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Sociedad

El impacto de la inequidad social en las aulas se filtra entre los resultados de las Pruebas Aprender

Comparado con 2013, “se observa una mejora en Lengua, y un estancamiento en Matemática”. La conclusión pertenece a la prueba nacional Aprender 2023, que evalúa el aprendizaje y sus condiciones de producción, lo que también le permite inferir que “persisten las brechas de inequidad por sector de gestión, ámbito y nivel socioeconómico”. Se toman en forma anual a los alumnos de sexto grado de nivel primario de todo el país, en escuelas urbanas y rurales, de gestión estatal y privada, en una versión estandarizada sobre la que convergen miradas críticas desde lo pedagógico a lo político.

Como dispositivo de valoración nacieron en 1993 y hasta 2013 se llamaron Operativos Nacionales de Evaluación (ONE), tomando su nombre actual en 2016. El área de Educación de la Nación las elabora con un objetivo diagnóstico sobre contenidos específicos, capacidad cognitiva y factores socioeconómicos, entre otros ítems. Los resultados difundidos desglosan el desempeño de los alumnos en las materias citadas con relación a sector de gestión, ámbito y nivel socioeconómico. Además de Factores Asociados, como cuestionarios que responden directivos, docentes y alumnos sobre antigüedad en el cargo directivo, ausentismo, clima escolar, hábito de lectura y gusto por la escuela. 

La Secretaría de Educación del Ministerio de Capital Humano dio a conocer recientemente los resultados de las pruebas realizadas en septiembre de 2023, que se tomaron a 614.817 estudiantes en 19.272 escuelas (el 82 y 93 por ciento respectivamente, del total del país). ¿Qué develaron las pruebas? En Lengua, el 66 por ciento, alcanzó al menos el nivel satisfactorio, mientras que en Matemática, el 51,5 por ciento se ubicó en los dos niveles más altos. La tabla de puntaje incluye cuatro niveles: por debajo del básico, básico, satisfactorio y avanzado. 

Pero el informe final pone en relación esos porcentuales, con una línea histórica que arranca en 2013, y concluye que se evidencia un aumento en los niveles de desempeño más bajo en comparación con 2021-2022, y que en 2021 el bajo desempeño aumentó 4 puntos porcentuales. También señala, siempre con relación a la última década, que se observa un marcado aumento de los estudiantes en los niveles de desempeño más altos hasta 2018.


Aprendizaje y contextos


La línea histórica revela además que en las materias evaluadas persisten importantes brechas de desigualdad al ponerlas en relación con el tipo de gestión de la escuela y el nivel socioeconómico de los estudiantes. Así, en gestión estatal, el 60 y 44 por ciento alcanzaron el nivel satisfactorio o avanzado y al menos el satisfactorio, respectivamente, mientras que en el sector privado, los porcentuales fueron de 84 y 69, en los dos niveles más altos de la tabla. Si los resultados se vinculan con el ámbito, también hay diferencias en el desempeño: en Lengua, un 8 por ciento de alumnos de escuelas urbanas alcanzó niveles satisfactorios y avanzados con respecto a las rurales; para Matemática, la diferencia disminuye.

Con respecto al nivel socioeconómico (NSE), que las pruebas dimensionan en Bajo, Medio y Alto, y en ese orden, para Lengua: el 50 por ciento se ubica en satisfactorio y avanzado, el 65 por ciento lo hace en los mismos términos, mientras que en el NSE Alto, el 82 por ciento alcanzó al menos el nivel satisfactorio. Para Matemática, esta relación es la siguiente: 38 por ciento se ubica en los dos niveles más altos de desempeño, en el NSE Medio el 49 por ciento logró satisfactorio o avanzado y de los de mejor situación social y económica el 70 por ciento alcanzó al menos el nivel satisfactorio. 

Del análisis de los datos se desprende un punto importante con relación a los alumnos de hogares de menor nivel socioeconómico: el 50 y 40 por ciento de los estudiantes alcanzaron los aprendizajes necesarios en Lengua y Matemática, respectivamente. El informe final también pone en relación el tipo de gestión y el NSE con el desempeño, y concluye que, a pesar de los tipos de gestión, es el NSE el que “continúa generando una brecha mayor”.

