Unos 82 kilos frente a Puerto Norte, en Rosario, otros 28 en jurisdicción de Arroyo Seco y 27 más a la altura de Pueblo Esther. El cargamento de cocaína hallado a la deriva por el río Paraná entre el 4 y el 6 de noviembre actualiza un fantasma que recorre Rosario y su región: la Hidrovía Paraguay-Paraná como vía de salida para contrabandos de droga que tienen como destino Europa y Oceanía, un nuevo mercado.
“La Hidrovía permite la salida de cocaína de forma sencilla”, dice Carolina Sampó, coordinadora del Centro de Estudios sobre Crimen Organizado Transnacional. “Tiene que ver con cómo une Bolivia, Paraguay, Argentina y Uruguay, y además con la posibilidad de Paraguay y Uruguay de utilizarla a partir de los tratados internacionales, al no tener salida al mar”, agrega la especialista.
Una fuente de la investigación explica al respecto el modo en que funciona el llamado “paso amistoso” para embarcaciones que provienen de Paraguay con destino al puerto de Montevideo: “Si esas embarcaciones no realizan descargas en suelo argentino, se entiende que no deben ser controladas”. Para el caso en cuestión la sospecha es que el transporte de la cocaína pudo aprovechar esa posibilidad, aunque todavía no está determinada la forma en que el cargamento terminó tirado en el río.
No se sabe de dónde provenía la droga que apareció en el Paraná ni hacia dónde iba. Según una línea de investigación, su ruta era Australia y Nueva Zelanda. La sospecha tiene sus razones: la partida de un barco con ese destino poco antes de que se hallara la cocaína y la exportación de droga desde Rosario y la región detectada en Australia: el 12 de mayo de 2022, en el puerto de Newcastle, 50 kilos de cocaína en un barco que previamente habría descargado otros 200; el 1° de junio, en la costa oeste, 900 kilos en un buque cerealero despachado desde San Lorenzo; el 3 de octubre, en Melbourne, otros 200 kilos en un barco cerealero que había zarpado también de San Lorenzo.
Oceanía es un mercado importante en el atlas del narcotráfico, explica Carolina Sampó: “No es tan nuevo sino que está consolidado en Australia y Nueva Zelanda con altos niveles de prevalencia con cocaína. No es un espacio de tránsito, además, porque no queda de camino a ningún lado. Eso no quita que no pueda ser utilizado para operaciones de trasbordo pero aparece como un espacio de consumo, sobre todo teniendo en cuenta que la cocaína en ese punto geográfico tiene un valor muy alto”.
Los antecedentes resaltan un aspecto del problema: la cocaína suele ser detectada en sus puntos de destino, nunca en la zona de Rosario. La excepción que confirma la regla serían los 1.658 kilos confiscados en agosto de 2022 en un galpón de avenida Génova al 2400, barrio Empalme Graneros, aunque esta investigación se inició en la Justicia Federal de Campana.
“No sabemos quiénes forman parte de las redes que operan, ni en el sur ni en el resto del continente —subraya Sampó—. Tampoco sabemos quiénes están involucrados realmente en los grandes movimientos de cocaína. Podemos tener sospechas de grandes organizaciones. En el caso de Brasil y los estados cercanos obviamente está muy presente el fantasma del Primer Comando Capital. Pero no tenemos pruebas”.

