Por haber recogido heridos en los arrabales del mundo y de las certezas, para que todos estén adentro de una iglesia hospital de campaña, Francisco con su vida y su muerte estremeció a un mundo áspero, con sed de paz pero doliente de injusticias y guerras. “Él nos invitaba siempre a ir a la periferia, esta es una palabra que él acuñó para la Iglesia, las geográficas, es decir hasta los confines de un barrio, un país o el mundo, y las existenciales, las del sentido de la vida y la prescindencia religiosa”, dijo el arzobispo de Rosario, Eduardo Martín, en un atardecer que iba congregando a una multitud en la Catedral, como un funeral multitudinario.
—¿Quiénes se quedan ahora sin voz por la muerte del Papa que pidió un poco de misericordia para que el mundo sea menos frío y más justo?
—Esperemos que no sea así, que haya otros que sean la voz de quienes no la tienen, siempre habrá profetas; en ese sentido tengo esperanzas de que el legado de Francisco no caerá en saco roto. Él ha sido gran defensor de los pobres, los inmigrantes, los descartados, ese es su legado. La Iglesia de modo silencioso atiende a los últimos, como acá en Rosario, a los adictos, gente en situación de calle, o mujeres con niños que no tienen adónde ir, son como las respuestas a ese llamado del Papa.
—¿Qué lo volvió tan especial a Francisco que hoy lo llora gente que siempre quedaba en los márgenes como la comunidad LGBT, de las distintas orientaciones de género que eran condenadas?
—Es justamente que siempre habló de ir a las periferias.
—A un Papa como Francisco, considerado progresista ¿se le exigía cambiar la doctrina, se lo criticaba por ejemplo por el aborto?
—Francisco reformó aspectos, pero también ha sido moderado, ha dado pasos, por ejemplo el lugar de la mujer en la Iglesia nombrando jefa de ministerios que tiene el Papa en Roma, a una religiosa, también nombró a una mujer al frente de la administración de la Santa Sede. Lugares que por tradición ocupaban cardenales. En ese sentido el Papa ha hecho avances, ha sido abierto en lo pastoral para poder llegar a la mayor cantidad de gente posible, no en la esencia de la doctrina.
—¿A quiénes incomoda e incomodó siempre la Doctrina Social de la Iglesia que hace eje en la dignidad de la persona, la solidaridad y el bien común, en palabras de Francisco, justicia social?
—A quienes viven de la avaricia o de explotar al prójimo. La Doctrina Social de la Iglesia da criterios muy buenos, no es un plan político ni económico, da los principios y los gobiernos que se dejan iluminar por estos criterios ayudan al bien común.
—Francisco siempre habló de un capitalismo humanista, criticó con dureza a los sistemas económicos que generan exclusión ¿interpelaba así a un momento del mundo del dinero haciendo dinero?
—Sí, pedía un capitalismo con rostro humano, que la economía estuviera al servicio de las personas y no las finanzas por las finanzas.
—¿Alguna anécdota suya con el Papa?
—Al llegar yo a Rosario, en 2014, le pedí algunas orientaciones por teléfono, y me dijo hacé lo que hacías en Río Cuarto y pacificá la vida interna de la Iglesia, había algunas desavenencias. En 2015 tuve un problema del corazón, cuando regresé y en noviembre viajé a Roma a un Congreso de Educación Católica, estaba en la audiencia pública en la plaza y apenas me vio me dijo cómo anda tu corazón, me sorprendió porque yo no le había avisado nada, pero siempre tuvo esa delicadeza, esa forma de estar presente.
—Parafraseando al dicho cada pueblo tiene el gobierno que se merece, ¿cada época del mundo tiene el Papa que se merece, como un signo de los tiempos?
—En los últimos años los Papas han sido personas de una labor pastoral extraordinaria, Francisco está en esa línea.
—Hoy se conmovió el mundo y líderes de ideologías opuestas tenían las mismas palabras de admiración por Francisco.
—Porque su figura fue universal más allá del catolicismo. El Vaticano es un Estado y eso le da a la Iglesia libertad y autonomía, es decir a no depender de ningún gobierno y por otro lado, le da una capacidad de diálogo y encuentro con todos los países del mundo. Hoy despedimos a un gran hombre, a un hombre de Dios que se ha entregado hasta lo último por Jesús, la Iglesia y la humanidad, un gran trabajador por la paz.

