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Sociedad

Juan Manuel Díaz, el niño dibujante que terminó diseñando autos de alta gama para Alfa Romeo y Audi

Dibuja desde muy chico, en una síntesis de la habilidad de su madre para las artes plásticas y de la pasión de su padre por los autos. Hay dos teorías acerca de su nombre, Juan Manuel: la primera es muy seductora porque encaja a la perfección con su historia de vida, y dice que se llama así en homenaje a Fangio; la segunda es mucho más sencilla y dice que su mamá, embarazada de él, escuchó en una plaza a otra mamá llamar a su hijo con ese nombre y le gustó.

Hace muy pocos días, mientras se inauguraban los Juegos Olimpicos en Tokio, muy lejos de allí, en Alemania, este hombre presentó su última creación: el Audi RS Q E-Tron, con el que la marca de los 4 aros correrá por primera vez un Dakar, en enero, en un desierto saudí.

¿Quién es él? Su nombre es Juan Manuel Díaz. De chico y adolescente vivió en Rosario, sobre avenida Pellegrini, con sus padres y sus dos hermanos (mujer y varón) y fue alumno del Colegio Marista. Quiso ser arquitecto. Su vocación sí estaba en el dibujo y el diseño, pero no de casas o edificios sino de autos. Dibuja (y lo sigue haciendo como cuando era chico) únicamente autos. En 1998, con la ciudadanía italiana bajo el brazo se fue a vivir a Italia, donde perfeccionó su formación como diseñador industrial en el Instituto de Diseño de Turín. Y pronto consiguió trabajo.

Estuvo algunos meses en Pininfarina, una legendaria firma italiana, también de Turín, constructora de autos, trenes y carrocerías por donde pasaron marcas famosísimas (Mercedes Benz, Lancia, Volvo, Jaguar…) y luego, durante muchos años, trabajó para la Alfa Romeo. Allí, dice hoy este hombre de 47 años, tuvo su “graduación” como diseñador de autos, de la mano del MiTO. Estuvo también en Fiat, en VW, en Seat. Pero en septiembre de 2013 hizo sus petates y se radicó en Alemania, convocado por Audi, donde está a cargo del Team Leader deAudi Motorsport Design. Vive en Munich junto a su mujer, arquitecta, y a sus dos hijos varones, pequeños, y es muy feliz allí, pero no deja de pensar nunca en Rosario, adonde vuelve cada vez que puede, para respirar familia, río, amigos, recuerdos y también… Central.

Juzgado como el número uno en lo suyo por los mayores expertos del mundo en diseño de automóviles, en Juan Manuel Díaz llama mucho la atención la sencillez de su trato, lo poco “creído” que es. Muy lejos de casa, esa “s” aspirada rosarina se mantiene en un hablar directo, sin vueltas, sin hipérboles.

—Audi va a participar por primera vez de un Dakar, el año próximo, y vos fuiste el diseñador del vehículo con el que correrá la competencia, el Audi RS Q E-Tron, que se presentó oficialmente el mismo día de la inauguración de los Juegos Olìmpicos. ¿Cómo fue esa experiencia?

—Cuando Audi entra en una categoría o segmento de automóviles entra para ganar, para estar al tope y pone mucho esfuerzo, mucha inversión para lograrlo. Hablamos de un auto que tiene que correr una carrera en un desierto enorme, al sudeste saudí, el desierto Empty Quarter, que tiene el tamaño de Francia. Nosotros, los diseñadores, estábamos muy atentos a lo que proponían los ingenieros aeronáuticos, que son los que hacen toda la aerodinámica del auto, y alrededor de esos requisitos técnicos fuimos plasmando la forma del vehículo. Fue el desafío más importante de mi carrera, hubo días en que me agarraba la cabeza por las dificultades que presentaba. Todo el desarrollo se hizo apenas en un año. El auto tiene un motor eléctrico en cada eje y tracción permanente en las 4 ruedas. Pero también un motor turbonaftero de cuatro cilindros, que no transmite torque a las ruedas: recarga las baterías con el auto en movimiento. Es como la cabina de una coupé, con un cuerpo muy grande, grandes ruedas y muy poco voladizo. En Audi decimos que es como un OVNI, no es que vuele pero sí tiene algo muy especial, que lo destaca de los demás, aunque se lo va a reconocer con facilidad como un Audi por el diseño de la trompa, las luces, la parrilla.

—¿Es muy distinto diseñar un auto de competición que uno de calle?

—Son distintas cosas. Un auto de carrera tiene que respetar los requisitos de la categoría en la que va a correr. Un auto de calle tiene que respetar un montón de normativas de tránsito y seguridad. Uno es más tirado hacia la performance, y otro hacia la seguridad de los ocupantes y del resto de las personas.

—¿Un auto se diseña libremente, sin indicaciones? ¿Dónde empieza el diseño?

