Los días de Perotti en la Legislatura transcurren de la misma manera que durante su estadía en la Casa Gris: rodeado de un pequeño grupo de diputados leales y con un liderazgo que no representa al resto del bloque del peronismo. Un escenario diferente al que imaginó cuando decidió presentarse como candidato en las elecciones de 2023.
A Perotti, en realidad, nunca le importó que el PJ retuviese la Gobernación; no trabajó para ese objetivo ni acompañó la candidatura de Marcelo Lewandowski. Algunos de sus colaboradores recuerdan con una mezcla de enojo y frustración cuando el rafaelino les decía que la única elección que importaba era la de diputados provinciales. Casualmente, en la que él compitió encabezando una lista.
Pero la jugada le salió mal: fue derrotado por la socialista Clara García. Allí se desmoronaron sus planes para presidir la Cámara de Diputados y convertirse en referente indiscutido del peronismo santafesino.
Le salió mal entre otras cosas porque fue un objetivo exclusivamente personal, que no logró consenso en el PJ y que fue acompañado por una gestión de gobierno que no le sumó músculo político.
Nunca en los años recientes un gobernador se había ido de la Casa Gris dejando en esos cuatro años gran parte de su capital político. De espaldas al poder. Antonio Bonfatti y Miguel Lifschitz, por nombrar a sus dos predecesores, fueron a elecciones, ganaron la categoría Diputados y presidieron la Legislatura.
Una de las mayores críticas que el peronismo santafesino repitió durante los cuatro años fue que Perotti se negó a integrar a la gestión a las distintas líneas internas, lo cual, además de desconocer la representatividad de las mismas, le restó presencia territorial y militancia.
Ese error, por ejemplo, no lo cometió Maximiliano Pullaro, que les abrió las puertas a todos los socios de Unidos. Por eso su gobierno luce activo y con voces de referentes de distintos partidos que lo bancan en la pública. A Perotti no lo defendían ni los miembros de su gabinete. Y no porque decidieran dejarlo solo sino porque el propio gobernador limitaba sus apariciones. Fue tan personalista su manera de gestionar que hasta las reuniones de gabinete eran poco usuales.
Así ejerció el poder. Así fue a elecciones. ¿Esto quiere decir que no tiene futuro político? Esta es la foto de hoy. Nada es definitivo. En todo caso habrá que ver si el ex mandatario tiene vocación y capacidad de construir algo diferente. Sería cuanto menos sorprendente.
Lo concreto es que en la Legislatura provincial se repite el escenario de su gobierno. El perottismo por un lado y el resto del PJ por otro. Con una diferencia: ahora Perotti convoca, pero su liderazgo no les cierra a los legisladores electos.
El PJ tiene diez diputados. Cuatro de ellos están alineados con Perotti, los otros cinco conformaron bloques unipersonales.
Los integrantes de Hacemos Santa Fe que acompañan al rafaelino son cuatro exministros: Celia Arena, Marcos Corach, Sonia Martorano y Walter Agosto. La presidenta del bloque es Arena pero el jefe político es Perotti. Y cuentan que ejerce ese rol. Sin embargo, es un jefe que solo habla para su tropa: hasta ahora nunca pidió la palabra durante las sesiones.
El resto de los que se salvaron del incendio electoral y lograron ingresar, armaron su bloque: Lucila De Ponti (Santa Fe sin Miedo), Verónica Baró Graff (Frente Renovador 100% Santafesino), Miguel Rabbia (Construyendo Futuro) y Alejandra Rodenas (Compromiso Justicialista).
Estos cuatro monobloques conforman un interbloque con Hacemos Santa Fe. En cambio, Juan José Piedrabuena, que también ingresó por la lista del peronismo, formó el bloque Del Barrio para la Gente y no se sumó al interbloque. De hecho, aseguran que hoy tiene más diálogo con la presidencia de la Cámara y el oficialismo que con el PJ. En los hechos, los diez diputados electos ya son nueve.
Otro caso que se destaca es el de Rabbia. El legislador integró la lista de Perotti por el acuerdo de última hora que el exgobernador selló con Lewandowski. Sin embargo, su primera decisión en la Cámara fue desvincularse del perottismo. Un paso que no sorprendió a nadie, ya que fue notorio el modo en que Perotti en las elecciones para la Gobernación le escatimó estructura y recursos a Lewandowski; las quejas cerca del candidato se podían escuchar en toda la provincia.
En las sesiones
Lo más rescatable para el peronismo santafesino es que, a pesar de todo, el interbloque en Diputados viene trabajando en la búsqueda de acuerdos y posiciones comunes. Lo ha logrado en varias ocasiones y, cuando no fue así, se respetaron las posiciones personales de cada legislador. Esta situación se dio por ejemplo cuando se trató la ley de microtráfico y De Ponti y Rodenas votaron en contra. Ese es un punto que rescatan todos los involucrados.
En cambio, los legisladores peronistas se han encontrado con una dificultad que no esperaban: hasta ahora no han podido armar estrategias conjuntas con el resto de los partidos de la oposición. Y, según ellos aseguran, es porque los demás no los han querido acompañar; y fueron tan reticentes los legisladores alineados con Del Frade como los que responden a Amalia Granata.
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Periodista. Cofundador y editor de Suma Política. Ex secretario de Redacción del diario La Capital. En Twitter: @rpetunchi
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