Rosario despidió a Francisco
Una multitud de fieles y también de quienes no lo eran, se congregó en la iglesia Catedral, a las 19.30 del lunes 21, llamado lunes del Ángel por ser continuación de la Pascua, para participar de una misa con la que se despidió a Francisco que “retornó a la Casa del Padre”, tal como anunció su muerte al mundo el camarlengo de la Iglesia Católica Romana, Kevin Farrell. Con la presencia de todos los sacerdotes de la diócesis, autoridades y organizaciones sociales, la ceremonia ofició de funeral de la ciudad hacia el Papa que rezó para que cesara la violencia en sus peores momentos.
Desde las primeras filas, y mientras se escuchaban los aplausos que coronaron la ceremonia, el intendente Pablo Javkin le dijo a Suma Política que Francisco fue “un líder, un pastor como él decía, un líder inspirador que puso la paz y la fraternidad por encima de todo, siempre tuvo palabras para nosotros, siempre”.
Dando presencia desde el Sindicato de Dragado y Balizamiento, Edgardo Arrieta evocó una anécdota que pinta al Papa de cuerpo entero. “No lo conocí como Francisco, sino como Bergoglio, como buen hincha de San Lorenzo, cuando en el año 2000 se inauguró la capilla en el nuevo estadio del Club, a mi lado había un cura que la bendijo y que gritaba tanto como nosotros, éramos unos 200 hinchas, era nada más y nada menos que Bergoglio”, relató.
“Venimos a rezar por Francisco, una persona que fue un gran líder que eligió la humildad, y estamos contentos de poder despedirlo así”, dijo Juan Manuel, un “vecino de la ciudad” junto a su esposa. “Vine para acompañar y rezar por el alma del Sumo Pontífice, a quien como laica consagrada le debo obediencia y amor”, dijo María Melo, del Instituto Misioneras Apostólicas de la Caridad, y explicó que un laico consagrado hace votos de castidad, pobreza y obediencia, vive en medio del mundo con su propio trabajo, sin usar hábitos, pero a la vez todo consagrado a Dios.
“Vine para acompañar en este momento tan especial, tan único, estar reunidos, acompañarnos un poco, la sensación de la pérdida del Papa es como una orfandad, fue un elegido, con un profundo amor al mundo entero”, explicó Viviana. “Esta es la etapa de la misericordia, él tenía misericordia para todo el mundo, no juzgaba, pero justamente por eso hubo mucha gente que no lo entendió, lo último que hizo fue ir a la cárcel y dijo por qué ellos y no yo”, dijo Oscar Cánepa, que se definió como un hombre de fe.
También en la primera fila, Panchito Chévez, desde su silla de ruedas, el músico que actuó con León Gieco, dio el presente junto a sus compañeros del Hogar San Roque, de Capitán Bermúdez. “Pudimos conocerlo, viajamos los seis a Roma, fue un momento de maravilla, nos recibió y fue emocionante”, explicó sobre el viaje que realizó en 2018, junto a una comitiva para conocer instituciones que trabajan en discapacidad y que hizo posible el Arzobispado de Rosario.
La portavoz de la congregación Franciscanas Angelinas, a cargo de la capilla del barrio Empalme Graneros, la hermana Marcela, y con acento de un país latinoamericano, calificó a Francisco como “un respiro para la Iglesia, que llamó a vivir el Evangelio y no quedar encerrados en parroquias ni en las congregaciones, dijo que quería una Iglesia como un campo de batalla, socorriendo a nuestros hermanos, los más pobres”, explicó. Y consideró que la partida del Papa, justo el Lunes del Ángel, fue como decir “misión cumplida, nosotros tenemos que hacer ahora lo que nos enseñó ayudando a nuestros jóvenes del barrio”.
Ya de noche, mientras iba saliendo de la Catedral, la gente formaba grupos en medio de la calle que estaba cortada, hablando y contando detalles del primer jesuita Papa que llegó a Roma desde la periferia del mundo, el 13 de marzo de 2013, cuando el otoño supo a gloria en el tañir de las campanas de Argentina. Anunciaban a un hombre que acuñó una frase que partió en dos la tradición: “¿Quién soy yo para juzgar?”.
No dejó borde del mundo sin recorrer ni poder sin interpelar, concentración de las riquezas, dignidad de todas las personas, medio ambiente, migrantes, miserias de las guerras, sólo por citar algunos dramas desde donde alzó la voz, el Papa que dejó por escrito la austeridad con que se oficiarían sus exequias; nada de tres féretros, uno de madera y aluminio, como todos, como su opción por los pobres, conocido en cárceles y villas, el Papa de los sencillos zapatos negros que rechazó a los de color rojo coronados con hebillas, de sus antecesores. Algo que desentonaba sin duda con pastorear en los bordes del mundo.
— Mons. Eduardo Martín (@eduardoe_martin) April 21, 2025
