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Política

Vouchers para todos: ¿qué piensa la comunidad educativa santafesina sobre las propuestas de Javier Milei?

La plataforma de gobierno de Javier Milei, el candidato más votado en las primarias presidenciales, plantea cambios profundos en materia educativa: eliminar la obligatoriedad y la gratuidad del sistema vigente para pasar a entregar vouchers a aquellas familias que opten por enviar a sus hijos a estudiar. Una lógica que, en la teoría, propiciaría una competencia entre las escuelas por ver quién capta más alumnos, permitiendo sostener a aquellas que se presenten como más atractivas y cerrando las que no logren cautivar al alumnado. Para buena parte de la comunidad educativa santafesina se trata de premisas que ya fracasaron y que dan cuenta de un “desconocimiento” del sistema educativo del país. 

Si algunas de las ideas que planteaba Javier Milei en su discurso aparecían como lejanas, los más de 7 millones de votos recibidos el domingo 13 de agosto las vuelve mucho más reales. En su pelea “anti Estado”, uno de los pilares a voltear es el educativo. Quizás de los más antiguos, desde que en 1884 se sancionó la Ley 1420 que sería la piedra basal de un sistema educativo nacional que luego se extendería, incluso, a los niveles superiores. 

La idea de Milei se basa en que el Estado deje de financiar la oferta educativa para pasar a inyectar recursos en la demanda. Es decir, que los fondos que hoy reciben las escuelas se distribuyan entre los alumnos para financiar su escolarización. Por medio de un voucher las familias podrían elegir a qué escuela enviar a sus hijos según sus intereses. En ese marco, las instituciones competirían por el alumnado, bajo la teoría de que esa disputa mejoraría la calidad educativa. Y aquellas escuelas que no logren ser lo suficientemente atractivas, quedarían sin fondos y cerrarían.  

Paradójicamente, uno de los sectores perjudicados por esta propuesta sería el de los colegios privados, que dejarían de recibir subsidios. En 2020, Suma Política publicaba un informe que revela que un colegio privado del centro rosarino, con alrededor de 300 estudiantes, recibía entonces unos tres millones de pesos mensuales del Estado, mientras que con las cuotas recaudaba un millón y medio.  

El sistema propuesto por Milei tuvo su auge en la década del 80, cuando algunos países comenzaron a implementarlo, pero hoy son pocos los países que lo sostienen, con la experiencia más cercana en Chile. En nuestro país, Adolfo Rodríguez Saá impulsó algo similar en San Luis con las denominadas “escuelas charters”, pero tuvo poco éxito y quedó en desuso al poco tiempo.



¿Qué opina la comunidad educativa?


Uno de los primeros espacios que se pronunció públicamente al respecto fue Sadop Rosario, el gremio que nuclea a los trabajadores de la educación privada. Por medio de redes sociales compartieron un flyer invitando a los docentes a afiliarse, bajo el mensaje “vienen tiempos violentos”, con una clara alusión a Javier Milei. Martín Lucero, secretario general del gremio, sostuvo que la propuesta del candidato libertario no es educativa, sino que se trata de una política netamente económica. 

“Lo que plantea Milei es que escuela que no funciona, escuela que cierra. Y de esa manera lo que se genera es una política de ajuste y no de educación”, expresó. Asimismo, el dirigente gremial cuestionó la teoría de que la competencia entre las escuelas pueda redundar en una mejor educación: “La atracción al alumno no necesariamente se va a dar desde una mejor propuesta educativa. Habrá escuelas que ofrecerán una mayor cantidad de horas de clases, y habrá otras que te ofrecerán el almuerzo, o que haya más horas de deportes en lugar de dictar lengua y matemática. Lo importante va a ser lograr clientes y las escuelas que no lo logren cerrarán”. 

Por otra parte, planteó el interrogante de cuánto debería ser el valor de esos vouchers para que los alumnos puedan sostener una carrera educativa y que, a la vez, las instituciones no se desfinancien: “Si vos tomás todo el presupuesto del sistema educativo nacional y lo dividís por la cantidad de alumnos, a términos de hoy, el monto de cada voucher es de 3.000 pesos, para pagar desde el gasto de personal, hasta el edilicio. En una escuela de 100 alumnos son 300 mil pesos. ¿Qué bancás con eso?”.  

