El día después de perder las elecciones de 2019 frente a Omar Perotti, el radicalismo santafesino comenzó a construir la victoria de 2023. Fue un largo camino, con idas y vueltas, con nombres propios que se pusieron al hombro el objetivo de la unidad del no peronismo y que terminó, en estas elecciones, con una acumulación de poder sin precedentes de Unidos para cambiar Santa Fe: el gobernador electo, Maximiliano Pullaro, cosechó más de un millón de votos; tendrá mayoría en Diputados y senadores, y el manejo de 26 de las 30 ciudades más importantes de la provincia, entre ellas Rosario y Santa Fe. “El 90 por ciento de los santafesinos vive en lugares administrados por nuestra fuerza”, le dijo a Suma Política el senador provincial Felipe Michlig, el arquitecto radical de la unidad.
La historia se empezó a escribir hace cuatro años. Perotti llegó a la Casa Gris con el 40 por ciento de los votos; Antonio Bonfatti obtuvo 36 y José Corral 19. Las cuentas eran simples: el no peronismo, sumados el Frente Progresista y Juntos por el Cambio, obtuvo el 55 por ciento de los votos. Superó a Perotti por 15 puntos, pero la realidad fue que perdió las elecciones por cuatro puntos.
Con esos números sobre la mesa, un grupo de dirigentes radicales le pidió al presidente del partido, Carlos Fascendini, que convoque a todos los sectores internos para analizar los resultados.
El encuentro se realizó en el comité provincial; hubo autocrítica y reproches, pero finalmente se acordó trabajar para terminar con el internismo. Parece un objetivo simple de conseguir, pero para el radicalismo, que muchas veces se enamoró de sus propias internas, fue un desafío importante. Y, además, comenzó a hablarse de la unidad de la oposición. De aquellos tiempos, los protagonistas rescatan la gran tarea a favor de la unidad de Fascendini en el comité provincial y de Lisandro Enrico en la convención provincial.
Con ese primer paso encaminado, la UCR le propuso a Miguel Lifschitz ir juntos con Cambiemos a las elecciones; el exgobernador pidió tiempo para trabajarlo puertas adentro del socialismo. La realidad es que no estaba convencido de hacer un acuerdo para la pelea nacional de 2021 pero sí creía que era necesario para ganar la provincia en 2023. La muerte de Lifschitz fue un duro golpe para el proyecto, pero no se cayó.
A esa altura, muchos dirigentes radicales sentían que el Frente Progresista estaba extinguido y que se necesitaba algo más para recuperar la provincia. Allí fue cuando NEO Evolución —el sector de Pullaro y Michlig, entre otros— decidió participar dentro de Juntos por el Cambio para disputar las elecciones a diputados y senadores. En las PASO se impuso la UCR con Carolina Losada y Dionisio Scarpin, que resultaron senadores electos. Pullaro salió segundo, delante de Federico Angelini (PRO) y José Corral (UCR).
El resultado terminó por decidir a los indecisos: después de 18 años, el radicalismo consiguió tener dos senadores nacionales por Santa Fe. La ecuación política dejó de ser resignarse a tener el senador por la minoría a disputar en serio el poder. Y ganar.
Mientras se consolidaba este proceso en JxC —todavía sin el socialismo—, llegó a la presidencia de la UCR Felipe Michlig, uno de los más entusiastas impulsores de un gran acuerdo del no peronismo. Fue el 29 de abril de 2022. Michlig puso una sola condición para aceptar el cargo: que cada uno de los referentes de los sectores internos estuvieran en la conducción del partido. Así se hizo.
Con la interna sellada, quedaba por delante lo más complejo: ampliar la unidad a otros partidos. “Teníamos que convencer a todos los dirigentes de que Perotti llegó al gobierno por nuestros errores, nuestra división, más que por sus aciertos”, recuerda Michlig.
Un mojón importante en ese camino fue la reunión del 25 de enero de este año en la sede rosarina del PDP, un encuentro fundacional del frente de frentes. Participaron 11 partidos, entre ellos los integrantes de JxC (PRO, UCR, Coalición Cívica) y del Frente Progresista (PS, Creo, PDP y Unir). La primera foto potente de lo que se estaba gestando, con la presencia de más de 40 dirigentes.
El vocero del encuentro fue el exintendente santafesino Mario Barletta, que habló sobre una de las cuestiones que más dudas despertaba: “Se pusieron muchas cosas en claro entre el PRO y el socialismo, y dicho por ellos mismos fue muy positivo”, dijo a modo de conclusión. Barletta destacó también las coincidencias en cuestiones centrales y apuntó a dos temas que después fueron recurrentes en la campaña: educación y seguridad.
