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Cultura

Las nuevas revistas culturales digitales, narrativas del presente a contramano

Las nuevas revistas culturales digitales, narrativas del presente a contramano



Bárbara Verino


Una nueva generación de revistas culturales marca el pulso de un ecosistema de medios que convocan a la reflexión y la lectura en profundidad. Se toman el tiempo para investigar y desarrollar contenidos de formato extenso e interpretativo. Han llegado a lo digital con diferentes motivaciones.

Toda, por ejemplo, fue concebida en la ciudad de Santa Fe como una publicación en papel hasta transformarse en un canal multiplataforma, que incluso sembró “tierra fértil” fuera del texto con un espacio cultural propio en el Mercado Norte de la capital provincial.

“A diferencia de otras revistas que la pandemia macrista o la del coronavirus arrojaron al pozo común de lo digital, siempre quisimos ser digitales”, confiesan Pablo Makovsky y Virginia Giacosa desde REA. Hijos del papel y de las redacciones, idearon una publicación para leer “en el teléfono, en un largo viaje en colectivo, que nos pasee por todos los artículos que de algún modo están emparentados a través de los vínculos”.

Con un origen dentro de la academia, pero que hoy trasciende, El Cocodrilo nace como la revista de literatura de la Asociación de Graduados en Letras de Rosario. “En 2016 decidimos publicar en formato web. Con los años, fue mutando y ahora estamos por lanzar un nuevo sitio y campaña en redes sociales”, anticipa Marcela Alemandi, quien años atrás integró el equipo de la revista digital Club de Fan.

Desde la ciudad de Rafaela, Mural inició su actividad en 2012 como cooperativa de trabajo cuando un grupo de estudiantes de Comunicación Social detectó que no existían medios que narraran la ciudad como ellos y ellas la sentían, caminaban y descubrían. El primer soporte para el proyecto fue gráfico y, a partir de 2015, empezaron a trabajar en lo digital.

En RAPTO siguen haciendo la revista con el impulso inicial de crear un medio de comunicación diferente. “Un espacio digital con identidad visual propia y artículos periodísticos con perfil de autor que se corriera del actual frenesí virtual necesitado de sumar clicks”, expresa Lucas Canalda.


Antenas de nuestro tiempo


Con propuestas heterogéneas, alternativas y diferentes esquemas de financiación, las cinco publicaciones proponen un relato singular de los hechos culturales. Lo artístico, social y político cabe como manifestaciones de la cultura, mejor señalado por los editores de REA: “la cultura en su sentido antropológico —de lazo y comunidad social— y no sólo como una expresión artística”.

Los nuevos medios culturales abordan la comunicación como derecho humano. Así lo asumen desde Mural. “La intención fue sumar una voz disonante frente a un mensaje hegemónico que se conformaba con los medios tradicionales”, dice Lisandro Oregioni. “Nos corremos de la neutralidad. Basamos el contenido en la profundización de miradas científicas, pero sin perder de vista a aquellos sujetos sociales que quedan sin voz en la gran mayoría de medios”.

Son referentes de una nueva generación de revistas culturales que Cora Gornitzk definió como laboratorio de ideas en Editar sin patrón: La experiencia política-profesional de las revistas culturales independientes: “Dialogan, confrontan y marcan las pistas de la innovación periodística e interpelan con sus contenidos a la academia y a la prensa hegemónica”.

En Mural, que además lleva adelante proyectos en otros soportes y talleres de comunicación popular, entienden que “la comunicación alternativa permite que se escuchen las voces silenciadas. Intentamos poner en agenda temas y problemas que otros ocultan y alentar expresiones culturales que el mercado ignora porque no son rentables”, expresa Oregioni.

Las entrevistas, ensayos, reseñas, crónicas, textos literarios y artículos establecen un diálogo con la fotografía, la ilustración y, en una experiencia transmedia como la de Rapto con el podcast, para encarnar las nuevas formas de narrar. El medio respira al ritmo de una generación y milita un periodismo con perfil de autor. Con una estética minimalista que se adapta a todos los dispositivos.

