Bajo la consigna de un paro por tiempo indeterminado, los trabajadores de Acindar coparon las calles de Villa Constitución este jueves en una caravana histórica para la ciudad. La empresa siderúrgica atraviesa dos conflictos que van de la mano. Por un lado, el reclamo salarial de los trabajadores, en medio de una paritaria que quedó congelada desde noviembre. De a poco, eso comienza a aclararse: tras la movilización, los delegados lograron el compromiso verbal de una recomposición salarial y el paro quedó desactivado al menos hasta el lunes, cuando el acuerdo se rubrique de manera formal. Pero a eso se le suma el freno a la obra pública y la caída en la construcción, que dejaron las estimaciones de producción anual de la planta en su nivel más bajo en los últimos 20 años. En Villa Constitución la planta estuvo parada un mes por decisión de la empresa y retomará sus actividades el lunes, pero al mismo tiempo la actividad se frenará por 15 días en la planta de Rosario. “Acá se vive con mucha preocupación. Esto no es solo un problema del trabajador metalúrgico, sino de toda la ciudad y la región”, aseguró Silvio Acosta, integrante de la comisión interna de Acindar y representante de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) de Villa Constitución.
En diciembre, coincidente con el cambio de gobierno y el escenario de incertidumbre que comenzaba a vislumbrarse, la paritaria metalúrgica tuvo un quiebre. Desde la Cámara Argentina del Acero —conformada principalmente por representantes del grupo Techint y ArcerlorMittal— anunciaron que no estaban en condiciones de seguir cumpliendo el acuerdo vigente para que los aumentos de sueldos vayan siguiendo el ritmo de la inflación. A pesar de las sucesivas reuniones, las partes no lograron un acercamiento y los salarios quedaron congelados a valores de noviembre de 2023.
“Lo que nos dijeron en ese momento es que la crisis también los afectaba a ellos como empresa y que no iban a poder acompañar más el acuerdo”, recordó Acosta. Con la paritaria trabada, desde la UOM nacional convocaron a distintas medidas de fuerza con movilizaciones en diversos polos metalúrgicos del país. Pero en medio del conflicto salarial, Acindar anunció un parate en la producción de sus plantas entre el 18 de marzo y el 15 de abril. La empresa cuenta con su propia acería en Villa Constitución, la planta más grande en volumen y en personal, y otras tres plantas de terminados en Rosario, San Nicolás (Buenos Aires) y Villa Mercedes (San Luis).
“A raíz de la caída sostenida de la demanda en el mercado interno, la que ha impactado en una abrupta reducción de entre el 35 y el 40 por ciento de las ventas en los últimos meses, la compañía se ve obligada a reajustar los niveles de producción conforme a los nuevos niveles de actividad”, informaron sus directivos por medio de un comunicado. El anuncio generó asambleas y reuniones entre la empresa y los trabajadores, que lograron evitar suspensiones y consiguieron que se abonen los sueldos durante los 30 días de parate.
En la previa al retorno formal de las actividades de la planta –programado para el próximo lunes– desde la UOM Villa Constitución anunciaron un paro por tiempo indeterminado desde el jueves 11 con una movilización en Villa Constitución que incluyó la participación de un gran número de gremios de Rosario y la región. Sin embargo, en el transcurso del acto central, los delegados gremiales confirmaron que se había logrado “un principio de acuerdo” con la Cámara del Acero para atender el reclamo de recomposición salarial.
El martes la rama siderúrgica de la UOM participó de una reunión en la Secretaría de Trabajo donde las negociaciones no prosperaron. Pero la confirmación de la medida de fuerza por tiempo indeterminado generó presión en las empresas. El jueves por la tarde, la rama 17 de la UOM (metalmecánica) logró un acuerdo favorable con la Cámara Argentina del Acero y, mientras se desarrollaba la caravana, los trabajadores de Acindar recibieron el compromiso de fijar una suba salarial acorde al recorrido de la inflación en los últimos meses.
