Carlos Andrés Vaudagna confiesa haber recibido sobornos de empresarios poderosos para no tirarles encima la AFIP, donde ocupaba la máxima jerarquía, o para asesorarlos sobre el mejor modo de evadir. Pero en su comportamiento no todo era la pulcritud del delito de guante blanco. Entre los ilícitos que confiesa hay lugar para lo bizarro. Como iniciarles actuaciones fiscales a fabricantes de hielo de la ciudad de Santa Fe. La razón es que un funcionario de la AFIP amigo suyo tenía una fábrica en el rubro. Lo que buscaba era limpiarle la competencia a su colega.
El martes a la tarde a tres cuadras del obelisco, en la sede de la Procuraduría de Lavado de Activos (Procelac), este contador de 54 años y enormes destrezas terminó por reconocer una cantidad de maniobras que cometió desde el máximo escalón del organismo recaudador, al aceptar hacerlo bajo la figura de imputado colaborador, vulgarmente conocido como arrepentido.
Entre 2014 y 2020 Vaudagna fue director regional en Santa Fe y en Rosario de la hoy Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA). Entre los casos más resonantes dijo que había sido cómplice del juez federal Marcelo Bailaque en armar actuaciones para perseguir contribuyentes y forzarlos a pagar coimas para desistir de esos aprietes utilizando el aparato del Estado. Reconoció también haber “asesorado” al ex presidente de Vicentin Omar Scarel —para que la agroexportadora recibiera 143 millones de pesos en reintegros de exportación indebidos— y al empresario de medios Nahuel Caputo, titular del diario El Litoral de Santa Fe.
Pero además confesó cómo organizó una estructura de testaferros familiares y de allegados para cobrarles honorarios, o retornos, a numerosos empresarios. Tenía para ello dos mutuales que en sus diálogos telefónicos reconocía que eran suyas. Había comprado campos en Chaco, dos empresas lácteas, desarrollos inmobiliarios. Y en el afán por acumular no le importó pasarse varios pueblos.
Un compañero de Vaudagna en la AFIP Santa Fe, Néstor Javier Bermúdez, era uno de los dueños reales de la fábrica de bolsas de cubitos Ghiaccio, en Colastiné Norte. Para darle un espaldarazo el 4 de julio de 2019 Vaudagna buscó en la base de datos del organismo fiscal a todos los contribuyentes con la actividad económica declarada en el código 110491 que es elaboración de hielo.
Le envió entonces a Bermúdez los datos de las empresas Hielo Sur, Hielos Pachín y Hielos Laprida. Luego mandó a fiscalizar a la empresa Aguas del Sur. Fue un abuso de su posición jerárquica mientras era director de la AFIP en Rosario. Néstor Bermúdez figura actualmente como jefe de distrito de ARCA en Santa Fe.
Otra de las empresas que Vaudanga sobornó mediante un chantaje propio de su posición jerárquica fue la firma Corven que se dedica a la fabricación de motos en Venado Tuerto. Vaudagna inició actuaciones fiscales contra la empresa, que es proveedora de la provincia, para buscar frenarlas a cambio de coimas mediante negociaciones con personas de esa fábrica. A través de Rubén Oggioni mantuvo reuniones con la contadora de la firma.
Las inspecciones contra Corven fueron en 2019. Vaudagna decía tener “todo frenado” y que era un buen momento para iniciar tratativas. Los fiscales del caso no tienen dudas de que buscaba un soborno a partir de dos sociedades de la empresa Corven que sumaban entre ambas “más de 50 palos con relación al mismo período de 2017”.
Oggioni le dijo entonces a Vaudagna que le tirara una idea de cómo seguir lo de Venado Tuerto. Luego hubo una reunión donde la respuesta de los representantes de la empresa no satisfizo las expectativas de los hombres de la AFIP. Vaudagna repuso entonces que a los de Corven, que se demoraban en pagar, había que darles una lección. Oggioni replica que había empleados de la AFIP subordinados a sus órdenes. “Los chicos esos me responden a muerte”. De todo el diálogo se advirtió que a fines de octubre de 2018 Oggioni pidió los CUIT de las empresas. En la declaración Vaudagna admitió que existió la gestión del apriete.