—Siempre por la cabeza, uno está muy bombardeado de ideas sobre todo por las tendencias, por lo que hacen las otras marcas. Cuando llega el briefing de un proyecto uno se pone a dibujar, empieza a hacer propuestas, muchos bocetos, la propuesta que a uno le gusta generalmente lleva un poco de tiempo pero no es algo que tarde mucho, sobre todo cuando sos más grande, cuando sos más joven haces más dibujos porque no estás seguro de lo que querés dibujar, pero cuando sos más grande y tenés más seguridad sobre lo que querés dibujar es más fácil. Se tiene siempre muy en cuenta la mecánica. Nosotros recibimos un package, el chasis, cómo está sentado el conductor, por dónde tiene que pasar el techo por una cuestión de seguridad, las ruedas, la posición de manejo, la visibilidad hacia afuera, y ahí tenés que empezar a acomodar tu dibujo.

—¿Cómo es la relación entre los diseñadores y los ingenieros?

—Buena. Muchas veces hay intercambio de opiniones porque por ahí lo que la ingeniería quiere no ayuda a realizar ese diseño; la ingeniería está pensando no solamente en lo que es factible sino en bajar costos. Y el diseñador siempre quiere hacer algo nuevo, entonces ahí hay una dicotomía. La creatividad y la audacia se ponen sobre todo cuando tenés que llegar a esta fase: una cosa es dibujar pero después hay que plasmarlo, tiene que ser producido, a nivel industrial. Y se diseña todo, todo, hasta el último detalle.

—¿Seguís dibujando?

—Sí. Dibujo a mano alzada y después todo digital, dibujos y modelo 3D.

—¿Se piensa tanto el diseño de un auto como el de cualquier otro artículo, desde ropa hasta un desodorante?

—Sí, hay muchos focus group. Y en los últimos 15 años se empezó a mirar muchísimo lo que quiere la mujer. Las marcas se definen estéticamente por convenientes, elegantes, sexys, para eso sirve el diseño, para comunicar lo que la marca quiere.

“…por ahí lo que la ingeniería quiere no ayuda a realizar el diseño, porque está pensando no solamente en lo que es factible sino en bajar costos. Y el diseñador siempre quiere hacer algo nuevo, ahí hay una dicotomía”

—Trabajaste para la Alfa Romeo y ahora para Audi. ¿Cuáles son las diferencias entre ambas casas?

—Son distintos momentos de mi vida. En Alfa Romeo yo era muy joven, me dieron mucho espacio, me sentí muy bien, tuve mucha posibilidad de desarrollarme intelectualmente. En Audi soy más grande, está todo más ordenado entonces también se trabaja bien, hay mucha más gente. El management italiano se equivocó mucho con empresas con Lancia, Alfa Romeo y Maserati, que son tres marcas muy fuertes y nunca las supieron hacer andar. Entonces obviamente cuando estás en Audi que todo lo que se hace está estudiando, hay procesos lineales y no se deja de hacer un producto donde estuviste trabajando dos años, eso obviamente te da mucha más satisfacción que el hecho de que te digan que un proyecto en el que trabajaste dos años se canceló. Entonces creo que para la estabilidad emocional de un diseñador, al menos la mía, trabajar en Alemania ha sido más difícil pero más ordenado. Yo amo Italia, quiero que le vaya bien, Alfa Romeo, Maserati y Lancia son mis marcas preferidas. Audi también porque amé esta empresa desde el momento mismo que entré. El tema es el orden, cómo se trabaja.

—¿Recordás todos los autos que diseñaste?

—Sí. El Alfa Romeo 8 C, para el cual hice el interior y algunos detalles del exterior; Alfa Diva; MiTo; Giulietta; Seat IB-X Concept (un SUV, vehículo deportivo chico que derivó en el Arona actual); Audi A1; Audi R8 Spyder (el que condujo Robert Downey en Iron Man 2); Audi R8 GT2; Audi R8 LMS GT3; Audi GT 4; Audi RS 3 LMS; Audi Q2 eléctrico y el del Dakar.

—¿Tus preferidos?

—El Alfa Romeo 8 C es un auto hermosísimo, fue un gran proyecto, el MiTo fue el auto que pude hacer yo solo y fue mi graduación en diseño… creo que el GT2 me marcó mucho y el del Dakar también.

Alfa Romeo 8 C y Audi R8 GT2

—¿Es de algún modo una frustración haber hecho una carrera tan exitosa lejos de Rosario, que siempre extrañás tanto?

—No. Extraño mucho Rosario y a mi familia. Creo que eso es lo que más se extraña, el poder compartir todos esos momentos con ellos. Hasta que no voy a Rosario no tengo esa posibilidad. Es lo que me toca vivir para cumplir mi sueño y gracias a Dios siempre tuve una familia que me apoyó muchísimo, si no hubiera sido así quizás no hubiera logrado mantenerme emocionalmente para poder seguir con este camino. Muchas veces quise volver y mis hermanos, mi madre o mis amigos me dijeron “estás loco, acá no te vas a poder desarrollar”. Tuve mucha influencia de mi padre porque era un amante de los automóviles y de mi madre por el arte, mi madre dibuja muy bien, tiene mucha cultura estética, le gusta mucho el arte, eso me fue marcando a mí y también a mi hermana que es arquitecta y a mi hermano, a quien le gustaban mucho los aviones cuando era chico pero después decidió hacerse abogado.