Al respecto, es el mismo informe 2l que interroga: “¿Qué capacidad tiene la escuela para intervenir en esta relación entre factores estructurales condicionantes y logros educativos?”. El médico psiquiatra, docente y concejal Lucas Raspall impulsó en el Concejo Municipal de Rosario el Programa de Revinculación a la Escuela y Fortalecimiento de Trayectorias Escolares, dirigido a niñas, niños y adolescentes, en situación de vulnerabilidad.

“La escuela sí puede saldar ciertas brechas, porque es justamente a través de la educación como se puede ganar la movilidad ascendente de la que tanto hablamos, porque la educación tiene que ver con acceso a derechos y en líneas generales, el acceso a mejores oportunidades”, afirmó. Y destacó que “cuando hablamos de aprendizaje no es sólo tener mayor conocimiento de materias, sino aumentar el piso de posibilidades para acceder a mejores chances en la vida”.

Para Raspall, en barrios con situaciones de vulnerabilidad o incluso en situaciones que podrían ocurrir en cualquier escuela y en cualquier familia, “cuando no están dadas ciertas condiciones que hacen a la seguridad del niño/niña, en términos subjetivos, que se sientan tranquilos, acompañados, va a incidir en forma negativa en la capacidad de generar ciertos aprendizajes, en el desarrollo de capacidades cognitivas, emocionales y sociales”. Cuando esa seguridad no existe, no están dadas las precondiciones mínimas para los aprendizajes que ocurren en la escuela, aún en buenas propuestas educativas, “por eso hay una desigualdad muy grande cuando se evalúa con instrumentos como son estas evaluaciones estandarizadas que se hacen en todos los territorios; por eso es importante acompañar a las familias de los niños que necesitan hacer más sólida su trayectoria escolar”.

Los cuestionarios que incluyeron las Aprender 2023 exploraron ítems como la antigüedad de los directores en sus cargos y concluyen que “En ambas áreas a medida que aumenta la antigüedad del directivo en la escuela, disminuye la proporción de estudiantes en los dos últimos niveles de desempeño. Jaquelina Puig es vicedirectora de una escuela primaria de gestión privada, docente en un profesorado de nivel primario, especialista en gestión de instituciones educativas y estudiante avanzada de Ciencias de la Educación. “La información que surge de Aprender no es algo que me sirva de insumo para la escuela situada”, enfatizó. 

“Se supone que cuantos más años tiene una gestión debiera haber un proyecto educativo sosteniéndose en el tiempo, pero esto no significa que en un cambio de gestión no se pueda seguir sosteniendo el proyecto educativo, lo contrario también puede ser: muchos años de la misma gestión sin un proyecto claro educativo; no creo que sea un criterio de evaluación”, explicó. 

Además, señaló que las pruebas Aprender no posibilitan una evaluación situada. “En la escuela donde gestiono las evaluaciones son situadas, y a la vez inclusivas, porque trabajamos con la Ley de Inclusión vigente y además porque sabemos que dentro de un grupo heterogéneo hay particularidades que atender y las Aprender es un único modelo de evaluación, que yo puedo adoptar según las necesidades de un niño o niña, pero para el análisis de resultados debe enviar la evaluación común al resto”, argumentó. Y dijo que en ese marco es que siente una contradicción con el tipo de evaluaciones cuando son únicas. 

Para Puig, los contenidos también deberían ser situados, “no sé si trabajo de la misma manera un contenido de ciencias sociales en el norte o en el sur de nuestro país, y si los resultados no son los esperados, siempre se mira al docente”. Al respecto abrió interrogantes sobre los resultados de las pruebas “¿qué se hace con eso? ¿se destina presupuesto para una capacitación continua de los docentes? Hace años que se vienen aplicando y no veo que el sistema educativo avance en una mejora con todo lo que eso implica”, enfatizó. 

Además, no pasó por alto que el tema evaluación “siempre está como incomodando un poco, lo que tenemos que hacer los docentes es corrernos de que la evaluación es la prueba escrita, la evaluación va más allá y hasta implica conversar con los chicos, sobre qué se evaluará, con qué criterios, sacarlos del lugar de que es juzgadora o castiga sino que es parte del proceso de enseñanza aprendizaje, esto debe incluir a las familias que también vienen con una subjetividad construida sobre el tema”. Y explicó que si bien se necesita una calificación, hay que correrse de la numeración y de los muy bien y regular, porque no se puede evaluar un aula de treinta niños heterogéneos con cinco categorías iguales, hay que buscar una nota para ese niño y esa niña a nivel personal”.



