El pasado habló nuevamente en el sur-sur santafesino. En el remozado e histórico balneario de Melincué, Carlos y Silvia, una pareja de turistas bonaerenses, caminaba por la orilla de la laguna cuando en el espacio en el que el agua avanza o retrocede según el clima, vieron un cráneo humano. Ante la presunción de un delito, avisaron a la policía que, a su vez, también activó el protocolo que tiene la localidad ante hallazgos arqueológicos. Descartado su origen actual, los investigadores no sólo confirmaron su valor histórico, sino que encontraron restos esqueletales de otros cinco individuos. El paseo del caluroso enero había sacado a la luz un nuevo sitio de la milenaria Aguada de Melín, cuando los querandíes se desplazaban libres por esas llanuras.
Según el arqueólogo Germán Giordano, el lugar del hallazgo ya estaba identificado como sitio arqueológico; con la actual gestión comunal se habían realizado trabajos y sobre todo, atentos a que emergieran restos, tal como ocurrió el pasado sábado. La intervención fue rápida, el domingo el lugar ya tenía trazada la cuadrícula (delimitar un espacio de trabajo) y para sorpresa de los investigadores, había restos de cinco individuos que fueron interpretados como enterratorio secundario, trasladados allí como un lugar definitivo. Lugar al que volverán a ser enterrados una vez que de los mismos se obtenga la mayor información posible. “Los restos humanos no son patrimonio, son restos mortales, se están investigando por un consentimiento libre, previo e informado de excavar de las comunidades originarias”, enfatizó.
Los esqueletos hallados se analizarán en los laboratorios de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) y del Museo Gallardo para procesar la mayor información posible, además de la datación Carbono 14 (método que mide la profundidad del tiempo hasta unos 50 mil años). “Los restos óseos estaban dispuestos de manera no tradicional, eso dificulta la investigación, pero hasta el momento y por determinadas características anatómicas pensamos que se trata de pueblos originarios”, explicó Giordano a Suma Política y dijo que la bajante de la laguna por el período climático de La Niña, en la cota 80/81 sobre nivel del mar, ya sacó a la superficie importante materialidad arqueológica, además del hallazgo del sábado.
“El sur provincial es muy rico en historia y en patrimonio, en este caso y de una manera fortuita se puso en marcha el protocolo que articulan la policía científica, la comuna de la localidad, la provincia a través la Subsecretaría de Territorio e Identidad del Ministerio de Cultura, y nuestro equipo Entornos de Melincué, a cargo de la concesión del área de investigación, que también integran los antropólogos y arqueólogos David Avila y Mariela Gallegos del Centro de Estudios Interdisciplinarios en Antropología de la Facultad Humanidades y Artes de la UNR; Belén Molinengo del Museo Ángel Gallardo, y a nivel local Armando Senese y las comunidades originarias actuales”, explicó.
Investigando en comunidad
“Somos un hermoso equipo, todos aprendemos todo, apoyados por las Comunas de Elortondo y Melincué, también se van sumando pueblos indígenas, vecinos, vecinas, organizaciones culturales, entre otros; es un gran equipo de investigación apoyado y sustentado por la gente a nivel local, esta participación activa es el plus que tiene este proyecto”, definió Giordano.
Por el momento el equipo no cuenta con un espacio físico en la localidad de Melincué, cuya región es considerada por los investigadores como un faro arqueológico histórico provincial y nacional, riqueza que amerita tener un espacio propio en la localidad. “Estamos articulando la posibilidad de tener un lugar que sea un centro de interpretación científica, que todas las escuelas de la región nos vengan a visitar, que vengan los científicos, que se hagan congresos”, explicó Giordano y dijo que tiene “mucha confianza” en que el gobernador Maximiliano Pullaro, oriundo de Hughes al igual que él, les dé su apoyo.
