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Política

La jugada del gobierno se derrumba: la oposición está a un paso de tumbar los pliegos de Lijo y García Mansilla

Con una maniobra dilatoria, al borde del reglamento, la presidenta del Senado, Victoria Villarruel, pospuso lo que parecía una derrota segura para la Casa Rosada y retrasó la sesión para tratar los pliegos de los candidatos a jueces de la Corte de la fecha solicitada originalmente —20 de marzo— para este jueves 3 de abril. Tanto Ariel Lijo como Manuel García Mansilla ya cuentan con dictámenes para que sus legajos sean tratados por el pleno desde mediados de marzo.

Villarruel especuló que con dos semanas más de tiempo se podía constituir otro escenario político y que aparecerían los votos que faltaban el 20 de marzo. Pero todo para la Casa Rosada sigue en fojas cero con sus dos candidatos a la Corte Suprema; no sumó nada en ese tiempo. El número necesario de dos tercios de los presentes es una barrera infranqueable para el oficialismo; la cifra va mucho más allá de la mayoría simple, o incluso absoluta que consiguió en algún caso.

Por primera vez en algo más de 15 meses la atmósfera política y económica por fuera de los muros del Palacio se ha enrarecido para Javier Milei, que hoy pelea de manera errática y desordenada para recuperar la confianza ciudadana en la gestión de la macroeconomía, que se escurre entre sus dedos, día tras día.

La definición sobre el ingreso o no de los propuestos al máximo tribunal es de vital importancia simbólica y práctica para todo el país, y no sólo para las cercanías de la calle Talcahuano en el barrio de Tribunales de CABA, donde funciona la Corte. Hoy con tres miembros más un cuarto recién llegado —García Mansilla—, que tras el decreto presidencial de la última semana de febrero (salteando el Congreso), dijo inmediatamente sí, y corrió presuroso a jurar, algo que la escuálida formación de miembros de la Corte le acepó sin objeciones.

Entre otros temas, la Corte tendrá en sus manos una definición sobre Cristina Kirchner y la llamada causa Vialidad, que en estas horas ingresó como pedido de tratamiento extraordinario en queja de parte de la defensa de la expresidenta. La Corte podría tratarlo a favor o en contra de Cristina, lo podría “dormir” (como ocurre en muchos casos) o rechazar de manera inmediata. Todo tendría fuertes consecuencias políticas, tanto en el sentido de bloquear una hipotética candidatura de la expresidenta para octubre próximo como de habilitarla, o incluso hasta dictarle una prisión domiciliaria.

La Corte necesita, con su composición actual irregular, una mayoría con tres firmas. Y es crucial si Lijo y García Mansilla ingresan o no.


El mapa del Senado


El peronismo en el Senado, que venía fuerte en febrero luego de sustituir al expulsado Edgardo Kueider por la entrerriana leal Stefanía Cora, retrocedió unos casilleros con la escisión del interbloque “Convicción Federal”, que si bien permanece como aliado (ahora UxP lo componen tres bloques, ya no sólo dos como fue la estrategia acordada hasta acá) resulta una incógnita cómo terminaran jugando cuando el partido se ponga en marcha y empiece a rodar la pelota.

Desde el segundo piso del Palacio aseguran que los votos para rechazar los pliegos están de sobra (con 25 votos alcanza), pero la expectativa estará puesta este jueves desde las 14 en el quórum. A esa chance se aferra el oficialismo: hacer caer la sesión y posponer otra vez el tratamiento.

Domina como siempre el silencio de parte de muchos actores de la Cámara alta; sin embargo, las chances de que al menos medio bloque de la UCR (13 miembros en total) no baje al reciento son bajas, de igual modo algunos senadores sueltos de provincias (como el caso de Francisco Paoltroni de Formosa, ex LLA), o la misma Guadalupe Tagliaferri (responde a Rodríguez Larreta), que es firmante de uno de los despachos.

El sólo hecho de que ambos candidatos propuestos por el gobierno hayan luego aceptado la designación por decreto presidencial terminó de volcar de manera negativa algunas opiniones favorables con que contaba, por caso, Lijo, incluso dentro del interbloque opositor peronista.

Sin embargo, la conducta de Lijo fue distinta a la de García Mansilla, que aceptó y se integró a la Corte en pocas horas. Lijo, si bien no rechazó la designación por decreto, pretendió mantener su cargo como juez en la justicia federal y trató de forzar una licencia, que la propia Corte preexistente no le concedió.

La expectativa es enorme sobre el desenlace del próximo jueves: el miércoles feriado a las 18 el bloque de UxP terminará de afinar la estrategia. El gobierno, que no cedió a retirar los pliegos aun cuando el horizonte es sombrío y se expone a una derrota; aunque, hasta último momento, la fiebre negociadora continuará, sobre todo con el quórum. Y se sabe, el gobierno no escatima recursos a la hora de conseguir voluntades.

De rechazarse ambos pliegos, luego vendría una discusión de fondo sobre si García Mansilla puede o no continuar en la Corte. Por lo pronto, ya avisó que lo deberían “sacar con un juicio político”. Pero se trata, apenas, de una especulación lejana, 48 horas es demasiado tiempo en la política argentina.


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