El sol de Cayastá
Ese proceso desembocó en la firma del acta constitutiva del frente de frentes en Cayastá, en el mediodía del 25 de abril. Ya no formaba parte del nuevo espacio la Coalición Cívica. Lucila Lehmann, su presidenta, expuso sus razones: “No vamos a ser parte de armados políticos que mantengan viejas complicidades con quienes fueron responsables de la instalación y el crecimiento del narcotráfico en Santa Fe”. Las incendiarias declaraciones públicas las acompañó con una medida más discreta y menos traumática: salió del grupo de whatsapp de los armadores de la coalición.
Cayastá fue la plataforma de lanzamiento. “Lo primero que tuvimos fue el programa de gobierno; nos faltaba el nombre y el único candidato lanzado era Pullaro. Carolina Losada todavía no había definido qué iba a hacer y el PS tampoco”, recuerda Michlig.
Paradójicamente, el programa de gobierno no fue un obstáculo. Socialistas y macristas habían dicho públicamente que para avanzar era necesario llegar a puntos básicos de coincidencia. Y ya estaba. “Llegamos a ponernos de acuerdo en un 95, 96, 97 por ciento de las cosas. Quedaban por limar temas de medio ambiente, cuestiones de género, que obvio son importantes. Una de esas fue el tema de los humedales, había diferencias entre aquellos que representan más el modelo productivo y los que se centran más en la defensa del medio ambiente. Nos propusimos trabajar un texto que podía sostener el modelo productivista y también el cuidado del ambiente, y lo logramos”, asegura el senador provincial.
Con lo más difícil resuelto, quedaban otros detalles. Como elegir un nombre. Y acá también hubo debate. “Juntos” quedó descartado porque remitía a JxC; lo mismo pasó con Progresista. Cuentan que Michlig deslizó Unidos para cambiar Santa Fe. Al principio estuvo en duda porque para algunos era “muy largo”; no está claro si los convenció a todos o no encontraron uno mejor. Lo cierto es que hoy, Unidos para cambiar Santa Fe es el nombre que desde el 10 de diciembre hegemonizará la política provincial.
Recelos y tensión
El camino para unir a la oposición fue trabajoso y tuvo que superar recelos políticos. Antes de cerrarse el acuerdo varias veces estuvo a punto de naufragar, pero —recuerdan— siempre aparecía algún referente que volvía a empujar para adelante. “Lo más difícil fue derribar los prejuicios, creer que el otro políticamente era impresentable, que no podíamos sentarnos a ver cuáles eran las coincidencias que teníamos”, dijo uno de los protagonistas.
A tal punto predominaba el estado de alerta en los primeros encuentros, que en una reunión organizada por el partido del intendente de Santa Fe, Emilio Jatón, se dio una situación de comedia. Habían asistido más de 30 dirigentes y llegó el momento de comenzar la ronda para las presentaciones personales y partidarias de cada uno. Y alguien propuso comenzar por los que estaban sentados “a la derecha”; la reacción espontánea y reivindicativa de otro de los presentes fue pedir que empezaran “por la izquierda”. La tensión dio lugar a las risas y al deshielo. Los dirigentes comenzaron a intercambiar números de teléfonos, mail y se generaron charlas personales que ayudaron a aflojar los recelos.
Otro momento complicado se vivió en las PASO de este año, cuando muchos dirigentes creyeron que “todo se salía de cauce” por el tono que Losada eligió para su campaña. “La gente terminó corrigiendo eso con un respaldo muy claro para Maxi y a partir de ahí quienes criticaban y decían cosas muy fuertes terminaron pidiendo disculpas”, dicen en el campamento de Pullaro. Esas heridas parecen haber quedado atrás. “Neo Evolución tiene esa forma de ver la política, hemos dado vuelta la página y queremos un gobierno amplio, del que todos se sientan parte”.
El peso del radicalismo
El 17 de mayo de 2021, Suma Política dio cuenta de un movimiento que comenzaba a percibirse en la política santafesina: el paso al frente de la UCR. “El radicalismo pretende liderar un frente que incluya a Cambiemos y al socialismo”, decía en aquella nota Michlig, ungido vocero político. El pedido de “mayor protagonismo” lo sustentaba en los hechos: “Por desarrollo territorial, por trayectoria, por presente y cantidad de dirigentes, podemos aspirar nuevamente a liderar un proyecto que le dé respuestas al conjunto de los santafesinos”, afirmaba. (La nota completa acá)
La muerte de Lifschitz había dejado al PS sin su gran elector y los tiempos políticos se aceleraron. Tal vez por eso, el liderazgo de la UCR no encontró mayores resistencias. “Todos lo sentían así, incluso dentro del mismo socialismo; para ellos era el momento de acompañar”.
