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Cultura

La industria del espectáculo, entre un presente crítico y las ganas de volver

La industria del espectáculo, entre un presente crítico y las ganas de volver



Por Pablo Ayala


La industria del espectáculo es uno de los sectores más perjudicados desde que comenzó la cuarentena decretada de manera oficial el pasado 20 de marzo, producto de la pandemia por el Covid-19. Desde entonces lleva siete meses de inactividad, envuelta en una crisis financiera que se profundiza y afecta a más de 500 mil trabajadores en todo el país. En diálogo con Suma Política, productores de la ciudad de Rosario cuentan cómo golpea al rubro la pandemia, mientras no descansan en los intentos por lograr protocolos que les permitan a las empresas volver al trabajo, y al público a los shows.

Para Gustavo Granato, de All Press Producciones, las pérdidas de la industria del espectáculo son millonarias, no sólo por los costos mensuales de las empresas, sino por los gastos de los shows que fueron cancelados. “En mi caso, al momento del inicio de la pandemia tenía más de 14 mil entradas vendidas. Tuve que cancelar el show de Fito Páez en el Hipódromo con todo armado, el sonido, las luces, el escenario, el artista en el lugar porque ese día probaba sonido. Es decir que el costo de producción de ese show ya estaba realizado en más del 90 por ciento. Además, tenía previsto la tercera edición del Festival Bandera, los shows de Divididos, Ciro y los Persas, Babasónicos, entre muchos otros que tuve que cancelar o reprogramar”, comenta, preocupado no sólo por sus propias pérdidas sino el freno a la actividad golpea a muchos trabajadores del sector.

Claudio Joison, de Joison Producciones, afirma que “la pandemia es un golpe durísimo por todos los proyectos cancelados. A principios de marzo contaba con cerca de 10 proyectos para lanzar la temporada 2020. Los shows nacionales e internacionales que se contemplaba reprogramar para septiembre, que era un mes que se anunciaba como de posible vuelta a la normalidad, quedaron en la nada por no tener fechas ciertas de programación”.

“La idea del espectáculo como algo maldito de contagio en el mundo no estaría mostrando eso —dispara Joison—. Argentina se contagió sin espectáculo. La realidad no hizo falta para mostrar que en el espectáculo no se contagia. Es incomprensible esta situación para nuestro sector. Siempre fuimos los únicos controlados”. 

Gerardo Stranieri, de Producciones Suburbanas, completa el panorama: “La pandemia nos afecta totalmente ya que el parate fue total y absoluto desde el fin de semana previo a que se declare la cuarentena”. En efecto, la mayoría de los productores, ante el temor de la concurrencia del público y la incertidumbre general, decidieron por su propia cuenta suspender los shows programados entre el 13 y el 15 de marzo pasado, y el viernes 20 se decretó el aislamiento obligatorio. “En mi caso, sólo ese fin de semana tenía como seis espectáculos. Recién empezaba la temporada, sobre todo en Rosario, donde tenía previsto para este año el cierre de la gira de No Te Va Gustar en el Metropolitano con un show 360, algo que nunca se había hecho en la ciudad”, agrega Stranieri.


Golpe al bolsillo


El viernes 16 de octubre los trabajadores de la industria del espectáculo intervinieron el Monumento Nacional a la Bandera tiñéndolo de rojo en señal de alerta, después de 200 días sin trabajar. Bajo la consigna global #WeMakeEvents se concentraron para pedir por la reactivación del sector. Un evento que prometen repetir en noviembre.

Cada uno desde sus distintas realidades, pero unidos por la misma situación crítica, los productores llevan más de siete meses sin poder generar ingresos. “Desde que empezó el año no trabajé. Los costos los banqué con ahorros”, dice Joison, y agrega que si bien se otorgaron créditos para la producción cultural, algunos han decidido no tomarlos “porque no sabemos cuándo volvemos a trabajar”.

