En vísperas de conocer la evolución del mercado laboral del primer semestre de 2023, los últimos datos disponibles publicados presentan una realidad santafesina promisoria. En el segundo semestre de 2022 el empleo urbano de los aglomerados de Rosario y Santa Fe alcanzó los 862.500 puestos de trabajo, y marcó un récord histórico, incluso superando en 18.500 personas al mismo período del 2021.
De por sí los datos son auspiciosos, teniendo en cuenta que la realidad de los últimos años estuvo marcada por acontecimientos muy duros: en tan sólo seis años se vivieron la crisis de la deuda de 2018 y la crisis sanitaria del COVID 19.
En efecto, entre los años 2017 y 2022 las estadísticas presentaron saltos significativos en los registros de la población ocupada. Aquellas personas integrantes del mercado de trabajo, ya sean ocupadas (total o parcialmente) o que están buscando activamente un empleo (desempleadas) crecieron en forma sostenida. Así en la zona de Rosario en el 2017 el 46,4 % de la población total se hallaba en el mercado laboral y seis años más tarde el número se elevó al 50 %, es decir que una de cada dos personas que habitan la región Rosario trabajan o buscan hacerlo activamente, encabezando el ranking nacional. En el caso del Gran Santa Fe, el valor también registró un avance significativo, pasando del 42,3 % en el 2017 al 46.6 % en el 2022.
La importancia detrás de los números mencionados está en que la población posee una valoración e interés por trabajar muy alta —la mayor del país— y su participación supera el desaliento que puede causar la búsqueda de un empleo, la presencia de los planes asistenciales o la calidad del puesto de trabajo.
Ahora bien, cuando se analizan los problemas del mercado laboral se suele prestar atención a tres indicadores: el desempleo, la ocupación demandante y los subocupados demandantes. Estos números expresan distintas problemáticas. El desempleo, por ejemplo, señala la cantidad de personas que buscan activamente trabajo y no lo encuentran. Este dato en la población urbana de los aglomerados más importantes de la provincia llegó en el 2022, en conjunto, a 6,6 % del mercado, es decir, 61.000 personas.
En cuanto a las categorías “ocupados demandantes” y “subocupados demandantes” que incluyen a aquellos trabajadores que teniendo un empleo a tiempo completo (ocupados demandantes) o a tiempo parcial (subocupados demandantes) quieren mejorar sus condiciones de empleo, los números para el 2022 fueron de 11,3 % y 8,7 %, respectivamente, es decir que 104.500 trabajadores están buscando mejorar su empleo y 80.000 personas trabajan a tiempo parcial y quieren hacerlo a tiempo completo tal como se expresa en el cuadro adjunto.
Población Económicamente Activa en Santa Fe y Rosario
(en términos absolutos y porcentuales)
Fuente: Elaboración propia a partir de datos del INDEC
Comparativamente, todos los indicadores mejoraron en el 2022 respecto al año 2017: mayor cantidad de trabajadores, menor desempleo urbano, menor tasa de ocupados demandantes y caída de subocupados demandantes. Podríamos decir que la resiliencia y capacidad de reversión del mercado laboral a las crisis sufridas fueron notables.
No obstante ello, algunos datos que completan el cuadro de situación como el nivel de ingresos de las comunidades urbanas no fueron muy buenos, por cuanto se deterioró en los últimos años, es decir, el nivel de ingresos de los bolsillos cayó en ambas ciudades. Adicionalmente el crecimiento de los puestos de trabajo fue mayoritariamente explicado por ocupaciones “informales” (monotributistas e informales) en desmedro de puestos en relación de dependencia formales.
Esto invita a reflexionar acerca de cómo mejorar los mecanismos de incentivos para formalizar los puestos de trabajos aprovechando las capacidades de creación de riqueza que posee la región. No se trata, en esta instancia, de aplicar “castigos” sino de generar y promover inventivos para asistir a las unidades productivas que crean empleo.
Finalmente, las estadísticas nos devuelven una lectura de la realidad que es importante percibir: los santafesinos no han bajado los brazos en sus intentos de trabajar. Aún creen y apuestan al esfuerzo. Al contrario de aquellos que simplifican y subestiman a muchos beneficiarios de planes sociales. Ellos tampoco, al parecer, y según las estadísticas, quieren dejar de pertenecer al entramado productivo regional. Habrá que tener una mirada exenta de prejuicios y poner el esfuerzo en reconstruir relaciones laborales sustentables.