El Hipódromo abrió sus puertas en diciembre de 1901, a partir de una concesión que le había dado el intendente Luis Lamas al Jockey Club. Menos de un mes después, el 1° de enero de 1902, se inauguró el Parque de la Independencia. La construcción del parque había nacido de la inquietud de las autoridades de construir un gran pulmón verde para una ciudad que crecía estrepitosamente. Un lugar de recreación, paseo y ocio, pero también, en un primer momento, de prestigio. El Hipódromo y el Predio de la Sociedad Rural marcaban claramente quiénes recorrían el parque: era el espacio de sociabilidad por excelencia de la burguesía rosarina. Sin embargo, a partir de 1920 la democratización del parque se volvió un proceso inevitable. La aparición de una incipiente clase media a partir de algunas, siempre limitadas, mejoras sociales y económicas, ocasionaron la entrada lenta pero segura de los sectores populares. En 1930 el Rosedal, que había estado enrejado hasta aquel momento, se abrió a la ciudad dando cuenta del cambio de época.
Ya entrado el siglo XXI, la actividad hípica, muy popular y convocante en el pasado, entró en franca decadencia. El Jockey Club decidió, en el 2003, entregarle a la Municipalidad de Rosario el predio que usufructuaban desde hacía un siglo. Esto ocurre definitivamente en el 2006, cuando el Jockey cesa su actividad turfística, entrega el predio y el Departamento Ejecutivo designa funcionarios municipales para que se ocupen de aquel espacio creándose la Sociedad del Estado Municipal Hipódromo de Rosario.
