren limpiar el territorio de vegetación y de pobladores molestos para sus negocios. El tercero es una sospecha filosa: “La intencionalidad política”.

“Si tenés una recurrencia del fuego en torno a Rosario que forma una medialuna, siempre frente a la ciudad, creando un anfiteatro de fuego y humo. Si la brigada del Manejo del Fuego trabaja en la zona dos meses seguidos, apagan un foco y a los dos o tres días se vuelve a prender muy cerca de ahí. Si alguien quiere prender fuego justo frente a Rosario, ¿con qué tiene que ver todo eso?”, sigue Somma.

“Eso no es manejo ganadero, ahí hay otra cosa. Algunos plantean que hay especulación inmobiliaria, que es una manera de limpiar y avanzar sobre tierras fiscales. Habría que desentrañarlo con un análisis más político y hasta jurídico policial. Le están pagando mucha plata a gente muy humilde para ir a prender con bidones de nafta. ¿Quién les paga?”, pregunta el titular de Parques y afirma que ya detectaron “al menos cinco casos” con esta mecánica.

“Son grupos de cuatro o cinco personas, algunos que van con pibitos. La pobreza los lleva a estas situaciones pero son víctimas no victimarios. El autor intelectual tiene otro nivel de responsabilidad”, considera y vuelve la pregunta como un eco: ¿quién les paga? “Desde el centro de monitoreo se verifica que el fuego se prende como para que el humo, con el viento, impacte en la ciudad de Rosario. Con una intencionalidad política: la de generar sensación de caos”, desliza.


Alan Monzón

El titular de Parque aclara que no tiene “elementos fidedignos”, pruebas concluyentes, pero resume lo que plantean quienes combaten el fuego, patrullan la zona y hablan con los pobladores. De lo que no tiene dudas es por qué esas acciones pueden realizarse con impunidad.

“El gobierno anterior no equipó ni dotó de personal al Parque Islas de Santa Fe que ya estaba creado, lo dejó abandonado. Desfinanció los programas del Inta en donde trabajábamos con pescadores y productores pequeños, de ganadería y apicultura. Además, desarmó y echó al personal de la Secretaría de Agricultura Familiar. Rompió procesos de construcción de vínculos con pescadores y comunidades de ocho o diez años. Al final ya no teníamos plata ni para hacer reuniones, ni nafta para movernos. En 2018 y 2019 no se hizo nada. Si preguntás por los técnicos de campo ya no están, los echaron hace dos o tres años. Cuando borrás del mapa al isleño y no tenés presencia, perdés el pulso del territorio, y cosechás lo que estás viendo. Ahora resulta que le pagan 25 mil pesos a un gaucho para prender fuego, que es un dinero que no lo junta ni en un mes con la pesca, y nosotros no estamos ahí. El Estado ausente también sirve para hacer estas tropelías”, describe y plantea: “Tenemos que reconstruir lo que se perdió”.


Faros, ley y un armado persistente


El jueves 13 de agosto el ministro de Medio Ambiente de la Nación, Juan Cabandié, presentó el primer Faro de Conservación en Puerto Gaboto, 70 kilómetros al norte de Rosario. Llegaron 13 guardaparques para patrullar la zona del Parque Islas de Santa Fe, con tres lanchas. Su objetivo es georreferenciar focos ígneos y avisar a los brigadistas del Servicio Nacional de Manejo del Fuego, generar un vínculo con los isleños y también denunciar a posibles responsables de quemas.

Nación prometió siete Faros de ese tipo sobre el Delta del Paraná pero esta semana elevó a diez a esos puntos. El segundo se creará en tierras de la Municipalidad de Rosario, en el Charigüe (en la reserva del ex Legado Deliot). El tercero será en el parque de Diamante, Entre Ríos, y este jueves Somma firmó el convenio para levantar un cuarto puesto fijo en la Isla del Sol, en jurisdicción de Villa Constitución (el tercero en suelo santafesino). El resto estará en Entre Ríos (seguro en Victoria y Gualeguay) y en Buenos Aires (zonas de Zárate, Campana y San Fernando). Además de personal y equipos de patrullaje (vehículos y drones), los Faros tendrán cámaras forestales conectadas a un centro de monitoreo.

“Durante el macrismo, pero sobre todo los últimos dos años, el Estado desapareció. Más aún en Entre Ríos y Santa Fe, donde las agencias del Estado han tenido menos presencia por una cuestión de definición del territorio. Victoria trabajó bastante pero si ves la dotación de personal no alcanza y así es en todo el Delta medio en general. El Parque Nacional Islas de Santa Fe, frente a Puerto Gaboto, ni siquiera tenía personal asignado y por eso dependía de Diamante. Nosotros le dimos autonomía administrativa y contable para poder iniciar el trabajo, algo que comenzó en febrero junto a la provincia de Santa Fe”, relata.


Alan Monzón

El jefe de Parques traduce la idea detrás de los diez Faros de Conservación: “Es estar presente y planificar con los productores e isleños el manejo y el ordenamiento territorial del Delta, la pesca y sobre todo cómo aprovechamos las pasturas naturales para hacer ganadería de isla sin dañar el medio ambiente”.

El funcionario de la nueva gestión nacional apuesta a “la articulación con la comunidad isleña y darle continuidad a los procesos de investigación”. Eso, en su percepción, es prioritario. Incluso por encima de una ley de humedales. “Garantizar la presencia continua del sistema científico tecnológico y federal, con las agencias de gobierno que ya existen: Inta, Senasa, el Instituto del Agua (INA), que da muchos elementos sobre la evolución del río Paraná, el pronóstico de lluvias y cómo eso repercute en el Delta. Eso aplicado permitirá al isleño contar con más herramientas en la gestión de su trabajo y en su vida familiar”.

“Extender las acciones con empatía hacia la vida isleña. La salida va más por ahí que por una ley, que puede dar elementos y un marco valioso, pero con la ley y sin decisión política de gestionar nos quedamos a pie y a mitad de camino”, evalúa.

Somma sabe que la experiencia de este 2020 no puede ser gratuita. Que el espectáculo desolador del humedal humeante no debe repetirse, como ya ocurrió con los incendios de 2008 y las promesas incumplidas que rodearon al llamado Plan Integral Estratégico para la Conservación y Aprovechamiente Sostenible en el Delta del Paraná (Piecas).

El despliegue de los gobiernos durante esta temporada de fuego se hizo evidente. El tiempo dirá si es como el agua del Paraná, que un año sube y lo tapa todo pero al tiempo baja, se retira y debajo asoman los mismos problemas a la espera de volver a detonar.


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