Mientras la pandemia arrasa y la economía está por el piso, más de 300 referentes del radicalismo santafesino se convocaron por Zoom el martes pasado para hablar exclusivamente sobre qué camino les conviene seguir para llegar mejor al 2021. A diferencia de aquellos remotos y acalorados debates presenciales que solían terminar con sillas por el aire, esta vez no hubo ni grandes discursos, ni siquiera interrupciones a los pocos que hablaron mientras el resto miraba, en un raro encuentro virtual que no tuvo nada de virtuoso.
Tal vez el momento más pintoresco llegó sobre el final, minutos antes de que se leyera y ¿aprobara? un documento a favor de la unidad, que se había redactado al mismo tiempo que la convocatoria. Fue cuando intervino el histórico dirigente Luis Changui Cáceres, que no por casualidad tenía turno para hablar promediando las dos horas del encuentro.
“Me siento un poco más cómodo con los socialistas que con los otros (dijo sin mencionar a nadie), pero no me olvido de que una vez nos cambiaron el candidato a vicegobernador que habíamos elegido”. Carlos Fascendini, actualmente presidente del radicalismo santafesino, fue la víctima de aquella historia que recordó el Changui.
Ese recuerdo, apenas una comidilla en el medio de la reunión, cortó el clima de una charla entre varios que hasta ahí había consistido en proclamas a favor de la unidad y la formación de una nueva coalición santafesina de partidos. Pero Cáceres, un experimentado en estas negociaciones, no quiso privarse de ese rescate del pasado.
Para los comicios de 2007, Fascendini había sido elegido por la convención provincial del radicalismo para acompañar a Hermes Binner en la fórmula del Frente Progresista para la gobernación, pero de golpe el socialismo decidió cambiar esa nominación por la que efectivamente terminó en las boletas, Griselda Tessio, hija del último gobernador radical que tuvo la provincia, Aldo Tessio, pero que ni siquiera estaba afiliada al radicalismo.
“Nos enteramos por los diarios”, rememoró el Changui. Fascendini tendría su revancha ocho años después al acompañar como vicegobernador a Miguel Lifschitz.
Al Changui no sólo lo dejaron para el final, sino que unos minutos antes de que comenzara su intervención anunció su desconexión del Zoom, para atender otros compromisos, el titular del partido a nivel nacional Alfredo Cornejo. “Qué lástima —reprochó el Changui— hubiera querido decirle algunas cosas”. Fue el único que reparó que los escuchaba el presidente del comité nacional del partido, aunque varios comentaron irónicamente el contrasentido que significó que el mismo dirigente que ahora estaba haciendo un llamado a la unidad de todo el radicalismo santafesino, hace apenas un mes postulaba la separación de su provincia, Mendoza, para que se independizara de la República Argentina.
Barletta y un mal recuerdo
La convocatoria tuvo otro momento memorable. Fue cuando habló uno de los referentes radicales y ex intendente de Santa Fe, Mario Barletta, quien hizo una evocación de Raúl Alfonsín que no debe haber caído nada bien entre quienes postulan un frente con todos.
Barletta rescató las banderas de Alfonsín y trajo a la memoria cuando en 2007 convocó a una alianza alrededor del radicalismo, pero omitió que en aquella convocatoria el ex presidente puso dos límites: “el oficialismo” (gobernaba Kirchner) y “la derecha que es Macri” (el video con esas declaraciones de Alfonsín empezó a ser buscado en YouTube).
El olvido lo advirtieron en la intimidad de sus hogares quienes seguían con atención el Zoom, aunque durante el encuentro nadie dijo una palabra al respecto.
No resultó de lo más oportuna la evocación de Barletta para los fines de la convocatoria radical de unirse en un frente generoso y amplio. Aplicar esos límites que definió Alfonsín en el 2007 hoy al menos plantearía una polémica, ya que uno de los partidos a los que se quiere sumar es al PRO, y dejaría en un lugar incómodo al propio ex intendente, que fue uno de los más decididos defensores de la alianza de la UCR con Macri, de quien después fue embajador en Uruguay. Nada se dijo tampoco de las otras agrupaciones que integran Cambiemos.
Ese fue otro detalle que no se les pasó por alto a varios dirigentes radicales que participaron del encuentro: la escasa referencia a los otros partidos a los que se quiere convocar. No se habló de ellos ni se los menciona en el documento que salió de esa reunión.
Frente, ¿qué frente?
También llamó la atención la escasa reivindicación del todavía vigente Frente Progresista al que se quiere pasar a mejor vida con otro nombre. Ni quien fuera vicegobernador por esa coalición, Carlos Fascendini, cuando dio las palabras de apertura del encuentro, ni quien ocupara por cuatro años el Ministerio de Seguridad, Maximiliano Pullaro, hoy presidente del bloque de la UCR de diputados, rescataron en sus intervenciones ese espacio en nombre del que gestionaron hasta hace apenas unos meses.
Otro que defraudó en la cita virtual fue el actual senador provincial Felipe Michlig, a quien se menciona como aspirante a la candidatura a senador nacional por el radicalismo, aunque algunos dudan de la conveniencia de su postulación porque sostienen que con él se perdería peso electoral.
En su intervención por Zoom, Michlig habló demasiado de su trabajo en el departamento San Cristóbal y de cómo pudo construir una unidad en los pueblos de su pago chico, un comentario que a todos les pareció menor, poco interesante para la audiencia que lo seguía e imposible de extrapolar al nivel provincial.
Ni el senador por el departamento General López, Lisandro Enrico ni un representante del Foro de Intendentes Radicales alteraron la modorra de la noche. Y la única intervención femenina del encuentro fue la de Romina Raimondi, del Foro de Mujeres Radicales que, lejos de entrar en la discusión de fondo, sólo se limitó a levantar la bandera de la paridad de género en las candidaturas.
Otros, como el ex diputado Santiago Mascheroni, se enfocaron en los temas nacionales (reforma judicial, Vicentin), probablemente pensando en una futura candidatura a diputado nacional o tal vez por su condición de delegado al comité nacional. Igual no se privó de decir que este frente “se ha intentado tantas veces, pero creo que esta es la oportunidad”.
Al final, quedaron latentes un par de preguntas:
1. En caso de que esta alianza amplia prospere, ¿cómo se hará para lograr un acuerdo programático?, ¿cómo acordar entre partidos tan diferentes cual es el rol del Estado en la gestión, por ejemplo?
2. Antes de todo, ¿alquien sabrá ya si el socialismo va a aceptar estas condiciones, especialmente considerando que tiene el “ancho de basto”, que es la candidatura de Miguel Lifschitz?
Una fortaleza del radicalismo es su presencia territorial en muchas intendencias y comunas, pero una debilidad grande es no tener el dominio de los dos distritos principales, Rosario y Santa Fe.
Después de la reunión virtual del radicalismo, llamó la atención que al día siguiente se reunieran dirigentes del Frente Progresista. Allí estuvieron Miguel Lifschitz y varios de los radicales que participaron del Zoom del día anterior (Fascendini, Michlig, Pullaro, Enrico y Palo Oliver). Cuentan que ahí no hubo ningún planteo concreto al socialismo, apenas comentarios. Por ahora, nadie se siente invitado.