Desde mediados de los años 90 hasta la actualidad se sucedieron cuatro intendentes en la ciudad de Rosario, seis gobernadores en la provincia de Santa Fe, diversos ministros de gobierno y de seguridad e incontables jefes de policía. La justicia provincial tuvo una reforma, la policía convulsionó con periódicos descabezamientos de sus cúpulas y las fuerzas federales se instalaron seis veces en el territorio con la misión de contener la inseguridad pública. Los únicos actores que permanecieron en el escenario fueron Los Monos, el clan que acaba de presentar en sociedad a la tercera generación de la familia Cantero dedicada a la explotación del delito organizado.
Los más de veinte años de actividad ininterrumpida de Los Monos señalan un caso único en la historia criminal argentina. El hecho más antiguo que se les atribuye es el transporte de 76 kilos de marihuana, por el cual Ariel Máximo Cantero, “el Viejo”, fue detenido en 1999 en la localidad correntina de Itatí, pero las transas en el barrio La Granada habrían comenzado a mediados de esa década. No existen antecedentes en el país de otra banda que se haya mantenido durante tanto tiempo al margen de la ley. El récord es la demostración concluyente del fracaso de las políticas de seguridad y también de la notable capacidad de adaptación del clan para sobreponerse a las persecuciones judiciales y al encarcelamiento de sus líderes y para diversificar sus acciones dentro del rubro criminal.
El negocio de la “protección” aparece así como una especialidad tan redituable y comparativamente menos arriesgada que el narcotráfico. “El auge de la extorsión en Rosario es hoy la problemática que más afecta a la gente. Los homicidios suceden entre bandas, aunque muchas veces hay víctimas que no tienen que ver con esos enfrentamientos. Pero lo que más padece hoy la gente y los comerciantes son las extorsiones; sobre todo en la zona sur de la ciudad, donde hay aprietes muy pesados”, dice el fiscal Matías Edery.
“Los homicidios suceden entre bandas, aunque muchas veces hay víctimas que no tienen que ver con esos enfrentamientos. Pero lo que más padece hoy la gente y los comerciantes son las extorsiones…”
Los Monos pudieron asegurar sus ganancias porque las investigaciones sobre lavado de dinero no afectaron hasta el momento a sus patrimonios. No hay secreto bancario más blindado que el que rodea a esta banda. En consecuencia están en condiciones de reinvertir en el crimen, como muestra el arsenal confiscado a Uriel Luciano Cantero, el hijo de Claudio “Pájaro” Cantero, valuado en 20 mil dólares por los investigadores judiciales.
Las diferencias entre Ariel Máximo Cantero y “Lucho”, como le dicen al retoño, son significativas. El Viejo estrenó su prontuario policial a los 35 años y llegó al tráfico de drogas después de sobrevivir a través del cartoneo y el abigeato. Según la acusación que enfrenta, a los 18 años, Uriel Luciano Cantero planifica ejecuciones, organiza extorsiones y, como aclaró él mismo en un audio de WhatsApp, se provee de armamento “por si las mosca” (sic); es decir, sabe los riesgos que corre y conoce los códigos de la violencia. Con el transcurso de las generaciones la familia ha adquirido mayor poder y emerge como parte no solo del presente de la ciudad de Rosario sino de su futuro.

Partes de guerra
En 2014, al cumplirse el primer aniversario de la muerte del “Pájaro” Cantero, jóvenes de La Granada pintaron un mural que representa al jefe narco en una cancha de fútbol ubicada sobre la calle Khantuta entre los pasajes 514 y 516. Fue la primera manifestación de una especie de culto que hoy proyecta al jefe narco como un modelo de vida y pretende sostener un consenso barrial alrededor de la banda.
