Para su segundo año, Maximiliano Pullaro contará con su propia Ley de Presupuesto sin sobresaltos. Muy probablemente estará sancionada durante el mes de diciembre, según la definición de la presidenta de la Cámara de Diputados, la socialista Clara García.
El 11 del mes que viene Pullaro cumplirá un año de cuando juró ser gobernador “24/7”, algo que hoy ya no parece una exageración. Han sido sin dudas diez meses y medio muy activos, con medidas que pusieron en condición de emergencia a varias materias públicas (desde seguridad hasta la provisión de agua potable de Assa) y modificaciones en normas vinculadas al funcionamiento de la Justicia, de las condiciones para ejercer el control de la calle y las cárceles y del Estado. Fueron en definitiva, según la visión del oficialismo, para cambiar Santa Fe, la primera promesa de campaña.
Hasta aquí, el ejercicio del gobierno se llevó a cabo sobre la base de ingresos y egresos, recursos e inversiones, partidas y posteriores ampliaciones que se diseñaron durante el gobierno anterior de Omar Perotti aunque -esta vez sí, por su mérito- con aportes de la administración entrante.
En los números y las prioridades del Presupuesto 2025, redactado por el gabinete de Pullaro, se debería ver su propia marca en la cosa pública santafesina, más allá de que ya ha definido un estilo de gobierno por momento confrontativo en varios frentes simultáneos, para “enfrentar” a quien “se rebele para mantener algún privilegio”. Con la dramática situación de inseguridad en Rosario parece haber anotado varios aciertos, y lo mismo con el resistido presentismo docente y otras medidas similares.
Si 2024 fue un año marcado en la agenda legislativa por la declaración de emergencias por uno, por dos o más años con sus prórrogas, en 2025 deberían comenzar al menos a delinearse aspectos de una gestión que sea capaz de superar ese estado especial de funcionamiento. Pullaro ha dicho que fue electo para “poner orden” en el Estado, con lo que gana popularidad fuera de este y detractores entre los sectores afectados o alcanzados por medidas de duros costos políticos y sociales, como la reforma de la Caja de Jubilaciones y Pensiones.
De la emergencia a la normalización, pasando por corregir lo que se considera en desorden, deberían ser las etapas a transitar hasta el cuarto año.
Contexto
El Presupuesto a ejecutar en 2025 ingresó (autorización legislativa mediante) un mes después de lo que ordena la Constitución y pudo así, al menos, contemplar las proyecciones que las autoridades nacionales dibujaron en materia de inflación, recaudación de impuestos nacionales coparticipables y actividad económica, todas variables que escapan a los límites del mapa de la bota. Las históricas demoras en el envío del presupuesto provincial obedecen, en esta y tantas gestiones a que lo que le sucede al país también marca lo que pueden o no los estados subnacionales.
Las partidas presupuestarias, a debatir y convalidar por las mayorías del oficialismo en ambas Cámaras de la Legislatura, corresponden a 2025 que será clave para la gestión en la provincia y a nivel nacional. Con Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), Elecciones Generales y Boleta Única se renovarán las Cámaras del Congreso de la Nación y mientras en la perspectiva presidencial se trata de la primera prueba para obtener un eventual segundo mandato y completar los ocho años que permite una reelección, en las miras provinciales y los deseos del oficialismo, en cambio, el próximo puede ser el año en que se voten también convencionales constituyentes para una reforma parcial de la Constitución de Santa Fe.
Módica sorpresa
Unos minutos después de que finalizara la conferencia de prensa en la que dos ministros presentaran la norma a debatir en la Legislatura, ya estaba colgada en la página oficial la información más relevante de lo que quería transmitir el gobierno a los santafesinos sobre el mensaje de Ley de Presupuesto 2025 del Poder Ejecutivo Provincial.
En contacto con los periodistas, el ministro de Gobierno Fabián Bastia y su par de Economía Pablo Olivares primero, y unos minutos luego en ese texto -que obviamente estaba redactado con la conveniente antelación- se expusieron los grandes números y propósitos del año que viene. “Son medidas a tono con los compromisos asumidos en la campaña electoral”, subrayó Bastia y cedió la palabra a Olivares y su equipo.
No hubo una división típica de cuadro político y cuadro técnico. Ambos hablaron de políticas económicas y acudieron a definiciones de economía política.
Equilibrio fue la palabra más usada por los dos colaboradores de Pullaro, que insistieron además en la idea de poder transformar el Estado en una estructura más eficiente.
Al encabezamiento elaborado por la prensa oficial, ya redactado como para que los medios copien y peguen sin demoras, solo le faltaba un detalle. Una módica novedad: la Cámara de origen elegida por el gobernador Pullaro es la de “Diputados y Diputadas”, según anunció Bastia al comenzar su presentación. Un par de horas luego, el mensaje ingresó a esa Cámara y se lo derivó como es usual a las comisiones. Ambos funcionarios lo llevaron en mano a la mesa directiva del cuerpo donde hay más diputados del socialismo que del radicalismo, y un arco opositor bastante más colorido que en el Senado, de izquierdas y derechas varias.
