Javier Milei no la tendrá fácil en el Congreso. El 10 de diciembre asumirá como presidente y se verá frente al desafío de gobernar en minoría y ante un Poder Legislativo atomizado. Tanto en Diputados como en el Senado, el líder de La Libertad Avanza tendrá un número de bancas muy por debajo de las que se requiere para alcanzar el quórum reglamentario. A eso se le suma que Unión por la Patria será la fuerza con mayor representación en ambas cámaras, con un importante poder de veto. En el medio, se ubicará Juntos por el Cambio (o lo que quede de él), que apostará a convertir el Congreso en el terreno para conseguir leyes para sus gobernadores y bloquear aquellas medidas que afecten a sus distritos.
Tanto la dolarización (cada vez más lejana) como la reforma impositiva, pasando por la modernización laboral —por mencionar algunas de las propuestas de campaña del libertario—, deberán pasar por el Congreso para concretarse. Para eso Milei y sus representantes en ambas cámaras tendrán que apelar al arte de la negociación, al toma y daca o, como solía decir el expresidente de la Cámara de Diputados Emilio Monzó, a “la rosca”. De lo contrario, sus promesas caerán en saco roto.
Es que, si se toma la foto actual del Congreso, luego de los resultados de las elecciones del 22 de octubre, La Libertad Avanza tendrá 37 bancas en Diputados (menos del 15 por ciento del total), y siete en el Senado (menos del 10). Mientras que, para reunir el quórum en ambas cámaras se requiere la mitad más uno de los presentes. Es decir, 129 en Diputados y 37 en el Senado.
Tras el espaldarazo a la fórmula Milei-Villarruel del fundador del PRO, Mauricio Macri, y de la excandidata a presidenta de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich, en el partido amarillo comenzaron a barajar un nuevo escenario parlamentario a partir del 10 de diciembre. En concreto, romper con Juntos por el Cambio y así tener mayor autonomía para trabajar en tándem con LLA.
Imaginando que todos los legisladores del PRO siguieran ese camino (difícil, porque más de un amarillo rechaza cualquier alianza con los libertarios), el panorama no es auspicioso. Amarillos y libertarios sumarían 79 bancas en Diputados y 16 en el Senado. Es decir, se mantendrían muy por debajo del quórum que se requiere para poner en marcha una sesión.
La llave del Congreso
La llave para destrabar el Congreso podría estar en manos de los legisladores que respondan directamente a sus gobernadores. Ya sean del PJ, el PRO o la UCR, o bien, aquellos que representan fuerzas provinciales, como el MPN, Juntos Somos Río Negro o Córdoba Federal, por poner algunos ejemplos. La diputada electa Marcela Pagano dio algunas pistas sobre este punto tiempo atrás.
“Los gobernadores se sirven de algo que son las transferencias discrecionales para inyectar la política que quieren, más allá de lo que pueden gastar. Al fin y al cabo plata”, explicó la periodista en TN.
Dicho esto, Pagano sugirió que, en caso de que los diputados y senadores no acompañen las leyes impulsadas por Milei, el Ejecutivo —o sea, Milei— podría retacear esos fondos. Básicamente, la porción de coparticipación que el libertario prometió eliminar (en campaña) para reducir el déficit fiscal, podrían ser la prenda de negociación para conseguir la sanción de leyes.
En esta estrategia delineada por Pagano, los “Juan sin tierra” no tienen lugar. Por caso, la Izquierda, que en Diputados tendrá cinco bancas, no tienen jefes provinciales a los que responder. A ellos no se los podrá tentar ni amenazar con fondos para sus provincias.
Poder de veto
Unión por la Patria se quedó sin el Sillón de Rivadavia pero tendrá un lugar preponderante en el Poder Legislativo. Será la primera minoría en ambas Cámaras. En el Senado tendrá 35 bancas, es decir que se ubicará a dos casilleros del quórum. En Diputados reunirá 108, o sea 21 por debajo del número mágico que habilita la puesta en marcha de una sesión.
Ahora bien, la gran duda es si a futuro esa bancada se mantendrá unida. ¿Convivirá La Cámpora con aquellos legisladores nacionales que responden a dirigentes provinciales del PJ? ¿El Frente Renovador de Sergio Massa seguirá mezclado con los diputados del Frente Patria Grande que responden a Juan Grabois?