Hubo vecinos que justificaron entonces el homenaje: el “Pájaro” había hecho cosas por el barrio, dijeron, mientras el Estado permanecía ausente. Se podría decir que Los Monos trafican droga, extorsionan y matan, pero hacen. Pero aquellos testimonios ofrecieron una de las claves que explica la persistencia de la banda: su soberanía en el territorio descansa en un equilibrio entre el miedo que inspira y los gestos de protección que dirige hacia el barrio. Un ejemplo de esa acción social es la cancha de la calle Khantuta, atribuida a una orden del “Pájaro” y donde los niños, mientras juegan, pueden contemplar el mural que glorifica al narco.
Los Monos no solo se fortalecen donde las instituciones están en retirada sino que se montan sobre sus mismas estructuras. La porosidad del aparato policial y penitenciario a sus avances y a los de otros grupos criminales es constante y patente, como demostró el hallazgo de un teléfono en manos de Uriel Luciano Cantero cuando se suponía que estaba preso.
El politólogo Sebastián Cutrona destaca otra particularidad del clan Cantero y de los principales grupos dedicados al narcomenudeo en la ciudad. Las empresas criminales, dice, tratan generalmente de escapar a la acción de la ley, de ocultarse y pasar desapercibidas, o en todo caso traman acuerdos con sectores de las fuerzas de seguridad; en el caso rosarino, hay una actitud de confrontación con el Estado “que da cuenta también del fortalecimiento del crimen organizado”.
Los ejemplos sobran: el tiroteo a la casa del gobernador Antonio Bonfatti en octubre de 2013; el seguimiento a vehículos del Ministerio de Seguridad y las amenazas contra el ministro Raúl Lamberto y el secretario de Seguridad Matías Drivet que incluyeron un dossier de datos precisos sobre sus familiares, en marzo de 2014; el atentado contra el camión penitenciario que trasladaba a Luis Bassi, Milton Damario y Facundo Muñoz, durante el juicio por el asesinato del “Pájaro”, en marzo de 2017; las balaceras contra edificios de la Justicia y el Concejo Municipal, entre mayo de 2018 y agosto de 2021; el asalto a la denominada cárcel de máxima seguridad de Piñero, que permitió liberar al narco y doble homicida Claudio “Morocho” Mansilla; el asesinato del mecánico Carlos Argüelles en las narices de la policía que debía protegerlo como testigo en una causa por narcotráfico, en septiembre de 2021.
Los tiroteos contra oficinas de Asuntos Penitenciarios como forma de reclamo por el trato a los presos de alto perfil se agregaron a esa saga. El fuego a discreción contra una camioneta de la Policía de Acción Táctica en pasaje 507 al 1750, durante la madrugada del 25 de diciembre último, fue una señal transparente de que los representantes de la ley son considerados intrusos en el territorio. Y la amenaza de Lorena Verdún, la viuda del “Pájaro”, contra el fiscal Matías Edery cobra sentido también en ese contexto, más allá de que en las últimas horas le haya costado la excarcelación de la que gozaba en una causa anterior por tráfico, y su traslado al penal federal de Ezeiza.
…los representantes de la ley son considerados intrusos en el territorio. Y la amenaza de Lorena Verdún, la viuda del “Pájaro”, contra el fiscal Matías Edery cobra sentido también en ese contexto
La bravata de Verdún en la audiencia, su reclamo de que “siempre se la agarran con los Cantero” y la advertencia de que “esto no va a quedar así”, es coherente con la línea de defensa de Los Monos de la que ella es vocero desde que la banda fue llevada por primera vez a juicio. Con su estilo deslenguado, significa la respuesta de un grupo que ante las requisitorias de la Justicia o del periodismo reacciona en términos de descalificación y de enfrentamiento. Así como la exhibición de armas realizada por “Lucho” y otras personas desde una terraza de la calle Arrieta al 1800 se grabó en video “con la intención de viralizarlo y que llegue a más personas que las presentes en el barrio”, según plantearon los fiscales, las amenazas de Verdún no se dirigen solo a Edery sino al conjunto de la Justicia y encuadran con declaraciones como las de Ariel “Guille” Cantero en el juicio por las balaceras contra edificios judiciales: “Contrato sicarios para tirar tiros a jueces”.
