Las hipótesis sobre el resultado de las elecciones se transformaron, de pronto, en especulaciones en torno a la posible ruptura del Frente de Todos. De los funcionarios que no funcionan a los funcionarios que amagan con renunciar. Con la carta pública de la vicepresidenta, el país entró de lleno en un cono de incertidumbre. El internismo a plena luz del día se calmó con la vuelta sobre los dirigentes conocidos. El azote de las Paso hizo temblar a la coalición de gobierno y abrió una crisis de autoridad ampliada.
El mayor error es sobreideologizar unas elecciones primarias. Es decir: comprenderlas únicamente desde el AMBA. Una parte de la población que no es ni subsuelo de emergencia ni clase patrimonial, con la pandemia quedó en el centro del ring, defendiéndose como pudo. Y caerse del escalón social es el impacto más duro. Esa ancha avenida social del medio quiere escuchar sobre cómo recuperar esa vida de clase media que alguna vez se dio. Es la escala donde se ubica el “campo”, una región que volvió a decir no.
El carozo de la carta de Cristina Fernández fue la cuestión fiscal, sin embargo, no hubo cambios en el gabinete económico. La lectura indica que, con menos gasto social, la situación de las personas empeoró y buscaron otras opciones electorales o decidieron no ir a votar. Aunque la Argentina acumula múltiples fallas de gobierno y de mercado que obstaculizan la expansión productiva, la inflación, la pobreza y la informalidad extinguieron las expectativas. Y el porrazo electoral llegó hasta los distritos conurbanos donde el cristinismo tiene su fuerte.
El peronismo del centro, donde surge el gran ingreso de los ingresos a recomponer, se vio superado por el protagonismo de la UCR. Hay otra relación entre plata y votos que todavía no se llega a descifrar. El economista turco Dani Rodrik señala el riesgo de que los países con problemas de deuda malinterpreten los cambios en los Estados Unidos, y que los responsables de la formulación de políticas copien ciegamente sin prestar atención a las especificidades de sus propias circunstancias. ¿Hay otras agendas entre las cenizas post Paso?
La voluntad de las pampas
La relación entre el kirchnerismo y el campo quedó marcada por la frase de aquel 31 de marzo de 2008, cuando en el Salón Blanco de la Casa de Gobierno la entonces presidenta dijo: “El otro día charlaba con alguien y me decía que la soja es, en términos científicos, prácticamente un yuyo que crece sin ningún tipo de cuidados especiales”. La ofensa se sintió por lo que la soja implicó para el campo como salto productivo. Y conecta con el eterno dilema entre “los que la producen” y “los que la gastan” que organiza la visión de esa parte de la Argentina que le reprocha al kirchnerismo que no le agradezca por financiar el modelo de crecimiento con inclusión.
¿Y por qué el campo se autopercibe motor del país? Porque el suelo provee el 98 por ciento de los alimentos, el 10 por ciento del PBI y más de dos tercios de las exportaciones. La soja es una moneda nacional que funciona para comprar bienes, pagar servicios o deudas y, sobre todo, es blindaje contra la inflación y amortigua devaluaciones. El 85 por ciento de esos sojeros ofendidos están en la región pampeana. Aunque este entramado de actores heterogéneos nunca fue lo que creyeron los ojos del puerto.
¿Y por qué el campo se autopercibe motor del país? Porque el suelo provee el 98 por ciento de los alimentos, el 10 por ciento del PBI y más de dos tercios de las exportaciones
Tampoco la soja es lo que era. En la actualidad, el maíz cobra protagonismo no solo como pieza fundamental del esquema productivo, sino como base del poder de provincias que aspira a escalar a nivel nacional. Ahí la disputa es entre un radicalismo renaciente y un peronismo que busca un surco propio. La política gringa es un vagón en el que viajan las provincias de la pampa húmeda, un territorio hostil para el Frente de Todos en el mapa electoral. Con Santa Fe y Córdoba como punto medio, provincias gobernadas por dos “gringos”, derrotados ante el reverdecer boina blanca.