Esas diferencias que conviven en Unión por la Patria se cristalizaron, por caso, durante la votación del acuerdo con el FMI, en el que Sergio Massa tuvo un rol protagónico. Mientras que los embajadores de los gobernadores y los referentes del FR acompañaron el acuerdo impulsado por Martín Guzmán, La Cámpora y el Frente Patria Grande, votaron en contra.
Una fragmentación del peronismo podría ser la oportunidad de Milei. El libertario (o quien finalmente presida la Cámara de Diputados) podría tender puentes con los legisladores que responden a sus jefes provinciales y así avanzar con leyes que les convengan a ambos.
Ahora bien, ante el intento de Milei de avanzar con medidas que vayan en contra de los intereses del peronismo (gobernadores incluidos), Unión por la Patria, como primera minoría, tendrá un poder de veto significativo. Este podría verse plasmado en el recinto o en la etapa previa: al momento de firmar los dictámenes en comisión. Vale recordar que los lugares, en esos cuerpos de trabajo, se reparten de manera proporcional: a mayor número de diputados, mayor representación en las comisiones.
El peronismo, en ambas instancias (siempre y cuando se mantenga unido) tendrá un poder de fuego importante en un poder que funciona al ritmo de las mayorías y minorías.
¿Se viene la ancha avenida del medio?
Dentro del sector de Juntos por el Cambio que no comulga con La Libertad Avanza (prácticamente todos, salvo los “halcones” del PRO y algún que otro legislador “suelto”) hay dirigentes que apuestan a que ese espacio no se rompa sino que se convierta en el nexo entre los gobernadores cambiemitas con el Poder Ejecutivo.
En esa reconfiguración están trabajando, en tándem con los gobernadores, dirigentes como Emilio Monzó y Nicolás Massot. El objetivo de los dos diputados es conformar, en primer lugar, un bloque de cerca de 12 diputados en el que convivirían con el larretismo, así como también Margarita Stolbizer y algún que otro diputado que lejos esté de identificarse con LLA.
Conformada esa bancada, la dupla Monzó-Massot apuesta a la creación de un interbloque en el que convivirían con la UCR y los “lilitos” y los diputados de JxC que queden “sueltos”. Ese interbloque podría convertirse en la “segunda oposición”.
Según los cálculos que manejan en JxC, ese espacio sumaría una cincuentena de diputados que confluirían en un “centro concurrido”, que podría ser decisivo al momento de definir el futuro de una ley impulsada por el Ejecutivo.
A esa reconfiguración de Juntos por el Cambio en Diputados se le suma la del Senado. Aunque allí no se prevé un cambio sustancial. A partir del 10 de diciembre, la bancada tendrá 24 legisladores. Quienes maniobran para constituir esta ancha avenida del medio estiman que serían tres los “halcones” que podrían armar rancho aparte para trabajar en tándem con LLA. El resto de los senadores se quedarían bajo el mismo paraguas.
La idea es que ambos interbloques “de centro” se conviertan en los embajadores de los 10 gobernadores de Juntos por el Cambio en el Congreso. Y, desde allí, negociar con el oficialismo las leyes y medidas que necesiten las provincias, así como también bloquear las que afecten su gobernabilidad.
Por estas horas, además, los cambiemitas no descartan sumar otros legisladores que respondan a gobernadores que no integran UxP. ¿Ejemplo? Martín Llaryora. Por ahora, hay conversaciones. A esta lógica de negociar leyes para sus provincias se podrían sumar (no en el interbloque pero si para acordar estrategias conjuntas) los legisladores del PJ.
Los desafíos de Milei
Habrá que esperar hasta el 10 de diciembre para empezar a ver cómo se reconfigura el Congreso luego de una “elección de tercios”. La única certeza, por ahora, es que si Milei no quiere que sus propuestas naufraguen, se las deberá ingeniar para desarrollar el arte de la negociación.
Además, tendrá que estar preparado para hacerle frente a un Poder Legislativo que podría convertirse en el muro en el que reboten sus Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) y, hasta incluso, marcarle la agenda a partir de la conformación de mayorías circunstanciales que impulsen su propia agenda legislativa.
Y ni hablar de que el Congreso podría ser el escenario desde donde se impulse un juicio político, donde Milei no contará, siquiera, con el tercio que se necesita para su bloqueo.
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Periodista acreditada en el Congreso de la Nación. Cronista.com, Radio Perfil, y DiputadosTV. En Twitter: @ddeurieta
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