La última década


Según el informe final, en la última década “se presenta una tendencia de disminución de la proporción de estudiantes que alcanzan el nivel Avanzado”. ¿Es un punto de partida para detectar las causas? Para el Secretario de Nivel Primario de Amsafe provincial, Gustavo Frattoni, “muchas veces los resultados se utilizan para el desprestigio de la educación pública, sabemos también que hay un fuerte cuestionamiento a la docencia, la evaluación es una de las estrategias que tienen muchos gobiernos para justificar las transformaciones que quieren imponer desde las perspectivas meritocrática y estandarizada, mercantilista y privatizadora”. 

Además dijo que le está “haciendo mucho ruido lo que plantea la Ley de Bases, que plantea la educación como servicio esencial y no como un derecho, nosotros entendemos a la educación de calidad como un concepto polisémico en ese sentido, que no puede expresarse sin la garantía de la inclusión socioeducativa y del derecho social a la educación, en ese sentido, la evaluación tiene que asumir su carácter eminentemente formativo y su opción político pedagógica”.

“Las pruebas Aprender son un diagnóstico del estado del sistema educativo, no se evalúa a los docentes ni a los alumnos, sino cómo se educa. En la prueba 2023 se ve que en Lengua hubo una leve mejora respecto de años anteriores pero en Matemática queda mucho camino por recorrer”, comentó el Secretario General de Sadop Rosario, Martín Lucero. Y agregó que “la realidad es que la forma de mejorar esos resultados es con una política pública activa, hablamos de la pruebas Aprender y el Estado nacional dejó de tener Ministerio de Educación y lo redujo a una simple Secretaría; no hay forma de resolver los problemas educativos si no es con más inversión, la Ley de Bases será un golpe mortal, estos resultados no van a mejorar, van a empeorar”, argumentó. 

“¿Cómo podemos hacer que los niños se interesen por la Inteligencia Artificial si no tienen computadora?” Interrogó Lucero con respecto a los niños de NSE Bajo. Además, comentó que se discontinuó con la entrega de libros y manuales por parte de la Nación y que la Provincia puso en marcha un plan nacional de alfabetización “enlatado, fuera de la realidad de Santa Fe”, y que días atrás Rosario anunció su propio Programa de Alfabetización, aún no puesto en marcha. 


Alfabetización extra muros


Entre las consideraciones de Aprender 2023, hay un ítem de gran peso específico: “Los estudiantes de NSE Bajo declararon en mayor medida que les gusta ir a la escuela”. No hace falta aclarar que ellos, sin actividades a contraturno de deportes, idiomas o danzas, perciben a la escuela como completud, apuntó Guillermo Cabruja, coordinador de la Asociación Civil Alfabetización Santa Fe. “Nosotros lo que vemos es que un contexto de pobreza, marginalidad y violencia, hace que muchos niños y niñas no puedan aprender lo que corresponde a su edad; trabajamos en dos escuela primarias de los barrios Tío Rolo y Ludueña, haciendo apoyo escolar donde hay niños y niñas de diez años con muchas dificultades de lectoescritura”, explicó.

“Tomamos los casos más sensibles o con menos capacidades adquiridas como sucede también en las propias familias de los niños”, y recordó lo que en ese nivel significó la pandemia: “Hizo estragos, en muchos casos sólo tenían un teléfono y los padres tampoco sabían leer ni escribir”. Pero ubicó en 2015 el inicio del plano inclinado que profundizó las condiciones socioeconómicas de este sector. “La gente tuvo que salir a cirujear y los niños a faltar a la escuela, llevamos casi diez años de degradación de los niveles de educación de esos niños y niñas, más allá del esfuerzo que hagan las escuelas, es un problema estructural y no pedagógico”. Su mirada responde a varios de los interrogantes que abren las conclusiones del Aprender, de la que los docentes esperan herramientas más allá de porcentuales.



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