La pava en el fuego y un mate; el ritual que estrena el día hoy tiene un trasfondo de crisis. La motosierra alcanzó al yerbal, dejó a los yerbateros por debajo de los costos de producción y afectó a miles de tareferos, cosecheros artesanales. Un acampe en el Cruce Karaben, a la entrada de Oberá, Misiones, trata de hacer visible para el resto del país las consecuencias del paso del Ministerio de Desregulación, al mando de Federico Sturzenegger, por la cadena de producción de la yerba mate. “Desactivó una función importante del Instituto Nacional de Yerba Mate (INYM) que es nuestra herramienta y respaldo, ahora no hay un lugar donde acordar un precio justo”, enfatizó la productora Karina Gural.
“Al saborear el mate se está consumiendo yerba misionera, me gustaría que cada consumidor tome conciencia, que nosotros los productores yerbateros la estamos pasando muy pero muy mal, con este DNU (70/2023) que nos presentó el Gobierno de turno”, dice Gural, recién llegada a su chacra en Campo Viera, después de compartir el día en el acampe. Y asegura que no encuentra explicación para la desregulación del INYM, que durante 22 años reguló la actividad y los precios, sin que representara costo para el gobierno, fijando precio mínimo del kilo de hoja verde acorde a la economía y con 0,50 centavo de dólar como valor de referencia.
“En estos momentos a nosotros nos quieren pagar 180 pesos el kilo, por eso hacemos la protesta que pedimos visibilizar porque con ese precio no cubrimos ni los costos”, explicó. Y dijo que después de deducir flete y mantenimiento anual del yerbal, en limpio les quedan 90 pesos, “nada en una palabra, esto pasa por la desregulación, no hay quien controle, por eso pedimos que le dé nuevamente la potestad que le quitó al INYM”. Y dijo que de acuerdo a la referencia histórica de 50 centavos de dólar, el kilo de hoja verde hoy rondaría los 600 pesos.
Desde su página web, https://inym.org.ar, el Instituto Nacional de Yerba Mate, salió a refutar datos erróneos a partir de un informe que circuló en medios de comunicación: “El último precio mínimo fijado por el INYM para la hoja verde había sido de 250 pesos por kilogramo. La cosecha comenzó con 380 pesos, pero rápidamente bajó a un promedio de 180 por kilo de hoja verde. Es decir, los productores no tuvieron un aumento; por el contrario, perciben menos que lo que cobraban antes de la desregulación”.
Además, el Instituto aclaró que el 35 por ciento de aumento de la yerba, posterior a la desregulación, no es responsabilidad de los productores: al precio final de la yerba mate en las góndolas lo determina la cadena comercial. Pero hay más. Según Gural, antes de la desregulación recibían el pago en efectivo en tiempo y forma, “ahora los secaderos, donde entregamos las hojas verdes, nos dan cheques en los mejores casos a 120 y 180 días, hasta un año”, sorprendió. Y estimó “entre 150 y 200 secaderos en la provincia, entre medianos y grandes, que también reciben cheques largos de la industria, es una cadena”.
“La desregulación hizo el pozo para enterrarnos a los productores, necesitamos que nos devuelva a pleno nuestro Instituto Nacional de Yerba Mate, para que vuelva a regular los precios, antes cobrábamos en efectivo y nunca por debajo del costo de producción”, sintetizó Gural. Y sumó las penurias que la nueva situación trae para los tareferos y tareferas. “A secaderos y molinos esto no los afecta, a los que matan es a los pequeños productores, le pido al señor presidente que nos atienda a los productores de a pie, de alpargatas, para que nos escuche, porque la gente que está alrededor no sé si le hace saber el daño que causó sacando a nuestra ley yerbatera que es nacional”, aseguró. Y no pasó por alto que fue un DNU el que neutralizó la principal función del INYM.
Pero además del reclamo por el precio para la hoja verde y canchada (primera molienda gruesa) los colonos piden la reactivación de todas las incumbencias del INYM, creado 22 años atrás por la ley nacional 25.564 y que era presidido por un funcionario designado por la Nación. Ahora el organismo perdió la función de fijar los precios justos dos veces al año; el DNU 70/2023, con el remanido argumento de desatar las manos del mercado, lo dejó acéfalo. “Nosotros, los productores, participamos de su creación y durante todos esos años trabajamos bien, como toda la cadena de producción”, relato Gural.
