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Política

Santacroce: “Los miro a todos los candidatos a gobernador y no conozco ningún programa que tengan”

Comenzó a militar en política en 2002, deslumbrado por el embrionario proyecto político nacional de Néstor Kirchner. Aunque elige al santacruceño como su referente, Rolvider Santacroce —56 años, peronista, intendente de Funes— no tiene problemas en elogiar al socialista Miguel Lifschitz o al jefe de Gobierno porteño y figura del PRO, Horacio Rodríguez Larreta. Más aún: en esa mixtura que parece sortear todas las grietas, asegura que de poder elegir le encantaría ser como el desarrollista Arturo Frondizi. “Un presidente de la putísima madre que lo parió”, elogia con un exabrupto.

Su despacho en el municipio es minimalista. Paredes blancas y una decoración modesta. Se destaca la bandera argentina, otra de Santa Fe, una pintura de José de San Martín en la que está retratado al pie de la Cordillera de los Andes y una fotografía que en estos tiempos todos quisieran tener: en ella se lo ve junto a Lionel Messi y a dos de sus tres hijos. Recuerdo de las horas posteriores al título del mundo en Qatar, cuando el astro vino a descansar a la ciudad que Santacroce, después de tres intentos en las urnas, finalmente pudo gobernar.

“Llegué a Funes en 1997. Vengo de un pueblo, Salto, en la provincia de Buenos Aires. Siempre me encantaron los pueblos. Venía a Rosario, que era divina, y tuve la oportunidad de comprarme dos lotes acá. Construí mi casita, que la sigo teniendo. Era todo campo y soja. Adelante de mi casa había un campo con ovejas y vacas. Hoy en día es un barrio muy habitacional”, recuerda sobre su llegada a la ciudad en diálogo con Suma Política.

Santacroce encabeza una gestión que para muchos es modelo y a la que otros ven con cierta desconfianza. Funes, sostenida en su entorno natural, su calma y su seguridad —todo a una corta distancia de una gran urbe como Rosario—, se ha convertido en un sitio con alta demanda para habitar. El municipio alienta ese flujo y la promociona como “La mejor ciudad para vivir”.

Los emprendimientos inmobiliarios, con los barrios cerrados como la cara más ostentosa y visible, exponen una explosión demográfica en la que asoman números impactantes. En el censo 2010 se contabilizaron en la ciudad a 23.520 vecinos. En el de 2022 se relevaron 43.533. La proyección que hace el intendente para un futuro cercano es pasmosa. “Estamos proyectando una ciudad en la que, en 2030, 2035, no más de eso, van a vivir 120, 125 mil personas. Vamos a ser la tercera ciudad de Santa Fe”, asegura.

—¿No teme que esa cantidad de habitantes y los emprendimientos terminen por modificar la impronta de la ciudad, esa misma que a usted lo cautivó para instalarse?

—Para nada. Si tenés un desarrollo del Estado, no vas a tener ese problema. Ahora, si el Estado se estanca, sí. Tenemos que mejorar el sistema de transporte, el sistema de salud, las arterias primarias. Ahora estamos construyendo la avenida Pedro Ríos. Se van a hacer avenidas muy importantes.

—Funes muestra una cara de la economía con los emprendimientos inmobiliarios que algunos ven como virtuosa, pero al mismo tiempo muchos vecinos temen perder detrás de eso la tranquilidad, que se deteriore el medioambiente, que se complique la provisión de servicios, el tránsito, la seguridad.

—Funes empezó a crecer en forma irregular en el 2003, con la explosión económica de Néstor Kirchner. Se acrecentó mucho más bajo nuestro gobierno, con la pandemia. Una persona que vivía en un departamento, en Rosario, y que tenía que estar encerrado cinco meses, se vino a vivir a la ciudad. Muchos ya tenían su finca acá. Ya eran propietarios. ¿Qué le podíamos decir nosotros? ¿Ustedes no vengan?. Después sí, aprobamos distintos proyectos habitacionales porque lo exige el público. Porque es un público o un vecino que desea venir a vivir como nosotros en su momento lo hicimos. Y si lo hicimos nosotros en su momento, ¿quiénes somos para decirles que no?