El gobierno nacional otorgó, a mediados de año y hasta diciembre, la Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP) para las entidades que nuclean a la industria del entretenimiento y la cultura. Pero Granato, que recibió ese apoyo del Estado, advierte que se hace difícil el tránsito cuando todavía queda tiempo por andar. “Nosotros seguimos teniendo gastos impositivos, operativos, alquileres, pero lo voy sobrellevado, no queda otra”, agrega.

Stranieri confirma el golpe al bolsillo que representa el parate del sector: “Básicamente me dejó sin ingresos ya que es mi fuente principal de trabajo”.


Fotografía:  Maria Florencia Carrera.

Virtualidad y vacío escénico


A una semana de comenzada la cuarentena Fito Páez brindó un show desde su casa, sólo con su piano vía streaming, y fue visto por más de 100 mil espectadores a través de todo tipo de dispositivos digitales. Fue el puntapié de una serie de conciertos bajo un formato que a los músicos les permitió, hasta el día de hoy, al menos poder mostrarse y mantener cierto contacto con sus públicos.

Los productores quedan al margen de esos formatos. Stranieri considera que el streaming es un bálsamo que mitiga la falta de shows en vivo pero es otro formato que “no los reemplaza en lo más mínimo, sino que sirve para este mientras tanto, en este momento. Sirve para mover una parte chica de la industria en el universo de una producción y para que los músicos puedan expresarse. Es un formato paralelo, distinto, que incluso puede seguir vigente una vez que se normalice todo”.

Desde otra óptica, Granato considera que no es un negocio ni para el músico ni para el productor. “Solamente es un momento pasajero donde el artista puede cobrar algo por una presentación, pero creo que esporádica y que está muy lejos de lo que es una facturación habitual de un grupo de música”, argumenta.

“La gente ve en pantalla lo mismo que en un video de YouTube pero lo que quiere es ver un show en vivo”, sostiene Joison a la vez que define al streaming como un “micro paliativo” que no reemplaza ni resuelve el tema del espectáculo. Cuenta que en Europa se están dando experiencias donde este formato funciona como complemento pero que para eso se necesita una fuerte inversión tecnológica. Sin embargo, desliza que esta forma de consumo de shows puede dejar huellas complejas en el sector y en el público.



Me verás volver


Los productores están elaborando lentamente un protocolo para poder volver a trabajar cuando estén dadas las condiciones sanitarias para hacerlo. El futuro es incierto pero la esperanza de volver a producir a la brevedad es una constante en cada trabajador del sector.

Al respecto Joison siente que hay situaciones que se dan en contrasentido: “Se hace streaming en un bar, pero sin público, y sí se puede tomar una cerveza con público. No se entiende si es para proteger al músico o al público. Esto es un problema social. El Estado no quiere se desmadre más de lo que está”. Sobre la vuelta del vivo no tiene dudas y asegura que toda la gente del sector está preparada para hacerlo bien.

Stranieri considera que el regreso a la producción de shows va a ser paulatino y lento. “Creo que va a ser algo progresivo con aforos reducidos, estimo de un 20, 30 por ciento como para evitar el riesgo de contagio y que sea algo seguro. Creo que la política correcta seria avanzar lento pero seguro y no saltear etapas”, dice, y arriesga que la modalidad de los autoshows (como el autocine) podrían ser una alternativa hasta que se pueda trabajar normalmente en espacios al aire libre.

Granato cree que “lo que va a suceder seguro es que vamos a empezar a hacer shows al aire libre con capacidad reducida para después con el transcurrir del tiempo volver a la normalidad”. Y anticipa que se está trabajando con el municipio para empezar a hacer shows en el Anfiteatro cuando las condiciones sanitarias lo permitan, con todo un protocolo y la capacidad reducida.

“Es importante poder hacer espectáculos y que la gente pueda salir a un lugar donde va a ser cuidada, donde va a haber protocolos, y de esa manera evitaríamos fiestas clandestinas, o reuniones clandestinas donde no hay protocolos y se dan la mayor cantidad de contagios”, agrega Granato para quien va a ser necesario un acompañamiento del Estado para la vuelta a la actividad, ya que hasta ahora los productores no han tenido subsidios.



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