En contextos parecidos, los demócratas asumieron la gestión de la administración de los EE.UU. sumergidos en momentos críticos. En el 2021, en la mayor crisis sanitaria en los últimos 100 años —covid-19— y en el 2009 en el medio de la mayor crisis financiera post 1930 —crisis de las hipotecas sub prime—.
Es bien conocida la lógica decisoria en materia fiscal y financiera de sus administraciones. E incluso en torno al posicionamiento en temas de la agenda mundial. Actúan con muchas similitudes. Y más si el actual presidente, también fue compañero de fórmula de Barack Obama 12 años atrás.
Ahora bien, analizar medidas económicas foráneas desde la perspectiva argentina supone el riesgo de perder de vista el contexto del momento y los márgenes de maniobra que tiene una administración, en un sistema político donde las instituciones no se refundan en cada elección. Existen mecanismos que trascienden a cada gestión y, si bien se pueden encontrar matices, la gama de grises se parecen.
Para precisar el análisis se puede presentar una serie de indicadores de la economía real que permiten entender el marco de acción en sus primeros 100 días de gestión, a los efectos de destacar un hito concreto de tiempo. Tomando los guarismos de empleo, salario por hora, variación del Producto Bruto, índice de actividad económica y volumen de ventas minoristas se puede encontrar que las primeras decisiones dependieron, fuertemente, de las condiciones precedentes.
La combinación de mayor gasto público con subas impositivas sintetiza las claves de las primeras acciones de gobierno y los primeros resultados lo demuestran.
El paquete fiscal “Plan Rescate” inyectado en marzo 2021 se basó en una serie de estímulos directos a las personas, del orden de los 1.9 billones de dólares —unos cinco PIB argentinos juntos—. En el pasado, en cambio, la administración Obama inyectó 800 millones —menos del 50% del Plan de su sucesor—, en el llamado Plan de Estabilidad Financiera que tuvo como ejes: el Plan de Viviendas (Housing), el Term Asset-Backed Securities Loan Facility (TALF), que brindó asistencia a inversores y deudores hipotecarios; y el Programa de Inversiones Públicas y Privadas (PPIP), que otorgó ayuda al capital privado para reactivar los mercados, como el rescate a las firmas Chrysler y General Motors, emblemas de la industria automotriz norteamericana.
En el 2021, el Plan incluyó desde ayuda a desempleados, inquilinos, familias con hijos, hasta obras de infraestructura social y, como contraparte, planteó una serie de reformas impositivas que buscaron introducir un “cambio de paradigma” de la tributación, tales como elevar la tasa del impuesto sobre la renta de las sociedades —al 28%—; eliminar deducciones especiales a las ganancias de las sociedades, hacer que firmas multinacionales norteamericanas no solo produzcan en suelo americano sino que reviertan los flujos de ingresos y tributen en suelo americano, a la vez de propiciar una baja en las tasas de los impuestos a las rentas de las personas físicas.
Los resultados hoy, como ayer, no se hicieron esperar. En el mercado laboral, la creación de empleo y la remuneración por hora mejoraron en los primeros meses de gestión. La cantidad de puestos de trabajo subió un 0,8%, tras los primeros 100 días de gobierno de Biden, con 1.145.000 nuevos empleos en el sector privado, a la vez que la remuneración horaria creció un 0,9% y llevó el promedio de 23,22 a 23,44 dólares en el mismo período.
La reacción del aparato productivo también resultó positiva, evidenciando tanto subas en el índice de actividad económica como la evolución —desestacionalizada— del primer trimestre del Producto Bruto con un 1,2% y 1,6%, respectivamente en el primer trimestre del 2021. Finalmente, los estímulos se reflejan en el mercado de ventas minoristas que crecieron un 7,5% en los primeros 100 días de gobierno.
La cantidad de puestos de trabajo subió un 0,8%, tras los primeros 100 días de gobierno de Biden, con 1.145.000 nuevos empleos en el sector privado, a la vez que la remuneración horaria creció un 0,9% y llevó el promedio de 23,22 a 23,44 dólares en el mismo período
Hoy, como en el pasado, las primeras medidas buscaron sostener el consumo. Sostener la demanda agregada. Ayer castigada por la crisis de las hipotecas, hoy por la mayor catástrofe sanitaria en suelo americano. El aparato productivo reaccionó con fuerza. En el 2021 mostrando mayores y mejores rebotes que en el pasado. Pero manteniendo un denominador común: cuando el humor social se espesó, sobrevino la necesidad de cambios. No obstante, los riesgos acechan y las tensiones monetarias y déficits pueden hacer recalcular el plan de vuelo, tal como en la década pasada, cuando el rebote de la economía obligó a moderar tensiones, y ya tarde, desembocaron en bríos republicanos.