—¿Hay un control del dinero que se invierte en los grandes desarrollos? ¿No teme que se vuelque en su ciudad plata obtenida en negocios ilícitos?

—No creo. Son empresas muy serias. No es de ahora que están desarrollando ese tipo de proyectos habitacionales. Rossetti y Rosental han hecho por todos lados. Ahora están haciendo en Uruguay. Y los otros son conocidos. Hay dos o tres emprendimientos inmobiliarios que son de renombre, conocidos. No es que vino una persona que no conocemos. Un paracaidista que es la primera vez que va a hacer un desarrollo. Nosotros conocemos, nos fijamos quiénes son. Ahora, si después va una persona y compra un terreno ahí adentro… ¿Nosotros qué sabemos?

Cuando se le habla de los problemas que pueden asomar en una ciudad más poblada, que ya no será la misma, Santacroce contrapone las obras estructurales que encaró en su gestión. Asegura que la Empresa Provincial de la Energía hizo una inversión millonaria, “que la gente no tiene ni idea”. Que en su gestión la ciudad creció en el sistema de salud y con el transporte. Que al llegar existía apenas un 1,5 por ciento de vecinos con cloacas y que ahora está por llegar al 70 por ciento. Lo mismo con la extensión del gas natural. Lamenta, sin embargo, lo que llama “la segunda pandemia”: el galopante proceso inflacionario. “No sabés lo difícil que es conducir una ciudad con el diez por ciento de inflación mensual”, se queja al hablar de lo que proyecta y no puede concretar.

Asegura que los modelos de gestión actuales deben inevitablemente asociar al sector privado con el público. “El Estado solo no le puede resolver los problemas a la gente. Y el privado, solo, tampoco”, evalúa. En Funes, por ejemplo, el desembolso de emprendimientos inmobiliarios o comerciales le aportan al municipio un quince por ciento de su presupuesto mensual.

—Muchos plantean que si las grandes desarrolladoras siguen comprando tierras se va a encarecer el costo y va a ser imposible que los jóvenes de Funes proyecten una vida acá.

—Es el mercado. Yo no puedo manejar el mercado. Hace dos años Funes perdió cien casas que teníamos para hacer con unos terrenos que son provinciales. Los vecinos se opusieron terminantemente a que se hiciera un barrio social. Tengo un proyecto de tierras para hacer casas con lo que supo ser el plan Procrear, si vuelve a lanzarse. Sería en diferentes lugares de Funes. Tenemos muchas tierras preparadas para eso. No queremos hacer algo muy masivo. Es una de las grandes necesidades que tenemos en la ciudad, pero además una deuda que tengo como intendente y como peronista que soy.



De la mano de Kirchner


Santacroce cuenta que se volcó a la política en 2002, tras conocer a Kirchner. Con su empresa de ambulancias prestaba servicios para obras sociales y un día terminó en la sede de la casa de Santa Cruz que funciona en Santa Fe. “Apenas lo conocí a Kirchner comencé a militar en el partido. Encontré en mí algo que tenía oculto. Es una pasión que absorbe gran parte de mi vida. La política es la única forma de cambiarle la calidad de vida a las personas y, como en todo, tenés que tener un aprendizaje, estar preparado para ocupar ciertos cargos. No es para improvisados ni para gente con falta de experiencia”, cuenta sobre aquellos primeros pasos que lo llevaron a ocupar dos veces una banca en el Concejo de Funes antes de llegar a la intendencia. De la política elige a otros dos referentes: Rafael Bielsa y Omar Perotti.

—¿Ve mucha improvisación y falta de experiencia en la política?

—Los miro a los candidatos a gobernador y no conozco ningún programa que tengan. En cualquier materia. A mí estos cuatro años como intendente me dieron una gimnasia por las adversidades que transitamos. Apenas asumimos tuvimos que luchar contra la pandemia. Eso nos estancó muchísimo. Y nos privó de llevar adelante un programa que teníamos, mucho más ambicioso. Pero nos ha dejado a los intendentes una fortaleza y una madurez para hacer política. Nuestro gobierno fue uno de los más exitosos en toda materia, por lo menos en la provincia de Santa Fe.