“Se llegó a esta situación porque en las negociaciones paritarias no teníamos respuestas y las instancias estaban agotadas. Nosotros estamos con el sueldo básico de noviembre, que no llega a 350 mil pesos en algunas categorías”, explicó Acosta. “Tuvimos un compromiso de palabra de que, en virtud del acuerdo de la rama 17, estaríamos teniendo lo que pedíamos que es terminar el año paritario sin perder con la inflación. El lunes se firmaría”, añadió.
En la planta de Rosario, el parate anunciado por Acindar para mediados de marzo se terminó postergando y finalmente entrará en un receso a partir de este lunes 15, cuando la planta de Villa Constitución vuelva a poner en marcha sus motores. De igual manera, no habrá suspensiones y los trabajadores seguirán cobrando el 100 por ciento de su salario. En algunos casos se otorgarán vacaciones pendientes y en otros se acordó la realización de tareas menores o capacitaciones dentro de la empresa.
“Estamos viviendo un hecho histórico en nuestra actividad, que es una recesión nunca vista en tan poco tiempo. Yo hace 20 años que soy apoderado de la UOM y he atravesado crisis, especialmente en el período del 2015 al 2019, que fue bastante duro. Pero el otro problema que tenemos acá es la falta de luz al final del túnel. Nadie sabe hacia dónde vamos”, evaluó Pablo Cerra, abogado de la UOM Rosario, en declaraciones a LT8.
En caída libre
Esta semana el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) publicó algunos datos que dan cuenta de la situación que atraviesa el sector. Durante febrero de 2024, la caída en la producción industrial manufacturera fue del 9,9 por ciento con relación al mismo período del año pasado. En total, quince de las dieciséis ramas de la industria manufacturera presentaron caídas interanuales. La baja se suma a lo ocurrido en enero, cuando la actividad había mostrado una retracción que alcanzaba el 12,4 por ciento. Pero la situación también se extiende al rubro de la construcción, que retrocedió un 24,6 por ciento en febrero y arrastra una caída similar en el primer mes del año.
La situación impacta de lleno en la provincia de Santa Fe, que cuenta con importantes polos industriales en su territorio. En concreto, hay más de 6 mil pequeñas y medianas empresas que emplean de forma directa a 140 mil trabajadores y 350 mil de forma indirecta, según la Federación Industrial de Santa Fe (Fisfe). El organismo informó que la producción industrial santafesina sufrió una fuerte caída, del 9,2 por ciento a lo largo del 2023 y la devaluación generó un salto de precios que acumula, a febrero de 2024, un 60 por ciento.
“El incremento del ritmo inflacionario impactó sobre las estructuras de costos, además de reducir el poder adquisitivo de los ingresos, provocando una pronunciada caída de la demanda interna”, expresó Fisfe en un comunicado. “A la fecha, más del 71 por ciento de las empresas industriales han reportado disminuciones en sus ventas, ajustes en sus niveles de producción y dificultades para mantener sus plantillas de personal. La caída es generalizada, el 77 por ciento de las ramas fabriles presentó en enero un menor nivel de actividad que el año pasado, en algunos sectores superando los 55 puntos porcentuales de caída”, añadió.
Los números de Acindar no escapan a ese contexto. Las proyecciones para 2024 marcaban una producción de 1.100.000 toneladas, un número por debajo de su promedio histórico y de su capacidad total, que permite producir 1.700.000 toneladas. Pero la caída en el nivel de ventas durante enero llevó a la firma a bajar sus expectativas de producción incluso a la mitad. Según los trabajadores, este año la siderúrgica producirá 700 mil toneladas. Para dimensionar el golpe, en 2020, con las máquinas paradas durante un mes y medio, más las restricciones propias de la situación sanitaria, la firma tuvo una producción de 870 mil toneladas.