“Tenemos convenios y amistad con colegas de todos los rincones del país y del exterior, y hoy, como está atacada la ciencia, con el Conicet despedazado, muchos colegas muy valiosos tienen que emigrar o abandonar sus investigaciones. Nos parece que desde la provincia de Santa Fe podemos redoblar la apuesta y tener en Melincué un centro que sea un faro para exportar información, conocimiento, sabiduría, esto se toca también con el turismo sustentable y hasta lo productivo”, comentó. Y subrayó que están todas las condiciones dadas para que esa aspiración se convierta en realidad.

El tiempo profundo
Melincué tiene un nombre que evoca una lengua originaria, como Trenque Lauquen, Carhué, entre otras localidades del sur bonaerense. ¿Cuál es el origen ya que es distinto a los nombres de la región? “Es lengua querandí, estamos trabajando con descendientes actuales que recuperaron su lengua, el lugar estaba habitado por esta etnia, primos hermanos de los ranqueles con ingreso posterior a esta zona habitada por los llamados pampas antiguos”, comentó Giordano. Y dijo que la traducción sería las Aguadas del cacique Melín.
En abril 2023, Entornos de Melincué trabajó en un hallazgo que alcanzó gran difusión y cuyas pistas las había dado la mirada inquieta sobre el pasado de Raúl Corti, vecino del lugar que en sus recorridas detectó entre la vegetación ladrillos antiguos de grandes dimensiones. El dato se validó con los documentos históricos como el Archivo General de la Nación y de Santa Fe y abrió un nuevo frente de investigación que sacó a la luz un Fuerte Virreinal español de finales del siglo XVIII, su capilla y un enterratorio con restos de 25 individuos jóvenes, sin ajuar funerario, probables hispanos criollos de fines del siglo XVIII, principios del XIX.
De las fuentes históricas se pudo trazar el devenir del Fuerte Virreinal de 1777, que tuvo varios desplazamientos, que sobrevivió a 1810, cuando a los españoles les sucedió la milicia criolla. En sus distintas etapas el Frente tuvo varios nombres: Nuestra Señora del Rosario de Melincué (siglo XVIII), San Juan Bautista de Melincué, (siglo XIX) y Fortín 9 de Julio (1850). De los restos se exhumaron cinco, de los que se ignora cuándo y cómo fallecieron, y que están siendo investigados desde lo histórico y arqueológico (enfermedades, edad de muerte, caries, entre otros indicios, por distintos grupos de profesionales. “Pronto habrá novedades interesantes sobre estos restos”, anticipó Giordano.
Otra referencia histórica de Melincué es el Mangrullo, también llamado mirador o atalaya, testimonio material del antiguo Fuerte que quedó en lo que hoy es la zona urbana, ya que fortines anteriores desaparecieron en zona de la laguna por la precariedad de sus materiales, troncos, pajas y barro. Hacia 1868, el Mangrullo fue reconstruido por el empresario de mensajería Luis Laflor, en reconocimiento al rescate de su hija que había sido cautiva por uno de los malones. En 1944 fue declarado monumento nacional.
El hallazgo del Fuerte Virreinal fue precedidp por el hallazgo de un campamento de cazadores recolectores cuyas dataciones de Carbono14 va de 2.000 a 7.000 años a.C., en un sitio ubicado a unos dos kilómetros al sudoeste del fuerte; uno de sus restos óseos fue enviado a Oxford (Inglaterra) mediante un convenio para un tercer fechado.
Imposible no evocar los días del pasado milenario, cuando querandíes y ranqueles ocupaban las llanuras de horizontes insondables. Qué habrán pensado del sentido de la muerte frente a las aguas que una y otra vez hoy se rizan en un vaivén sobre sus restos. La indagación del pasado los trae al presente, pero atrás quedaron las vitrinas de los museos exhibiéndolos como algo extraño, ahora vuelven al lugar donde siglos atrás los enterraron, después de haber relatado aquel pasado milenario, a través de la pasión de los investigadores.