Sin Lifschitz ni Binner, con Bonfatti derrotado en la pelea por la Gobernación en 2019 y el PRO sin figuras para dar la pelea de fondo en Santa Fe, el momento de la UCR había llegado. “Ya se visualizaban líderes emergentes del radicalismo, dirigentes que estaban para conducir los procesos y finalmente todo se dirimió en estas PASO y Maxi se convirtió en el líder y conductor de Unidos”, sostiene Michlig. “Nunca antes el no peronismo tuvo tanta fuerza como va a tener en esta gestión”, afirma.
Militancia 24/7
Paralelamente a la consolidación del liderazgo radical en el Frente de Frentes, comenzó a crecer la figura de Maximiliano Pullaro. “La noche que perdió las elecciones a senador nacional con Losada, decidimos que Maxi iba a ser nuestro candidato a gobernador”, cuenta el presidente de la UCR. Otra vez, como en 2019, la derrota de 2021 fue el motor para el despegue.
Pullaro fue a todos los departamentos de la provincia para agradecer el apoyo que había recibido en las PASO y ya no paró durante los dos años siguientes. Actos, fiestas patronales, reuniones en los comités, sábados y domingos, a todos asistió. Cerca suyo calculan que recorrió la provincia íntegra más de diez veces; este año fue tres veces por mes a cada departamento y después de ganar la interna, en una semana y media, visitó las 19 cabeceras departamentales. “No voy a parar un minuto”, le dijo el gobernador electo a Suma Política.
El mayor reconocimiento se lo hizo Ricardo Olivera, presidente del PJ, después de que le ganara la interna a Losada. “Yo estaba convencido que ganaba. Como soy un viejo militante, reivindico el laburo territorial. A Maxi lo conozco de la Cámara de Diputados y seguía lo que hacía. Y veía que estaba en los pueblos, en todas las fiestas. Pero no un mes antes de las elecciones sino dos años antes. Por eso reivindico el laburo de la política y no de la farándula” (La nota completa acá).
Cuentan que Pullaro es muy puntual. Es común, por ejemplo, que llegue a los actos antes que los propios organizadores. Una anécdota lo describe: estaba prevista una reunión en Capivara, una pequeña localidad con unos 300 votantes. Pullaro, que había viajado varias horas, llegó temprano, como siempre, y en el lugar había 15 personas. Unos minutos después llegó Michlig, que estaba mucho más cerca del lugar. “Por esa militancia sacó más del 70 por ciento de los votos en el departamento San Cristóbal”, reconoce el senador, que suele “estar más complicado con los horarios”. Quizás sólo con militancia territorial y contacto con los vecinos no alcance para ganar una elección, pero dejar de lado esa forma de hacer política no parece ser un buen camino.
Nombres propios
El frente tuvo un arquitecto que fue Michlig pero todos los partidos aportaron sus armadores. Ahora, esos nombres propios aparecen en forma de reconocimiento. “En el radicalismo trabajaron incansablemente Julián Galdeano, José Corral, Mario Barletta; en el PRO, Federico Angelini, Gabriel Chumpitaz y Cristian Cunha; en el socialismo fueron determinantes Enrique Estévez, Antonio Bonfatti y Rubén Galassi, lo mismo que el diputado del PDP Gabriel Real; de Creo aportaron mucho Pablo Javkin y Mariano Roca, y Walter Ghione, del partido UNO. También ayudó la gente de la Ucedé”, repasa Michlig, y pide disculpas “porque seguramente me estoy olvidando de otros dirigentes”.
La charla entre Suma Política y Michlig se dio cuando el senador viajaba en automóvil a Buenos Aires junto a Pullaro y Daniel Di Lena, el secretario del bloque en la Legislatura santafesina. A esa hora jugaba la selección argentina en La Paz por las eliminatorias.
—¿Vieron el partido?, preguntó este cronista, futbolero, un tanto incrédulo.
—No, no lo vimos. Sabemos que ganó 2 a 0, respondió Michlig.
—Terminó 3 a 0.
—Yo le digo a Maxi que tenga contemplación con la intensidad del trabajo, él tiene 50 años pero yo tengo 60.
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Periodista. Cofundador y editor de Suma Política. Ex secretario de Redacción del diario La Capital. En Twitter: @rpetunchi