Por su parte, Sonia Alesso, secretaria general de la Confederación de Trabajadores de la Educación (Ctera), sostuvo que la idea detrás del voucher es plantear la desregulación educativa: “Vienen con la misma lógica de los noventa, de que el Estado es ineficaz y eso terminó con una de las mayores desinversiones educativas de la historia. Esto va en ese camino y puede traer resultados pedagógicos verdaderamente catastróficos”.

Para la dirigente gremial, correr al Estado de la inversión en educación “es dejar a las comunidades educativas solas” y puso el foco en los problemas de “segmentación” que podrían ocasionar en la Argentina. “Países que lo implementaron, como Chile, tuvieron muchísimos alumnos de los sectores populares, más empobrecidos, con una educación de muy mala calidad, si es que la tuvieron. Mientras que los países que más invierten en educación, ciencia y tecnología son los que registran mayor progreso social y menor desigualdad”, evaluó. 

En esa línea, Alesso consideró que si la propuesta educativa de Milei no se discute de cara a la sociedad, puede generar confusión: “Lo de los voucher puede sonar a que una familia va a recibir dinero para mandar a su chico a una escuela que puede ser mejor a la que tienen hoy. Pero en realidad las consecuencias de eso que se está planteando no sólo no mejora sino que empeora la situación”. 

El arancelamiento de la Universidad es otro de los puntos que se pone en tensión en el discurso libertario. Franco Bartolacci, rector de la Universidad Nacional de Rosario, sostuvo que si la Argentina tiene posibilidades de alumbrar un futuro de mayores esperanzas es, justamente, construyendo una educación pública de excelencia e invirtiendo más en el sistema educativo. 

“Yo he sido muy respetuoso de no manifestar ninguna posición en todos los procesos electorales, porque entiendo que la responsabilidad que ocupo implica representar una comunidad que es muy diversa. Pero claramente hoy siento la responsabilidad de advertir el riesgo que implica lo que se insinuó en las elecciones primarias para el país en su conjunto, para las universidades, y para el sistema científico tecnológico nacional”, manifestó. 

Para Bartolacci, la sociedad expresó con su voto el descontento a distintos gobiernos que no han sabido solucionar sus problemas y pidió una “autocrítica profunda” de la política en su conjunto. No obstante, sostuvo que el camino no es solo “advertir”, sino que consideró más productivo impulsar una “conversación pública” que ponga en evidencia la gravedad de algunas de las propuestas planteadas por Milei.

“Las posibilidades de encontrar camino para el desarrollo autónomo y soberano, están muy asociadas al desarrollo de la ciencia, del conocimiento, de lo producido en las universidades”, expresó y agregó: “Hay que garantizar que se sigan ampliando esas propuestas y que cada vez más gente tenga acceso a la educación superior. Todo lo que nos pasa se soluciona con más educación pública de excelencia”. 

En una misma línea, la diputada provincial Claudia Balagué calificó el discurso de Javier Milei como “lamentable” y que demuestra “un desconocimiento del sistema educativo” argentino. “Propone lo mismo que estuvo durante años en Chile que fue un fracaso absoluto. Y que de hecho generó un gran repudio de los estudiantes y movilizaciones para cambiarlo”, expresó. 

Respecto a la “competencia” que se plantea entre las escuelas, graficó con una situación que, entiende, podría darse si se aplica esa iniciativa: “Supongamos una escuela rural que tiene 15 estudiantes, ¿cómo se sostiene con 15 vouchers? Lo que entendemos nosotros es que la educación es un derecho y por lo tanto es una responsabilidad del Estado garantizarla”. 

En ese marco, la exministra de Educación provincial entre 2012 y 2019, consideró que no se trata de “propuestas inocentes”, sino que tienen toda una visión ideológica detrás. “Basan sus políticas en una mirada de mercado, cuando sabemos que hay cosas que no deben basarse en la competencia, sino en la solidaridad, en la cooperación, en atender los mayores casos de vulnerabilidad social. No todos partimos de la misma base para acceder a determinados derechos y hay que prestarle atención a los que más necesitan. Esto plantea todo lo contrario”, remarcó. 

Por último, Balagué recordó que la Argentina tiene una historia de defensa de sus conquistas logradas en la educación pública: “Lo que tenemos, de sostener la educación gratuita en todos sus niveles, no es algo común en el mundo. Toda esa historia, todas esas luchas y esa mirada colectiva no se pueden barrer tan fácil de un día para el otro. Es una pelea que vamos a tener que dar”.


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