La violencia suele ser una de las formas en que el crimen organizado resuelve sus conflictos internos y también lo que pone en evidencia sus tramas. El triple crimen de Ibarlucea, como se conoce al asesinato de Maximiliano Iván Giménez, Erica Vanesa Romero y la bebé Elena Giménez, podría ser un caso testigo al respecto: una ruta de provisión de cocaína que enlazó Bolivia con la zona rural de Monte Maíz y Rosario, detenidos en Paraguay, en Brasil, en Córdoba y en la ciudad de Buenos Aires, el crimen de un distribuidor de drogas que abasteció a la zona oeste de Rosario y como un actor ya infaltable la banda de Los Monos convergen en el salón de eventos donde la celebración de una boda terminó en un baño de sangre.
La captura de Jorge Adalid Granier Ruiz en Jaraguari, Estado de Mato Grosso do Sul, viene a remover los interrogantes en torno a la conexión rosarina de una intriga internacional. Este ciudadano boliviano de 43 años no está requerido por el crimen de Ibarlucea sino por la Justicia Federal de Salta, pero se supone que es el proveedor de la cocaína que distribuía Fabián Gustavo Pelozo desde Ibarlucea y a través de este enlace Maximiliano Giménez.
Granier Ruiz se presenta como un empresario agropecuario con inversiones en Brasil, pero no engaña a la DEA. El hecho de que la agencia norteamericana lo tenga registrado y haya puesto sobre aviso a las autoridades argentinas daría cuenta de su importancia. Adalid es el caudillo o jefe de un grupo, y en su caso se aplicaría a una organización narco que aprovisionó al mercado rosarino previa escala en Córdoba.
“Granier ahora está en proceso de extradición por la causa en Salta. La droga que llega a Rosario y sale por el puerto viene de Bolivia, de Paraguay, de Perú. A partir de investigar en forma conjunta varias causas surgió una ruta de envíos en avionetas desde Bolivia, que bajaban en Monte Maíz, pasaban por Ibarlucea e iban a Rosario y a Buenos Aires”, comenta una fuente de la investigación.
El 4 de enero pasado Interpol puso fin a la luna de miel que Esteban Rocha y Brisa Leguizamón pasaron durante casi un año en condición de prófugos de la Justicia. La pareja que celebró su boda en Ibarlucea sigue a la espera de su extradición en Asunción del Paraguay, donde fue detenida, mientras los investigadores tratan de reconstruir su itinerario desde que se dieron a la fuga y establecer cómo pudieron mantenerse en ese período.
El motivo del triple crimen del 29 de enero de 2022 tampoco está determinado. La hipótesis de que se trató de una represalia contra Maximiliano Giménez por la pérdida de 42 kilogramos de marihuana que aparecieron a la deriva en el río Paraná a la altura de Puerto de San Martín “es un runrún periodístico que no tenemos acreditado ni sale de ninguna escucha ni testimonio judicializado”, según la fuente. En cambio, consta que “conocía a Pelozo, buscaba la droga en Ibarlucea y la llevaba a Villa Banana”.
No es el único cargamento perdido por organizaciones narco que operan en la región. La cosecha de soja en Rancagua, partido bonaerense de Pergamino, fue alterada en marzo de 2022 por el hallazgo de 60 kilos de cocaína arrojados desde un avión. Un operativo de la Policía Federal confiscó previamente otros 100 kilos de la droga bombardeados en el mismo campo y en mayo de 2022 dos cazadores que recorrían la zona de Juan B. Molina, cerca del límite entre Santa Fe y Buenos Aires, tropezaron con 84 kilos de cocaína compactada en panes y guardada prolijamente en bolsas.
Rocha y Leguizamón no parecen haber pasado privaciones durante su período como fugitivos. Interpol los detuvo en el edificio Miami de Asunción, un emprendimiento residencial de lujo que incluye helipuerto, penthouse, spa con piscina semiolímpica, sauna y gimnasio. “No eran simples vendedores de drogas”, comenta otra fuente de la investigación en relación a los cargos que la Justicia Federal de Rosario les formuló como parte de la banda que bajo el liderazgo de Olga Beatriz “Tata” Medina y con cabecera en Boedo y Ghiraldo, un bunker histórico al que solo le faltaba que le pusieran un cartel, vendió drogas en los barrios La Cerámica, La Florida y Parque Casas.
El dato ya había quedado expuesto con la fastuosa celebración en Ibarlucea precedida de una previa en un hotel cinco estrellas, con 150 invitados y el candy bar atendido por allegados a Los Monos. “El núcleo duro de los invitados era de gente vinculada con esa banda”, señala el investigador.
En ese sentido se mantiene otra hipótesis sobre el triple crimen: una venganza por el presunto cambio de bando de Maximiliano Giménez, que habría pasado de moverse de distribuidor de Pelozo y por extensión de Esteban Alvarado a vincularse con el campo enemigo: la banda de Los Monos.
“Rocha y Leguizamón habían crecido, tenían un volumen de venta más grande que el de Medina. Vendían para ellos, en el barrio Tablada, y tenían el permiso del núcleo de Los Monos”, puntualiza el investigador.