Verdún dijo que el arma de guerra tipo pistola encontrada en su casa con la numeración limada y 36 cartuchos era de su ex esposo. Como si fuera un tierno recuerdo que le dejó Cantero, o una reliquia que debería atesorarse como parte de la memoria del narco. Claro que el arma es apta para el disparo y ella no tiene autorización para su tenencia.
Vida de un santo
El 26 de mayo y el 25 de noviembre son ya efemérides para vecinos de los barrios La Granada y 17 de Agosto. Las fechas evocan el asesinato y el nacimiento de Claudio Cantero y los actos conmemorativos en cada aniversario decantan en una incipiente santificación del “Pájaro”, elevado a modelo de conducta y ejemplo para las jóvenes generaciones.
El retrato de Cantero en el mural de calle Khantuta se observa más estilizado que en la versión original. El texto que lo acompaña también fue corregido, y ahora celebra “al hombre al que en casa todos respetan y quien era un ejemplo para todos por su fortaleza, su sencillez, sensible al dolor ajeno, siempre ayudando a quien lo necesitaba sin esperar nada a cambio”.
El culto al narco incluye las canciones de La Realeza, el dúo de raperos que integran Emi y Derian. La primera que se conoció, “El mensaje”, compuso un retrato angelical del “Pájaro”; los cantantes vendrían a difundir su palabra —“Dios me dijo que te hable a través del Emiliano”— como si los poseyera el espíritu del narco, y a transmitirla en primer lugar a su madre, Patricia Celestina Contreras, en arresto domiciliario por una pena de diez años de prisión surgida de la unificación de dos condenas.
Emi también menciona a otros miembros de la familia —entre otros “La Lore”, Lorena Verdún para los entendidos— mientras Derian asume la voz de los Monos: “esto es de parte de tus tíos, abuelos, madre, padre, amigos, mujer, hijos e hijas”, dice, con la vista hacia el cielo, como si le hablara al narco. Si en “El mensaje” no hay alusiones directas a la violencia y a la droga, en su reciente estreno, “Otro cumpleaños”, los integrantes de La Realeza tienen versos más explícitos: “La calle la coronamos, estamos activos en todos los cruces,/ hasta la Glock va a recordarte cuando el gatillo pulse”, dicen en un pasaje, y en otro la mención de que “no acepto perderte y de la forma en que te perdimos” podría indicar que la sed de vendetta no terminó de saciarse.
Los jóvenes cantantes juran tener presente la memoria de Cantero: “nosotros no permitiremos que tu nombre se muera”, dicen. En “Otro cumpleaños”, Emi alza una copa rebosante de Chandon hacia el cielo y brinda por el Pájaro “para que veas que te seguimos recordando” y “por siempre estarás presente”; en el cierre, el recuerdo incluye una alusión a la “Cele” Contreras y una muestra de devoción a la familia Cantero: “Con tu mamá un príncipe y en la calle un guerrero / mi más sentido pésame a la familia Cantero”.
La enseñanza de este ejemplo de vida puede escucharse en “El mensaje”: “quienes aprenden a caminar con pasos de odio y huellas de tristezas/ entienden que en la vida o eres depredador o te conviertes en presa”. La ley de la selva explicada a niños y jóvenes.
“quienes aprenden a caminar con pasos de odio y huellas de tristezas/ entienden que en la vida o eres depredador o te conviertes en presa”. La ley de la selva explicada a niños y jóvenes
Dinastía
Entre los 24 hijos de Ariel Máximo Cantero hay varios que enfrentan problemas con la Justicia. Además de “Guille” Cantero, preso en la cárcel de Marcos Paz, Ariel Maximiliano “Chanchón” Cantero y Alexis Claudio “Tartita” Cantero están detenidos por distintos homicidios (en el caso del primero, el de un policía, el 22 de julio de 2019) y el menor de la progenie, de 17 años, se encuentra en el Irar, después de ser detenido tres veces en posesión de armas de fuego. “Los tres últimos son muy de la banda del Viejo Cantero”, apunta un investigador.