—Cuando habla de los candidatos a la gobernación que no tienen programa ni experiencia, ¿incluye a los de su partido?

—A todos. Tenés que tener una experiencia. No puedo ir en un avión con doscientos pasajeros y decirle al piloto: che, ¿me dejás aterrizarlo a mí? Eso es lo que está sucediendo acá. Las tres o cuatro personas que más se visualizan que pueden tener chance de gobernar no tienen la experiencia para hacerlo. Lamentablemente murió Lifschitz, que hubiese sido gobernador electo sin ningún problema. Y Perotti no tiene la reelección. Esos fueron los dos últimos grandes dirigentes, de fuste, que cumplieron con los pasos para estar en semejante cargo. Fueron intendentes, senadores, diputados, ministros. Ahora veo a los que están y son unos tremendos improvisados. Al día de hoy no escuché una propuesta en materia de nada. Lo único que hacen es hablar mal uno de otro.

—¿Por qué intentó ser precandidato a gobernador y finalmente eligió ir por la reelección en Funes?

—Fue una instalación de mi persona, nada más. De la ciudad de Funes se habla en todos lados. Vienen intendentes de todos los partidos políticos a conocer el programa que llevamos en prevención de inseguridad. No me dio el tiempo para desarrollar en Santa Fe un programa de gobierno totalmente diferente a cualquiera de los que se está llevando adelante, pero estoy convencido de que será en cuatro años.

—¿En la interna lo va a apoyar a Marcos Cleri?

—Es mi amigo. Lo quiero mucho y fue una persona que siempre me ayudó y me acompañó. No a mí, a la ciudad de Funes. Pero yo soy un voto, nada más.

—¿Massa era el dirigente que más le gustaba para ser el candidato presidencial del justicialismo?

—No sé. Sergio Massa es una persona que se la jugó en un momento muy difícil. Si él no era el ministro de Economía no sé si este gobierno terminaba. Hubiese sido la primera vez en la historia que un gobierno peronista no terminaba el mandato. Tengo una gran relación con él, es joven, pero no pudo bajar la inflación. Que está preparado para ser presidente, no me cabe la menor duda. Pero debe haber otros. Lo que te aseguro es que el justicialismo tiene que tener una renovación. A nivel provincial, sí o sí, no solamente de caras sino de ideas. Y también a nivel nacional.

—Hace un tiempo aseguró que la gente estaba cansada de Cristina y de Alberto.

—Hay un proceso que está terminado. Totalmente finalizado. Tristemente la gente vota en contra de… No hay ninguna ilusión o esperanza ni a nivel nacional ni a nivel provincial. Que un tarambana como (Javier) Milei, diciendo las barbaridades que dice, tenga posibilidad de presentarse como candidato a presidente, te demuestra cómo estamos. La gente necesita a alguien que conduzca. Necesitamos un jefe. Te pueden gustar o no, pero Alfonsín fue jefe. Menem fue jefe. Kirchner fue jefe y Duhalde fue jefe. Nosotros necesitamos una persona que nos diga cuál es el camino que nos va a llevar adelante. En el medio tenés 45 millones de argentinos. Tenemos el campo, que es el gran motor. Dicen que va a ser Vaca Muerta. Hasta que no aparezca Vaca Muerta, hace doscientos años que es el campo. Y el campo va a seguir siendo. Le tenemos que poner las reglas claras y ayudarlo.

—¿A Patricia Bullrich y a Larreta cómo los ve?

—Dicen que Bullrich puede ser presidenta. Tuvo la oportunidad en dos o tres áreas y no hubo mucho cambio. Yo no la votaría nunca. Larreta es un gran intendente o gobernador de CABA. Que venga una mujer, le pegue tres gritos diciendo cosas que no va a poder hacer y le gane las Paso, sería muy triste. Porque si vos querés un ejemplo de intendente, fue Larreta. Ha dejado una ciudad preciosa.

—Es peronista, pero habla bien de Larreta y de Lifschitz.

—No son mis adversarios. No tengo problemas en destacarlos. La grieta es negocio para dos o tres, nada más. Y tenemos que terminar con esos dos o tres.


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