¿Algo dice el voto del campo? Hay rastros de los efectos nacionales en la Provincia. La lista ganadora de Mario Barletta y Carolina Losada llevó de segundo senador a Dionisio Scarpín, el intendente de Avellaneda que estuvo en la primera línea de resistencia a la expropiación de Vicentin. La UCR interpretó el temor genuino y lo exageró para dejar al único candidato PRO, Federico Angelini, en un cómodo tercer puesto. Segundo se ubicó el ex ministro de Seguridad de Lifschitz, Maximiliano Pullaro, que primereó en el sur provincial, donde tiene su origen y su solidez. En las rutas provinciales, macrismo y kirchnerismo parecen dos espejismos urbanos. Pero uno espanta más que el otro.
En las rutas provinciales, macrismo y kirchnerismo parecen dos espejismos urbanos. Pero uno espanta más que el otro
Provincializar hasta que aclare
El conflicto por la 125 marcó el fin de Carlos Reutemann, un gringo que llegó a la Fórmula 1, con oficio de productor agropecuario. El último gobierno de Obeid dejó un peronismo disminuido ante las cruzadas morales de la década. El triunfo socialista del 2007 completó la transversalidad nacional y gozó de consentimientos recíprocos con un progresismo del justo medio. Los autoconvocados le lanzaban huevos a Agustín Rossi. Fue en Venado Tuerto, donde ahora triunfó el experimento del frente de frentes con mando radical.
Entre 2008 y 2015, el peronismo adoptó una actitud de derrota. Hasta el 2019, con el apoyo de Cristina a Perotti, un candidato que era visto como uno más de ese territorio detestable. La réplica de acuerdo para estas Paso concedió que es Perotti quien puede incorporar a los que votan a las otras opciones. Y tal vez por eso midió distancia al participar por zoom en el encuentro de La Rioja entre el presidente y los gobernadores. Pero en su cruzada con los senadores peronistas, ganaron los radicales. El triángulo santafesino se rompió. Y apareció un “voto bronca” como un cuarto poder.
La disputa grande tiene dos versiones políticas de matriz santafesinista. Y dos carriles principales: el radicalismo, con matices entre el modo rosarino, el santafesino y el del sur; y el peronismo, acaparado por el estilo del perottismo, donde la Nación es una necesidad y un obstáculo, en simultáneo. Los candidatos de Hacemos Santa Fe fueron los más votados individualmente, pero el Frente de Todos perdió la elección. Y Perotti no pudo ganar en su Rafaela natal. La consolidación como jefe provincial es con paliza hacia adentro y derrota hacia afuera, lo que obliga a no encerrarse en su núcleo.
Los caminos rurales
Las elecciones recordaron que de la crisis se sale desde el interior. La idea de capitalización, productividad y eficiencia fueron abandonados por el peronismo bonaerense con un recelo como si rechazara un pasado vergonzante. La politización en la Argentina es una sociedad que siempre quiere un poco más, y el problema de la combatividad es cuando queda encerrada en una minoría.
Hay verdad en la repudiada frase: se sale trabajando. Pero antes: creando trabajo. ¿Quién? El sector privado. El Frente de Todos se pasó la pandemia corriendo de atrás a un empresariado cada vez más separatista y anunciando medidas radicales, para arrepentirse y ceder en casi todo. La crisis es dirigencial: de la política, pero también de una cúpula empresarial envuelta en sus escaramuzas y mañas unitarias, y con tendencia a pedir la rendición antes de dialogar.
La crisis es dirigencial: de la política, pero también de una cúpula empresarial envuelta en sus escaramuzas y mañas unitarias, y con tendencia a pedir la rendición antes de dialogar
El encierro del AMBA se manifiesta en la sobrexplicación y un reparto de culpas hacia afuera que solo incrementa la enajenación, como en un 2015 recargado por el desastre. Para salvar distancias con las zonas agrícolas, vuelve Julián Domínguez al ministerio de Agricultura, para aportar un mayor peso y conocimiento en la zona núcleo. Aunque el foco de interés parece estar centrado en el AMBA, y solo en algunos partidos. Con el país partido, como en el Don Pirulero, cada provincia deberá atender su juego.
Así como tras el 2001 el radicalismo insistió en su versión de partido promotor de un capitalismo institucionalista para volver a ser radical, el peronismo puede recuperar sus raíces de armonizador social y ser una opción modernizadora que integre al país de forma horizontal. Reconciliarse con el capital y defender el trabajo si quiere romper la manía de estar orgulloso de la pureza de sus votos, aunque sean cada vez menos.
Autor
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Hace periodismo desde los 16 años. Fue redactor del periódico agrario SURsuelo y trabajó en diversos medios regionales y nacionales. En Instagram: @lpaulinovich.
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