“Habitamos un mismo territorio, pero nuestros ámbitos y exigencias son diferentes. Todxs estamos trabajando por una idea subjetiva de la cultura. Eso nos hermana más allá de las diferencias estéticas, generacionales y éticas. Nuestros padecimientos, en varios aspectos, son similares”, reflexiona Lucas Canalda desde Rapto.

El lema que a los editores de REA les gustaba repetir en el Quiénes somos cuando comenzaron en 2018, sintetiza muy bien la esencia de las nuevas publicaciones. “Hacemos REA con la intención de contar de manera afectiva el espíritu de nuestra época”. Las coberturas “abren un relato coral sobre ciertos temas”. Y lo logran sin caer en la enumeración cuantitativa. “Elegimos aquellas voces que nos interpelan y nos hacen pensar”, expresan Pablo y Virginia.

Citan como ejemplo la nota La radio en diferido. “Lo hicimos a través de una serie de preguntas a personas que trabajan desde la producción sonora, como hacedores y como escuchas, para poner en agenda un fenómeno como el de la radio on demand y los podcasts. El interrogante era también acerca de la contemporaneidad de la radio, su permanencia y las condiciones de su producción en la ciudad”.

Ezequiel Perelló y Marcelo Jorge, de Toda

Marcas de identidad


“La premisa principal fue desarrollar un proyecto diferente para la ciudad. Consideramos que había ausencia generacional, un espacio donde reflejar nuestras inquietudes estéticas y éticas”, sostiene Lucas Canalda. Así, se gestó un medio digital con una identidad visual propia y reconocible.

Con una estética minuciosa, Toda “interpela a través de la imagen y de la línea editorial, con una fuerte postura política, cultural y social. Lo hacemos desde la metáfora; no somos tan explícitos”, explica Ezequiel Perelló.

También en REA apuestan por crear una marca estética que la distancie del ruido digital. “Es necesario tener una imagen propia, única. Los motores de búsqueda han dejado en evidencia el uso indiscriminado de la imagen genérica y obligan a construir una identidad visual que permita diferenciarse”, analiza Maximiliano Falcone, embajador de la propuesta gráfica del medio.

En la sección Los Portentos también incorporan esa impronta diferenciadora. Convocan a escribir a personalidades de distintos ámbitos con una particularidad: el uso de la primera persona. “Portento es aquello que resulta sorprendente, que causa admiración por tener cualidades excepcionales o por sobresalir dentro de los de su género. También es aquello que muchas veces causa terror” —expresan los periodistas— “voces que ponen en agenda la diversidad funcional, las sexualidades, los cuerpos, el amor, los duelos y las enfermedades”.

Virginia Giacosa, Maximiliano Falcone y Pablo Macovsky, de REA

Lecturas de largo aliento


REA, RAPTO, Toda, El Cocodrilo y Mural proponen una agenda de contenidos diversa, de trabajo colectivo con el propósito de amplificar las voces de los hacedores culturales y hacer partícipes a los lectores. Son, por convicción, atemporales, para dar lugar a otro tiempo de lectura.

“Cuando empezamos el proyecto todavía existía esa bajada de línea de que el lector online tenía apenas 15 minutos de atención. Salimos a contrastar con lo que dictaban los gurús, a encontrarnos con el público y al mismo tiempo demandamos una dedicación especial”, dice Canalda.

Esa misma elección por la atemporalidad es la que hace Toda. “No trabajamos con la inmediatez, sí con un registro de época. Hay colecciones enteras que están disponibles en bibliotecas, en escuelas, espacios de formación disciplinar de las artes y de la música”, cuenta Perelló.

Las publicaciones de Santa Fe conectan desde lo estético, la forma de narrar y la diversidad de temas con otras publicaciones con enfoques similares —nunca iguales— dentro y fuera del país.

