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Un rosarino detrás de los “efectos invisibles” de El Eternauta

Lo que se sabe de El Eternauta ya está en boca de todos: la serie de Netflix basada en la famosa historieta de Héctor Germán Oesterheld y Francisco Solano López es un éxito en la Argentina y a nivel global, está protagonizada por Ricardo Darín (seguido por un enorme elenco) y está dirigida por Bruno Stagnaro (Okupas, Un gallo para esculapio). Lo que pocos saben es que detrás de cámara hay un trabajo enorme de efectos visuales, un trabajo minucioso que permite recrear, plano por plano, hasta el más mínimo detalle, esa Buenos Aires post apocalíptica y totalmente nevada donde transcurre la acción. Justamente en ese proceso participó de la serie el rosarino Juan José Sánchez, como “compositor digital”. 

Sánchez se especializa en efectos visuales, CGI (imágenes generadas por computadora) y animación en 3D. Comenzó su carrera en 1999, a los 20 años, cuando empezó a trabajar en Patagonik Film Group, una de las principales productoras de cine de Buenos Aires. Desde allí participó en películas como Cóndor Crux, La puta y la ballena, El arca, El aura y Ratón Pérez. En 2008 formó su propia compañía, Robotto Studio, que realizó trabajos para el mercado publicitario con gigantes internacionales como Fisher Price y Young & Rubicam. Paralelamente siguió vinculado a la pantalla grande en las películas animadas Pequeños héroes (2011) y El inventor de juegos (2014), y en 2022 realizó los efectos visuales del film Un crimen argentino, que se rodó en Rosario con los protagónicos de Darío Grandinetti y Nicolás Francella. 

Ahora la crítica y el público no paran de elogiar la calidad visual y los efectos especiales de El Eternauta, que están a la altura de las producciones de Hollywood. Feliz por el trabajo cumplido y por el suceso de la serie (que alcanzó el puesto número 2 de visualizaciones en Netflix a nivel mundial), Juan José Sánchez habló en esta nota del desafío de participar en un proyecto de esta magnitud, de su formación autodidacta y sus influencias, y de si El Eternauta puede ser un parteaguas en la historia de la producción audiovisual argentina.    



—¿Cómo llegaste a participar en El Eternauta?

—Me enteré de que la productora K&S Films estaba buscando refuerzo de compositores digitales para la serie y me puse en contacto con ellos. Después de mandar una muestra de mis trabajos entré al equipo interno de la productora en modalidad remota.

—¿Cuál fue exactamente el trabajo técnico que hiciste para la serie? 

—Trabajo de composición digital. Es la última etapa de todo el proceso de manipulación de imagen dentro de la post producción, de ahí salen los cuadros finales. Se trabajó en un software llamado After Effects, donde se van poniendo capas una arriba de otra: estás con distintos tratamientos, recortes, transparencias, efectos y animaciones. De esta manera pasaron 74 de los 800 planos que tenían efectos dentro del equipo de la productora. Ahí trabajé todo tipo de efectos: hice desde linternas en la oscuridad hasta ponerle un gorro de lana a un bebé que no lo tenía, pasando por poner escenarios virtuales suplantando pantallas azules, borrado de elementos que no tenían que estar en cuadro, huellas en la nieve a medida que los actores avanzaban y poner reflejos de los actores en algunos vidrios. También retocar la máscara de Juan Salvo (el protagonista), que en los primeros planos es digital, para que no salga el reflejo de la cámara, y por supuesto agregar mucha nieve, en las molduras de la iglesia, por ejemplo, o en cordones donde hacía falta más cantidad, o los copos volando entre los actores y la cámara y por detrás, o nieve más intensa sobre las luminarias de los vehículos.

—¿Significó un desafío para vos? ¿En qué sentido?

—En este tipo de producciones, donde uno sabe que tiene que estar a la altura en un sentido artístico y profesional, está el desafío de poder hacerlo a tiempo sin sacrificar calidad, porque la calidad no se negocia. Entonces entra la presión por autoexigencia, sumado a que sabía que los tiempos estaban apretados. En promedio realicé un plano cada día y medio. Es aproximado porque un plano simple, como puede ser el borrado de algún elemento, te puede llevar medio día, y otro complejo con recortes de pantalla azul, nieve y huellas, unos cuatro días. Las entregas eran diarias ante Bruno Stagnaro, que también dirigió la post producción. Yo agradezco y resalto su ojo crítico y sus devoluciones, que llevaron siempre el trabajo de uno a una mejor versión.



—¿Habías leído El Eternauta? ¿Cuál era tu vínculo con la historieta?

—Sí, lo leí hace 25 años ya, junto con sus secuelas. Recuerdo poco, pero sí tengo muy presente lo que me generó. Cuando me fui a trabajar a Capital a los 20 años sin conocer la ciudad, El Eternauta era mi mapa de referencia. Me acuerdo que veía los lugares donde habían sucedido cosas y se me venían las viñetas a la cabeza, sobre todo al salir de la estación Plaza Italia del subte D, que transitaba diariamente para ir a trabajar a (la productora de cine) Patagonik.

—¿Cómo fue trabajar en una producción de esta magnitud?

