Acepta que el tema de la Constitución de Santa Fe es seguramente de lo que más sabe, y a lo que se dedicó antes de ser político, pero al mismo tiempo Diego Giuliano asegura que aunque sería “un sueño profesional”, no tiene claro si va a participar de la convención que va a reformar la Carta Magna después de 62 años porque advierte que puede convertirse en “una trampa para un mero trámite reeleccionista”.
Asegura que la ley que declaró la necesidad de la reforma “se extralimitó” al decir cómo hay que hacerla. “Eso es inconstitucional”, explica. Está a favor de la reforma, opina que será “el evento de mayor importancia institucional de la provincia”, pero aclara que no es imprescindible hacerla para incorporar derechos nuevos, porque existe en la actual una especie de “cláusula de enganche” que en su momento previó que en Santa Fe rijan los mismos derechos que incorpore la Constitución nacional o los tratados internacionales.
Dice que sí importa la reforma para sacar a los municipios “de su cautiverio” y darles autonomía tanto institucional como política y económica. Sobre el partido que podría llevarlo como candidato, asegura que si va dividido va a salir del cuarto o quinto lugar para abajo, y que esa sería una “estrategia de extinción”. Mientras el peronismo define posibles alianzas de unidad, Giuliano no niega ni confirma que pueda postularse por su partido, el Frente Renovador.
Diego Giuliano, ex ministro de Transporte de la Nación, actual diputado nacional, ex concejal de Rosario, es antes de tener esa trayectoria política un estudioso del derecho constitucional. Previo a ocupar el primero de esos cargos, entre 2005 y 2010 publicó tres tomos sobre la Constitución de Santa Fe.
En esos trabajos incluye un detalle sobre el proceso constitucional de 1819, que dio origen a la primera Constitución argentina, y estudió cada artículo desde entonces hasta la Carta Magna sancionada en 1962.
El resultado de ese estudio podría ser de utilidad en el debate que se viene sobre la reforma de la Constitución de Santa Fe. Cuenta que tomó cada artículo y lo comparó con los anteriores textos. Hizo lo mismo con el de las otras 23 provincias y después le agregó jurisprudencia.
“Creo que es una de las pocas cosas que conozco bien”, dice en una charla con Suma Política, mientras confiesa estar a la espera de ver cómo se acomodan los zapallos dentro del peronismo santafesino, después del congreso provincial en el que quedaron divididos en cuatro.
Sostiene que para participar de una convención constituyente “hay que tener un umbral de responsabilidad muy alto”. No aclara, pero lo dice por la cantidad de nombres que se postulan para una tarea que requiere técnica y política.
En ese sentido y por lo que se sabe hasta ahora, La Libertad Avanza nominó al frente de su lista de candidatos al diputado nacional Nicolás Mayoraz, que no sólo transita el mundo de la política sino también el del Derecho Constitucional.
En el caso de Giuliano, y ante la actual dispersión del peronismo, no confirma ni niega que pueda participar en lo que sería el sueño de su formación profesional. No lo afirma, pero se intuye que le gustaría conformar una lista de unidad del peronismo, que hoy parece misión imposible. La otra opción que tiene sería encabezar una nómina por su partido, el Frente Renovador de Sergio Massa, y meterse en la pelea, como tantos.
No arriesga comentarios sobre los demás nombres que trascienden con posibilidades de participar de la elección de 69 convencionales porque todavía no están definidos, aunque se vislumbra que habrá una preeminencia de políticos más que de expertos en derecho constitucional.
Para Giuliano debería haber “cierto equilibrio” entre la política y lo técnico, pero no acepta que pueda delegarse la tarea en un grupo de “asesores”, como parece será el criterio de los partidos.