“Nosotros veníamos advirtiendo con preocupación el desarrollo de la industria en este contexto económico y las medidas que se están tomando por parte del gobierno nacional que son contra los trabajadores principalmente, pero también contra la producción y la industria nacional”, advirtió Matías Ruffini, otro de los integrantes de la comisión interna de Acindar. “Y la situación productiva apunta a empeorar, sobre todo si se avanza con un proceso de apertura de importaciones que busca el gobierno. Nosotros queremos que se reactive el consumo, porque Acindar es punta de producción de gran parte del consumo”, agregó el trabajador de Villa Constitución.
La situación no es menor y el riesgo de que se agrave está latente. Si bien Acindar es una empresa líder en la producción de acero en la Argentina, representa un porcentaje menor de la facturación del grupo ArcerlorMittal a nivel mundial. Si efectivamente se avanza hacia un proceso de apertura de importaciones, el temor de los trabajadores es que las tareas se focalicen en otro país y la producción se traiga desde afuera a un menor costo. La ecuación terminaría con achique y despidos de las plantas en Argentina.
Y eso se empieza a percibir. Si bien la empresa no efectuó ningún despido, ya se dieron de baja los contratos de trabajadores eventuales, que la empresa incorporó cuando la actividad lo demandaba. “El impacto en la sociedad va a ser durísimo porque nosotros, al día de la fecha, sin tener despidos y solo con el corte de contratos eventuales, ya hemos perdido más de cien puestos de trabajo. Son empleados contratados, que no son fijos en la empresa, pero que mientras hay producción se van quedando. Cuando baja la producción dejan de trabajar y nosotros no tenemos elementos legales para evitar ese corte de contratos, como sí tenemos cuando son efectivos”, detalló Ruffini.
Pero lo que genera más preocupación entre los trabajadores es la incertidumbre a futuro: “Es una empresa muy grande. Hay pocas acerías en el país de capitales extranjeros y empieza a jugar un poco otro tipo de riesgos que hasta ahora nunca habíamos sufrido. En pandemia tuvimos el nivel de producción más bajo en los últimos 20 años y nos están diciendo que para este año está programada una producción mucho peor, casi al límite del funcionamiento”.
El impacto en Villa
La planta de Acindar en Villa Constitución genera unos 3 mil puestos de trabajo de forma directa y otros mil de forma indirecta. Por eso la situación impacta de lleno en la vida social de la localidad del sur santafesino y genera preocupación entre las autoridades políticas. “A nuestra ciudad viajan diariamente vecinos de Rosario, Arroyo Seco y la región en general, que trabajan en esta empresa. Es una empresa importante para la ciudad, pero fundamentalmente para toda la provincia de Santa Fe”, sostuvo Alejandrina Borgatta, concejala del justicialismo villense, quien reclama una participación más activa del gobierno provincial en el conflicto.
“Nos preocupa el silencio del gobernador Pullaro que, hasta el momento, no ha intervenido en esta situación. Acindar es el motor de Villa Constitución y de la zona, y de ella dependen muchas pequeñas y medianas empresas. La situación que se avecina va a ser cada vez más complicada y todavía no se ha sentido el impacto de las facturas de luz y del gas”, expresó. “Esperamos que haya medidas del gobierno de la provincia de Santa Fe que acompañen a la industria y las pymes, que sabemos que son las grandes generadoras de puestos de trabajo”, reclamó.
Para la dirigente del peronismo, la situación se agudiza a partir del rumbo tomado por el gobierno nacional que conlleva una desinversión en la obra pública y el fomento de un modelo que apunta a la apertura de importaciones. “Eso va a generar un industricidio”, alertó y advirtió sobre las consecuencias que eso podría traer para Villa Constitución: “Los trabajadores de Acindar son los que consumen en los comercios y locales de nuestra ciudad. Y cuando sus puestos de trabajo están en riesgo, la comunidad entera se ve afectada”.
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Periodista. Licenciado en Periodismo (UNR). Conductor y productor en radio Aire Libre (91.3). En Twitter: @NachoCagliero
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