—En este tipo de producciones se trabaja con la ayuda de una plataforma llamada Shot Grid, donde converge el trabajo de todas las personas involucradas y donde todos los directores pueden ver y dar devoluciones. Para esto es fundamental que se hayan creado las bases sólidas de nomenclaturas de archivos y carpetas. La experiencia es abrumadora mientras se está metido en el trabajo y muy gratificante cuando se logran los resultados. Ahora con la serie ya estrenada es un orgullo.

—Todos los críticos, de diferentes partes del mundo, están destacando el nivel técnico y la calidad visual de la serie. ¿Creés que El Eternauta significa un antes y después en ese aspecto en la producción audiovisual argentina? 

—Sí, claramente va a abrir puertas a nuevas producciones de mayor presupuesto. Pero hay que tener en cuenta que esto es una obra de autor. No sé cuántos Brunos (por Stagnaro) hay por ahí que puedan realizar Eternautas. Lo que digo es que no esperemos que aparezcan otras series que puedan llegar al Top 2 mundial de Netflix como esta, porque eso es algo extraordinario desde todo punto de vista.

—¿Qué fue lo que más te impactó de la serie cuando viste el producto final?

—Si bien ya había visto la mayoría de los planos con efectos visuales, y tenía spoileado mucho de lo que pasaba, al ver los dos primeros episodios en pantalla grande en una premiere en Buenos Aires me impactó el clima que generan los episodios. Y que ese plano donde uno estuvo trabajando por cuatro días y que pasa en dos segundos no está solo, está acompañado de otros planos que también tienen efectos, planos que no intentan ser efectistas, cuyo fin es acompañar al relato, y detrás de ese plano viene otro igual que trabajó otro artista y así. Es ahí cuando sucede la magia de los efectos invisibles, que no se ven pero se sienten.

—En tu bio en Linkedin te definís como un “autodidacta”. ¿Qué te llevó a dedicarte a los efectos visuales? ¿Cuáles son tus principales influencias?

—De chico me gustaba la magia, algo de engañar el ojo del espectador sigue vigente hoy en día, y veía mucho cine. Era la época en la que un chico de diez años podía ir al video club solo y traerse a casa Robocop sin problemas. Sin duda fueron las primeras películas con efectos realizados por computadora las que me impulsaron a querer dedicarme a eso: El abismo, Terminator 2, Jurassic Park, Toy Story… Y con la llegada de las PC con capacidad para correr software de animación 3D, más tutoriales en revistas, la cosa fue encaminándose. Sobre las influencias de animación tengo que citar el animé que consumí de chico y adolescente: Mazinger Z, Robotech, Evangelion y FLCL.

—¿Hay una “industria” de efectos visuales en la Argentina? ¿O estamos hablando de un sector muy pequeño? 

—En Capital vas a encontrar estudios de todos los tamaños que hacen animación y efectos visuales, y productoras que tienen equipos de gente adentro (especializados en efectos) dedicado a sus proyectos. En Rosario hay estudios pequeños, y yo suelo tenerlos en cuenta para los proyectos que necesito ampliar. También hay estudios de videojuegos, que se emparentan con la animación y el modelado de objetos 3D. Los presupuestos de cine y series con efectos visuales que me han llegado a mí siempre fueron menores a los de publicidad. Por eso hay mucho talento volcado a la publicidad, y menos gente trabajando en cine y series, lamentablemente. 

—La producción de cine en Argentina en estos momentos está cuasi paralizada debido a las actuales políticas del Incaa. ¿Cómo te afecta eso en Robotto? ¿Qué ritmo de trabajo tenés ahora? 

—La última película en la que participé fue Un crimen argentino (2022), a cargo de los efectos visuales. Desde entonces no me llegaron propuestas.
El estudio se mantiene chico y se forman equipos según los proyectos. Trato de que no me afecten los baches laborales. Suelo trabajar con algo de publicidad para el exterior, que deja más ingresos. Esto me permite poder sumarme a proyectos que me interesan, como fue el caso de El Eternauta.



—¿Estás convocado para participar de la segunda temporada de El Eternauta?

—Alguien muy importante me dijo “nos vemos en la segunda temporada”. Cruzo los dedos porque sea en algún puesto más cerca de la creación de los efectos y no en la etapa final de composición.

—¿Qué le dirías a un adolescente o joven que quiera dedicarse a lo que hacés vos? Y si ese joven es de Rosario, ¿le darías algún consejo en especial? 

—Hoy en día hay mucho material en internet para aprender, pero es un arma de doble filo, porque si no se lo aplica a algo en concreto suele no quedar presente el aprendizaje. La pandemia ayudó definitivamente a que el trabajo remoto no sea mal visto. Yo recomendaría siempre tratar de comenzar a trabajar para ir aprendiendo. O si tienen la voluntad para crear contenidos que lo hagan. En Buenos Aires hay institutos privados como Image Campus o la Escuela Da Vinci. Los profesores de Image Campus están metidos de lleno en la industria de los efectos. Creo que eso es lo más completo que se puede llegar a tener en Argentina si uno quiere mandarse a estudiar esto como carrera. También es importante tratar de estar actualizados y mirar de cerca lo que es creación de imagen generativa (IA), porque las cosas están cambiando muy rápido.
Si es de Rosario le diría exactamente lo mismo, y que si tiene que ir a trabajar a Buenos Aires que lo haga, está cerca.


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