Los manejos de caja chica de Vaudagna eran también rutinarios. Un empresario vinculado a la empresa Río Mio MDQ de Funes necesitaba una gestión para retirar un automóvil importado clásico retenido en la Aduana por un trámite pendiente en la AFIP Rosario. Su preocupación era que le terminaran rematando el vehículo. Lo que necesitaba era que le destrabaran la declaración jurada anticipada de importación (DJAI). “Acabo de quitar yo el requerimiento incumplido de Mar del Plata. Con eso mañana te tiene que salir liberada la DJAI”, le dice Vaudagna. “Si es así yo invito las vacaciones”, le dijo el dueño del auto. Fue el 26 de julio de 2017. Al día siguiente el trámite quedó concretado. La fiscalía que investiga lo consideró una dádiva.

Otra presión para obtener un soborno fue contra los dueños de la firma Ganadera del Norte, de Rafaela. Lo hizo personalmente como director regional de AFIP en Rosario durante 2019. Y según la investigación le resultó porque cobró 30 mil dólares de un contador, en las oficinas de este último en Sarmiento y Rioja. El 21 de septiembre de ese año el contador lo llamó a Vaudagna y le dijo: “Tengo a la inspectora de Santa Fe encima”. Ese mismo día se organizó la reunión en el despacho contable para desactivar. Los dueños de la firma ganadera al parecer no se decidían a pagar. “Le están dando vueltas pero dalo por hecho”, dijo el profesional en relación a la coima por llegar.
Un mes después las cosas estaban en veremos. A tal punto que Vaudagna le pidió que le confirmara la operación. “Los inspectores de Rafaela están esperando para notificar”, le advirtió. Cuando el contador de los hacendados dio la respuesta afirmativa Vaudagna frenó todo lo que se estaba haciendo en Rafaela contra Ganadera del Norte.
Otro de los negocios fue para favorecer a Ricardo Mallozi, empresario proveedor de servicios para la construcción de la ciudad de Santa Fe, con el que entabló diálogo junto a un agente de la AFIP a cambio de una contraprestación en billetes, lo que ocurrió a mitad de 2017. Lo que hizo fue concretar un ajuste fiscal por menos plata de lo que correspondía que Millozi pagara por obligaciones no cumplidas entre 2013 y 2015. Con esa maniobra que le representó una entrada de dinero perjudicó al fisco.
Otra de las cosas que reconoció Vaudagna en su declaración fue haber puesto en marcha licitaciones irregulares, con la actuación del agente de la AFIP Diego Cignetti, que terminó con los traslados de dos sedes de la DGI en Santa Fe. Uno de calle San Luis al 3100 y otro de Salta 2771 de la ciudad de Santa Fe. Fueron licitaciones direccionadas para concretar alquileres por los que recibieron sobres entre junio de 2014 y mayo de 2017.
Es notable por debajo de Vaudagna la reiteración de acciones de apariencia reprochables cometidas por inspectores de la ex AFIP. Esto será abordado en las investigaciones que vienen. Para las de ahora Vaudagna aceptó haber cometido delitos de incumplimiento de deberes y negociaciones incompatibles con la función pública, tráfico de influencia, asociación ilícita y lavado de activos.
El compromiso del ex director regional del organismo recaudador no es solo admitir los delitos. También cederá inmuebles y propiedades diversas a decomiso. Entregó las claves de sus últimos dos celulares secuestrados. Y su aporte al proceso no se limita a la declaración que prestó el jueves donde contó con detalle lo que había hecho. Debió comprometerse a concurrir todas las veces que lo citen en las investigaciones que estén en curso. Y las que empezarán ahora.


Autor