Los procedimientos recientes incluyeron el allanamiento de la casa de Macarena Cantero, otra hija del “Viejo”, que fue imputada en la causa Los Patrones. Si bien salió de ese juicio en diciembre de 2018 beneficiada con una probation, por la cual debía realizar tareas de limpieza en un centro comunitario, la Justicia Federal ordenó la inhibición de sus bienes en una causa por lavado de dinero de Los Monos. La medida afectó también a otra integrante de la familia, su hermana Yoana Cantero.
El árbol genealógico de Patricia Celestina Contreras incluye por su parte a otras personas que también fueron condenadas en distintas investigaciones como Rubén “Papucho” Reyna y Patricia María del Valle Reyna, sus hermanos de crianza. A la vez, de los hermanos de crianza y de sus parejas derivan otras ramificaciones. La “Cele”, en particular, parece haber sido la articuladora del pase del liderazgo de la banda de Juan Carlos Fernández, el “Mono Grande” que murió ahogado en el arroyo Saladillo en 2003, al “Viejo” Cantero, entonces su esposo; ella tenía el vínculo de parentesco con Fernández (cuñada).
Uriel Luciano Cantero se puso en el radar de los investigadores en febrero de 2021 después de posar armado hasta los dientes junto al trapero Zaramay y otros jóvenes que la Justicia procura identificar. Además de la imputación por intimidación pública, extorsión y tenencia ilegal de armas, enfrenta cargos por el asesinato de su dealer Damián Gastón Gómez, cuyas últimas palabras quedaron grabadas en un audio de WhatsApp: “me mandó a matar Lucho, denúncienlo, denúncienlo”. El crimen ocurrió el 21 de junio de 2021 en Balcarce y Anchorena.
“La confrontación como estrategia del crimen organizado requiere capacidades organizativas muy significativas, como recopilación de información de inteligencia, acción coordinada y un fuerte armamento, que son atributos que generalmente se encuentran en organizaciones delictivas muy poderosas y no en pequeños grupos criminales”, señala Sebastián Cutrona, autor del libro Drogas, política y actores sociales en la Argentina democrática, de reciente edición. En el caso de las extorsiones por las que los fiscales acusaron a “Lucho” Cantero y un grupo de jóvenes, la inteligencia previa surgió de la presencia misma en el territorio, lo que se tradujo en la información precisa con que la banda acosó a los dueños de una sandwichería y un bar de la zona sur.
En el arsenal confiscado “hay armas de distinta procedencia —destaca el fiscal Edery—: el fusil FAL proviene de un robo de los arsenales de Fabricaciones Militares, en Capitán Bermúdez; las que tienen la numeración limada son robadas y entre ellas hay una que pertenecía a un policía de Santa Fe”
En ese aspecto la investigación en curso procura rehacer el circuito del armamento hasta llegar a manos de Uriel Cantero. “El gran problema, lo que más nos preocupa, son las armas nuevas que encontramos. Hablamos de armas que valen entre 1.500 y 2.000 dólares. ¿Quién se las vende a esta gente?”, se pregunta Edery. El fiscal afirma que “identificar a quienes están detrás de este comercio es una de las puntas que más nos interesan y suponemos que vamos a tener resultados”.
“…lo que más nos preocupa son las armas nuevas que encontramos. Hablamos de armas que valen entre 1.500 y 2.000 dólares. ¿Quién se las vende a esta gente?”
Otro dato de los procedimientos surge del secuestro de objetos de oro, valuados en ocho millones de pesos, que atesoraban Lorena Verdún y Uriel Cantero. “Insólitamente Verdún tiene una condena que lleva cinco años sin estar firme”, agrega Edery. Una causa que duerme desde 2019 en un Tribunal de Casación, como la que involucra a la viuda del “Pájaro”, también puede ser un factor que explica la permanencia de Los Monos después de un cuarto de siglo.

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