Por aire, tierra y agua
El hallazgo de la cocaína en el río tiene a su vez otro antecedente doméstico. El 30 de octubre de 2021 dos pescadores encontraron 42 kilos de marihuana por el río, a la altura de Puerto San Martín. El episodio fue el desenlace de las desinteligencias entre el distribuidor Maximiliano Iván Giménez y el proveedor Fabián Gustavo Pelozo y desencadenó el triple crimen de Ibarlucea, el 29 de enero de 2022, donde fueron asesinados Giménez, su esposa y su hija de un año.
El triple crimen fue investigado por un equipo conjunto de la Procunar y fiscales provinciales y entre otros resultados condujo a la captura de Pelozo y la reconstrucción de una ruta de la cocaína en tres etapas: taxi aéreo desde Bolivia y Paraguay hasta un campo de Monte Maíz, donde se bombardeaba la droga; transporte terrestre desde ese punto de la provincia de Córdoba a Ibarlucea, su depósito en Santa Fe; embarcación en el puerto de Rosario rumbo a alta mar.
Pelozo almacenaba una carga de maní en una casa de la localidad de Correa. El descubrimiento fue en principio asociado con embarques de maní contaminados con cocaína, como el que se descubrió en Rotterdam procedente del puerto de Rosario, pero hasta el momento quedó como un cabo suelto.
La investigación actual tiene varios interrogantes:
—El modo en que llegó la cocaína. La dispersión de la cocaína en tres puntos sustenta la conjetura de que pudo llegar al río a través de un taxi aéreo y ser bombardeada de una manera desprolija. En esta línea se supone que la droga era esperada por quienes navegaban en la lancha. La otra hipótesis es que fue transportada en una chata desde Paraguay. En ambas versiones el interrogante es qué ocurrió en el punto de descarga y si el desajuste tuvo relación con procedimientos de Gendarmería del 1° de noviembre que involucraron al Club de Campo y Golf de Oliveros.
—El destino. La respuesta a ese interrogante plantea a su vez otra incógnita. La Prefectura inspeccionó en aguas del Río de la Plata un barco que navegaba con destino final hacia Nueva Zelanda y Australia.
—El sello. Los paquetes con la cocaína tenían sellos de helicópteros, embarcaciones y de Tony Montana, el personaje de Al Pacino en la película “Scarface”. Investigaciones recientes muestran que los sellos son la marca de origen de la droga e identifican a quienes los envían. Los bolivianos Jesús Einar Lima Lobo y Javier Adalid Granier Ruiz, ambos detenidos en Brasil, utilizaban una mano negra; el cartel colombiano del Norte del Valle, el logo de la compañía de moda Louis Vuitton; en un nivel muy por debajo, el peruano Julio Andrés Rodríguez Granthon, preso en Marcos Paz, rubricaba sus envíos con una corona. Tanto Tony Montana como la mano negra son íconos de la cultura mafiosa.

—La lancha. El titular registrado vendió la embarcación el 2 de noviembre, poco antes del hallazgo. El comprador no fue localizado y no se encuentra en los lugares donde solía circular. Ninguno de los dos aparece vinculado en principio con organizaciones criminales.
Una fuente consultada para esta nota describe dos métodos principales para el contrabando de cocaína a través de la Hidrovía: el de “empresa a empresa”, a través de sociedades que funcionan como pantallas, y el rip off, o contaminación de una carga. Un ejemplo de la primera maniobra se verificó con la organización que intentó armar un embarque desde el galpón de Empalme Graneros, bajo la fachada de una empresa cerealera creada ad hoc. La segunda es más simple: consiste en romper el precinto que pone la Aduana en los contenedores para introducir la droga y cerrar con un precinto falso, como se hizo en los cargamentos interceptados en julio y agosto de 2022 en los puertos de Rotterdam y Santos.
Dos camioneros y dos operarios de Terminal Puerto Rosario afrontan la causa que instruye la Justicia Federal de Rosario por aquellos procedimientos en Países Bajos y Brasil. Son los últimos eslabones de una cadena que permanece en las sombras, y no aportaron datos para la investigación.
No obstante, el episodio y su repercusión llevaron a que el puerto de Rosario pusiera más aplicación en los controles. “Los contenedores son chequeados con escáneres en el depósito y en el barco. En principio eso reduce la posibilidad de que pueda pasar una contaminación. Pero con algunos tipos de carga, como la soja texturizada, la detección es más compleja de realizar”, dice el investigador.
“Podemos hablar también de otros métodos —agrega Carolina Sampó—: hay casos de tripulación infiel, de contaminación en alta mar, de utilización de barcos semi sumergibles y veleros privados. Depende del espacio geográfico desde donde se salga y hacia donde se vaya”. La investigadora destaca las dificultades para hacer controles de carga “por la yuxtaposición de jurisdicciones en los puertos, donde además la presencia de fuerzas de seguridad es limitada”.
Lo que se sabe del problema es bastante poco con relación a lo que se ignora. “No sabemos hasta qué punto se utiliza la Hidrovía para la salida de cocaína, por varios motivos —dice Sampó—. El caudal del río no es estable y puede obligar a las organizaciones criminales a moverse por tierra por lo menos por un trayecto y, a raíz de las incautaciones en Europa de cargas que provenían sobre todo de Paraguay, también hay más control de los países de tránsito y de Paraguay”. Mientras tanto, los fantasmas del crimen organizado vienen navegando por el río.

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