Después del tembladeral nacional que sacudió hasta los cimientos del Frente de Todos (FdT) el pasado 12 de septiembre, los peronistas santafesinos tramitan la reunificación interna, toman aire, se organizan y ya trabajan en un plan de salida hacia las elecciones de noviembre, con una expectativa: “Será otra elección, con otro escenario”.
Los más optimistas romantizan la idea de que ese 25 por ciento de la población que no fue a votar, votó en blanco o anuló el voto (muy por encima de los promedios históricos), en noviembre volverán mayoritariamente a ejercer el voto por la pertenencia política que aún conservan pero dejaron en suspenso, a modo de queja, dos domingos atrás.
Otras lecturas, menos románticas, pero tan provisorias e incomprobables como la de la cúpula peronista, predicen que de las Paso a las generales habrá un aumento de votantes, pero que esos “nuevos” votantes tomarán preferencias de un modo parecido a como ya lo hicieron los que sí fueron a votar. Se sabe, todas las hipótesis pasarán o no la única prueba de ácido que vale: la apertura de las urnas.
Mientras los gobiernos nacional y de la provincia de Buenos Aires reorganizaron sus gabinetes y se refugiaron en figuras de peso histórico y sobre todo con votos propios, la provincia de Santa Fe conservó en pie y en buena forma a su candidato local, Marcelo Lewandowski, que ganó muy cómodo la interna ante Agustín Rossi y resultó el candidato más votado de todas las fuerzas políticas.
Juan Manzur, designado como nuevo jefe de Gabinete de ministros de Alberto Fernández, ganó en su provincia, Tucumán, con el 50 por ciento de los votos; Aníbal Fernández, también con caudal electoral propio, y gran experiencia en Seguridad, tomó esa posta que había trastabillado en manos de su anterior titular, Sabina Frederic. En el gabinete de Axel Kicillof se dio algo similar: ingresaron Martín Insaurralde y Leonardo Nardini, dos intendentes del Conurbano bonaerense que consiguieron ganar en sus distritos aún en medio de la debacle frentetodista.
En Santa Fe, en cambio, Marcelo Lewandowski ganó en Rosario, y en parte del cordón industrial —departamento San Lorenzo—: el abanderado de la pelea que viene para el peronismo santafesino integra el binomio de los candidatos al Senado nacional, no habrá que buscarlo fuera. El gobernador Omar Perotti dijo que no habrá modificaciones en su gabinete, al menos antes de fin de año.
Con todo, “espacio contra espacio”, el FdT (arañó los 500 mil votos) cayó derrotado de manera categórica ante Juntos por el Cambio (que superó los 665 mil). El reordenamiento estratégico de la campaña peronista kirchnerista santafesina lo terminarán de ajustar hoy jueves los integrantes principales de la lista (Lewandowski, Marilin Sacnun y Roberto Mirabella, entre otros) en el Ministerio del Interior que conduce Eduardo Wado de Pedro.
Todas las medidas que apura el gobierno nacional en el plano económico son bienvenidas por los candidatos santafesinos peronistas. Sin embargo, el candidato rosarino que ganó en los barrios del sur y oeste de la ciudad, cree que gran parte de la suerte electoral del FdT pasará por corregir de modo urgente las fallidas políticas de seguridad, en especial, en los barrios humildes.
“Si todos los vecinos en los barrios saben dónde están los narcos, y dónde están los bunker de venta de drogas, y las fuerzas de Seguridad —incluida la Policía provincial—, pasan por al lado y no ven nada, no tenemos autoridad para proponerle algo serio a la sociedad”, resumen como pensamiento los encargados de llevar adelante la batalla electoral santafesina, que deberá ser necesariamente heroica si es que se propone ganar la segunda banca a la Cámara alta en disputa, hoy con altas probabilidades de caer para el lado del partido amarillo.

La rápida reacción de Aníbal Fernández, flamante ministro de Seguridad de la Nación, que recibió a Perotti apenas a dos horas de asumido el lunes pasado, fue en la dirección correcta, de acuerdo a la mirada de los referentes del FdT santafesino. Perotti le transmitió a Aníbal Fernández lo que cualquier rosarino ve y sabe: las fuerzas federales que intervienen en la provincia están más aplicadas a hacer “presencia” en la zona del casco céntrico de la ciudad que a entrar en acción de manera decidida en los barrios donde se desangra la ilusión, día tras día, entre la pobreza, la violencia, la falta de una perspectiva de vida y el delito.
Transcurridas las elecciones primarias en Santa Fe quedó demostrado que el gobierno nacional y el provincial se necesitan mutuamente, tal vez más que nunca para revertir la derrota. Lewandowski-Sacnun y Mirabella en la categoría a diputados, creen que aún tienen un largo camino por recorrer, sobre todo en el plano más elemental para una elección, el del conocimiento por parte del electorado. Los números parecen darles una luz de esperanza: el medio millón de votos que obtuvieron el 12 de septiembre, sin bien coincide con la cosecha de la elección intermedia de 2017 (con Agustín Rossi como ganador de la interna por entonces), quedó muy lejos de los 746 mil con los que el actual gobernador ganó su derecho a conducir la Casa Gris, hace apenas dos años.
Perotti está otra vez en la lista, como un apoyo testimonial —suplente—, al Senado. Pero en el medio hubo una pandemia y un deterioro innegable en la vida millones de argentinos. Resulta apasionante la pregunta por ese cuarto de millón de votos peronistas que entraron a la urna en 2019 y que desaparecieron en 2021. La conjetura sobre noviembre se resume: o se reencaminan las preferencias electorales de 2019 o se confirma la caída oficialista. Se vienen siete semanas vibrantes, y como siempre en la política nativa, será con final abierto.
