El récord de exportaciones en valor nominal durante el 2022 no despejó las tormentas. La participación del agro en los 88 mil millones de dólares que ingresaron por ventas externas fue del 63 por ciento. Esa incidencia da un indicio de la gravedad de la situación con buena parte del territorio afectado por el déficit hídrico, heladas o incendios.
La merma productiva llevará a una liquidación de alrededor de 8 mil millones de dólares menos. Con menos cantidad de dólares disponibles para la importación de insumos, pagos netos de deuda y un achique del gasto público, la actividad se verá contraída. El peor de los escenarios es el de un 2023 de estanflación, insinuado en la caída de la industria en diciembre último del 2,7 por ciento interanual. Esa dirección lleva a fricciones para el empleo y mayores dificultades para el consumo con los ingresos ya resentidos.
Las señales no son muy alentadoras: los préstamos en pesos al sector privado acumulan siete meses de caída. La mayor afectación es en el financiamiento productivo de las micro, pequeñas y medianas empresas. Los efectos de la suba de tasas se manifiestan también en el descenso en los créditos para el consumo, uno de los motores principales de la economía.
De tal manera, será fundamental la motricidad fina para administrar la escasez de reservas y orientarla hacia las demandas productivas que permitan mantener el ritmo de actividad. Ese es el fin último que persiguen las medidas de alivio anunciadas para los productores agropecuarios.
Emergencia de calidad
En Santa Fe rige la emergencia agropecuaria y el gobierno se concentró en medidas de acompañamiento a los afectados. Esta situación se repite en Entre Ríos, Corrientes y Chaco. En Buenos Aires, Córdoba, Formosa, Santiago del Estero, La Pampa y Salta, la emergencia fue declarada de forma parcial.
Los anuncios incluyen un fondo rotatorio de 5 mil millones de pesos para asistencia directa, la suspensión del anticipo de Ganancias, los juicios de ejecución fiscal y los embargos de cuentas corrientes, y la financiación de los pasivos bajo las mismas condiciones en que fueron otorgados los créditos. Las ventas de hacienda anticipada de 4.200 ganaderos se excluirán del cálculo del impuesto a las Ganancias.
Los planes de campaña padecen por la combinación de sequía, bajo stock de granos por las ventas del dólar Soja I y II, los precios internacionales y el acceso al crédito. En el paquete de medidas también se incorporó un subsidio de 15 puntos más de tasa de interés para los créditos del Banco Nación.
Sin embargo, los alivios no son solución. Durante enero el campo ingresó 928 millones de dólares, un 61 por ciento menos que el año pasado. Las exportaciones de harina de soja, el principal producto nacional, tuvieron un retroceso del 22 por ciento interanual. Las proyecciones para febrero advierten una nueva caída. Es decir, menores ingresos de dólares.
La reducción de la oferta argentina podría ser compensada con el aumento de la producción brasileña. El aumento del crushing en el país vecino está alcanzando el límite de la capacidad instalada. En Argentina, para diciembre, la capacidad ociosa de las plantas de procesamiento de soja tocó el 55 por ciento.
En 2023 el gran problema será la calidad del grano. El lado importador del complejo sojero se vería acentuado. En enero la comercialización de soja brasileña hacia la Argentina llegó a las 400 mil toneladas. Para el resto del año podrían alcanzar a 2 millones de toneladas. Hasta el momento el mayor volumen importado desde Brasil fue de 657 mil toneladas en el también seco 2018.
El azar del equilibrio
El equilibrio deberá confiarse en parte del azar. Durante el 2022 las importaciones de energía llegaron hasta los 12.868 millones de dólares, un aumento del 120 por ciento interanual. El impacto de la guerra entre Rusia y Ucrania descompensó la balanza energética que terminó con un déficit de 4.470 millones de dólares.
Para el 2023, el gobierno espera contar con la primera etapa del gasoducto Néstor Kirchner, lo que reduciría la dependencia importadora. La transformación del déficit en superávit llegaría recién en 2025, de acuerdo a lo que indicó el ministro de Economía Sergio Massa en la presentación de las rondas 4 y 5 del Plan Gas.
En las reservas de los productores quedan alrededor de 8 millones de toneladas de soja vieja. Son la garantía para continuar las operaciones. La brecha es un factor que tiende más al desaliento que al estímulo para las ventas. La posibilidad de comercialización de esos granos dependerá de los resultados de la cosecha.
A medida que avancen los días y se aproxime el momento de levantar la gruesa, el gobierno barajará la posibilidad de una nueva edición del programa de incentivo a las exportaciones. Con buenas lluvias y un dólar Soja III, el campo puede proveer lo necesario para un año electoral menos volátil. Para disgusto de todos, la suerte del voto nacerá en los campos.
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Hace periodismo desde los 16 años. Fue redactor del periódico agrario SURsuelo y trabajó en diversos medios regionales y nacionales. En Instagram: @lpaulinovich.
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