“Algunos de los que creamos REA participamos en revistas culturales clásicas de la ciudad, como Vasto Mundo, Lucera, Transatlántico, suplementos culturales de diarios y revistas de Rosario, como 32 Pies, Buenos Aires y Montevideo; espacios de los que somos también lectores. Proponen lecturas de largo aliento, en las que la división entre cultura y política es muy difusa, por suerte”, dicen Makovsky y Giacosa.

En estas referencias “puede leerse un estilo, una maniera de contar las cosas, de establecer ya los términos de un debate. Ahí entran Crisis y su modo crítico de entender la política, Panamá con su irónico y devastador lema: no todo es política; y el tradicional The New Yorker, con su ejemplar estilo cosmopolita para hablarle al habitante de una ciudad que se pretende aldea global”, cartografían desde REA.


De los lectores de nicho a la diversificación


“Creo que nuestros contenidos logran capturar el flujo constante de la ciudad que habitamos. El gran interrogante sigue siendo cómo salir del circuito natural para dialogar con el resto de la ciudad, la Rosario masiva, la de los millones de habitantes”, se inquieta Canalda.

REA plantea una lectura digital, “que ofrece el mismo mapa de hipervínculos que el autor usó para redactar la nota”, explican Makovsky y Giacosa. “Un punto de partida, tal como imaginó Tim Berners-Lee la internet. Un texto en la web que no tenga hipervínculos es un desperdicio o una pijotería. Un gesto soberbio de humildad: acá está lo que leí y lo que pude escribir”.

Dicen los editores que “mientras unos quieren retener a su público dentro de una nota, a nosotros nos importan los desvíos. La palabra “rea” indica eso, ir por los márgenes, por el descarrío”. Y así proponen que el lector “pueda irse, volver, ampliar, seguir, renovar el contrato de lectura”.

Textos, fotografía e ilustración dialogan en RAPTO

“En Rosario siempre estamos creciendo de acuerdo con nuestra medida. Más allá de las figuras de perfil nacional o internacional que pasan por RAPTO, seguimos siendo la expresión de un nicho”, analiza Canalda. Aunque también reciben devoluciones y comentarios desde La Plata, Salta, Mendoza o la ciudad de Buenos Aires donde existen comunidades similares que se identifican con los problemas que trata el medio

En El Cocodrilo han intentado diversificar los contenidos y mejorar la periodicidad con el tiempo. “Si bien tenemos siempre un ojo en la producción local, no pretendemos que sea una revista que se limite a lo rosarino”, sostiene Alemandi.

“Desarrollamos una infografía interactiva sobre los libros leídos en 2020 y muchos de los encuestados eran de Rosario —explica—, mucha de la literatura que mencionaban era de la ciudad. Pero también hace dos semanas, publicamos una reseña escrita por por Martín Kohan sobre Los llanos de Federico Falco”. De esta manera, buscan abrazar producciones diversas y distanciarse de cualquier “endogamia literaria”.

Las y los lectores de Mural son un público joven, con una mirada crítica del entorno que los rodea. “Que se manifiesta y que exige, nos obliga a repensar nuestros modos y prácticas de manera constante. Y con los que creo compartimos un mismo sueño —expresa Oregioni—, una sociedad justa, equitativa e inclusiva donde entren todxs”.

Perelló entiende que los lectores de Toda buscan historias. El medio logró desarrollarse y hoy se ensancha como multiformato: radio, televisión, gráfica, la revista digital y las redes. “Se fue transformando en un movimiento y es bastante colectivo. Con la implementación de otros lenguajes y modos de comunicar, logramos diversificar el público de la revista en papel”.

Estas cinco expresiones de revistas culturales han sabido interpretar los sueños, la avidez por discursos alternativos y la necesidad de representación de los que forjan, siguen y traman los haceres culturales. Resuenan en la maraña digital con contenidos de calidad y la voluntad de abrir espacio, visibilizar y hacer partícipe a una comunidad vibrante de prosumidores (consumen y producen cultura), dispuesta a desafiar los esquemas tradicionales.


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