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Política

Algo anda mal cuando “la normalidad” es noticia: por una vez la colaboración entre poderes fue posible en Santa Fe

La irrupción momentánea de la normalidad es la novedad política más importante de la semana. Por una vez, ocurre lo que debería suceder sin ser noticia: los poderes del Estado provincial dialogan, llegan a acuerdos sobre asuntos concretos, procuran colaborar. Y lo expresan en forma de convenios y planes en conjunto. En este caso, para de fortalecer el servicio de justicia.

Los codazos parecen no haber existido antes de la foto que muestra las cabezas de los tres poderes santafesinos. Omar Perotti, Miguel Lifschitz y Roberto Falistocco sonríen.

El gobernador asistió a la Apertura del Año Judicial, ceremonia que el presidente de la Corte supo aprovechar para mostrar la labor judicial durante la pandemia y también dejar varios mensajes políticos, que supieron anotar el presidente de la Cámara de Diputados y los demás legisladores que escucharon —o recibieron una síntesis— de sus palabras. También la vicegobernadora Alejandra Rodenas, ex jueza y presidenta del Senado a quien desde la Casa Gris se ve cada vez más sólo en este último rol.

En el acto estuvieron también, el fiscal general Jorge Baclini, la defensora Jaquelina Balangione y representantes de los magistrados, de las universidades y los colegios profesionales.

No fue como todos los años, porque el contexto de tensiones entre el Ejecutivo y el Legislativo, entre el Ministerio Público de la Acusación y la mayoría en el Senado, y entre el gobierno y la oposición ha llegado a cierto punto de saturación para la platea.

Los párrafos más fuertes de Falistocco fueron para los proyectos del gobierno nacional y los temores a ellos. Los más profundos, pero menos explícitos, tomaron la forma de consejos para quienes tienen el poder de hacer y tienen un solo poseedor, un individuo y su personalidad: el Ejecutivo.

Además de mostrar la preocupación de la cabeza de la justicia santafesina por tener jueces y colaboradores más cerca de lo que la sociedad demanda, el titular de la Corte cerró con un mito griego su discurso. Pero antes lo puso en contexto.

Primero dijo: “Esta Provincia ha podido exhibir en el concierto nacional la imprescindible armonía con los otros poderes y los operadores del derecho desde la vuelta de la democracia. Aspiramos a poder continuar por esa senda”. Y siguió: “En este escenario cabe recordar que la acción realizada por Eróstrato (incendiar el templo de Artemisa de Éfeso, considerado una de las siete maravillas del mundo, con el único fin de lograr fama a cualquier precio) forjó el ‘complejo de Eróstrato’, el trastorno según el cual el individuo busca sobresalir, distinguirse, ser el centro de atención”.

Cuando todo había terminado, alguien con malicia y como si no supiera, cambiando por zetas las eses, a la manera de la ruralidad gringa, preguntó: “¿Quién es ‘Eleróstrato’ ese?”.


Convenio

Es un paso interesante que tres poderes hayan firmado un convenio para colaborar. Más, cuando se recuerda que a fines de 2019 para cuando el traspaso de gobierno aún no se había producido y ya había tensiones dentro del peronismo en el Senado, éstas se explicaban (aún) como cierta continuidad entre los roces preelectorales entre uno de los miembros de la Corte santafesina, Rafael Gutiérrez, y el entonces aspirante a la unidad del peronismo para enfrentar al Frente Progresista, Omar Perotti.

Es verdad que el PJ en el Senado supo cuidar las espaldas del Poder Judicial durante los años en los que socialistas y radicales influyeron sobre los tribunales y los nuevos órganos del proceso penal.

Para cuando Perotti ya era el candidato con más chances de vencer dentro del justicialismo, necesitó de muchas reuniones para que no hubiera otras alternativas desde ese núcleo de senadores bien vinculados a “el Rafita” según la jerga política. Se acordó la fórmula con Rodenas.

Fantasmas y degüellos

Sería pretencioso decir que esta semana la ciudad de Santa Fe ha estado también envuelta en una discusión entre amantes de la historia en torno a la cabeza de Ramírez, el caudillo entrerriano degollado por santafesinos en suelo cordobés.

Se debate respecto de dónde podría estar ahora el trofeo que, en 1821, López pretendía exhibir en una Iglesia y que —ante la negativa de la curia que también tenía fieles del otro lado del Paraná— lo hizo en la plaza mayor, llamada “Independencia” por entonces. Fue la “Plaza del Congreso” en 1853 y desde 1880 se denomina “25 de Mayo”, pero bien pudo ser 18 de Julio.

La historia es contingente y si bien mandan los procesos sociales también cuentan las maneras de quienes gobiernan o intentan hacerlo. Evidentemente, alguien en la Casa Gris lo ha recordado en medio de un creciente estado de tensiones entre poderes en Santa Fe. Es positivo. Se dice que a la pausa la supieron hacer desde el ministerio de Gobierno, con labores de la secretaría de Justicia.

Mientras, los yuyos crecen sin piedad en el esqueleto de hormigón ubicado a espaldas del Palacio de Justicia, clave para los planes de la Corte de mejorar su funcionamiento. La obra se paró un año antes de que se fuera el gobierno anterior y no ha podido revivir al cabo de otro de la gestión actual.

Es en ese centro geográfico institucional, en medio de lo poco que queda del viejo casco histórico, donde en unas pocas cuadras hasta la Legislatura, se corporizan los poderes de la provincia. Allí están los despachos, las bancas y los estrados. También los halcones que extinguieron a las palomas del gabinete de la Casa Gris al terminar 2020, los fueros de los senadores que les otorga la Constitución y que tan difíciles de explicar son para los que de ellos carecen, y ciertos fiscales con comunicación directa con otra plaza: la San Martín, donde reside el ministerio de Seguridad. Parece incluso que el centro del poder, no de los poderes, se ha ensanchado en parte hasta allí, inexplicablemente.

Al menos por una jornada, tras varias semanas de embates a lanzas, ha dejado de chorrear la sangre entre los federales de hoy, que se pelean por el respeto a la división de poderes mientras la lastiman.

La necrofilia acompaña a la Argentina. Y en la capital provincial se da hoy una discusión de eruditos, que pocos siguen, sobre el paradero craneano de un fantasma de Entre Ríos, que creó su propia república.

Audios y ruidos

La irrupción de la normalidad es una ventana abierta en medio del aire viciado que causaron primero los audios de casi una década atrás (cuando creían en ese jefe policial) del diputado Maximiliano Pullaro y el senador Lisandro Enrico. Los radicales hasta ahora no habían sido cuestionados; el foco se había puesto casi con exclusividad en los socialistas y senadores justicialistas.

A esa polémica por su defensa a Druetta (hoy preso por nacrotráfico), le siguieron los exaltados insultos racistas del ministro Marcelo Sain, que han sido tan graves como para que Apropol le dé clases de derechos humanos y lo denuncie al Inadi.

Quien divulgó los audios dice que son insultos a la policía y el ministro se encargó de confirmar que eran privados, no de una investigación judicial, y a un jefe policial “con aspiraciones de ministro”. Pero los que se han ofendido son los santafesinos.

Alguna vez, la prensa le reclamaba al ministerio de Sain que no usara la “c” para el gentilicio en las publicaciones oficiales: cuánto candor para el destrato que vendría después.

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