En el último juicio donde terminaron condenados Olga Medina y otros integrantes de su banda, el fiscal Federico Reynares Solari subrayó la desproporción entre quienes la Justicia acusaba como vendedores de drogas al menudeo y sus condiciones de vida. “¿Qué podemos decirle al sistema de justicia sobre Brisa Leguizamón y Esteban Rocha? —se preguntó el fiscal—. Claramente, el sistema no se dio cuenta de toda la plata que Rocha acumuló y mostró en la fiesta. Esto lo tenemos que dirimir en otra instancia: muchos de los errores del sistema penal se originan en la vana pretensión de ocultar su falta de eficacia con un endurecimiento de los criterios de prisión preventiva”.
Reynares Solari se refirió así a las críticas por la libertad que había recibido Rocha en la causa Medina. “Este juicio es también un juicio al sistema penal, a cómo llevó adelante la investigación de los hechos, a la falta de eficacia del sistema”, dijo en su alegato.
De un rey a otro
Fabián Pelozo fue detenido el 8 de marzo de 2022 junto con Ignacio Quintana. En ese momento, como parte de la investigación que llevan adelante la Procuraduría de Narcocriminalidad y la Agencia de Criminalidad Organizada y Delitos Complejos del Ministerio Público de la Acusación, allanaron un campo de Monte Maíz que según se supone fue utilizado como pista de aterrizaje para el envío de cocaína desde Bolivia.
Pelozo y Quintana están acusados de participar en el transporte de 389 kilos de cocaína que la Gendarmería secuestró el 24 de septiembre de 2020, en la autopista a Buenos Aires cuando paró un vehículo comandado por Adelaida “Reina Titi” Castillo, de 58 años. El currículum de Castillo remite a las operaciones de tráfico del clan Loza entre el noroeste argentino y Europa.
El nombre de Pelozo ya había sido apuntado por el mecánico Carlos Argüelles como socio de Alvarado y partícipe con otras dos personas en el secuestro, las torturas y la desaparición de Nahuel Fernández, integrante de una familia virtualmente exterminada en el conflicto entre bandas narco.
Nahuel Fernández está desaparecido desde el 26 de agosto de 2018. Argüelles dijo que fue llevado a Ibarlucea como represalia por haber amenazado al hijo de Alvarado y según los investigadores podría tratarse del mismo punto donde Pelozo recibía los cargamentos de cocaína despachados desde Bolivia.
Rodrigo Ortigala declaró en el juicio del año pasado que le habían advertido que quienes se relacionaban con Alvarado terminaban presos o muertos y la misma observación podría extenderse a Pelozo. Otro de sus distribuidores, Oscar Alberto Godoy, fue ejecutado de ocho balazos calibre 9 milímetros en octubre de 2022, cuando llegaba a un aguantadero a metros del cruce de las rutas AO12 y 34.
Godoy tenía 40 años y un hermano asesinado en el barrio Las Flores, donde él también registraba su domicilio. Abastecía con drogas a una banda radicada en el complejo Fonavi de Cerrito al 5700, en la zona oeste de Rosario. El hallazgo de unos tambores de 200 litros con cal enterrados en el fondos de la casa evocó el fantasma de los secuestrados y desaparecidos por la banda de Alvarado, de los que dio cuenta Argüelles.
“Los resultados de laboratorio sobre los tambores no están pero se descarta que hayan contenido cadáveres, como se pensó. Es más probable que hayan sido usado para ocultar estupefacientes y evitar robos”, comenta una fuente de la investigación.
El crimen de Godoy estaría vinculado a cuestiones de negocios todavía desconocidas. “Está comprobado que formaba parte de un núcleo de venta de estupefacientes. Lo estaban siguiendo y lo citaron donde fue asesinado, un lugar al que iba con frecuencia y que pudo usar para guardar drogas”, agrega la fuente. Godoy no desconfió aparentemente de las personas con las que fue a encontrarse, ya que no llevaba armas.
Como la de quienes festejaron su boda en Ibarlucea, la situación económica de Maximiliano Giménez tampoco se condecía con su actividad como panadero. Según las investigaciones de la Procunar y el MPA, se hacía llamar “Maxi Rey” y tuvo como socio en Villa Banana a Leonardo Saravia, conocido por su parte como “Leo Rey”.
“Leo Rey” fue detenido por la Policía Federal en el barrio de Balvanera el 19 de marzo, después de darse a la fuga mientras estaba con prisión domiciliaria. En marzo de 2021 ya había caído en un procedimiento de fuerzas federales con 30 kilos de marihuana y un kilo de cocaína. Este operativo fue el que descubrió el hilo del ovillo que llevaba a “Maxi Rey” y Erica Romero.
El triple crimen de Ibarlucea puso al descubierto una conexión local del narcotráfico y varias ramificaciones, pero subsiste la duda sobre sus proyecciones. “Quedó expuesta una de las líneas de traslado de drogas más importantes en la dinámica regional del narcotráfico —comenta una fuente de la investigación—. Muchas personas de esa organización están detenidas, pero según creemos la ruta de la cocaína que viene de Bolivia sigue abierta”.