El mercado no toma mate
Pero como ya se sabe, las nivelaciones del mercado son imperfectas, los pequeños productores, con plantaciones de entre 8 y 10 hectáreas, vieron cómo le aserraban el precio del kilo de hoja verde de una sola pasada de motosierra. “Le pregunto al señor presidente, qué necesidad de sacarnos nuestro Instituto que se solventa solo, el Estado no tenía nada que invertir, al contrario se lleva los impuestos”, enfatizó. Y dijo que cerrarlo dejó 13.500 familias de productores a la deriva, de los que depende el trabajo de veinte mil tareferos.
“El INYM se solventaba y además de la regulación de precios, que ahora no puede hacer, tiene función social, como becas de estudio para los hijos de productores y tareferos a quienes también ayuda, también prohibía la importación y regulaba la superproducción”, relató Gural, desde el lado de los perdedores post desregulación. “Los únicos ganadores fueron los molinos y las industrias”, señaló. Y fue al hueso del problema que fungió como argumento para liberar la cadena de producción que trae desde Misiones el mate de las mañanas: la super producción de yerba. ¿Qué sucedió? Atraídos por los precios de los últimos cuatro años, nuevos productores llegaron a Misiones, sumando casi 50 mil hectáreas a la cosecha misionera, en extensiones que no pocas veces contrastan con las pequeñas parcelas de las chacras heredadas de ancestros llegados desde Europa del Este, a principios del siglo XX, cuyas historias despliegan como blasones de años de lucha y trabajo.
“Esta es ahora nuestra lucha yerbatera”, dijo Gural y sumó un mojón a la situación que atraviesan. “Si hay superproducción entonces por qué están importando yerba, eso nos está matando a nosotros”, interrogó con respuesta cantada: porque eso reduce costos de grandes empresas. Con mucho de David y Goliat, la productora expandió el foco: “quieren nuestras tierras y nuestra agua dulce”. El gran Acuífero Guaraní que se extiende debajo de la superficie de parte de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.

El ciclo verde
Cosecha, calor, tiempo de estacionamiento y molienda, así describe en su página web el alicaído YNYM —que se autodefine como no estatal y con autarquía operativa y financiera— el ciclo de la yerba mate, que comienza en los viveros con semillas seleccionadas. Después de un año los plantines se llevan a terreno y habrá que esperar cuatro más para la primera cosecha. Cada eslabón del ciclo, requiere tiempo y controles de humedad y temperatura.
“Se cosecha en invierno para obtener una buena calidad, nosotros como pequeños productores cosechamos en familia, esposo, hijo y los suegros que también ayudan y llevamos las hojas verdes al secadero desde dónde va a los molinos, después de la molienda fina, salen con destino a distintas empresas”, relató. Karina Gural y su familia tienen una chacra de 25 hectáreas, de las que disponen 7 para la yerba mate y otras para cultivo de té, del que Campo Viera es capital nacional.
Mientras finaliza la charla con Suma Política atardece, Karina filma la puesta del sol en su chacra y comparte las imágenes para que conozcamos su lugar en el mundo, la tierra roja, los verdes brillantes y el murmullo del día que se acaba. Aún le falta ordeñar, dar de comer a los animales y recién ahí, habrá concluido la faena que la colma de orgullo, el mismo que siente en la lucha yerbatera.

Yerba mate: la caá sagrada
La yerba mate es un árbol nativo de Sudamérica y la historia de las infusiones que se preparan con sus hojas viaja muy atrás en el tiempo. Los guaraníes la llamaban caá y la utilizaban como bebida, objeto de culto y moneda de cambio. Para este pueblo originario que habitaba un inmenso territorio definido por los ríos Paraná, Paraguay y Uruguay, era un insumo importante en su alimentación. Evocada en canciones y leyendas, hoy, el ritual cuando circula como mate, aún parece evocar algo de aquel origen mítico.