—¿Aprendiste a hablar en alemán? ¿Te sentís cómodo en Munich?

—Hablo inglés, el alemán es muy difícil. Vivir en Munich es muy lindo, la gente se respeta mucho, sobre todo es una ciudad con una infraestructura muy importante especialmente para moverse, la gente se mueve mucho en bicicleta. Hay mucho respeto: creo que eso es algo que hay que recalcar sobre el llamado primer mundo, son quizás un poquito más fríos, un poquito más distantes pero respetan más al otro, que es la base de todo. Es una ciudad muy verde, tiene muchos árboles, como me gusta a mí, tengo amigos, tengo vida social, me junto con amigos argentinos, comemos asado, tomamos mate, sobre todo mi mujer que toma al desayuno y le robo alguno, porque yo nunca fui muy matero. Y sigo a Central, cuando juega sigo todos los partidos, excepto si terminan muy tarde y al otro día hay que laburar.

—¿Manejás desde chico? ¿Sos tuerca, de andar rápido?

—Manejo desde los 18 años, no soy muy tuerca, los autos son mi pasión pero me gusta sobre todo la parte estética, la parte escultural de los automóviles y cuando puedo manejo rápido, generalmente cuando estoy solo en las autopistas de Alemania, donde se puede ir hasta 250 kilómetros por hora, pero en general manejo a 130, no hay necesidad de ir tan rápido, no hay que demostrar nada.

—¿Alguna vez pensaste en ser piloto?

—Nunca. Hay que tener un tipo de audacia que yo no tengo para ir sentado en un vehículo que va tan rápido y genera tanta fuerza hacia abajo y los costados y todo eso lo sufre tu cuerpo.

—Debés cambiar de auto a cada rato, ¿no?

—No. En este momento manejo un Audi Q 5, híbrido. Y tengo dos Mazda MX 5 porque me encantan. No hace falta cambiar el auto a cada rato. Creo que si uno hace los services oficiales y los cuida los autos duran mucho. Yo no soy de cambiar cosas por cambiar. Soy una persona muy marcada por la sustentabilidad y la ecología. Mi objetivo es llegar a los 50 árboles plantados a los 50 años. Tengo 47 y llevo plantados 32. Sobre todo planto árboles nativos, tanto en Rosario como acá, en Munich.

—¿Hacia dónde va la industria automotriz?

—Hacia los vehículos eléctricos, es un momento de transición, el vehículo eléctrico va a afirmarse sobre todo en lo que es la última milla, vehículos pequeños, el reparto, mover gente de un barrio a otro para el ámbito ciudadano.

—Tenés dos hijos chicos, ¿quisieras que sigan tus pasos?

—Tengo dos varones, son chiquitos, cuatro años y un año y medio, y hacen garabatos. Quiero que que sean libres de elegir, yo y mi mujer estaremos detrás de ellos.

—¿Por qué crées que en Argentina nunca se pudo tener una industria automotriz propia?

—Porque lamentablemente las grandes empresas a nivel mundial presionaron para que eso no ocurra. Es el caso de IES, la industria de Eduardo Sal-Lari, el padre del 3 CV, a quien bajo una idea de Franco Macri, durante el segundo gobierno democrático de Menem, le hicieron cerrar. Lamentable. Creo que el nuestro es un país donde reinan las mafias en todo sentido y por eso no podemos desarrollarnos. No hablo de políticos, hablo de mafias, los políticos están puestos ahí por los grandes poderes que manejan la suerte de las cosas.

—¿Qué objetivos tenés para tu vida?

—Mi objetivo es seguir estando contento conmigo mismo en lo que hago. El objetivo más alto es el espejo, que cuando te mirás al espejo la imagen que te devuelve sea: dale, seguí por este camino. Ha habido oportunidades en que no estaba contento con esa devolución del espejo.

—¿Tu historia puede servir de ejemplo?

—No me considero un ejemplo de nada. Tuve una gran oportunidad gracias a que mis padres, mis hermanos y mi círculo familiar íntimo, tías y tíos me apoyaron. Yo quizás soy perseverante; creo que la perseverancia antes o después del tiempo te paga. La suerte un poquito existe, pero creo más en la perseverancia. Nunca me sentí completo, nunca me creí algo o que ya había llegado adonde quería llegar. Siempre trabajé con mucha humildad sobre mi profesión, consciente sobre las capacidades que tengo pero queriendo aprender más. Tengo ese hambre de querer seguir aprendiendo y creo que eso ayuda a la perseverancia y a la pasión.

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