El rosarino Franco Tirelli, del Movimiento Asociativo Italianos en el Exterior (MAIE), fue electo diputado para representar ante el Parlamento de Italia a las comunidades itálicas de Sudamérica en octubre de 2022. Desde entonces reparte su tiempo entre Argentina y Roma, mientras elabora proyectos que reflejen los intereses y necesidades de sus representados. Hay un dato revelador: la mayor parte de las consultas que recibe son de interesados en emigrar a la tierra de sus ancestros. “Cuando comenzó a aflojar la pandemia, aumentaron exponencialmente las consultas de quienes quieren obtener la ciudadanía ya sea en el Consulado de Rosario, o viajar a Italia y gestionarla allí fijando residencia en alguna comuna”, explicó.
Según el diputado Tirelli, el grueso de las consultas se reparte entre jóvenes de 20 a 30 años, y familias con niños. “La cantidad de jóvenes que se fueron entre marzo 2021 – 2023 es enorme, sobre todo en la ciudad de Rosario, pero también se fueron muchas familias que vendieron sus pertenencias para radicarse en Italia; si allí no consiguen trabajo, se van hacia España”. En ese marco de interés migratorio, anticipó que está haciendo diligencias con un Liceo de Torino que tiene interés en capacitar a jóvenes interesados en la metalmecánica, con salida laboral en esa ciudad u otra, “recién comenzamos las gestiones, y si avanzan me permitirán llevar entre 200 y 400 estudiantes desde Argentina”.
Además, el flamante parlamentario hizo algunas referencias reveladoras: “No aconsejo viajar sin un trabajo fijo, menos para quienes no tengan una profesión; la situación económica de Italia está difícil, no es tan floreciente como en otra época o como pueden suponer, la pandemia y la guerra de Ucrania y Rusia tuvieron su impacto”, enfatizó. Durante los últimos meses, en que recibe casi a diario mensajes pidiendo información por parte de ya emigrados o quienes piensan serlo, explicó que aún sabiendo que no los espera una Europa sin problemas prefieren irse para caminar tranquilos y sin tener miedo hasta de una sombra detrás. “Eso es impagable”, cuenta que le refieren las familias rosarinas que emigraron.
Tirelli ilustró el crecimiento en la demanda de ciudadanía con un ejemplo: uno de los últimos pasos en el trámite de ciudadanía que se realiza en las propias comunas italianas incluye el envío de un correo electrónico a los consulados de origen de los interesados, por caso Rosario, a fin de certificar datos del solicitante. “Hasta marzo 2020, llegaban unos 200 emails de las comunas al año pero desde el año pasado llegan 500 por mes, es un número enorme, estamos perdiendo una generación”, graficó. De los datos se infiere que son miles las personas que están gestionando el documento que los convierte en ciudadanos de la Comunidad Europea.

Además dijo que las comunas de Roma hacia el norte ya no realizan estos trámites, que aún pueden hacerse en algunos lugares de la capital italiana hacia el sur. Y señaló que la ciudadanía ya no se obtiene en tres meses, tiempo más que atractivo considerando los plazos de años que lleva esa gestión fuera de Italia. “Les advierto que ya no se obtiene en tres meses sino en seis, y en ese tiempo no es tan fácil la vida en Italia, no viajen a ver qué pasa, traten de hacerlo consiguiendo un trabajo desde acá, porque si no consiguen un empleo, gastan los ahorros y se terminan volviendo”, describió. Como ejemplo, explicó Tirelle, un sueldo promedio en un trabajo establecido está en 1.200 ó 1.300 euros y un alquiler en una ciudad pequeña puede oscilar en 400 ó 500 euros.
“También recomiendo siempre que quienes se van a Italia sepan al menos un mínimo de idioma italiano para poder gestionar la documentación, porque cuando los empleados de las comunas le explican la situación a un argentino que no entiende italiano surgen las discusiones y se termina trabando el trámite”, comentó. E insistió en tener en cuenta las recomendaciones citadas: “viajar con un trabajo predeterminado y no a ver qué aparece, porque lo más probable es que no aparezca nada y saber al menos algo de idioma italiano, los funcionarios de las comunas son gente grande y no están acostumbrados a recibir tanta demanda de ciudadanía”, explicó.
“Mucha gente se está yendo a través de gestores y alquilando a distancia para fijar domicilio en alguna comuna, recomiendo que primero consulten bien porque hay muchos casos de estafas, llegan allá y no existe el lugar y a quien le pagaron desapareció”, enfatizó. Y recomendó cuidarse de comprar espejitos de colores porque “no es tan así, en estos momentos Italia o Europa pueden estar bien para quienes llegaron hace veinte o treinta años y están establecidos, ir ahora es encontrar una economía en crisis, donde por primera vez en años hay una inflación anual del 8 por ciento que allí es una locura”, sostuvo.
El diputado no pasó por alto una de las caras más duras de la migración, las barcazas que llegan desde Túnez, Marruecos o Siria con inmigrantes africanos o asiáticos que buscan la puerta de entrada a Europa. “Italia no tiene problema en recibirlos, alojarlos, revisarlos con médicos y documentarlos, pero pide que el resto de Europa también participe para afrontar tanto los gastos como la distribución de los refugiados”, relató.