En la Cámara del cuadro de Roux “La Constitución guía al Pueblo”, Unidos para Cambiar Santa Fe ostenta la mayoría que la Carta Magna santafesina que tiene 62 años le reserva al ganador de la elección, con 28 de los 50 asientos. Los perdedores deben repartirse las 22 restantes mediante el sistema D´hondt, lo que la fragmenta aún más.
El llevar allí la norma de un gobierno que es producto de un acuerdo entre diez partidos en total, con el radicalismo, socialismo y el macrismo como socios principales, es un gesto a la coalición que gobierna. Esta es la ley de leyes de todos los integrantes del oficialismo, podría adivinarse en esa decisión.
Otra interpretación es que cuando se trató la reforma previsional, a Diputados le tocó convalidar contrarreloj, porque la situación en la plaza se había desbordado y había la amenaza concreta de que se interrumpiera la sesión, lo que antes había estudiado, negociado y en parte modificado, el Senado.
En ese recinto, el del cuadro de Arancio sobre la fundación de Santa Fe, el radicalismo que lidera Felipe Michlig y preside Rodrigo Borla, tiene dos tercios de las bancas y eso siempre es un aliciente para que el Ejecutivo elija a Senadores como Cámara de origen, porque esa mayoría calificada da garantías en caso de una eventual (en este caso más que remota) posibilidad de diferencia con el otro cuerpo. Cuando se trató la reforma de las jubilaciones le dio ese papel a sus correligionarios.
A las 13 bancas de la UCR se suma una de Unite, del peronista Joaquín Gramajo, que así como apoyó a Bonfatti contra Perotti en 2019, en 2023 lo hizo con Pullaro. Acaba de presentar un proyecto de reforma parcial de la Constitución. Es curioso y acaso sea solo una coincidencia, pero fue ese legislador por 9 de Julio quien presentó el proyecto de ley que creó una comisión para el análisis de la reforma previsional. Ahora plantea cambiar la Constitución y habilitar la reelección del gobernador, también del actual. Es el único proyecto de este tipo en la Cámara alta, en la baja hay otros seis.
Michlig fue directo y claro. Sin medias tintas dijo en declaraciones periodísticas que quiere la ley que declare la necesidad de la reforma de la Constitución de Santa Fe votada “antes de fin de año” y que esa modificación le habilite una reelección a Maximiliano Pullaro. Por decoro no usó la palabra proscripción que tanto le gustaba al reutemannismo y por lo mismo descartó la dudosa vía judicial para pedir la reelección para “el único cargo que no tiene esa chance, el del gobernador de Santa Fe”. En Mendoza, en realidad, sucede lo mismo.
El senador por San Cristóbal habló sobre los agravios de Javier Milei a la memoria de Raúl Alfonsín ante su busto en el hall de la Legislatura y los cronistas parlamentarios le sacaron bastante más sobre ese partido. El presidente del Comité provincial insistió con que esa fuerza no debe sumarse a otras sino respetar su identidad y sostener su propuesta, lamentó la actitud de los radicales “colaboracionistas” y marcó la cancha para 2027: explicó que mientras hoy Llaryora piensa en proyectos a ocho años, Maxi “tiene que ver todo a cuatro”, como una suerte de límite a la gestión. Aventó cualquier duda sobre su relación con el gobernador que lo ha calificado como su “padre político” y tantas veces lo llamó su “jefe político”.
Dos órdenes
Dos incisos del artículo 72 de la Constitución de Santa Fe ordenan al gobernador presentar la ley de Presupuesto (antes del 30 de septiembre) y una vez por año la cuenta de inversión del ejercicio anterior. Los dos instrumentos que se resumen en “esto hicimos” y “esto planeamos hacer” son relevantes para la lectura que hará la oposición de Diputados.
La conformación de la Cámara, que cuenta con dos ex gobernadores y un ex ministro de Economía además de infinidad de legisladores con experiencia personal en el manejo presupuestario, promete exposiciones interesantes para un debate que lo normal es que termine con la palabra “aprobado”.
Las pocas experiencias de gobernadores a los que no se les votó el presupuesto tuvieron siempre como explicación tensiones políticas extrañas a la propia norma propuesta. Es una “herramienta de gobierno” y lo habitual es que sea convalidada por la Legislatura. El tema es siempre el cómo. Las posiciones que se asumen, las comparaciones y los lógicos cambios de roles propios de la alternancia.
El gobierno ha adelantado que la semana próxima irá a la Legislatura la Ley Fiscal o impositiva anual, que suele contener cuestiones menos agradables: la suba de los impuestos y la creación de otros. Es muy probable que inicie su recorrido por el Senado, donde hay más disposición a pagar costos políticos con las medidas que impulsa el gobernador radical.
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