“Puede ser un trámite reeleccionista”
Sobre las consecuencias políticas de la elección de convencionales, sostiene que “el peronismo no puede ir separado”. Queda poco menos de un mes para que se produzca ese milagro.
Descree que la división del peronismo sea una estrategia pergeñada por el gobernador Maximiliano Pullaro. “Me parece que el gobernador está buscando el número mágico de 35 convencionales que le asegure la mayoría que haga de esta convención un mero trámite reeleccionista”.
Esa probabilidad confiesa que es algo que lo desalienta a participar, aunque podría encabezar una lista en representación de su partido, con la que asegura podría tener chances reales de ingresar. “Si es un trámite, no sirve y no sería una constituyente digna de los antecedentes históricos de la provincia de Santa Fe”.
Pronostica que si el peronismo se presenta finalmente separado en varias listas, “el mejor posicionado va a salir cuarto o quinto y de ahí para abajo el resto”. Ejemplifica lo que puede pasar con una imagen del domingo 13 de abril a la noche frente a cualquier televisor: “¿En qué lugar de la pantalla piensan que va a quedar el peronismo? A la izquierda van los ganadores. A la derecha, los que salen segundos. Podemos aparecer debajo de todo, en el rubro otros partidos”, profetiza con realismo.
Sostiene que “es paradójico que el oficialismo provincial, que viene de ganar la elección de gobernador y contiene a una decena de partidos disímiles, no sólo se presentará unido, sino que además va a sumar a otros partidos y sectores; mientras que el peronismo, que viene de perder cuando estuvieron todos los sectores adentro, si ahora además va dividido en micropartes, entrega la Constitución. Es una estrategia de extinción del peronismo, que sólo pudo haber sido ideada por un opositor”, reafirma.
Hace una comparación con lo ocurrido en 1962, cuando se sancionó la actual Constitución. “Entonces el peronismo no participó porque estaba proscripto y con su líder en el exilio. Es insólito y absurdo que ahora se autoproscriba o se exilie de la reforma santafesina. Especialmente cuando no se trata de derechos sino de un intento de autorreelección. Caeríamos en una trampa”.
El contexto en el que se sancionó la Constitución del 62 no fue el más apropiado. Se votó a las 7:40 de la mañana del 14 de abril de ese año, y esa misma tarde fue jurada por los convencionales y el gobernador. Diez días después, el 24 de abril, el gobierno de facto surgido del golpe que había derrocado al presidente Arturo Frondizi —encabezado por José María Guido— intervino la provincia y destituyó a Carlos Silvestre Begnis, que salió de la Casa Gris con un ejemplar de la nueva Constitución en la mano.
La asamblea se había constituido el 16 de enero de 1962, y el 29 de marzo un golpe militar derrocó a Arturo Frondizi. A raíz de esa situación, en el segundo plenario de la convención, el abogado y periodista rafaelino Roberto Sinigaglia, que presidía el bloque peronista, anunció que el PJ se retiraba de la constituyente. A partir de ahí se trabajó contrareloj y en cuatro sesiones, en apenas ocho días, se votó el texto definitivo.

“No es un problema de derechos”
Giuliano califica a la reforma que se hará este año o el próximo como “el evento de mayor importancia en la historia institucional de la provincia. Vamos a tocar nada menos que la Constitución de Silvestre Begnis. Una cirugía a corazón abierto”, exclama.
A pesar de las aclaraciones que plantea, dice estar a favor de hacer una reforma. Pero relativiza algunas de las motivaciones invocadas. Especialmente cuando se refiere a la incorporación de nuevos derechos que en 1962 no estaban presentes.
En ese punto aporta un dato poco conocido: “No es imprescindible incorporar nuevos derechos, porque están todos incluidos en una cláusula de enganche de la actual Constitución del 62. Hay que leer la Constitución actual para poder reformarla. Silvestre Begnis y Rovere fueron sabios en esto e incluyeron una cláusula para que en Santa Fe rijan los mismos derechos que tiene la Constitución Nacional y los tratados internacionales. Es una especie de actualización automática de la Carta Magna santafesina. Son derechos no enumerados proyectados para el futuro. Por esa razón los derechos están todos incluidos. ¿Si no cómo se explica que en Santa Fe exista el hábeas data o el amparo amplificado o el derecho de votar a los 16 años, cuestiones que no están en la actual Constitución provincial?”.
“La ley de la reforma es inconstitucional”
Sobre los puntos que se podrán modificar, plantea que siempre que se habilitan temas (son 42 en la ley de necesidad que propició la reforma) “es obligación de los constituyentes tratar esos puntos, pero no se puede condicionar a la convención”.
“Hay que ser claros. La ley que declaró la necesidad de la reforma se ha excedido en indicarle a la Convención cómo debe hacer la reforma. A la Legislatura le corresponde declarar la necesidad de la reforma y los temas a tratar, pero la soberanía y la autonomía en la definición del contenido de las reformas recae exclusivamente en la Convención Constituyente”.
Reafirma que “el problema radica en que la ley no se limita a declarar los temas generales de la reforma sino que establece lineamientos detallados y contenidos específicos que la Convención debe adoptar, afectando su independencia y soberanía”.
Aclara con una exageración para que quede claro lo que se puede hacer y lo que no: “La convención puede tratar todos los temas habilitados y reformar o no de acuerdo al criterio de sus mayorías. La ley de la Legislatura se ha extralimitado, y en eso es inconstitucional. Claro que hay límites que impone la Constitución de la Nación. Por ejemplo, Santa Fe no puede constituirse en una monarquía”.
Sostiene en cambio que “sí es importante el debate sobre la autonomía municipal. En Santa Fe los municipios están en cautiverio. Hay que darles autonomía en los cinco rangos: institucional, político, administrativo, económico y financiero”.
Para el final, Giuliano manda un mensaje a las tribus peronistas: “El Frente Renovador quiere cooperar trabajando sobre el tema de la reforma y aportar para tener una mejor provincia”, y reclama “no caer en la trampa de la autorreelección del gobernador”.

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Periodista. Licenciado en Comunicación Social de la UNR. Ex jefe de Redacción de La Capital. Twitter: @DanielAbba_
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