El gigantesco DNU del gobierno nacional, que vino a cambiar la vida de los argentinos por decreto, recibió un revés en la Cámara alta: con un cómodo 42 votos en contra, 25 a favor y 4 abstenciones, la oposición de Unión por la Patria (UxP) esta vez agrupada con senadores de partidos provinciales y dos radicales, consiguió un rechazo muy sonoro que tendrá consecuencias políticas, aunque todavía insuficientes para hundir el DNU 70/23 que ahora enfrentará la batalla definitiva en la Cámara de Diputados.
Por el lado del oficialismo, el encargado de abrir el debate fue Juan Carlos Pagotto: “Este DNU 70 que tanta polvareda ha levantado viene siendo tratado en la comisión”. Para el riojano que preside la comisión bicameral de reciente conformación, “el decreto es la base para la reconstrucción de la economía argentina y tiene una gran incidencia en lo que la gente quiere”. Por eso solicitó la aprobación y volvió a chicanear que “nunca antes se han tratado los DNU, pero como tenemos memoria selectiva…”.
Una espada de UxP, Anabel Fernández Sagasti, fue la encargada de ratificar la posición de su bloque argumentando que es “inconstitucional, no solo por arrogarse el Ejecutivo facultades del Legislativo propio del artículo 75 de la Constitución nacional, sino también porque viola y vicia en lo sustancial y formal el artículo 99 inciso 3”.
“No hay ninguna necesidad y urgencia en muchos temas. Este DNU es inconstitucional, el Ejecutivo se está arrogando facultades. Si permitimos que avance, van a cerrar el Congreso. Estamos dispuestos a discutir cada título y desde las provincias podemos aportar a mejorar lo que quiere impulsar”, remató Fernández Sagasti.
Una voz relevante en el Senado, el radical Martín Lousteau, aportó uno de los dos votos de rechazo de su fuerza (hubo otros dos radicales que se abstuvieron) y su posición mete gran tensión en el desenlace final del DNU en Diputados. Lousteau preside la UCR, y su postura tendrá peso en lo que viene. De arranque, el porteño definió: “Voy a votar en contra del DNU porque es inconstitucional y eso es lo único que tenemos que evaluar. Lo dice todo el espectro de constitucionalistas de la Argentina”, y agregó: “Es un DNU de más de 300 artículos, que deroga más de 80 leyes y no tendríamos más nada que discutir”.
El radical comparó: “En los países donde rige el imperio de la ley cuando alguien dice ‘eso es ilegal’ se acaba la discusión. En los países donde no rige el imperio de la ley, cuando alguien dice ‘eso es ilegal’ se empieza a decir ‘bueno, pero en realidad lo hice con buenas intenciones, lo hizo otro antes’. Es ilegal”.
“Los que se llenan la boca hablando de Estado de derecho y de instituciones y la importancia que las dos cosas tienen para el desarrollo, hoy miran para el costado y defienden algo que es inconstitucional a todas luces. Lo pueden justificar por convicción, por conveniencia, por temor porque este es un presidente de un Gobierno que amedrenta, que atemoriza, que amenaza; o también porque el fin justifica los medios”, disparó el senador y ex candidato a Jefe de Gobierno por la Ciudad de Buenos Aires.
Recién iniciado el debate, aún perduraban algunas dudas sobre el resultado final de la votación, aunque el rechazo estaba en el aire como la opción más probable. Pero cuando Alejandra Vigo, representante del gobierno de Córdoba, amigo de la Casa Rosada, expresó que se abstenía, ya no quedaron dudas, se venía un final cantado: la cordobesa explicó que el decreto deroga “más de 300 leyes de orden público que intercalan temáticas diferentes con temas urgentes, otros que no son urgentes y otros necesarios”.
“Este DNU tiene más artículos que la Constitución nacional y carece de antecedentes semejantes”, remarcó. También advirtió que comparte “muchos de los aspectos, pero es imposible e inviable considerar un DNU a libro cerrado”. En el final, le sugirió al presidente de la Nación, Javier Milei, “desguazarlo en diferentes temas”, y cerró: “No acompaño ni rechazo a este decreto, por eso me abstengo de votar”.
Si los socios principales de LLA le soltaban la mano a la Casa Rosada, la suerte para Milei estaba echada.
Al golpazo de 42 a 25, además de los 33 miembros del interbloque peronista conducido por José Mayans, también aportaron al rechazo: por Unidad Federal, Edgardo Kueider y Carlos Espínola; los santacruceños José María Carambia y Natalia Gadano; la neuquina Lucila Crexell, la rionegrina Mónica Silva y la chubutense Edith Terenzi. Las abstenciones, además de Vigo, correspondieron a Maximiliano Abad, Carlos Arce y Sonia Rojas Decut.
Por el lado de los santafesinos, Marcelo Lewandowski votó por la derogación del DNU, mientras que Carolina Losada y Eduardo Galaretto, ambos de JxC, votaron a favor de su validez. Previamente, Losada y Galaretto habían votado con el gobierno en un intento por evitar que el DNU se tratara en el recinto, pero la moción fue derrotada con amplitud. .
Las provincias del interior de la Argentina, que aportaron de manera aluvional al triunfo de la fórmula Milei-Villarruel en noviembre, ahora sin embargo parecen tomar rápidamente distancia, al bloquear de manera contundente el instrumento político y jurídico principal con que el presidente lleva adelante una marea de transformaciones que hasta acá vienen deteriorando las condiciones de vida de las enormes mayorías, entre ellos muchos de sus votantes.
El rechazo al DNU vendrá a funcionar como un barajar y dar de nuevo para el escenario político; la presunta nueva sintonía que pretende el gobierno nacional con los gobernadores (luego de la caída de la ley ómnibus), y con vistas a un gran “Pacto de Mayo”, no parece tener anclaje. Los gobernadores que quieren colaborar y que “le vaya bien a Milei”, tuvieron un fracaso rotundo en su capacidad de influencia sobre los senadores. Sólo 25 sobre 72 miembros le dijeron sí al DNU.
La Casa Rosada, en los primeros momentos luego de la votación en el Senado, pareció impulsar una caza de brujas sobre los votantes del rechazo —amplia mayoría—, un camino político de dudoso resultado. La furia no es buena consejera en política cuando se pierde, así como tampoco la euforia excesiva cuando se gana. Se abre un nuevo tiempo y sobran las preguntas.