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Sociedad

Tevez y Central, una apuesta de la cultura empresarial para un Gigante lleno de urgencias

Una crisis futbolística y política profunda que colocó a un gigante como Central a la deriva se encontró con la apetencia empresaria que se presenta con un protagonista muy seductor: Carlos Tevez, técnico. El pronóstico es incierto, a suerte y verdad, para las dos partes. El azar, entre otros factores, hará su parte en este arte y pasión sabiamente denominado “dinámica de lo impensado”.

Cuando un suceso relevante aparece envuelto en enigmas, interpretaciones confusas, y no puede contestar fácilmente a la pregunta sobre el cómo y el por qué, se impone un método de análisis: develar la ruta del dinero.

Salvo el amor, claro, un conflicto humano principal, que suele escapar (no siempre) al mero cálculo económico. Y no sería justamente el amor por la camiseta a bastones verticales azules y amarillos el que trajo al Apache a Central. Aunque, desde ya, se sabe, la leyenda canalla dice que “Central enamora más”, como definió el célebre músico fallecido de la trova rosarina Lalo de los Santos.

El sorpresivo encuentro entre Tevez y Central, de la noche a la mañana, y donde todos tienen mucho por perder (si sale mal) a la vez que mucho por ganar (si sale bien), con todo, no se constituyó como una cita a ciegas donde el amor fluyó espontáneo, y desde el primer instante. Aunque no en detalles, Central y Tevez se conocen desde siempre. Carlitos califica en la cúpula de los máximos ídolos del fútbol argentino en lo que va del siglo, y Central, “el gigante dormido” más antiguo del país, de la ciudad portuaria y ferroviaria, con 62 mil socios, el más multipropietario (predios) de la Argentina y que padece la falta de éxitos deportivos que siempre insinúa merecer, pero que no concreta.



El arribo inesperado que colocó todos los focos mediáticos sobre el canalla de Arroyito se explica, en parte, por el quiebre de la actual conducción política del club. La comisión directiva que fue electa con la votación más concurrida de la historia del club —y de la ciudad— en 2018 (8.130 votos, sobre un total de casi 11.800) nació bicéfala: por un lado, el agrupamiento “Crece”, de donde surgió el presidente Rodolfo Di Pollina, y por el otro, Ricardo Carloni, el vice que fue ganando espacio y protagonismo, en igual proporción a la falta de protagonismo y temperamento del titular de la fórmula. Esa inversión de roles entre el “uno” y el “dos” alcanzó su máxima expresión en las últimas semanas: Di Pollina, con una afección de salud, tomó licencia, y Carloni asumió ya formalmente su liderazgo y resolvió el ingreso de Tevez a Central, en una reunión de comisión directiva con varias ausencias (tres, además del presidente licenciado).

La llegada de Tevez a Central ya había sido resuelta en la escena mediática; la comisión directiva fragmentada, parcialmente vaciada, y bajo el control de Carloni, formalizó el viraje. El “Foro Canallas Unidos”, con una trayectoria de apego al manejo económico del club en manos de los socios, y alejado de los grupos privados, inversionistas, termina rindiéndose ante una cultura del negocio futbolero contraria a su espíritu originario. Aunque acorde a la visión de su vice, hoy titular, figura principal, que con audacia o temeridad —según quien lo valore— se jugó con Tevez su última carta, y, principalmente, el empresario que lo presenta, lo representa, y todo indica le proveerá de jugadores: Christian Bragarnik, el poderoso intermediario del fútbol argentino.



“La privatización del fútbol se va a imponer de adentro hacia afuera. Cuando los hinchas y los socios vean que un club privatizado crece, gana campeonatos y vende jugadores, van a ir corriendo a abrirle la puerta a los inversores”, definió Bragarnik, el empresario ex jugador del ascenso, que inició sus negocios con el fútbol de México en las zonas de influencia de los carteles del narcotráfico, y que luego creció sin pausa en la Argentina.

El impedimento legal respecto de entregar el manejo de los destinos de una entidad civil —los clubes del fútbol argentino— a empresarios está a la vista. Sin embargo, los vericuetos legales para transferir las decisiones de manera transitoria con la fórmula “acuerdo de colaboración”, ya ha sido aplicada. En el caso de Tevez con Central, por ahora, la opacidad es total: qué se firmó y quiénes lo firmaron, aún no salió a la luz. Aunque se trata de una documentación difícil de ocultar, más tarde o más temprano, trascenderá.

Claro que la operación futbolística, empresaria y política no se termina en el quiebre de la conducción política de Central, sus necesidades deportivas imperiosas, y la vocación de Carlitos por emprender un nuevo oficio (el de técnico), aupado por su nuevo amigo y mentor, Bragarnik. Una figura central de la Argentina se erige por encima: Mauricio Macri.


El entonces presidente Macri junto a Tévez en un encuentro en 2017

Dicen que el ex presidente, fervoroso impulsor de las sociedades anónimas en el futbol, y creador de su leyenda de buen hacedor como presidente de Boca, un día pasó por Rosario allá por el 2011, en los oscuros tiempos donde el canalla transitaba la dolorosa primera B, y ante la multitud que aun en la adversidad llenaba el Gigante de Arroyito, murmuró: “Este club es increíble, están en la B y van cuarenta mil personas a la cancha”. Carlos Tevez, se sabe, es amigo personal y socio del ex presidente. “Me aconseja cómo manejarme con las inversiones”, supo decir el Apache ante las cámaras de televisión.

Carlitos siguió los consejos de su referente y, entre otras cosas, judicializó el aporte extraordinario de las grandes fortunas (14 mil personas físicas de la Argentina, incluida la estrella popular de Boca) que votó el Congreso nacional en pandemia. A la vez que se asoció con Macri en al menos el negocio de los parques eólicos, hoy bajo investigación judicial. A la vez, Tevez decidió lanzarse a la aventura como entrenador en Central: como Macri, Carlitos cree que Central es un gigante dormido, y, al cabo, una oportunidad para adquirir experiencia y prestigio, en el caso de que los resultados lo acompañen. 

En el primer partido a Tevez le tocó perder. Aunque a Carloni no le fue tan mal; esta vez se escucharon menos insultos desde las tribunas hacia la comisión directiva.


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