Connect with us

Hi, what are you looking for?

Sociedad

Inquilinos e inmobiliarias desmienten la supuesta baja de un 30 % en el valor de los alquileres anunciada por Milei

Frente a un auditorio semivacío y con su habitual tono desafiante, el presidente Javier Milei dejó una de las afirmaciones más polémicas de la semana durante el discurso que pronunció en la apertura de sesiones ordinarias del Congreso: “El costo del alquiler bajó hasta un 30 por ciento en términos reales”. Apoyado en datos extraídos de plataformas digitales como el portal ZonaProp, el jefe de Estado atribuyó la presunta baja a la derogación de la Ley de Alquileres y a la desregulación del mercado inmobiliario propiciado en el decreto 70/2023. 

El discurso oficial petende demostrar que la población inquilina se benefició a partir del aumento en la oferta, algo confirmado por los operadores del sector, con un descenso en los valores como consecuencia directa. Sin embargo, las cifras oficiales desmienten categóricamente el último punto: según los últimos datos publicados por el INDEC, los alquileres aumentaron un 253,1 por ciento de forma interanual para la región pampeana, mientras que el Índice de Precios al Consumidor regional (IPC) fue del 114.4 en el mismo período. 

Es decir que pese a la desaceleración de los precios minoristas, el valor de los alquileres tuvo un incremento muy por encima del IPC en todos los meses del año pasado, con el primer trimestre del 2024 como única excepción cuando se produjo la devaluación con la que debutó el gobierno libertario. Como contrapartida, las agrupaciones inquilinas recuerdan que en el 2023 cuando se disparó la inflación los alquileres lograron sostenerse, debido al componente salarial incluido en el índice de actualización previsto en la ley derogada. 

“La percepción de la realidad del presidente queda muy por fuera de lo que uno vive”, disparó Emanuel Canelli, integrante de la Asociación de Inquilinos de Rosario. Para el dirigente local hay que analizar “la pauperización de los ingresos, porque lo que uno gana cada vez alcanza menos y se termina generando un cóctel muy difícil para las familias que alquilan. A nosotros nos llegan reclamos todas las semanas de gente que no puede afrontar los aumentos”, indicó. 

Desde el Colegio de Corredores Inmobiliarios de Rosario también relativizaron las afirmaciones del presidente y explicaron que si bien hubo una desaceleración en el precio de los alquileres, no se produjo un descenso en términos nominales: “In situ los precios no han bajado un 30 por ciento, yo lo que creo es que la desregulación favoreció al desaceleramiento de los valores, aumentó la oferta  y eso nos permite pactar y negociar, algo que antes no sucedía”, explicó Alejandro Bassini, titular del Departamento de Estadística de la entidad. 

En esta línea, aseguró que para la mayoría de los contratos elaborados entre julio y agosto del año pasado “no fue necesario ningún tipo de arbitraje porque los precios se fueron acomodando”, y aunque reconoce que hay problemas en la economía general del país, considera que “hoy la gente puede pagar el alquiler”. No obstante, Bassini criticó duramente la desprofesionalización de la actividad que promueve el gobierno al permitir la participación de actores que no están matriculados: “La capacidad de mediación del corredor inmobiliario es clave para encontrar puntos de equilibrio”, sentenció. 

En la misma sintonía, el empresario inmobiliario José Ellena descartó de plano que se haya producido una baja del 30 por ciento como dijo el presidente y expresó que “medido en valores constantes, los alquileres vienen subiendo conforme a la evolución de los precios en general”. Ese fenómeno, asegura, está vinculado a la desregulación de la actividad:  “Al no haber ley, más propiedades se han volcado al alquiler, eso hizo que se expanda la oferta y que haya más posibilidades de negociación”. 

En este sentido, Ellena estima que una familia tipo con ingresos de dos millones de pesos mensuales debe destinar aproximadamente el 20 por ciento de sus ingresos para alquilar un departamento de dos dormitorios en el centro de la ciudad. “Los precios se mantienen estables desde fines del año pasado, no hubo cambios significativos. Nosotros creemos que se tienen que ir manteniendo y lo más saludable es que acompañen la evolución de los salarios”, manifestó. 



La odisea inquilina 


Pese al aumento en la oferta de viviendas —2.500 unidades en la actualidad frente a 400 del 2023 según el Colegio de Corredores Inmobiliarios—, alquilar en Rosario aún es una odisea para los trabajadores asalariados. Entre los problemas más comunes se cuentan la dificultad para conseguir garantías propietarias y las elevadas comisiones para entrar a una vivienda. “Por un departamento de un dormitorio me pidieron 250 mil pesos, pero 800 mil para ingresar”, dijo a este medio Rocío, una joven que lleva un mes buscando departamento. 

En su caso, se encuentra próxima a finalizar un contrato de tres años por el que paga 80 mil pesos —un valor muy por debajo de los precios de mercado—, aunque se enfrenta a una realidad incierta frente a su capacidad económica actual: “Mi sueldo es de 900 mil pesos y no me dan la posibilidad de pagar la comisión en cuotas. Además, no tengo garantía propietaria y eso me juega en contra. Si le sumo todos los gastos como impuestos y tarjetas ¿cuánto me queda para vivir?”. 

Soledad y Miguel, una pareja de barrio Tiro Suizo, también se preparan para una renovación de contrato a mediados de este año y en su derrotero inquilino hablan de derechos vulnerados desde que se produjo la eliminación del último marco normativo. “Empezamos pagando 35 mil y este año estamos llegando a 300 mil. Nos exigen pagar en efectivo, no nos entregan recibos y cuando intentamos negociar nos dicen que si no nos gusta el precio que nos vayamos al centro en donde te cobran 500 lucas por una casa como la nuestra”, explicaron. 

Como si fuera poco, la vivienda tiene peligro de derrumbe pero hasta ahora ni los propietarios ni la inmobiliaria se hicieron cargo de los problemas estructurales de la construcción: “Nos encargamos de buscar presupuestos para hacer los arreglos necesarios pero ninguno les cerraba porque todos les parecían caros. Nosotros esperamos irnos, pero de acá a cuatro años van a tener que hacer algo porque las paredes van a empezar a ceder”, alertaron. 

Martín, un docente universitario que alquila un departamento de dos dormitorios en el microcentro rosarino, admite que los 280 mil pesos que paga por mes no son representativos de lo que cuesta un inmueble similar en la zona. Sin embargo, sabe que el golpe a su salario llegará cuando se cumpla el segundo año de contrato de acuerdo a lo establecido en la ley caduca. “No sé con qué me voy a encontrar, cada vez trabajo más y el sueldo me alcanza menos”, confiesa. 

Gaspar, un vecino del barrio República de la Sexta, firmó un contrato por dos años en abril del año pasado por un departamento de pasillo con una habitación, patio y terraza a 300 mil pesos. Con la última actualización empezó a pagar cerca de 700 mil y aún no vislumbra cuál será el techo para los meses que restan. 

Aunque la realidad es desigual entre los inquilinos, la mayoría coincide en una cosa: ninguno paga menos por su casa desde la llegada de Milei al gobierno, y casi todos tuvieron que ajustar su economía familiar para cumplir con los gastos de vivienda. 


Facebook comentarios

Autor

Click to comment

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

También te puede interesar